Domingo, 06 Enero 2019 00:55

Quindío: En donde lloran los guaduales para que el café tenga alma

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Los caficultores le apuestan a un 2019 lleno de logros, con mejores precios y con una calidad que permita seguir marcando la pauta en el mercado internacional.

Un nuevo viaje por la máquina del tiempo nos llevó al hermoso Valle del Cocora, pasando por el sublime Salento, mirando el paisaje de los Nevados, corriendo a Quimbaya y recorriendo una vía angosta que terminó en la muy amable Génova. A cuarenta minutos aproximadamente logramos conocer la pequeña municipalidad de Pijao, y de allí salimos a la imponente Armenia en ese Quindío hermoso que regala desde las montañas verdes de la cordillera central un vista única y especial en donde crece un café espectacular y de inmejorable calidad que recibe los beneficios de las manos amorosas que lo siembran y lo cosechan, es más, hasta de los guaduales abundantes que le envían agua y vida para dicha de Colombia y el mundo cafetero.

Recorrer el Quindío es pasear por el mismísimo Edén, ir por esas tierras de huella Quimbaya implica caminar de la mano con Dios y evocando cada narración y cada evocación de los cronistas que vinieron en 1830 a ver colonización, mulas, café y cargueros en unos rincones inhóspitos que solamente fueron conquistados por esa raza paisa pujante y desafiante que logró internarse en el corazón de una selva repleta de retos que terminó premiando la tozudez y el arrojo con montañas de singular belleza, con helechos, guaduas, fuentes de agua cristalina y desde luego con granos de ese inmejorable café.

Aquellos que osaron desafiar la naturaleza inclemente fueron acomodando de a poquitos la incipiente bandeja paisa, pues en ese trasegar de finca en finca iban reuniendo algo de comida en hojas de plátano que finalmente le dio origen al delicioso y abundante plato típico de los atrevidos colonos antioqueños. El Quindío es belleza, ese departamento de 1.845 kilómetros cuadrados es ejemplo de caficultura y allí entre matas de café, guineo y frutas salieron espantados los recolectores con la presencia de la llorona, de la patasola, de la Madre Monte y de uno que otro fantasma fortuito. Los que no asustaban en las casonas viejas de colores vivos optaban por amargarle el rato al más despistado en zonas rurales.

Antes de entrar en materia cafetera es bueno decir que Quindío fue una tierra de vicisitudes ya que no todo fue dicha ni logros o conquistas de tierra a machetazo limpio en las duras faldas de la estribación andina. En ese departamento la violencia campeó e hizo de las suyas en momentos en que por esos linderos deambulaba huraño y agazapado el temible “Sangre Negra”, era una violencia bipartidista en donde liberales mataban conservadores y viceversa. El Quindío debió recibir esa herencia maldita del nueve de abril de 1948 cuando muchos asesinaban a nombre del desaparecido “Negro Gaitán”.

Hoy Quindío cuenta otras historias, ello saltándonos importantes capítulos del libro gordo de la historia en la que hubo desde mandato regional desde Popayán hasta narcotráfico y figuras que dejaron un mal recuerdo. En medio de todo, el quindiano supo sobreponerse a los embates de la vida e históricamente encontró en el cultivo de café la salida a los inconmensurables problemas que les fue dando por ahí derecho ese temperamento estoico y esa resiliencia heredada.
La caficultura quindiana cuenta con muchas aristas para embelesarse, pero el Parque Nacional del Café sintetiza una cultura y una forma de vida, aunque a decir verdad el Quindío todo es un parque natural con paisaje cultural cafetero que enamora y deja a muchos con esos deseos incontenibles de regresar.

Para hablar un rato sobre café, Diariolaeconomia.com, platicó con el Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros del Quindío, José Martín Vásquez Arenas, quien precisó que el año que recién terminó fue difícil, lleno de coyunturas en donde el impacto del precio generó una malsana incertidumbre en detrimento de unos caficultores juiciosos que nuevamente salieron lastimados por la Bolsa de Nueva York, por los especuladores y por unos fondos que no saben de qué está hecho cada ser humano que siembra café, mucho menos, se da por enterado el encopetado inversionista del sufrimiento de quienes siembran el bebestible a física pérdida.

Amén de los hechos, el directivo aseguró que afortunadamente el departamento hizo la tarea porque el compromiso de los caficultores redundó en unas buenas prácticas agrícolas demostrando que trabajando en ese sentido es posible mejorar la rentabilidad sobre pilares de rentabilidad y eficiencia representadas en una mayor densidad por hectárea y reflejada desde luego en una caficultura joven así como en procesos de calidad para lograr una mejor taza en el café.

Un dato no menor, fue que la tasa de cambio dio una mano importante pues de contarse con un dólar deprimido o por debajo de los 3.000 pesos, la caficultura estaría en medio de un escenario bastante complicado. Los productores vieron un repunte que duró un mes para luego recaer en los niveles de tacañería por parte de los negociantes de la Gran Manzana que reconocen en promedio un dólar por libra para llevar la carga de 125 kilos a los niveles de 730 mil pesos, toda una infamia que no cubre los costos de producción.

La dependencia del precio del dólar y de la poca generosidad en Nueva York invita a los productores a buscar alternativas y esa opción está en las diversas calidades de café en el departamento puesto que solamente con una mejor taza será posible lograr ese diferencial de precio que remunere de mejor manera a los productores y en ese sentido hay un compromiso por parte del Comité Departamental que quiere ver caficultores prósperos en 2019 y trabajando en un portafolio de cafés especiales para el departamento del Quindío.

