Mucho se ha insistido desde la institucionalidad cafetera sobre renovación de árboles para rejuvenecer la caficultura y hacerla altamente productiva y resistente a los desafíos fitosanitarios que trae el cambio climático. Al lado de esa renovación está llegando la nueva generación del café, un grupo de jóvenes cafeteros que seguirán con una práctica que enamora cuando los precios son justos, pero que gracias a su inquietud y tozudez, han aprendido de valor agregado y exportaciones.
El presidente del Gremio Nacional de Jóvenes Cafeteros, Oscar Andrés Neira Quintero, habló con Diariolaeconomia.com y dijo que en diez años de labores se ha trabajado no solo en la producción de grano de alta calidad sino en todo un relevo generacional que es una coyuntura no solo del café sino del agro en general que ve como migran sus campesinos a las ciudades porque no ven rentabilidad en las siembras.
“Con ese problema de pérdida de confianza en el campo y con una salida masiva de personas para las ciudades, nació la idea de crear un gremio joven de productores de café que le apuntaran a la economía a través del café y de los subproductos derivados del grano”, comento Neira Quintero.
Hoy hay en este selecto grupo, algo más de 1.310 productores del país que cultivan en 43.500 hectáreas, cifra aún baja frente al potencial de producción que tiene Colombia.
En este momento los jóvenes cafeteros están en el plan de comercializar y dependiendo de ello, le apostarán a sumar más productores, más familias y muchas más juventudes para ofertar calidad y cantidad en mercados muy específicos.
Este grupo suele ser muy dinámico y por ello le dieron vida a Expo-juventud Cafetera que es un festival anual en donde muchos productores de la nueva generación han podido participar. En el marco de ese evento se auscultó el promedio de edad de los productores de hoy que tienen edades que oscilan entre los 55 y sesenta años lo cual proyectado a treinta años arrojaba caficultores vetustos y retirados, pero con hijos encargados de ese relevo generacional.
Según el ejercicio hecho en el marco de este evento, si no hubiese un cambio y un empoderamiento del campo por parte de los jóvenes, en un término de treinta años no habría caficultura, o subsistiría, pero en manos de unos pocos y con un perfil más capitalista, quitándole ese encanto que le da a la caficultura el concurso de las familias y de los pequeños productores.
Esa cavilación impulsó a la asociación a trabajar muy duro para darle sostenibilidad a la caficultura por décadas y por generaciones ya que son muchos los que dependen de esta actividad en donde se gana desde la siembra, hasta la recolecta, el beneficio y la transformación.
El gremio de Jóvenes Cafeteros recién empezaron a explorar los negocios de exportación y por ello su presidente viajó a los Estados Unidos de manera reiterada para socializar la marca que representa a la asociación y fue así como gracias a unos contactos con unos partners exportadores y unos brokers o plataformas de comercio aprendieron mucho más del negocio por lo que decidieron formalizar la actividad y sacar todos los permisos y registros para poder arrancar su emprendimiento con una carga propia de café que tiene como destino uno de los puertos norteamericanos.
La asociación no solo llevará su marca sino que le maquilará a una firma de Estados Unidos llamada WSP Coffee que opera en La Florida y a la que le llamó poderosamente la atención el trabajo de los jóvenes cafeteros a quienes les dieron buen recibo toda vez que llegaron por gestión y caficultura y no por desplazamiento o por asuntos de orden público, a los americanos les gustó que personas jóvenes muestren otra cara de Colombia y qué mejor que esa que viene de las entrañas del café.
En principio los Jóvenes Cafeteros maquilarán 20.000 libras mensuales, pero la idea es no abandonar la marca Joffee, que es la columna vertebral de la agremiación, pero que le seguirá apostarle a WSP Coffee que resaltó todo lo que están haciendo la juventud cafetera por ese relevo generacional, hoy beneficiado con vínculos comerciales y alianzas estratégicas.
Café con verdadero valor agregado
La caficultura es una prueba fehaciente que en Colombia lo que sobra es la inventiva y el talento porque la gente no se quedó en la producción de grano como materia prima sino que se dedicó a crear productos a base de café como es el caso del vino, el arequipe, panderos, las galletas y la cerveza, sí, increíble, lo que pocos sabían, cerveza espumosa a partir de café.
Detrás de este valor agregado y de las buenas siembras hay todo un trabajo social que vincula madres cabeza de hogar que son las que trabajan en toda cadena, pero que son muy claves en la transformación porque ayudan con la fabricación de vinos, de arequipes, galletas y otros productos que conforman la gama amplia de ese valor añadido que busca calidad y taza de muy buen perfil.
Con los jóvenes cafeteros trabajan personas muy humildes que tienen fincas con 3.000 o 5.000 palos de café y que no son muy llamativos para los grandes procesadores de café, pero que se convirtieron el nicho del Gremio Nacional de Jóvenes Cafeteros. El tema en ese sentido es muy favorable en calidad porque se trata de micro-lotes y de un beneficio mucho más eficaz que ofrece mayor calidad y óptimos perfiles.
