Volamos en la tarde de Cali al litoral, anhelábamos, literalmente a toda costa, ese encuentro con las aguas bravas del mar Pacífico sobre todo en esta época en que ya están acomodadas en ese eje marino las ballenas jorobadas, unas llegan a desembarazarse y a darles los primeros cuidados a sus crías, en tanto que otras arriban para aparearse y garantizar la sostenibilidad de la especie bajo un estricto proceso de selección natural.
Después de dejar los tapetes verdes de cañaduzal que se extienden a lo largo de Palmira y de deleitarnos con un paisaje maravilloso y de cordillera, dejamos la luz solar para navegar por entre las nubes de Nariño que permiten ver obras de arte y figuras en el vapor de agua, que se acompaña con cristales de hielo y pequeñas gotas del preciado líquido que suspendidas en el aire avanzan hacia donde los fuertes vientos las lleven, luego de unos 35 minutos fuimos abandonando los nubarrones y empezamos a ver el pie de la serranía, verde y bañada de ríos y cañadas, vino un respiro profundo, estábamos cerca de aterrizar en Tumaco, ciudad y puerto del Pacífico colombiano con historia y unas huellas artísticas y deportivas de gran importancia.
Muchos relacionan este Distrito con un pueblo pequeño, atiborrado de miseria, de casas humildes montadas en palafitos, pues no, es una urbe sorprendente que se muestra amable desde que el viajero abandona el aeropuerto La Florida. San Andrés de Tumaco conocida como la “perla del Pacífico” fue fundada el 30 de noviembre de 1640 aunque su institución contempla otra fecha y es 1610 toda vez que algunos aseguran fue el momento en que llegaron los españoles todo como consecuencia de los menesteres misionales hechos en el borde Pacífico desde 1598 en cabeza del sacerdote Onofre Esteban, trabajo al que se le puso punto final en 1613.
En tiempos precolombinos existió la cultura Tumaco, ésta habitó el Valle del Cauca y la costa Pacífica, eran pueblos de pescadores, agricultores, recolectores y cazadores, fueron navegantes y trabajaron los metales. Para esta cultura fue vital representar la vejez, la vida y la muerte. Eran diestros en la manufactura y de ellos quedan collares, narigueras, diademas y anzuelos.
Los orígenes de esta familia indígena pasan por la cultura Chorrera, los primeros habitantes de la región que según arqueólogos pisaron tierra del litoral pacífico en el primer milenio antes de Cristo. Las exploraciones dicen que en el año 600 a.C hubo ocupaciones incipientes en la isla de la tolita.
Tumaco es una ciudad hondamente interesante, tiene una población que supera los 267.000 habitantes, lo que la hace un mercado significativo ya que allí se mueve con mucho dinamismo la oferta de bienes y servicios. El lugar es cordial, afectuoso y amañador. Su folclor enamora y se siente en cada paso que se da hacia la playa o el centro de la ciudad, está en ese aire folclórico del Pacífico, retumba el currulao también conocido como música de marimba, los raizales dicen que ese ritmo acompañado de bella danza viene del bambuco viejo del Cauca, música que le dio inicio a un espectacular género. Igual por ser nariñenses los tumaqueños acopian en su álbum el famoso tema La Guaneña, baile tradicional del departamento.
Aprovechando la cita musical, hay que decir que Tumaco es tremenda fuente de inspiración, en la isla de Bocagrande el compositor Faustino Arias le dio vida a la canción Noches de Bocagrande escrita muy seguramente bajo la luna plateada en donde el mar probablemente estuvo bordando luceros en el filo de la playa.
“Más si la luna nos mira, escondida tras las palmas, te juraré amor eterno al vaivén de nuestra hamaca”, hermosa canción, homenaje al amor, pero igual a unas noches en la isla otrora sin electricidad en donde también se contaron besos en bocas enamoradas. Esta canción se hizo famosa en 1966 cuando el nariñense Trio Martino la grabo y la hizo inmarcesible.
