No se trata de arrancar este nuevo año con vaticinios terribles o con proyecciones espeluznantes, simplemente hacemos una lectura tangible del año cafetero el cual no pinta muy bien porque persisten líos que no se han metido en cintura y que tienen que ver con el modelo económico para la agricultura en donde el campesino sigue sembrando y cosechando a pérdida o cuando no compitiendo con productos importados que gozan de subsidios y todo el amparo económico.
Muchos se han ido y siguen yéndose del café, tanto del negocio como tal así como en mano de obra que es escaza razón por la cual es costosa y prácticamente imposible de conseguir.
El experto en temas de café y recordado dirigente cafetero, Mario Gómez Estrada, habló con Diariolaeconomia.com y aseguró que vienen meses complicados y un reto para el gremio y para la misma institucionalidad de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia que está empecinada en recuperar el negocio del grano para la cadena, pero desde luego para el productor primario que sigue precarizado.
En opinión de Gómez Estrada el 2016 es un año muy incierto porque el tema del clima es un asunto delicado que con toda seguridad incidirá en la cosecha porque si bien hubo una muy buena recolección de grano hasta llegar a los 14 millones de sacos del bebestible, la coyuntura climática podrá diezmar ese buen comportamiento de 2015.
Sobre la cosecha del año inmediatamente anterior, el analista precisó que innegablemente hubo mayor producción, pero lamentablemente no representó mejora en la remuneración para el productor porque sencillamente es la misma de 2014, es decir algo más de 750.000 pesos e inferior a 800.000 pesos.
Explicó que tristemente se ha perdido calidad en el café y eso se refleja en el proceso de convertir el grano en pergamino de exportación toda vez que se necesitan muchos más granos del cafetal para obtener una arroba y como si fuera poco a la hora de convertir esa arroba a excelso, necesariamente se requiere de más grano, luego hay menores rendimientos porque se necesitan más kilos para ajustar una arroba de café de exportación.
“Toda esa labor adicional implica más manos y por consiguiente mayor empleo, pero al final el productor queda en el mismo llanito que el año anterior, algo así como un punto de equilibrio perverso porque no deja utilidad. El ingreso para el productor este año será el mismo del 2014 muy a pesar que hubo una cosecha mucho más generosa y todo porque las correlaciones no cuadran ello explicado en que el verano impacta las matas y hace que el grano sea mucho más pequeño, entonces hay mucho más grano malo y mayor pasilla”, indicó el señor Gómez Estrada.
El panorama es más preocupante, dijo teniendo en cuenta que las autoridades climáticas están previendo que el verano no coexistirá por tres meses en 2016 sino que irá a seis meses, como quien dice hasta junio en donde las temperaturas serán intensas, perdiendo las lluvias de febrero que no dejarán recuperar los cafetales.
Dijo que los cafetales que no hayan sido abonados en los últimos tres meses presentarán problemas muy serios porque con el sol que se espera no van a tener la posibilidad de cargar cereza en 2016 lo que hace pensar en una menor cosecha con igual mala calidad lo cual es muy preocupante.
Gómez aclaró que no se trata de hacer una diabólica futurología, pero expresó que hay un escenario muy complicado que no invita al optimismo sino a la sensatez porque hay un estrés hídrico que tomará a medio país cafetero en la mitad de la conformación de la cosecha. Dijo que habrá casos en los que a los árboles se les caerán las hojas y los debilitará golpeando la productividad y la calidad de los cafetos porque el clima será demasiado hostil.
El golpe climático ha sido tan fuerte que a la hora de hacer cuentas, como se dice en el argot popular, salió lo comido por lo servido porque hubo mucho más café, pero un bajo rendimiento y un ingreso que no evolucionó y se quedó en los niveles del año pasado, es decir carga a 765.000 pesos en promedio, preocupantemente los mismos valores de los costos de producción.
“Esto es increíble, pero quienes seguimos en la caficultura lo hacemos por amor y por agradecimiento a una actividad que le dio desarrollo y progreso a Colombia con cada bonanza y con cada momento de abundancia, por cuanto esa plata se vio reflejada en mejoras y en calidad de vida. Es algo complejo e injusto porque se trabaja duro, con precios relativamente buenos y con un dólar a precio espectacular, pero al productor no le queda un peso, esto es increíble”, aseveró el distinguido cafetero.
Para Mario Gómez Estrada, la mano de obra se convirtió en una situación crítica porque a la gente no le interesa ir a coger café a ningún precio y esto, especificó, es un problema de toda la agricultura.