“Este es un trabajo de años y no de semanas porque decidimos no solo quedarnos con el cultivo y el beneficio del café sino que optamos por ir más allá porque le apostamos a la transformación y a los productos que vienen del valioso grano. Cuando uno convierte producto y le da valores agregados, sabe de verdad lo que es utilidad, mayores valores y rentabilidad pues no nos quedamos solamente en el tema de venderle café de calidad a las cooperativas”, aseveró Oscar Andrés Neira Quintero.
Expuso que del café todo es útil pues se usa desde la cereza y el pergamino hasta el mucilago que es esa sustancia orgánica de contextura viscosa que tiene el café y otros productos vegetales. Según el joven dirigente, hay un grupo de muchachos del suroeste de Antioquia que están procesando un té de pergamino y en el Huila otros emprendedores del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, obtuvieron del pergamino un tipo de papel.
“Hoy en la caficultura están siendo aprovechados materiales del grano que anteriormente eran desechos y que usados con valor agregado arroja productos interesantes que le da relieve a la imagen positiva que se ha construido alrededor de la caficultura y que han visto con gran aceptación los extranjeros. Cuando voy a otros países con vino y otros productos, la gente se admira y tan solo llueven halagos y felicitaciones”, narró.
En Antioquia igual se producen jabones y cremas de café y el Huila sigue con sus ofertas de valor agregado con la cerveza, lo que muestra los genios que hay en el país y la capacidad de innovación que expresa la juventud.
“Esa cerveza la he probado y la hemos comercializado por medio de algunas líneas. Es una bebida muy buena y me consta que la hacen con producto de café que una vez fermentada y lista para consumir tiene 4.5 grados de alcohol lo que dice que es algo fuerte. Esa cerveza ya fue al exterior y dejó a más de uno aterrado y complacido, pero la verdad, hace mucha falta de apoyo estatal porque solos nos quedamos cortos”, afirmó el empresario.
El dirigente cafetero, insistió en la importancia de la caficultura y de sus productos paralelos en medio de un posconflicto que va a necesitar oficio, oportunidades, emprendimiento e innovación, pero eso solo se logra, razonó, con inyecciones de capital desde el gobierno central.
Anheló que los recursos que vienen de la Unión Europea y de la comunidad internacional como tal lleguen a los campos y centros de producción y no se desvíen en desmedro de una causa noble y perentoria como lo es reconstruir país sobre pilares de tejido social.
Neira Quintero, hijo de caficultores y conocedor del tema, reconoció que el caficultor de antaño fue celoso y cerrado con las prácticas del café porque tan solo lo miraban como un negocio en bruto sin valor agregado que con el tiempo y gracias a la tecnología dio un giro impresionante en favor de la innovación porque lo cierto es que con las prácticas del ayer, los cafeteros perdieron tiempo y plata.
Para Neira, la globalización dio una mano importante porque puso a muchos a pensar en valor agregado y es por eso que del café sale todo tipo de productos a tal punto que se planteó un biocombustible a partir de este cultivo. Lo cierto, informó, es que el café es el segundo producto más tranzado después del petróleo y eso invita a aprovechar esa marca insignia que es Café de Colombia.
En los anales de la historia hay registros lóbregos de una situación difícil para el café, pero aun así y en medio de todo, los productores pudieron salir adelante y hoy por momentos el querer emprender se mira con malos ojos y casi que se condena a quien se atreve a proponer, sin embargo, se han dado pasos importantes, se ha avanzado en medio de dificultades, pero como dice el joven presidente, lo bueno cuesta, más con esas marcas y herencias que dejó el narcotráfico en la década de los ochenta y luego el facilismo de las pirámides.
Anota que lo cierto es que fácil ya no hay nada y dijo que los negocios inmediatistas están quedando atrás porque hay que mirar modelos como los asiáticos en donde se mira el punto de equilibrio en mediano y largo plazo.
El camino recorrido por estos muchachos no resultó fácil, pero insistieron tanto que ya tienen sede en La Florida y un mercado potencial que les dará una importante ganancia. Neira que tiene 35 años de edad empezó a los 23 años y ya piensa en dejarle en un plazo relativamente corto las obligaciones a su hijo que crece en medio del negocio cafetero.
Este vallecaucano de pura cepa, nacido en la “señorial” Palmira tiene también orígenes del Gran Caldas, pero dijo que Palmira tiene historia cafetera porque ésta fue la primera ciudad que exportó café a Londres en 1870 y años posteriores. Cuando la bonita ciudad vallecaucana logró exportar aún se mantenía el Gran Caldas.
La historia es má larga pues el ingenio Manuelita, antes que incursionara en azúcar para consolidar esta siembra como motor de la economía vallecaucana, operaba como comercialiadora de grano excelso en vista que sus dueños habían fundado la empresa Palmira Company Coffee que fue el negocio previo a la dulce renta del azúcar.
En las partes altas Palmira sigue produciendo café de elevada calidad y con los que han trabajado los emprendedores del café.
El hasta pronto de este líder fue grato y con apretón de manos recalcó que el futuro de Colombia y del mundo está sin dudarlo en el campo con la producción de alimentos. Dueño de una sonrisa tranquila y amable se despidió con ese orgullo visible que produce el manejar con eficiencia y mucho oficio, el sabor joven del café.