Caminar por las calles adoquinadas y seductoras de Guayatá, ese hermoso municipio del Valle de Tenza en donde convergen olores a caña, mogolla, arepa y café, se hace mucho más grato viendo balcones y una arquitectura enamoradora que invita a poner a tono los sentidos, pero lo mejor del recorrido y de llegar es cuando al turista lo recibe la espectacular y amorosa Rezandera, una perra criolla de color indefinido, según los expertos un animal con capas policromáticas por tener tres colores, un fondo gris, algo de negro en sus costados y la cara, más el blanco en las patas, a ello hay que sumarle la mugre que recoge en las calles y recintos.
Un asunto que llamó poderosamente la atención al equipo de este medio fue que al arribar a la plaza principal de este municipio de Boyacá en busca de la casa de la cultura quien salió a recibirnos, como si hiciera parte del comité de recepción fue la perra mediana que se acercó al carro agitando su cola con movimientos circulares y expresando un regocijo totalmente visible. Nos preguntamos, ¿dónde queda la casa de la cultura?, de inmediato la perrita encantadora dio vuelta y mirándonos recurrentemente girando su cabeza hacia atrás nos condujo al lugar en donde sus encargados nos dieron la otra bienvenida.
Hasta ahí íbamos subiendo escaleras sumamente deslumbrados y absortos, pensábamos como si se tratara de una cadena de común acuerdo que estábamos siendo conducidos por un canino con inteligencia casi humana, pero además cargado de cumplimiento y disciplina, eso sin contar lo especial de su compañía ya que es una perrita consentida que con toda razón se metió en el corazón de los guayatunos.
Quizás el sitio en donde se le ve con mayor frecuencia es en los actos litúrgicos, independiente del exceso de lluvia o sol. Es por eso que la gente en el pueblo la bautizó Rezandera. Ella es la primera en asistir a la iglesia en las mañanas, acompaña cortejos fúnebres, pero no deja de asistir a reuniones, comités municipales, actos culturales y deportivos. Va a muchos sitios y hace parte de charlas y reuniones de todo tipo, hay quien dice que si la perra hablara, tendría mucho material para uno o muchos libros.
No se sabe cómo o por qué, pero Rezandera al parecer tiene su propia agenda y coincide con todos los eventos importantes de Guayatá. Sobre perros se puede escribir interminablemente, basta con decir que este animal fue domesticado hace más de 30.000 años. 10.000 años largos antes que la humanidad sometiera bovinos o equinos, pero rezandera se ganó un lugar especial y seguramente ya hace parte de los perros que partirán dejando huella.
A juzgar por su apariencia, rezandera puede estar bordeando los cinco o seis años, pero en el tiempo que lleva ha suscitado interminables y placenteros relatos, quienes la ven a diario dicen que estar a su lado transmite distintas sensaciones, compañía, ternura, confianza, identidad y pertenencia porque esta perra tuvo que ser rescatada en dos o más ocasiones.
Llama igualmente la atención episodios narrados por los feligreses ya que a la iglesia, justo a la hora de la eucaristía, acuden otros perros que al inicio incomodan a la gente, a tal punto que algunos fieles intentan sacar los animales con algo más que el famoso y despectivo “chite, chite”. El cura párroco que sabe y ama la creación divina pide que dejen en paz a los perros a quienes les hace una especie de oración y los invita a la calma, luego de bendecirlos, automáticamente los canes se silencian, cosas de Dios.
Hoy Rezandera es la perrita del pueblo, la consentida de los guayatunos que ven en ella algo especial, por fuera de lo común y bastante necesaria porque decora con su presencia cada uno de los eventos y actos del municipio.
Sin duda la gente hablará siempre de Laika, la primera perra escogida para viajar al espacio el tres de noviembre de 1957, pero murió por falta de oxígeno, también se rememora la conmovedora historia de Hachiko ese perro Akita japonés que escribió letras de oro por su lealtad y amor por su amo. Tras fallecer el profesor Hidesaburo Ueno, este perro lo esperó nueve años en la estación de Shibuya hasta que falleció en 1935, un ocho de marzo.
Nombres e historias hay muchas con perros, verbigracia, Balto y Togo, perros recordados en Estados Unidos por ayudar a combatir la epidemia de difteria, Chonino, el perro argentino que dio la vida por su amo, Barry y sus epopeyas en la nieve, así como muchos héroes peludos que marcaron un hito como ocurrió y ocurre con los pastores adiestrados por las fuerzas especiales, Policía y Ejército como también otros trascendentales en rescates y auxilio.
