Los rostros alegres, sonrientes y supremamente orgullosos de los caficultores del Huila revelaron una felicidad completa porque la institucionalidad cafetera llegó oronda a los noventa años. El Huila, que fue una región selvática, pletórica de paisajes, ríos y muchas especies de fauna y flora, escondía una historia interesante desde lo precolombino hasta esos tiempos republicanos en donde nace una actividad económica que fue tomando fuerza con la colonización antioqueña.
El café viajó por el país y lo hizo en varias etapas, arrancó con una apuesta de la comunidad Jesuita en 1730 cuando la bonita mata o el árbol, fue sembrado casi que ornamentalmente en las prósperas y embrionarias tierras del Orinoco, luego viene esa siembra a mayor escala en la cuna cafetera, ubicada entre las estribaciones de la cordillera oriental cuando el párroco Francisco Romero, cambió deslices o comportamientos pecaminosos por siembras de café en Salazar de las Palmas en Norte de Santander cuando el siglo XIX marcaba en el almanaque el año 1835.
Esta actividad económica fue creciendo y repuntando en la segunda mitad del siglo XIX cuando las exportaciones de tabaco y quina fueron acompañadas por el bebestible sembrado en las faldas de las montañas de Santander y Cundinamarca en mayor cantidad, pero igual en Antioquia y en el otrora Viejo Caldas. El interés por el grano colombiano de países como Estados Unidos, Alemania y Francia hicieron que las siembras aumentaran y con ello empieza a ampliarse el mapa cafetero nacional que para el caso del extinto Tolima Grande contaba con una caficultura que puede tener raíces en 1875.
Con la llegada del Siglo XX el café ya se constituía en el ADN de una economía y le ponía sello a una nación de gentes trabajadoras que debieron cultivar con temores por los desencuentros y un compendio penoso, vergonzante y lamentable de violencia. El café creció cerca de la vida y del amor, pero igual acompañó la muerte, el terror y la desolación, sin embargo la resiliencia y el aguante, no dejaron que muchas tareas y siembras quedaran sepultadas y haciendo parte de una triste historia que debió contarse alrededor de una deliciosa y cálida taza de café.
En 1928, en tiempos en los que el mundo se preparaba para la gran depresión económica, en un contexto terrible de los mercados, nació el comité de cafeteros del Huila, la región se matriculaba en esa gran liga cafetera llamada Federación Nacional de Cafeteros que había florecido el 27 de junio de 1927. El año de nacimiento del Comité opita estuvo marcado por hechos trascendentales para Colombia como la masacre de las bananeras, la creación del Opus Dei en España y la firma del acuerdo Esguerra-Bárcenas que dejaba en manos de Colombia el archipiélago de San Andrés y Providencia. Siendo Presidente de la República el último mandatario de la Hegemonía Conservadora, Miguel Abadía Méndez, el Comité ya daba sus pasos hacia una caficultura que la haría líder y vanguardista en los últimos tiempos.
Algunos pueden decir que la historia está llena de café, pero el Huila perfectamente puede asegurar que sigue escribiendo su historia con café porque hoy su productividad y la calidad de grano que brota de las montañas opitas, lo enaltece y lo ubica en ese olimpo privilegiado de los más que mejores, sobresalientes.
La señora Luz Dary Epia, es una caficultora del municipio de Teruel, el bonito municipio en donde aseguran, se escucha la mejor música rajaleña. Esta fémina trabajadora y enamorada del café aseguró al salir del Nonagenario evento que la caficultura huilense le ha sabido dar participación a la mujer opita que lucho hombro a hombro con los hombres de las montañas para edificar un sector cafetero de muy buena calidad.
“Como mujeres hemos sido felices en el campo, cuidando los hermosos cafetos y disfrutando de nuestras familias en una ruralidad que si bien, no ha sido fácil, si ha resultado estupenda para salir adelante", dijo la productora.
Luz Dary trabaja con una asociación de mujeres cafeteras y no ahorra piropos para un cultivo que fue pasado, que es presente y será futuro. En treinta años de caficultura, esta mujer fuerte y empujadora logró superar desafíos y hoy sus hijas igual siembran café con la misma pasión y la misma responsabilidad que su madre y sus ancestros porque los abuelos Guillermo y Aminta, igualmente trabajaron en el café y en el agro como toda su saga.
