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Sábado, 04 Julio 2020 01:39

Coffee GMM, grano nacional acreditado y colombiano de verdad, verdad

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Los emprendedores siguen reclamando verticalidad en el negocio cafetero porque aseguran que compiten con marcas que venden café extranjero que no ofrece garantías.

En un tono elevado, pero cargado de respeto, los empresarios dedicados a transformar café colombiano denunciaron que hay preocupantemente oídos sordos para un reclamo ya de vieja data en donde los pequeños defienden la venta de café 100 por ciento colombiano. Un bebestible que compite con marcas que ponen símbolos colombianos, sin precisar que el café ofrecido al público tiene mezclas con robustas de Brasil y de otros países, es decir que podría haber publicidad engañosa y fraude porque se hace visible un daño que con base a las mentiras, iría en total desmedro del café colombiano.

Los empresarios y los caficultores dijeron que ya es hora que el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, empiece a exigir cual es el destino del grano importado, precisar sus orígenes y a las empresas que lo transformarán, las mismas que pueden indicar que son fábricas colombianas que procesan café extranjero. Esas aclaraciones, al amparo del derecho, deben quedar en los empaques, de manera visible al consumidor que finalmente decidirá si le compra a Colombia o no.

Dentro de las peticiones está el evaluar en laboratorio todos los cafés comercializados en Colombia y determinar quién engaña y quien hace bien su trabajo porque vender café importado, aunque suene absurdo en Colombia, es legítimo, pero siempre y cuando se hagan las respectivas salvedades. Eso cubre a las marcas de la Federación Nacional de Cafeteros ya que resulta vital que quienes comandan el negocio desde la institucionalidad den ejemplo de honestidad, compromiso y lealtad con un gremio trabajador, resistente y responsable del gran sello de Colombia ante el mundo.

Los emprendimientos hacen parte de ese combustible que demanda la economía para tomar impulso y entrar por la senda de verdadero crecimiento, no se le falta a la verdad cuando se dice que con las nuevas empresas y con el talento que viene dando pasos, hay mayores márgenes de riqueza, más empleo y estabilidad social. Hoy las empresas que dieron el paso quieren que las arrope el estado porque buscan, no un premio o una dadiva sino el reconocimiento transparente a través de unas reglas inamovibles de juego que inyecten confianza y credibilidad.

En Diálogo con Diariolaeconomia.com, el directivo de Coffe GMM, Eduardo Molina, anotó que la empresa trabaja con los mejores granos del país toda vez que se trata de unos cafés que gozan de premios, reconocimiento y puntuaciones en taza por arriba de los 84 puntos. La empresa procesa cafés de excelencia máxima con origen Risaralda, Caldas, Quindío, Nariño y Huila.

Esta empresa tiene como particularidad el recorrer la Colombia cafetera en busca de los mejores granos, pero igual, saliendo del país en busca de mercados exclusivos porque la marca pone en taza un producto de calidad comprobada y notoria en aroma y sabor. El emprendimiento ya debutó en la feria de cafés especiales y todo ese bagaje le sirvió a la compañía para detectar las más contundentes ofertas de grano nacional y así ofrecerlas a clientes de mucha exigencia en otras latitudes.

Un llamado que hace Coffee GMM a los colombianos es adquirir marcas regionales de café 100 por ciento colombiano y dejar de lado unos cafés importados de muy mala calidad, un asunto que genera alarma toda vez que son mezclas lamentables que producen enfermedades graves, una consecuencia de cafés tostados, sin trazabilidad y con calidad en taza de 40 puntos o menos. Los colombianos, explicó, son granos con taza superior a 84 puntos, con aromas espectaculares y sabores variados a frutales, mantequilla, manzana, durazno, mandarina, guayaba, una línea de cítricos que hacen una afortunada mezcla son sabores apanalados o achocolatados.

 

“Estos granos venimos analizándolos dese hace cinco años y son estudios que hacen parte de una exigente maestría, pero siempre apoyando a los caficultores de estos departamentos porque tenemos confianza con ellos y nuestro objetivo es trasladarnos para el Eje Cafetero, una decisión ya tomada porque la idea es estar muy cerca de los grandes proveedores de grano y dejar la ciudad de Cúcuta que por estar tan alejada de las ciudades de las cordilleras central y occidental, resta competitividad en un negocio que demanda dinámica”, declaró el señor Molina.