Rezandera no se queda atrás, hoy la población la disfruta, la tiene y la cuida porque es sin duda un animal de compañía para toda una población que se diferencia de lejos con otros animales de su especie. Esta perra recorre todo el pueblo, se le ve en el parque, en la iglesia, en los negocios y en las ventas de café, siempre está presta para cumplir con los eventos locales y sabe que su compromiso más importante es en la iglesia en donde al parecer es donde más a gusto se siente.
Empezamos hablando de patrimonio y cultura con rezandera, un asunto pendiente de esta visita porque en efecto hay circunstancias, personas, y en este caso animales, que son tan especiales y diferenciados que no pueden estar ausentes en esas líneas enormes que implican quedar en la rimbombante historia.
Este hermoso canino hace que los ojos alegres de las personas brillen más y que aquellos opacos o tocados por la tristeza tengan un motivo para expresar apego, fe y optimismo porque como se dice usualmente, entre más conozco al hombre, más quiero a mi perro. Me llega a la mente una frase de Winston Churchill, “la principal diferencia entre humanos y animales es que los animales nunca permitirán que los lidere el integrante más estúpido de la manada”, y en Guayatá Rezandera es muy, pero muy lista y será sin duda una de los adalides del recuerdo.
El pueblo quiere saber que Rezandera no pasará de agache y que en algún momento de la vida, cuando los años pasen, todos tengan acceso a esa evocación sublime de la perra comprometida que acompañó a todo un pueblo.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, el gestor cultural y director de los procesos de Danza Folclórica de Guayatá, Boyacá, Wilman Martín Pinto, Rezandera es una perrita muy peculiar porque le encanta estar presente en todos los eventos sociales lo que incluye la Santa Misa.
Añadió que si hay una reunión a primera hora en un determinado lugar, la canina llega a la hora exacta y es indefectible abrirle la puerta porque ingresa, se sienta escucha a los expositores o invitados y al terminar el evento es la primera en salir, igual en la eucaristía llega de manera puntual, entra a la iglesia, espera y abandona una vez todo termina. También llama la atención, precisó Pinto, que en los entierros es la primera que acompaña a los familiares y dolientes hasta el cementerio.
“En mi opinión personal, creo que Rezandera es una reencarnación porque en todo acto social, cultural, deportivo o religioso está presente, pero lo anecdótico es que pareciera que conociera citas y horarios. Aquí en Guayatá queremos muchísimos a la perrita y si alguien se mete con ella, seguro estará en problemas”, aseveró el directivo.
Comentó que en una ocasión Rezandera se perdió pues unos soldados se la llevaron para Somondoco y Almeida, total, se hizo hasta lo imposible para devolverla. Para no ir tan lejos, afirmó Wilman Martín Pinto, la perra hace parte de la idiosincrasia del municipio de Guayatá.
Este queridísimo animal puede ser patrimonio, activo sentimental o la mejor compañía, es la imagen viva obligada a contemplar en los eventos de Guayatá, los ciudadanos no se imaginan el pueblo sin Rezandera y por eso la cuidan y la protegen ya que como Rezandera no hay dos.
Otra puerta generosa se abrió para Rezandera
La mascota adorada de Guayatá encuentra sitio en cualquier parte del pueblo, pero en los últimos días una persona no solo abrió las puertas de su negocio y de su casa para la protección del animal sino las de su corazón, esta tierna canina sin duda la mueve. Se trata de Nohora Zambrano que cayó en esas redes de ternura que giran en torno a los ojos de tono café de Rezandera. En su casa o donde esté la nueva colaboradora la atiende en la mañana con una taza de leche y su alimento concentrado, luego la perra sale a cumplir sus compromisos y vuelve al local de Nohora entre cinco y seis de la tarde para luego acompañarla a su casa en donde le repiten la dosis de comida.
Los clientes del negocio de Nohora ven a la famosa Rezandera acostada en el recinto, pero no sugieren siquiera sacarla porque aseguran que se sienten a gusto con la famosa y querida perrita.
“Todo el mundo la quiere, le habla y le da bocados de lo que haya en la mesa. Rezandera es parte de Guayatá, nadie admite que la regañen o la quieran lastimar, es para todos en el pueblo una grata compañía”, subrayó Nohora Zambrano.
Aseguró que la perra marca tremendas diferencias porque capta todo, sabe de las reuniones y suele ser demasiado puntual, llega diez minutos antes de cada evento de la Alcaldía o el Concejo, igual es con la eucaristía, según la comerciante, escucha las campanas de la iglesia, abre sus ojos, se estira como sacándose la pereza y parte con prisa para la parroquia, un sitio en donde todos saben que va a llegar y en dónde cuenta hasta con el cariño del sacerdote.
Rezandera no solo es puntual es misas, reuniones administrativas, acompañamientos a destino final y otras citas, también le madruga a las fiestas bien sea en las casas o las que se hacen en el club, rumbas que se goza porque siempre hay pipiripao.