Muchos llegaron a pensar que Noches de Bocagrande era una letra hecha a Cartagena y su sector de hoteles, playa y diversión, un lugar que sin duda atrapa, pero al llegar a la isla del Pacífico e internarse en su entorno y características se entiende por qué el maestro Faustino Arias aprovecho la luna llena para suspirar y componer frente a Tumaco una fulgurante oda al amor.
Otro embajador de la música de Tumaco es nada más y nada menos que Luis Alberto Cortés Bonnet, artísticamente conocido como Tito Cortés el recordado “Ciclón del Pacífico” quien partió dejando un legado y un tema bastante especial, “Alma Tumaqueña” su primer trabajo musical grabado en 1951 de la autoría del nariñense Manuel Benítez.
Nacido en 1924 el tres de diciembre, Tito Cortés vino al mundo para escribir, componer y cantar a esos corazones remendados, se fue para siempre un 18 de julio de 1998 dejando un enorme recuerdo y un trabajo musical extenso y tremendamente aplaudido, el mundo se conmovió escuchando temas del tamaño de Derrumbes, esta Noche, Dos Claveles, Vendaval, Mala Mujer, Lamparilla, Carnaval, tema de José Barros, Si te vas, Frivolidad y muchos más. Dentro de su obra quedaron letras de su autoría pues aparte de cantar le apasionaba entrelazar ideas, versos y crear canciones boleros sin fecha de vencimiento.
La muy cálida Tumaco se encuentra en el suroccidente de Colombia en un clima tropical húmedo, allí comparte frontera con Ecuador y es lugar de múltiples actividades económicas en donde hay opciones para una población compuesta mayoritariamente por indígenas y afrodescendientes.
En 2018 el Congreso de la República declaró a Tumaco por medio de un Acto Legislativo como Distrito Especial, Industrial, Portuario, Biodiverso y Ecoturístico. Cabe destacar que esta ciudad tiene todos los atributos para ir de vacaciones e inclusive para eventos corporativos tal y como quedó ratificado con el encuentro de palmicultores, un sector de enorme importancia en la región por las plantaciones y agroindustria de palma de aceite, un motor económico y social que aporta de manera significativa a las comunidades.
Ir a Tumaco es un encanto, la urbe goza de una muy buena oferta gastronómica, el ambiente es muy apacible y la fiesta está a flor de piel. Generalmente el tumaqueño o la tumaqueña tienen una sonrisa permanente y un permanente “bienvenido”, allí se disfruta de todo, hay avistamiento de ballenas, igual de aves, buceo, arte y muestras culturales. La ciudad se encuentra a dos metros sobre el nivel del mar y sus inmediaciones, incluidas las que llegan a la montaña están bañadas por los ríos Mira y Patía, igual son determinantes afluentes como el Caunapi, Rosario, Chagüi, Tablones y el río Mejicano.
Llama poderosamente la atención que Tumaco no muestra índices elevados de descomposición social, hay pobreza, pero también trabajo y dignidad. La gente devenga su sustento de la agricultura, principalmente palma de aceite, cacao, arroz y ganadería. Hay oportunidades generadas en la industria petrolera, la obtención de madera y la pesca artesanal en donde la captura de camarón es de suma importancia. Tumaco es el principal puerto petrolero en el Pacifico Colombiano que ha aumentado sus ingresos debido a que han apalancado el transporte de petróleo ecuatoriano de exportación, un aporte que se ve reflejado en la dinámica del comercio exterior.
Por muchos aspectos el hambre no es un común denominador porque hay agricultura familiar o de pancoger, un mar que suministra pescado y proteína de grandes propiedades, asimismo hay una actividad portuaria que demanda trabajadores y gente con mucho conocimiento.
La nuez de marfil o tagua sigue cultivándose en menor escala, pero no cesa su plantación por cuanto es una fuente primordial para quienes fabrican y comercializan artesanías. El turismo ha cobrado gran importancia ya que hay en el destino Tumaco atractivos como El Morro, Bocagrande y el mismo bajito que día a día crecen en visitas de turistas nacionales y extranjeros.