 

En opinión del empresario, el llegar al Eje Cafetero, puntualmente a Manizales, es acercarse a los grandes centros de producción y por encima de todo, a la calidad de trabajos en siembra y en beneficio de significativas características. Un llamado que hizo la empresa a la caficultura de Norte de Santander es precisamente a mejorar su caficultura porque el departamento no alcanza a estar en el top diez de los mejores cafés de Colombia. Otro tema de cara a cumplir con los compromisos es la cantidad de Santander y Norte de Santander, regiones pioneras en caficultura, pero en donde las hectáreas sembradas han caído, haciendo imposible hacer compras holgadas.

La ventaja de ir a la zona cafetera por excelencia es que hay cantidad y calidad, una ventaja competitiva porque además no es una caficultura de meses sino permanente y allí entran Huila y Nariño, es decir que con ello la empresa reafirma taza, calidad y unas características sumamente especiales.

Esta firma ha hecho despachos de café a Hungría, Rusia, Alemania y Perú, empero la idea es ampliar volúmenes y mercados porque con ello hay futuro para los caficultores que hacen su apuesta por unos granos de elevada calidad. Este mercado hace un destacado aporte económico y social en donde la educación y la cultura cafetera son vanguardistas en esa identidad de país y en la intensión de ser cada vez mejores agricultores, mejores cafeteros y mejores personas.

Dijo que Colombia debe mirar y hacerle el gasto a su caficultura porque se trata de 23 departamentos productores con un impacto directo en 540.000 familias en donde no solamente hay café sino desarrollo, turismo y un cúmulo de actividades satélites que ayudan a la Colombia de las montañas verdes con algodones de neblina en sus picos, de donde son extraídas a lomo de mula las cargas de café sembradas y cosechadas con la mayor mística.

Un asunto muy afable en la caficultura es que no solamente el producto se queda en cereza de café, en café pergamino o en tostión y molienda, no, igual hay artesanía y salud porque tomar café hace mucho bien, pero igual con la borra de este emblemático producto se logra una inmejorable exfoliación de piel y de manera paralela candongas, anillos, collares y muchos trabajos de artesanía que toman valor, justamente por todo el entorno de cultura cafetera y que catapultará con ahínco Coffee GMM.

En este momento el café colombiano necesita de sus paisanos porque muchos productores y muchas marcas que venden café nacional, excelso y único están pasando apuros por la coyuntura sanitaria y todo el contexto de limitaciones y confinamiento, aunque hay que reconocer que el consumo ha logrado un repunte bastante llamativo, un factor que puede arrojar indicadores de mercado más que alentadores, pero allí lo verdaderamente importante es que las ventas arropen a los que le dicen sí a Colombia.

Para la firma, la gran ventaja del café Colombiano es que es por donde se le mire es un producto con sello propio y calidad única, diferente a otros cafés que tan solo hacen parte de las materias primas brutas porque se utilizan para mezclas con café suave. El de Colombia, y para nadie resulta un tema oculto, es el mejor café del mundo y ese prestigio vale.

 

GMM, café colombiano con valores

 

 

Por su parte la Gerente de Coffee GMM, Yuleisi Acosta Rodríguez, indicó que hay muchas razones para tomar café de la marca, en primer lugar porque se trata de una empresa legalmente constituida que tan solo sabe hacer las cosas bien. Este es un bebestible que debe estar en los hogares que prefieren sin duda el mejor café, porque igual viene de cinco departamentos que hoy son el orgullo colombiano ya que aportan el 74,5 por ciento a las exportaciones de café de Colombia y un cinco por ciento al producto interno bruto, PIB.

 

Café orgánico colombiano, todo sabor, puro aroma y cero cáncer

Este café tiene un valor añadido habida cuenta que hace uso de lotes o micro-lotes de cafés orgánicos que prosperan con un vecindario de frutales, platanales, cañaduzales y otros productos de siembra que le aportan mayor gusto al paladar, entre ellos esos tonos amielados que hacen del café la mejor experiencia porque regala aroma y toda la exquisitez.

 

“Desde Coffee GMM ofrecemos un café orgánico y de verdad 100 por ciento colombiano razón por la cual aporta tanto bienestar y salud. Evita cáncer, cosa que no podemos decir de unos cafés que son comercializados sin conocimiento de la gente y no porque sea café sino porque tiene malos beneficios, es un grano importado, sin trazabilidad y todo un engaño para quienes en el país creen saber de café y toman bebidas que tienen de todo, menos de caficultura excelsa colombiana, una de las que más sufre y batalla en una economía injusta y generalmente maltratadora porque al caficultor no se le valora y desde mercados que no saben de agricultura y sacrificio se le impone un precio de ruina en donde la rentabilidad no es un derecho para el primario sino para unas empresas que mezclan y venden toneladas de artimaña”, expuso la señora Acosta Rodríguez.