Nohora Zambrano no se imagina a Guayatá sin Rezandera, dijo que el día que falte será terrible pues dejará un enorme vació porque aparte de ser muy lista tiene características especiales y por eso todos en el pueblo la quieren y la cuidan. No hay foto de Guayatá en donde no esté Rezandera e inclusive en elecciones es la primera en llegar a las mesas.
Otra anécdota es que cuando se perdió enviaron la fotografía desde Somondoco y corroboraron que era la infaltable rezandera, cuando fueron a recuperarla, Alejandro el hombre de la emisora quiso subirla al carro de inmediato, pero tuvo que esperar para transportarla porque la devota canina estaba en misa.
La cultura, un renglón importante para Guayatá
En opinión del Gestor Cultural Wilmán Martín Pinto, Guayatá es un potencial turístico y cultural del Valle de Tenza toda vez que se tienen en la región diversas riquezas culturales, pero también patrimoniales y por eso loa actual administración trabaja para darles el realce para fortalecer la imagen del municipio y hacerlo mucho más atractivo como destino de descanso, recreación y esparcimiento.
Guayatá cuenta con dos museos, el primero es Identidad Cultural que acopia la idiosincrasia y las costumbres de los campesinos y antepasados. De igual manera se destaca el museo de la Cultura Súnuba en el que hay piezas arqueológicas y precolombinas de los aborígenes Súnuba, una rama de la familia Muisca.
Los vestigios arqueológicos fueron hallados en las veredas Caliche Arriba, Caliche Abajo y Súnuba. La huella de la Colombia indígena y prehispánica muestra un desarrollo importante en tiempos de las grandes culturas nativas, empero para Pinto, por falta de pertenencia y compromiso no se ha podido procesar cierta información, ello porque no se le ha dado la importancia que demanda el rescatar los documentos y características de los orígenes o estirpes.
La actual Alcaldía, expuso Wilman Martín Pinto, le está dedicando tiempo y recursos a mayores exploraciones y estudios con el fin de potenciar la historia para saber lo que es desde el conocimiento de las raíces Guayatá y sus habitantes.
Súnuba fue un asentamiento indígena que tuvo ubicación en Guayatá y con el museo conmemorativo a los 200 años del municipio se propende por proteger y resguardar el patrimonio histórico y cultural.
En el Valle de Tenza, agregó Pinto, Guayatá tiene el privilegio de contar con el recurso histórico y de esa forma conocer el origen de las artesanías, la orfebrería y el trabajo en cerámica entre otras particularidades de los antepasados. Guayatá que significa en Chibcha “Sembrado de la Cacica”, es un pueblo que tiene mucho para mostrar en sus manufacturas, canto y expresiones culturales, desde luego sigue empujando en asuntos arqueológicos porque existe la convicción que hay muchísimos más rastros de las tribus precolombinas con sede en el Valle de Tenza y puntualmente en Guayatá.
En agricultura, apuntó el vocero, Guayatá tiene las mejores tierras y por eso prosperan muchos productos, entre ellos el café que es de excelente calidad y por eso el “Sembrado de la Cacica” es como la marca característica de la fertilidad de los suelos guayatunos.
En este municipio se siembra caña, café, cítricos, frutas, papa, macadamia y mango que está en el libro de los Guinness Récord por el mango más grande del mundo, pero también el reconocimiento abarca el tapete en flores más largo del globo y ahora se piensa en un nuevo récord, la mogolla más grande del planeta, de hecho ya se trabaja en ese asunto.
“Un pueblo sin cultura es un pueblo sin rostro y la cultura es el eje de todo. Más que invertir en edificaciones o casas es trascendental inyectar recursos en lo social y esencialmente en lo cultural, también en turismo y desde luego en lo patrimonial porque finalmente es lo que atrae y gusta a propios y visitantes. Por fortuna en esta administración hay trabajo por parte del Alcalde Municipal de Guayatá Julio Romero que le está apostando con todo a estos frentes, ello para que Guayatá potenciado como destino tenga reconocimiento nacional e internacional”, manifestó Pinto.
En opinión del gestor Cultural, es perentorio retornar a la música folclórica regional y nacional, retomar guitarras, tiples, bandolas y otros instrumentos andinos para acompañar letras apoteósicas que deben salir de la pluma fina de las nuevas generaciones porque no se puede admitir la desaparición de esas expresiones musicales al igual que el baile o la danza, siempre especiales y muy del ADN en las provincias.
Dentro de los pilares de la Alcaldía está crear un espacio aparte y un proceso artístico para la iniciación musical y cuerdas pulsadas porque se quiere involucrar a los niños y a la juventud en música de cuerda como por ejemplo guitarra, tiple y bandola, la idea es que el semillero de hoy se involucre en la cultura guayatuna y boyacense, salir un poco de la distracción del celular y las redes sociales para darle un lugar al folclor.