Como en todas las ciudades hay problemas, inseguridad y obras por hacer, pero generalmente el tumaqueño es muy amable, generoso y alegre, esas buenas personas suman más que quienes buscan hacer daño, Tumaco es una tierra que a fuerza de voluntad y propósito dejó de ser la tierra del olvido, un trabajo en el que contribuyó de manera admirable el sector privado que llevó agricultura rentable, empresas, turismo, distracciones y mayores oportunidades, el Tumaco de hoy es para mostrar, para ofrecer al país y al mundo que quiere un descanso real y una experiencia diferenciada, llena de naturaleza, cultura, folclor, buena mesa y lugares exóticos, es por eso y mucho más que en el Pacífico nariñense existe un puerto cargado de magia y belleza natural que tiene sus puertas abiertas por aire, mar y tierra, elementos de un lugar diseñado por Dios para su provecho y deleite.
Qué espectáculo fue visitar Tumaco, qué maravilla resultó saludar a los hermanos colombianos del Pacífico, esta es tierra afable de mujeres bellas y cordiales de gran belleza, dueñas de una sonrisa iluminadora decorada con perlas blancas, cuerpos esculturales y visible disposición para orientar al visitante, de hecho, muchos fueron a Tumaco y se quedaron, parece que es de esos sitios en donde el alma encuentra puerto por el paisaje nativo, el entorno como también por ese mar de oportunidades.
Tumaco es imperdible entre el ocho y el trece de febrero cuando se lleva a cabo el Carnaval del Fuego, una fiesta que une a sus gentes por cuanto el jolgorio de hoy hace un homenaje al incendio del cuerpo de bomberos de ese distrito en 1959 que encontró solidaridad y hermandad en la región. Aparte de gastronomía y diversiones está la “Noche Afro” que logra articular las manifestaciones culturales y folclóricas del encantador punto del Pacífico colombiano.
Sin embargo, este no fue el único fuego que atacó a Tumaco hubo otra deflagración en 1947 que casi acaba con la población de las tres islas, fue tan grave lo acontecido que algunos aseguran que por lo menos el 80 por ciento del distrito resultó afectado, eso conllevó a que se promulgara la Ley 48 de 1947 la cual se avaló para reconstruir la ciudad.
En charla con Diariolaeconomia.com, el empresario y Gerente General del hotel Los Corales de Tumaco Paulo César Flórez Zuluaga, afirmó que la ciudad a la fecha demostró ser resiliente ya que sufrió y superó los embates de la violencia, de los cultivos ilícitos y de otras expresiones de dificultad, verbigracia los capítulos fitosanitarios que dejaron la región en cero y sin ánimo pues la Pudrición de Cogollo, PC, postró a los agricultores que salieron adelante ya que encontraron pronta respuesta en la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma, que puso en los suelos las variedades híbridas con excelentes resultados. Corrió el tiempo, evocó, y atrás fueron quedando los inconvenientes por una plantación irregular de hoja de coca porque apareció la opción palmera y otras obtenciones agrícolas y pecuarias formales que con valentía, formalidad y empuje dieron el paso definitivo a los cultivos rentables como también esenciales en la seguridad alimentaria.
En Tumaco afortunadamente cambió el concepto en vista que se pasó de ese eje de pobreza, miseria y vulnerabilidad a una ciudad que progresa gracias al voto de confianza del sector privado que ha hecho una apuesta decidida para encontrar en los grandes potenciales de la región la manera de ofrecer empleo, ingreso, repunte y desarrollo.
“Este pueblo se ha sabido sobreponer igual logró resistir y con su persistencia ha logrado salir de ese abandono y atraso lo que hace que hoy en día tenga una proyección muy importante”, declaró el señor Paulo César Flórez Zuluaga.
Inevitablemente aterrizar en Tumaco trae a colación una divagación para nada de poca monta y es la manera como en los años ochenta y noventa se dilapidó la opción de sacar el máximo lucro de la Cuenca del Pacífico, quizás un desperdicio y error histórico porque Colombia se sintió mucho más cómoda liderando la Comunidad Andina en donde jamás halló la fórmula para poner en marcha un arancel externo común en tanto Chile y después Perú y Ecuador llegaron al Asia-Pacífico agregándole valor a su comercio y desarrollo, hoy son países con grandes perspectivas que acrecientan su margen de crecimiento, ni que decir de México o Brasil, gigantes que vieron presente y futuro en ese mercado.