 

Subrayó que en Colombia hay empresas y marcas que han estado posicionadas por espacio de muchos años y que tienen como gran estrategia para fomentar ganancias el comercio de un café de mentira. Reveló que muchos de esos cafés o pasillas importadas tienen problemas por acopio, tiempos de almacenamiento y otros procesos que producen gastritis, cáncer, dolores intensos de cabeza, alopecia, erupciones en la piel y afecciones cerebrales, ello sin dejar de citar que un café de dudosa procedencia y sin la información debida altera el sistema inmunológico.

 

 

El café colombiano puro y no revuelto con basura o harinas de otro costal, ese que le hace homenaje a la caficultura y a Colombia por su calidad es lo que nos invita y nos convoca porque desde la marca compramos lo mejor de las faldas y picos de 1.800 metros de duros macizos e inclementes serranías, adquirimos grano óptimo, ese que aflora y brota de cafetos especialmente cuidados por las manos rejudas y curtidas de quienes saben de este tema porque no es para todos. Hay métodos que dejan mucho que desear porque sacrifican calidad por ganancias, hay productos que no deberían estar en el mercado, pero igual los hay honestos y dispuestos a demostrar que hacen parte de los probos que ofrecen lo mejor para un país cada vez más exigente que quiere ver mejor a quienes siguen sembrando café”, apuntó la empresaria.

 

Criticó el hecho de permitir que el mercado haya sido permeado por unas marcas de café que le hicieron mucho daño a la salud, sin embargo invitó a todos a contrarrestar este proceder opaco comprándoles el café a los caficultores y a las empresas que transforman café 100 por ciento colombiano, sin engaños y sin juagadas deshonestas. Afortunadamente, indicó Acosta Rodríguez, muchos están viendo el tema con seriedad y empezaron a comprar marcas de café colombiano, muchas de ellas regionales como es el caso de Coffe GMM.

El estudio de cinco años ha permitido llevarles a los paladares de Colombia y el mundo, unos granos especiales que igual siembran y recogen las manos de las madres cabeza de hogar, a muchas víctimas de la violencia intrafamiliar y del conflicto, igual hay una apuesta por ayudar a las mujeres de la paz y esas soñadoras y también emprendedoras que cuidan sus cafetos a la sombra de platanales y del posconflicto. Así, creyendo en los productores colombianos es factible decirle al mundo con el rostro en alto que el de Colombia sigue siendo el mejor café del globo, ese que es abonado con ilusiones, incertidumbres, tristezas y amor, pero igual regado por aguas lluvias que regalan las nubes que viajan por grises firmamentos, las mismas que se mezclan con lágrimas, pesares y gotas gruesas de melancolía.

Es tan alta la calidad de los cafés colombianos que gozan de un perfil de taza de 84 y 92 puntos, unas notas bastante altas logradas por suelos fabulosos, por buenas prácticas agrícolas y pedagógicas que enseñan a tomar grano por grano, entregando calidades, cualidades de aroma y sabor así como de mucha versatilidad.

A criterio de la empresaria, el compromiso de una buena caficultura es con la familia y con el mundo porque un buen café debe tener proceso y una articulación de propiedades aromáticas y en sabor, pero igual de componentes, aceites y materias que le hagan bien al organismo. La industria, recalcó, tiene que preocuparse por trabajar en credibilidad y en usar café colombiano para que pueda competir sin mácula alguna y desde luego sin mentiras y sin ese enfermizo afán de hacer dinero con ellas.

Para la experta, jugar limpio es impulsar la caficultura y darle viabilidad a proyectos de vida que se van diluyendo con cada libra de café comercializada en donde una buena cantidad de grano tostado es exógeno, ofendiendo a un país al que le vieron la cara porque a ese café llamado impostor, le ponen sello colombiano y lo certifican con el 100 por ciento de grano nacional. Así las cosas hay que preguntarle a Colombia quien lo certifica en café.