“Esa es la estrategia, en eso nos tenemos que enfocar y por ello el Comité Departamental realizará una inversión muy importante en el Agrado, el Centro de Análisis y laboratorio del gremio en la región que será representativa y que se verá reflejada en ese seguimiento y en ese apoyo para que el caficultor desarrolle en cada una de las 5.200 fincas que hay en el Quindío un trabajo profundo en la calidad del café”, expuso el señor Vásquez Arenas.

Un lío de la caficultura quindiana tiene que ver con la legalización de tierras pues en línea con el dato país en este departamento las tierras no legalizadas pueden estar por el orden del 40 por ciento, asunto que inquieta a los cafeteros que desde el Comité anotan que el tema no preocupa sino que por el contrario genera gran interés porque ello permitirá enfocarse en el caficultor, no para que legalice sino para que esas tierras a la deriva queden a nombre de sus propietarios, tierras que fueron herencia de las familias cafeteras que no fueron trasladadas directamente a los legítimos beneficiarios sino que quedaron a nombre de personas que fallecieron, dándole campo a la situación, la misma que demanda atención.

“Eso tiene que ver más con descuido y por la falta de recursos que se requieren para poder hacer una escritura porque como todos saben, hay que pagar unos impuestos para poder legalizar esa propiedad y permitir que de manera correcta quede a nombre de los correspondientes subsidiarios”, señaló el directivo.

Como lo ha revelado este medio, genera también alarma que de las 550.000 familias cafeteras que de manera oronda reportó el país caficultor, hoy la cifra bajó a 540.000, es decir que 10.000 dejaron la actividad para ir a otras labores agropecuarias. A criterio de Vásquez lo único cierto es que el país atraviesa hoy por una diversificación de siembras que tienen buena demanda y que despertaron el interés de algunos caficultores. Aclaró que eliminar un cultivo para incursionar en otro, genera unos sobrecostos que al final son difíciles de recuperar y por ello invitó a los cafeteros a seguir adelante y a no perder la fe pues se trata de defender una siembra que tiene tradición, linaje y herencia con lo cual le ha mostrado al mundo que sigue siendo el mejor café del mundo.

Hoy es fácil aseverar que entre las plagas fortalecidas por el cambio climático, los fondos privados de Nueva York y la violencia, sacaron a muchos de sus fincas porque perdieron rentabilidad, tranquilidad y hasta la vida. En su momento los fenómenos de ignominia conllevaron a un desplazamiento, pero sin duda alguna sostuvo Vásquez la mayor migración del café obedeció a esas nuevas alternativas para explotar la tierra.

Un componente adicional fue que la erradicación de cultivos ilícitos y la misma cosecha de hoja de coca se llevaron a los recolectores del café generando un problema de talla mayor que de no ser por la mano de obra venezolana hubiese dejado saldos lamentables en la cosecha. Igual situación vivió el resto de la agricultura que debió enfrentar escasez de mano de obra o una a precios muy elevados.

Dentro de los grandes retos de la caficultura está la innovación puesta al servicio de una agricultura moderna, la tecnificación y un trabajo enorme en todo lo que tiene que ver con enfrentar el cambio climático. Otro reto lo tienen los jóvenes cafeteros que ya asumen los enormes desafíos y el mismo liderazgo e igual se ve para dicha de la actividad un empoderamiento de la mujer cafetera y un empalme intergeneracional así como el emprendimiento en torno a diferentes actividades alrededor del café, no solamente del grano sino de sus derivados, y allí se habla de la cereza, del mucílago y de toda una modernización de la industria cafetera que sigue actualizándose desde el sector primario.

Recalcó que Colombia no puede quedarse en la sola venta de café pergamino, de buen recibo y pago de prima por ser el mejor del mundo sino que es necesario apostarle a un grano diferenciado con gran calidad y diversidad que represente mayor precio.

El Quindío tiene hoy 21.600 hectáreas sembradas con café, cifra que igual contrista porque hace unos quince años el café de este departamento era sembrado en unas 40.000 hectáreas. En materia de densidad por hectárea, Quindío cuenta a la fecha con más de 5.900 palos por hectárea, una de las mejores densidades de Colombia.

El departamento tiene hoy un 80 por ciento de caficultura joven y los resultados no se han hecho esperar en cantidad y calidad de grano. Es por ello que el gran reto en 2019 es potencializar la caficultura del departamento enfocados en calidad.

El café de Quindío seguirá con esas gratas embajadas ya que seguirá siendo mostrado y ofrecido por todo el mundo gracias a un portafolio de café diferenciado que bien marca calidades y enarbola la muy buena fama del café suave colombiano.

Este es el Quindío, el departamento cafetero noble y trabajador, en donde se consume un rico sancocho de gallina y en donde las frutas igual son niñas bonitas que van a los mejores paladares del planeta. Allá a esas tierras volveremos, ya no en la máquina del tiempo sino en un vuelo de Avianca para disfrutar de gente buena, trabajadora y amable. Cómo no caminar por Calarcá y cómo no ir a tomar café especial en esa elegante esquina a un costado de la gobernación en donde llegan los mejores invitados a contar historias con aroma y sabor a café del bueno, a ese de características especiales hecho con un grano que brota de los cafetales de una tierra totalmente bendecida. 

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