A criterio del Gerente General del Hotel Los Corales, desde la colonia, Colombia fue adoptando posturas centralistas en donde se han recibido visitas de Europa, Asia e inclusive de vecinos como los de Suramérica que claramente han dicho que los colombianos no han podido legislar de cara al mar, omitiendo que los polos de desarrollo en los grandes países están precisamente en las orillas oceánicas puesto que solo por esa vía es viable exportar e importar, una actividad que demanda infraestructura de todo tipo como vías terciarias, bienes públicos, distritos de riego, centros de acopio y seguridad, pero indicó que el país ha sido muy andino como también centralista lo que dice que Colombia no ha tenido un avance trascendental o grandes obras portuarias y menos en un transporte multimodal para poder ejercer el reto del mundo actualmente que es un comercio a gran escala por vía marítima.
El país, y lo digo con todo respeto, prefirió la opción boliviana por encima de la japonesa, coreana o la china y eso muestra que por momentos hay contradicción, pero más allá de todo, Tumaco está y cuenta con un puerto que aguarda un proyecto importante para hacer de la ciudad una solución logística ambiciosa aprovechando una estratégica posición geográfica que casualmente tiene al Distrito frente al Asia-Pacífico, una oportunidad enorme para las comunidades tumaqueñas.
Un puerto moderno en Tumaco, dijo Flórez, ayudaría a descongestionar el puerto de Buenaventura que tiene grandes retos, pero también serios problemas. Expresó que al Pacífico colombiano le caben tres o cinco puertos sin ningún problema, pero lamentó que haya poca visión y mucho temor a la hora de proponer obras vanguardistas y muy útiles. Uno de los tantos apuros, puntualizó el empresario, es tener desconectada la extensa Costa Pacífica porque hay serias dificultades con vías terrestres y hasta con cabotaje por vía fluvial, algo que hace muy difícil pensar verdadero desarrollo.
La industria petrolera no es ajena al distrito el 10 de mayo de 1962 la Texas Petroleum Company entregó el oleoducto Trasandino que tras atravesar 305.6 kilómetros de selva amazónica partiendo de Putumayo llega a la “Perla del Pacífico”.
Hoteles con servicio de calidad
En un tiempo relativamente corto Tumaco ha optimizado su turismo lo que trae implícito la oferta hotelera y el portafolio de actividades en favor de las familias que quieren otro turismo y de los empresarios visionarios que buscan otro destino para sus congresos o encuentros.
El sector de hoteles sigue creciendo en Tumaco, las inversiones fueron surgiendo con mayor énfasis desde comienzos del año 2000 y por eso en los primeros 24 años del siglo XXI ha habido unas inversiones importantes, nada comparables con las inyecciones de capital del sector público destinadas para infraestructura del turismo en la región, pero como se apuntó, el sector privado hizo y sigue haciendo un aporte vital para consolidar lo que se tiene hoy en día.
“En este sector, en la playa del Morro, podemos hablar de más de mil camas hoteleras, algo más de eso y hoteles de todas las gamas que resulta ser una ventaja para un destino porque en el corredor de la misma playa es notable la diversidad para todos los estratos y bolsillos que finalmente disfrutan al unísono de un bello paisaje y de una playa fabulosa, todo sin sacrificar la vista y demás opciones paisajísticas. En este momento hay más inversiones, se abrió una oferta nueva que se fijó en Tumaco, ciudad que tiene algunas exenciones tributarias que se lograron tras tocar las puertas del ejecutivo y por eso a la fecha el destino está excluido de IVA para hacerlo más competitivo frente a otras ofertas turísticas, algo muy importante más si se tiene en cuenta que la exclusión es de manera indefinida, algo que puede incentivar nuevas inversiones y fastuosas construcciones”, precisó Paulo César Flórez Zuluaga.