Instó acciones del gobierno y del mismo Congreso de la República para recuperar la economía agropecuaria hoy seriamente amenazada. Recomendó adoptar medidas como las del Perú en donde desde hace diez años el ejecutivo empezó a manejar la agricultura regulando la producción interna y la que tiene oferta exportable con inmejorables resultados porque cuentan con ayudas, bajas tasas de interés y subsidios que estimulan a los productores, pero que castiga a quienes se salgan de la meta porque la indisciplina no cabe en ese modelo.
Mejorar ingreso, una solución inmediata
Indiscutiblemente la tarea más urgente de las autoridades cafeteras es mejorar el ingreso cafetero, labor que debe ser para “YA”, pero que no la ven tan lejana porque reconocen responsabilidad, conocimiento y compromiso del nuevo Gerente General de la Federación de Cafeteros.
Dijo que no en vano el nuevo Zar del café está buscando alternativas y opciones para un negocio supremamente complicado y para un sector que requiere de estrategia e innovación para retomar la senda de la rentabilidad.
Para el experto, una coyuntura de productividad alta, pero diezmada por el clima, un ingreso muy similar al costo de producción y un dólar que aumentó en 60 o 65 por ciento en el último año es un lío para nada mínimo si se tiene en cuenta que la caficultura venía canalizando un favor del estado a través del Programa de Protección del Ingreso Cafetero, PIC, que le dio al ingreso del productor el 33 por ciento, escenario que no puede perpetuarse porque el café no está diseñado para las probabilidades sino para dar soluciones en medio de las vicisitudes o de los riesgos que caracterizan la economía.
“Los problemas del café no son de ahora son de toda la vida y por eso uno no puede señalar a este gobierno como culpable de la situación actual”, afirmó Gómez.
Las multinacionales podrían llegar a un pacto
En su saber y entender sobre la caficultura, Mario Gómez Estrada, dijo que la iniciativa del Gerente General de la Federación de Cafeteros, Roberto Vélez Vallejo, en el sentido de acercarse a la multinacionales para convencerlas de que el negocio cafetero es y debe ser bueno para todos no es nada descabellado ni salido de la realidad.
“Cada vez se habla más sobre ese tema y lo bueno es que se habla más y seriamente porque no hay derecho a que los productores de café tengan menos del diez por ciento por cada libra de grano vendida al mundo. Eso de coger al productor y masacrarlo económicamente para que toda la plata se recolecte en el agregado comercial no es más que una barbaridad y a la larga esas empresas van a terminar quedándose sin la materia prima y por eso ya hay gente que ve con respeto el tema y ahí es muy hábil el nuevo Gerente quien demuestra, aparte de conocimiento, mucho liderazgo”, comentó quien fuera el representante por Caldas ante el Comité Nacional de Cafeteros.
Para Gómez son buenos los vientos que soplan en materia de institucionalidad cafetera porque hay cognición y estrategia. En ese sentido aseguró que los comités están respaldando a un excelente Gerente que conoce el mercado, sus fortalezas, debilidades y oportunidades.
La complicada situación de la caficultura debe callar algunas bocas que decían que Colombia no necesitaba el Pacto Cafetero porque hoy se produce el doble y se gana igual o menos.
El experto apuntó que Colombia no puede olvidar que su agricultura y su caficultura fueron las que le dieron verdadera importancia al país y la que a la postre la edificaron.
Finalmente el señor Gómez Estrada compartió la tesis del economista Carlos Caballero Argáez, en el sentido que Colombia logró su industrialización gracias a los dólares del café lo cual es un reconocimiento válido, pero que hoy conlleva a las preocupaciones por la inestabilidad del negocio y a los problemas con el cultivo. Hoy dice, Gómez, la caficultura empresarial está muy desanimada y argumenta que este es el trabajo agrícola más estresante y de mayores costos.
Esta es la situación cafetera, pletórica de inconvenientes tanto como los de su hermana la agricultura, esa que se maneja a nivel del Sisben, por lo bajo y como venga. Todo eso porque algunos pensaron que estábamos nadando a perpetuidad en petróleo de cien dólares por barril, muchos vislumbraron la Colombia Saudita, y se cometió el gran pecado de concentrar inversiones en minería e hidrocarburos, dejando de lado la producción de alimentos y abandonando la economía agropecuaria para importar más de 10 millones de toneladas de productos alimenticios que perfectamente podemos producir en esas 15 millones de hectáreas ociosas que reporta el gobierno. Hoy con cargo al ilusionismo y a la falta de astucia estatal en los albores neoliberales aún se delira por la inaceptada fiebre que dejó la Enfermedad Holandesa, el mal que le faltaba al campo que ahora debe empezar a reinventarse, a rehacerse como el Ave Fénix, haciendo la salvedad que de la economía rural no quedaron por la onerosa factura de la apertura y los TLC ni las grises cenizas.