También de Teruel salió de la enorme celebración José Luis Sánchez, un caficultor orgulloso que vive a todo furor su oficio cunado el grano repunta en Nueva York, jalonando un buen precio de compra y una remuneración buena para los productores.
Dijo que solamente un buen precio interno de compra motiva a una caficultura juiciosa que ha hecho la tarea y que a punta de trabajo y compromiso logró darle al departamento y al país desarrollo, identidad y calidad de vida. El momento más triste, dijo, fue la caída del Pacto Cafetero en 1989 que le dio una estocada al café y unos colmillos enormes a las multinacionales que hicieron carnavales con la ruina cafetera.
José Luis que hace parte del Consejo Municipal quiere lograr acuerdos para trabajar por una comunidad que demanda proyectos sobre pilares de café. Este buen ser humano nacido en su Teruel del alma expresó su deseo por recuperar un Pacto Mundial de Cafeteros en donde los productores puedan trazar políticas productivas, optimizar siembras y mejorar los precios para garantizar lo que todo trabajador merece, calidad de vida. Esa que perdió el campesino cafetero de Colombia y del mundo.
Con sus cuatro hectáreas, produce un café especial que cultiva lleno de amor en unas montañas verdes y bañadas por cañadas y riachuelos porque de una cosa sí está muy jactancioso, su tierra huilense no tumbó árboles de café para hacer condominios o vivienda de todo tipo. Teruel es uno de los municipios que produce más café por hectáreas pues no en vano sacan entre 18 y 20 cargas, una cifra muy por arriba de la afamada caficultura del sur.
Desde Neiva con aroma y sabor de café especial
La creciente, pero próspera ciudad de Neiva es la sede de la caficultura regional ya que en esa capital está la imponente sede del Comité de Cafeteros del Huila. Allí hablo don José Espinoza Escobar, miembro del comité municipal de Neiva y representante por segunda vez del comité con asiento en esta ciudad.
“Tengo muchos deseos de trabajar para ver si encontramos mejor bienestar en la caficultura y un mejor futuro en el campo porque estamos muy caídos por el tema de precios y malos manejos administrativos. Hay mucha desunión, sin embargo ya se está trabajando para lograr alianzas, acuerdos y salidas concertadas para labrar un mejor futuro para los valientes cafeteros”, apuntó el productor.
Espinoza de 65 años, nació en la caficultura, la cual fue la más bella herencia de sus padres. Recuerda que en sus albores, el café se compraba en costal pergamino de cinco arrobas. Igual recuerda cuando su padre lo llevaba a la Federación en la carrera cuarta, en ese tiempo, asegura, la Cooperativa hacía mucho por los caficultores. Actualmente este cafetero optó por apartarse en vista que considera que falta mucha más inclusión del cafetero como socio, de todas maneras expresa todo su amor por el café, cultivo en el que ve todo un patrimonio cultural, económico y de identidad.
“Para uno de pobre no hay sino café, y por eso urgen tantas ayudas como por ejemplo mejores créditos, subsidiados y con buenas garantías para el sector, que la parte administrativa no nos mire con ojo tuerto”, manifestó.
Dice que si Dios le regalara 100 años más de vida, seguiría en la agricultura porque tristemente los trabajadores del campo están buscando otros oficios y con ello abandonando el campo y emigrando a la ciudad donde prácticamente pierden sus raíces. El campo, puntualiza, se está quedando sin trabajadores y el gobierno no hace nada para frenar el fenómeno.
“En materia de ruralidad lo mejor en Colombia es la caficultura porque el ganado necesita mucho terreno, en la caficultura con tres o cuatro hectáreas vive un cafetero y le da trabajo a mucha gente. Gracias a Dios sigo vigente y aún soy feliz”, afirmó José Espinoza Escobar.
Del sur del Huila, más exactamente del municipio de Elías llegó a Neiva la señora Luz Estela Carvajal. Esta agradable dama con tan solo 32 años aprendió a querer el café y por eso lleva ocho años como caficultora.