Un punto que invita al optimismo es que algunas casas hoteleras famosas de perfil multinacional han ido a la región, ya observaron el destino, hicieron estudios de mercado y evalúan aspectos significativos como seguridad, así como conectividad aérea y las vías de acceso.
En ese aspecto no ayuda el hecho de tener bloqueos recurrentes en la vía Panamericana, un punto de máxima debilidad como lo puede ser la seguridad jurídica que en Colombia históricamente ha sido un acertijo por demás complejo a la hora de invertir.
En opinión de Paulo César Flórez, los empresarios que pudieron llegar y que llevan décadas en el territorio han luchado por ver un Tumaco diferente, más desarrollado en donde el turismo ya ocupa un lugar importante que no existió porque se trataba hace unos treinta años de una labor incipiente que hoy al afianzarse se convirtió en un sector generador de empleo al igual que todo lo que mueve la cadena de turismo como proveeduría, compras, rutas turísticas y demás, un eslabón muy importante en la economía, pero igual en las cadenas productivas del territorio.
Tumaco, ¿qué comida!
Como dice el libro de “Gabo”, viví para contarla, pero en este caso viví para probarla y disfrutarla. La gastronomía de Tumaco se ubica dentro de las mejores del país y de la región, este distrito aprovecha de la mejor manera el inmenso y generoso mar, pero asimismo la agricultura de montaña, esa producción afortunada de la cordillera occidental.
Esta ciudad tiene en sus platos típicos y en el talento de sus chefs un listado largo de comidas que van desde un ceviche hasta un encocado de pargo o corvina, hay lo inimaginable y unos aromas y sabores que retan a los paladares más exigentes, es decir que visitar la ciudad tiene valores agregados porque paralelo a la diversión existen platillos, jugos y postres, como el de borojó, que hacen suspirar en el comedor.
En la Ciudad Ecoturística por Excelencia, aseveró el empresario, se come muy bien, en restaurantes, hoteles, en los puestos de las señoras que ofrecen preparaciones en la calle, en los sitios de comida rápida, es decir que hay algo muy arraigado a lo ancestral y cultural que muestra algo diferente en la gastronomía del Pacífico, pero sobre todo en la tumaqueña que la hace especial.
Hotel Los Corales, otra perla en Tumaco
El Hotel Los Corales, vecino del mar, es una muy bien hecha estructura que llama muchísimo la atención, cuenta con alcobas bien dotadas, espacios agradables, buena cocina, piscina, atención destacada y una vista envidiable, además que su ubicación es privilegiada. Luego de mucho trabajo, el hotel abrió sus puertas entre enero y febrero de 2009, pero a finales de los años ochenta se había hecho el asentamiento pues llegó una familia al lugar con el sueño de ver a Tumaco convertido en un apreciado destino turístico porque observaron que muchos factores de la naturaleza ayudaban, una playa extensa, tranquila y bonita, a eso se sumaba el arraigo cultural, la gastronomía, el calor y la amabilidad de la gente que tiene frescura y naturalidad.
Las condiciones estaban dadas y tan solo faltaba la infraestructura para hacer de Tumaco un gran destino. En sus inicios se pensó en una infraestructura hotelera robusta, con algunos servicios de conectividad por carretera que en el momento ya estaba en construcción. Otro reto fue la interconexión eléctrica que se logró, los avances son muchos pues por decir algo un viaje de Pasto a Tumaco duraba 18 horas, hoy es de cuatro horas y media, luego visionando y pensando en que eso tarde o temprano tenía que llegar, se fue vislumbrando la manera de consolidar el destino, años después surge la idea de hacer cabañas con restaurante para un mercado más local, pero con la llegada del desarrollo emergieron algunas construcciones importantes y los fundadores de Los Corales desde 2007 pensaron, aprovechando que había un espacio determinado, entrar al mercado con un producto innovador y una infraestructura firme, eso acompañado con oferta de servicios, piscina, vista a la mar, distintos tipos de habitación y salones para eventos y conferencias porque la firma cree que la ciudad debe ser el lugar diferente para las reuniones corporativas, igual estaban las ONG, fundaciones y entidades del gobierno, algo que de hecho movió el destino con ese tipo de eventos.