 

“Aquí hay algo real y es que necesitamos una industria con ética, con valores y sincera, ya está bueno de poner a más de uno en riesgo de desarrollar un cáncer de colon solo porque hay que multiplicar unas compras de café robusta al que hay que añadirle otros productos para ganar en volumen y en otros aspectos que finalmente son un ejercicio de renta que hay que revisar. Las grandes marcas tienen que demostrar que el café que venden es colombiano y si no es así que retiren de sus empaques a la mayor brevedad las mentiras que dicen y cuando hablo de empaques hablo de todas las marcas”, subrayó Acosta.

 

Dejó claro que en medio de la pandemia los productores y los tostadores que hacen honor de la caficultura Colombiana, verbigracia, Coffe GMM, siguen metidos de lleno y con todo el compromiso en la puesta en el mercado de un café escogido, con catación y con calidad sobre calidad, por lo que esperan un apoyo y el reconocimiento de unos consumidores que saben que todavía pueden tomar café de la tierra, con fragancia, lleno de delicia y cargado de diversas notas.

En medio de la situación, sostuvo, el trabajo y la fidelización son los ítems que garantizan permanencia porque para la coyuntura actual no hay estrategias ni verdades reveladas tan solo un público que quiere honestidad en producto de café y el concurso de las empresas que juegan limpio en un país en donde sobra la excelencia y que no admite importaciones de café porque son literalmente un sacrilegio y una práctica indebida que golpea a quienes abnegadamente hacen su tarea en climas adversos y en situaciones nada fáciles.

 

Yuleisi Acosta Rodríguez, la tozuda empresaria, es hija de padres cafeteros por eso sabe del tema y habla con toda propiedad de la pasión colombiana por excelencia. De niña corrió en el Catatumbo por entre cafetos caturra y logró extasiarse con los olores entre húmedos y rancios de esos árboles brillantes y generosos.

Su recordado padre le vendió café al mundo y puso en puerto lo mejor de su cosecha, pero igual vio como la caficultura de Norte de Santander empezó a perder brillo, a quedarse y a ceder terreno, igual vio un mercado interno flagelado y engañado por las marcas que decidieron gobernar sin ponerse levemente coloradas por mentir.

 

“En el mundo de café hay que hacer de lado el barismo que tiene que pasar a otro renglón y de igual forma hay que dejar de liofilizar porque ese es el peor café que puede tomar el ser humano. Hablo con dolor en el alma, puesto que en café a este país no le han dicho la verdad. Como hija de caficultores sé que a los productores les dijeron mentiras para pagarles una bicoca y puedo decir que con quienes labraron la tierra para darnos lo mejor del café se cometieron las más grandes injusticias, eso no debió ni debe ser así, al sector le falta ética, insisto”, escribió la Gerente de Coffe GMM, el café que conecta al mundo con la grandeza.

 

La marca Coffe GMM rubricó su compromiso de absorber los mejores granos de las zonas con alto prestigio en siembra y calidad porque quiere seguir diciéndole a Colombia que tomar café excelso sí es posible, pero igual anhela ampliar su radio de ventas al mundo, ese que aún guarda solemnidad por la actividad cafetera y su producto final. En café, sentenció, el mundo y el país van a morir engañados porque muchos siguen metiendo gato por liebre.

 

Concluyó que viene un despertar en la caficultura colombiana que permitirá reivindicar a los productores pues de a poco el país está abriendo los ojos para dejar de lado el engaño y la mentira porque a la gente que paga debe dársele lo que se merece y eso implica muy buen perfil de taza, beneficio y excelente transformación, un proceso de valor agregado que como el gourmet tiene sus secretos y recetas.

Una libra de café marca Coffee GMM, de acuerdo a la calidad puede costar entre 35.000 y 45.000 pesos adquirida en el sitio original de producción. La misma cantidad en la línea de altísima calidad vale entre 50.000 y 60.000 pesos, un costo bajo cuando se toma calidad.

Esta marca que encendió motores hace cinco años supo que en café la calidad es vital, pero igual el conocimiento y la experiencia, no menos la permanencia porque a la hora de exportar, todo lo anterior garantiza las cantidades y cualidades que el cliente quiere.

Esta es la realidad del café y de marcas como Coffe GMM en donde la cuesta se hace dura, pero en donde también las ganas y el entusiasmo lo ponen todo porque hay una caficultura ancestral que defender y que mejor escenario que las empresas locales que llevan la ética como estandarte y la calidad como credo.

 

La invitación sobra, tomemos y compremos producto colombiano, es por lo nuestro, por nuestro querido país.

 

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