Narró que desde hace 18 años sus padres son caficultores y placenteramente viven del café, sus abuelos hace 30 años llegaron al Huila a sembrar café y vaya que les encantó.
“La caficultura de hoy tiene muchas necesidades, empezando por la comercialización, hay mucha enfermedad rondando los árboles por el cambio climático y los fertilizantes están muy caros. Como si fuera poco, el café con todo y que subió en su cotización y que es empujado hoy por la devaluación sigue pagándose muy barato, necesitamos que suba el precio del café y que lleguen facilidades para fertilizar las plantas, eso le pedimos al gremio cafetero”, dijo Carvajal.
Con más vida por delante esta amable mujer cafetera que la caficultura se mantuvo a punta de vaivenes, empero quiere organizarse para tener grano a otro nivel, le quiere apostar al café especial por lo que quiere acercarse al Comité Departamental para asesorarse y contar con la ayuda técnica para saber cómo es el proceso para obtener un café de mejor calidad.
Federación Nacional, Presente
El Gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez Vallejo, dijo en Neiva con ocasión de la conmemoración de los 90 años del Comité de Cafeteros del Huila que prácticamente hay una sola voz frente a temas como la necesidad de un fondo de estabilización y la urgencia de un trabajo en términos de crédito, así como de insumos más baratos.
Expuso que en Brasil, en la cumbre del mes de julio será observada la manera como es distribuido el valor de la cadena que fue uno de los compromisos adquiridos en Medellín. Agregó que de igual manera se mirarán los costos de producción y los ingresos para ver cómo están los caficultores del mundo e un trabajo unido que permita llegar a los países productores para que la caficultura sea una cadena novedosa y sostenible.
Sobre la devaluación, Vélez Vallejo aseveró que con el incremento en el valor del dólar ha mejorado el precio interno lo cual ayuda a que los precios hoy a nivel de los productores esté alrededor de 840.000 pesos, aunque estimó que este no es un precio extraordinario que por lo menos acompañe al caficultor con el cubrimiento del costo de producción y le permita una rentabilidad para su calidad de vida.
No hay duda que la economía es cíclica y que a las fiestas hay que sacarles el máximo de provecho, de todas maneras hay un asunto cierto y es que la mejor manera de ganar con el café es haciendo de lado la tasa de cambio y propender por una caficultura mejor, más confiable y sostenible.
“Ahí juega mucho el asunto de la estabilización, pero también el trabajo que hagan los cafeteros en favor de ellos mismos, dándole más valor al café del Huila como lo han hecho los cafés de mercados especiales”, apuntó el Gerente General.
El reconocido liderazgo de Vélez, según precisan los que más saben, podría estar abriendo paso a un nuevo pacto mundial de café, pero el Gerente aclara que todo es cuestión de trabajo y maduración porque la apuesta de la caficultura mundial es por la unión que conlleve más a un nuevo relacionamiento económico que a un pacto como el que cayó en 1989.
Un Comité de gestión, trabajo y respaldo
La dirigencia cafetera del Huila celebró con mucho entusiasmo los noventa años de vida institucional, espacio que sirvió para resaltar la loable labor cafetera, para presentar cifras cafeteras y para hacer gala de una historia que muchos pletóricos de amor cafetero han vivido para contarla.
De igual manera se dio una mirada de mediano plazo en donde fue posible proyectar la caficultura colombiana cuando esta cumpla sus cien años de vida económica y social.
Los cafeteros, y particularmente los del Huila, van caminando hacia los cien años con una caficultura excelsa, egregia y con los mejores calificativos porque es el Huila el líder en producción de café a nivel nacional pues lo que le pasa al Huila le pasa al país cafetero, de tal manera que el reconocimiento hecho por el zar del café ratifican una vez más la importancia que tiene la región, no solamente en la producción y calidad de su café sino también en la dirigencia cafetera del país.
El Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros del Huila, Jorge Enrique Montenegro, le dijo a Diariolaeconomia.com, que ha comenzado a madurar el liderazgo cafetero del departamento del Huila con el propósito de poder tener una mayor presencia en la alta gerencia que le permita al Comité Departamental, por su puesto, poder dar esa línea conjuntamente con la Gerencia General y la institucionalidad para que el departamento siga siendo reconocido, no solamente a nivel nacional sino internacional.
“La dinámica cafetera del Huila es muy fuerte y esa condición tiene dos componentes fundamentales que tienen que ver con apostarle, no solamente a la productividad sino a la calidad de los cafés diferenciados que brindan una taza espectacular de café a los consumidores del mundo y de otro lado está la asociatividad que al ser un activo preciado ha permitido trabajar en holding en donde es posible adelantar un trabajo con buenas prácticas agrícolas y conseguir la excelencia en taza que a partir de los grupos asociativos es posible para que el mundo sepa y pruebe las bondades del mejor café que hoy le da al Huila representación y una identidad única por los cafés especiales”, declaró el señor Montenegro.
Dijo que por la volatilidad que reina en el mundo cafetero en donde las cotizaciones suben y bajan, lo mejor es trabajar muy fuerte por cafés de alto valor que disminuyan de manera importante esa dependencia del mercado internacional que maneja a su acomodo un grupo de inversionistas y hombres de bolsa, entre ellos fondos privados y muchos especuladores.
En opinión de Montenegro la felicidad de los productores del Huila radica en que para el cafetero, la caficultura es un arte, una forma de vida y una pasión que garantiza la felicidad después de experimentar sabores y percibir aromas que fácilmente llegan al mundo para alegrar otras vidas que reconoce la laboriosidad de los caficultores huilenses.
En la región de la achira, el bambuco, el tamal y el asado de cerdo derivan su sustento del café algo más de 83.000 familias que siembran en 101.000 predios cafeteros y en más de 148.000 hectáreas de café.
“El Huila tiene cosecha cafetera todo el año, en el primer semestre es recogida la cosecha del norte y el occidente del departamento que representa entre el 40 y el 45 por ciento y una segunda cosecha que es el 55 o el 60 por ciento en el sur y parte del centro de la comarca huilense. Pudiéramos decir que el Huila tiene durante los doce meses del año ocho o nueve meses de producción de café que en 2017 cerró por encima de los 2.5 millones de sacos, siendo el primer productor con una participación a nivel nacional de 18.3 por ciento, seguido de Antioquia de registra el 14.7 por ciento”, indicó el dirigente.
Estos son los 90 años del Comité Departamental de Cafeteros del Huila, una región que sabe y huele a muy buen café. Tierra querendona y amable que supo insertarse en una economía de montaña con tal responsabilidad y compromiso que puso una gran cuota para darle vida al otro Eje Cafetero, ese que comparte con los departamentos de Cauca y Nariño.
El Huila es tierra grata y de compromiso, región de pisos térmicos variados y de una caficultura de muy elevada calidad, en esos predios cafeteros la dedicación es toda y por eso su grano tiene demanda en un mundo que cada vez es más exigente en sabores y aromas. En esas montañas caminan a la par campesinos del café, andariegos, mujeres tozudas y comprometidas que ven salir las recuas de mulas o de bestias de cualquier sitio de las plantaciones para descargar unas cerezas que serán despulpadas para luego recibir ese beneficio que le entrega origen a un café que tiene un proceso especial desde que está en invernadero.
Allá en el Huila, en predios extensos y fértiles, el cielo azul combina de la mejor manera con el verde de los cafetos que decoran las faldas de las montañas. En el bonito Huila hay mucho que ver y lo mejor hay que escuchar demasiadas historias que se fueron concibiendo detrás de cafetos en donde salen duendes y hadas, poiras y mohanes, en donde pasa de todo, pero lo más grato en donde Dios puso su mano para bendecir gentes buenas que ofrecen sus cosechas y sus trabajos arduos porque los noventa apenas llegaron y ya los cafeteros piensan en la celebración centenaria para poder mirar con las nuevas generaciones lo que será sin duda el bicentenario de una caficultura que está en el alma y en los confines del pensamiento.
Larga vida al espectacular café del Huila