Hubo visión, comentó Flórez, el desarrollo se dio en 2007 y oficialmente con la nueva propuesta se aperturó en 2009. Este empresario es caleño, pero su familia también vallecaucana llegó hacia finales de los años ochenta buscando una opción distinta y cautivante para acompañar un considerable paisaje. En el último tiempo muchas cosas han cambiado, uno de los fenómenos fue el disparado mestizaje y una raza diferente porque hubo muchos asentamientos de personas de Antioquia, del valle del Cauca, del Eje Cafetero que de pronto en su andar llegaron por cosas del destino y de la vida al bonito terruño, se enamoraron, vieron posibilidades, visionaron algo y a la fecha hacen parte del grupo empresarial, comercial y de profesionales que tiene el territorio. Podría decirse que Tumaco fue el punto final o los puntos suspensivos de la Colonización Antioqueña.
El muy buen hotel Los Corales, terminó siendo una propuesta del Pacífico para el Pacífico, pues sus dueños aman la ciudad que finalmente les ha dado demasiado más allá de ser retadora en muchos sentidos lo que incluye una cultura del servicio que no se ha dado naturalmente, pero por fortuna Los Corales y otras firmas hoteleras lograron construir un destino potenciado por múltiples bondades, gastronomía, paisajismo, arraigo cultural, ecoturismo y muchas cosas hermosas que tiene la ciudad para mostrar, no grandes infraestructuras como en otros lugares de la geografía, pero algo muy acorde con la naturaleza que abraza el lugar en donde el turista puede disfrutar de experiencias diferentes, nada similar a lo que viene acostumbrado.
El Hotel los Corales tiene 77 habitaciones, dentro de éstas hay cinco tipos de alcoba, cuatro salones para conferencias, zonas húmedas, sauna, turco, gimnasio, piscina para adultos y niños, un portafolio en primera vista de playa, no en vano la construcción se hizo sobre la arena del mar y por eso entre Los Corales y el océano hay aproximadamente 60 u 80 metros de distancia. La playa ofrece total descanso y seguridad ya que se trata de un espacio cuidado que invita a la relajación pues se llegó a un acuerdo entre todos los operadores para garantizar sol y playa de calidad, sin acosos comerciales y por fuera de la saturación, caso opuesto matizadas por el sosiego y con la opción de rutas agro y ecoturísticas a la mano.
La ciudad está, paulatinamente, insertando nuevos productos al portafolio, avistamientos de ballenas jorobadas, aves y otras distracciones. El Gerente General de Los Corales apuntó que entre julio y octubre es el tiempo fuerte del avistamiento de cetáceos, sin embargo, aclaró, el departamento de Nariño siempre está en el top tres del conteo de aves que se hace a nivel nacional luego se ratifica que la biodiversidad que se encuentra en el corredor departamental es impresionante, algo que ha concitado el interés de famosos avistadores que viajan desde diferentes países para lograr la fotografía de un pájaro, sinónimos de toda la felicidad, algo que habla mucho de lo que se tiene en fauna y en ríos, por consiguiente en mariscos, variedad de pescados y un entorno especial atravesado por la corriente de Humboldt, esa brisa fría oceánica que avanza hacia el norte de Suramérica en el curso de la costa occidental del hemisferio.
“Tumaco acopia muchísimas condiciones para ser un destino muy importante, tenemos la segunda reserva de manglar del mundo en todo este corredor de la Costa Pacífica nariñense y el sur del Cauca que es el Parque Nacional Sanquianga, una diversidad que se puede mezclar muy bien con el tema gastronómico y con la cultura porque tenemos un patrimonio inmaterial declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, que es la marimba y los cantos tradicionales del Pacífico Sur que compartimos con la costa ecuatoriana, luego hay mucho por ver, y en esa oferta está el asunto de memoria histórica y el turismo religioso en franco crecimiento”, resaltó el hotelero.