Una claridad que hizo el contertulio es que el pan autóctono de Guayatá es la mogolla guayatuna y muchos pueblos vecinos, expresó, se quieren apropiar de esa riqueza gastronómica que identifica al municipio y por eso la rica elaboración será patentada para que Guayatá saque el verdadero provecho, como quien dice mogolla con denominación de origen.
Pintura que sale del alma
Christian Camilo Rodríguez García es un Bogotano que llegó a Guayatá procedente de Bogotá hace siete años, se fue de vacaciones en 2015 y todavía lo preguntan en la casa. Es diseñador gráfico, aerografista y muralista, dijo que sus conocimientos son empíricos, eso sí muy prácticos.
Rodríguez García es un artista, como él lo dice, empírico que resalta el realismo en todo, dándole vida a sus obras con color tanto en el óleo como en los murales, igual entusiasmo pone en la aerografía, pero no menos en el tatuaje, sus cuadros y trabajos, reiteró están marcados majestuosamente por el realismo color.
Si bien tener un óleo en blanco es un reto porque hay que darle vida a una obra, a un cuadro, también resulta, dijo, agradable en vista que pintar lo libera de estrés y lo lleva a un campo de tranquilidad y éxtasis puesto que deslizar el pincel y dar formas es una manera inmejorable de llevar la vida.
Boyacá por tener montañas y sitios espectaculares ha sido fuente de inspiración para Christian Camilo Rodríguez García, el sitio que es ideal para el impresionismo, el paisajismo así como para la distribución de colores, toda una experiencia que le pone sentido a su existencia.
Para tranquilidad de la familia de este magnífico pintor, Christian está embelesado con Boyacá y más exactamente con Guayatá, lugar de vacaciones que lo absorbió precisamente por sus paisajes y belleza sinigual. A decir verdad, esta buena persona encontró cultura, sitios para explorar, inspiración, vida y obviamente su lugar en el mundo en donde desarrolla arte con amor y mucho adeudo pues también piensa que la pintura debe estar en el día a día de niños y jóvenes.
Los Dueñas, tremenda madera para la historia
Guayatá ha sido cuna de grandes personalidades, por citar dos, Enrique Olaya Herrera, expresidente de la República y Ramiro Dueñas, una tremenda voz y locutor de alto reconocimiento. Precisamente en la casa de Ramiro hay toda una historia contada en madera pues el señor Domingo Dueñas, padre del crédito vocal de Guayatá, fue un enamorado por la talla y narrar momentos con su arte único y admirable por donde se le mire.
La Casa de la Cultura José Domingo Dueñas debió llamarse Casa de la Cultura Tocua de la madera que utilizó para lograr unos trabajos muy bonitos, expresados en imágenes de grandes personajes y de momentos muy particulares de la historia
El funcionario de la Alcaldía Héctor Mauricio Dueñas Rubiano afirmó que la obra del siempre recordado José Domingo que después de tener once hijos, nietos bisnietos y una familia demasiado amplia, ninguno alcanzó a heredarle todo su arte y la capacidad de mostrar país, mundo, ideas o momentos tallando tabletas de madera. Tristemente la comunidad de Guayatá no conoce el alcance de su misión, de un legado grandilocuente.
La casa donde están los cuadros en madera tallada deja ver imágenes y reconocimientos a políticos, deportistas y campesinos la esencia de la comunidad guayatuna, un patrimonio familiar que es de gran relevancia porque Guayatá cuenta con muchos atractivos y precisamente uno de ellos es la especial y sugestiva Casa de Arte.
Este periodista disfrutó la obra de José Domingo Dueñas mientras estuvo vivo y anotó que la esencia de su trabajo fue admirable, tomaba un palo y basado en una enorme imaginación fue dándole forma a demasiados objetivos, rostros, personas y sentimientos, sin vacilación alguna, un don plasmado en madera, el trabajo de un hombre que dio la talla.
Salimos de Guayatá en donde las personas son gentiles, amplias, dicharacheras y muy buenas anfitrionas. Allá quedaron miradas gratas, unas alegres, con sonrisa de bienvenida y otras bonitas y arrobadoras, en fin un lugar para volver y amar la vida entre verdes montañas.
Allá en Guayatá quedó la inolvidable Rezandera, con amigos, dadores y mecenas por montón, esos buenos seres humanos que saben de la importancia de tener a la perrita en condiciones, dándole vigencia a un pico y placa para bañarla y alimentarla, fue así de sencillo, entre la grandeza de la cultura encontramos una historia entrañable, la de un pueblo y la de su ícono canino, Rezandera, una especial y particular perrita que por momentos mira al cielo como agradeciendo tanto amor.