Hay que decir que Tumaco tiene un prodigio certificado por la Iglesia Católica que es el milagro de la Ola, un episodio ocurrido en el terremoto de febrero de 1906 y que dice que ese 31 de enero un sacerdote salió y detuvo una ola que venía impulsada por un tsunami después del citado movimiento telúrico, la devastación iba a ser inminente, pero el acto de fe hizo que la amenazante ola se frenara en seco, súbitamente se detuvo, y se disipó evitando lo que sería una terrible tragedia, sobre el fenómeno acaecido en la costa tumaqueña existe, dijo Paulo César Flórez, evidencia científica. En ese tiempo la magnitud del sismo alcanzó los 8.8, según los expertos, diez veces más intenso que el terremoto que en febrero de 2023 acabó con la vida de más de 40.000 personas en Turquía y Siria.
Hay muchas cosas, señaló Flórez Zuluaga, que el Distrito está haciendo paso a paso para no complicarse y poder avanzar con unos productos que puedan desarrollarse y se sumen al inventario de acciones a las que tiene y tendrá acceso el turista. De alguna manera, exteriorizó, la Ciudad Milagro pudo ser Tumaco y no Armenia, pues hay un libro escrito por el sacerdote, Hevert Lizcano que sigue ligado al territorio, también hay un documental en YouTube que habla del proceso y cómo el vaticano le da su bendición al único milagro eucarístico certificado en Colombia.
Al empresario Paulo César Flórez actualmente le preocupa el decrecimiento económico y sus impactos en la industria puesto que la contracción económica que siendo un tema global golpea la hotelería habida cuenta que cuando se suprimen gastos para paliar una crisis, el turismo y desde luego la ocupación hotelera es un rubro que el común de la gente tacha de inmediato porque se puede seguir viviendo sin alteración alguna sin salir a pasear, se vive sin inconveniente no visitando restaurantes y en fin el viaje en avión, la gastronomía y el turismo hacen parte de un sector que sale mal librado cuando de ahorrar por contingencia se trata. Eso, expuso, le afana, pero reconoció que el país está lleno de oportunidades, destacó que por ejemplo en Colombia sigue creciendo la visita de turistas internacionales algo muy importante y por ello habrá trabajo en Tumaco para convocar más de ese tipo de viajeros.
Igualmente enfatizó el hotelero, hay un vecino como Ecuador que tiene su economía dolarizada y una vía binacional que está a punto de abrirse oficialmente, algo por lo que la gente espera porque comunica con la costa ecuatoriana de una manera rápida que permitirá un intercambio económico valioso, un factor determinante para el desarrollo tumaqueño en este momento.
Los empresarios de la hotelería, subrayó Flórez, están a la espera de que la contracción económica y todo aquello que pueda haber en el aire mejore para que el sector pueda registrar nuevamente los índices que históricamente ha tenido.
Un escenario para tener en cuenta es la geopolítica porque hay guerras y vientos de crisis económica mundial con un epicentro sensible para casi todos los mercados, dentro de su análisis, el empresario dijo que como ha pasado hay situaciones que implican oportunidad pues si en un sitio hay conflicto y estancamiento o caen los mercados de los muy grandes, quienes estén al margen seguirán igual o quizás mejor porque habrá que generar suministro, soluciones y servicios.
“En Latinoamérica, Suramérica y sobre todo Colombia, tenemos mucha oportunidad, los turistas que vienen al país se van encantados por la diversidad, por la gente y la gastronomía lo que nos invita a aprovechar un poco más y a invertir en promoción internacional ya que por cada noticia mala que salga tenemos que estar en capacidad de producir 20 o 50 buenas para contrarrestar esto y decirle al mundo que hay una Colombia con unos terruños y unos pedacitos que son muy interesantes a donde también se llega fácilmente por vía aérea, sitios en donde se pueden hacer unos recorridos de manera diferente e innovadora, un santuario de diversidad y naturaleza, tan grande que difícilmente un turista logrará conocerlo en su totalidad”, acentuó Flórez Zuluaga.