El efecto invernadero y sus impactos en el clima tienen azotada la agricultura y otras actividades económicas por cuanto la presencia de lluvias es más intensa en cantidad y duración así como las sequías que aparecen con mayor agresividad arrasando especies de fauna y flora y con igual impacto en las labores del campo.
Los productores de café han visto los efectos del clima con deterioro de las siembras, menor productividad y en algunas regiones cafeteras del mundo un apogeo lamentable de plagas. Sin duda, las temperaturas en el mundo varían y generan angustia ya que el aprovisionamiento se va menguando y los precios van escalando por la ley de la oferta y la demanda.
El 2021 cerrará a criterio de los productores con una cifra inferior a la de 2020 según la Federación Nacional de Cafeteros en lo corrido del año civil, enero-octubre, la producción ronda los 10,1 millones de sacos, es decir seis por ciento menos frente a los 10,7 millones del periodo anterior.
En los mismos doce meses, noviembre de 2020 y octubre de 2021, la producción cayó cinco por ciento a 13,2 millones de sacos, desde los casi 13,9 millones del mismo periodo anterior.
Lo cierto es que los cafeteros siguen viendo el comportamiento climático, observan los cultivos y hacen cuentas, es posible que en 2022 la cosecha sea aún menor porque la floración ha sido pobre, haciendo conjeturar que vendrán tiempos de menor recolecta. Sin duda el tema será de obligado debate en el 89 Congreso Nacional de Cafeteros que se cumplirá nuevamente de manera virtual.
En charla con Diariolaeconomia.com, el Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros del Huila Jorge Enrique Montenegro Polanía, aseguró que al interior de la caficultura hay una preocupación por todo el entorno de cambio climático que ya está generando inconvenientes serios en las siembras lo cual se ratifica con menores cosechas.
Por el fenómeno de La Niña y el exceso de lluvias, explicó el directivo, no ha habido la radiación suficiente, tema nada amable porque la luminosidad que debe tener el café para la florescencia y por consiguiente cargar fruto, no fue la esperada por el invierno y por ello, sentenció, lo que se vislumbra es una menor cosecha cafetera en el Huila y posiblemente en otros departamentos productores, todo porque las condiciones climáticas no ayudaron, dejando pensativos a mucho de cara a los próximos ocho meses.
Anotó que las circunstancias pueden varias por regiones, todo dependiendo de las coyunturas particulares que se den en las diferentes zonas cafeteras. Dijo que de manera particular en el Huila hay cosecha en el primer semestre en el norte y el occidente del departamento y en el segundo semestre la cosecha se concentra en el sur y parte del centro de la provincia huilense. Por lo observado meticulosamente con los productores y extensionistas, no hubo una buena floración para que la cosecha en los primeros seis meses de 2022 en norte y occidente sea promisoria en producción.
“Existe una preocupación en el caficultor que ve amenazada su actividad por un desplome en la producción cafetera consecuencia de la menor floración en una provincia cafetera por excelencia en el Huila. Ahora, repito, habrá que ver el resto del país en donde igual llueve copiosamente. Tal y como están las cosas y por lo analizado, se puede inferir que la cosecha de 2022 podría ser más baja que la de este año, uno quisiera ser más optimista, pero según los reportes atmosféricos, seguirá por un tiempo el fenómeno de La Niña, lo cual implica más aguaceros en el departamento y en el resto del país, afectando la luminosidad y echando a rodar las ilusiones cafeteras para la próxima vigencia o año civil”, comentó Montenegro Polanía.
El problema es que en el Huila como en el resto del país, el café genera las divisas y el ingreso que Colombia demanda recursos para la tranquilidad fiscal, las mejoras en calidad de vida y todo lo atinente a tejido social. La región, indicó el Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros, es un departamento especialmente caficultor y por eso preocupa un impacto económico que afecte la economía, el trabajo, la subsistencia y todos los indicadores sociales.
En opinión del dirigente cafetero, el clima, gran determinante en la productividad, es sin duda la gran deuda de la humanidad ya que durante siglos se ha hablado de las variaciones climáticas, el problema es que hoy es un tremendo inconveniente para la agricultura y desde la luego la gran amenaza a la seguridad alimentaria.
El tema, expuso Montenegro, es tan fundamental, que históricamente los precios del café siempre fueron sometidos o determinados por factores climáticos, ejemplo de ello el primer productor de grano en el mundo, Brasil, país cafetero que se mueve entre sequías y heladas, un medidor del mercado significativo, porque al diezmar la producción del bebestible en el gigante suramericano, aumenta el precio del café a nivel internacional.
Si bien, dijo el experto, hay que cambiar el chip y caminar hacia una agricultura y una caficultura más orgánica, debe haber un equilibrio frente al manejo del agro que garantice productividad, pero igual sostenibilidad ambiental para atesorar y salvaguardar los recursos naturales. Determinó que entendiendo que es importante mejorar los rendimientos cafeteros, lo ideal es hacerlo sin detrimento del entorno o las especies de fauna y flora lo cual exige mejorar las prácticas agrícolas y las técnicas de cultivo porque si bien hay que pensar en rentabilidad lo más apremiante, insistió, es la sostenibilidad.
El comportamiento y la descomposición económica muy seguramente tienen a los mercados en alerta ya que los mensajes de la naturaleza son claros frente a la producción de café y otros bienes provenientes del sector primario, un factor que determina precios porque al ver oferta y demanda, sin duda el indicador apunta hacia arriba, porque como el mismo clima dice, los tiempos cambian.
Al ser un bosque, el cultivo de café es per se una fábrica de oxígeno porque como todos saben las plantas son determinantes en la conversión del CO2, una particularidad de vida porque lleva aire puro a los ecosistemas. Actualmente Huila se posiciona como uno de los departamentos, factiblemente el primero, en asuntos de conservación de bosques tropicales secos y húmedos, garantizando la diversidad.
Desde su perspectiva el caficultor necesita más instrumentos para mejorar sus prácticas, por ejemplo requiere tecnología y otras herramientas que lo hagan eficiente y responsable porque aún hay líos con el beneficio húmedo del café que generalmente contamina las aguas limpias, empero hay alternativas generadas por el Centro de Investigación del Café, CENICAFÉ, que conllevan a menores cantidades de agua y al cuidado por consiguiente del recurso hídrico.
Frente al reto climático, los caficultores tendrán que reinventarse, es posible que el micro-lote siga imponiéndose, pero más allá de eso, especificó Montenegro Polanía, vendrán estudios y tecnologías para dar respuesta al cambio climático, entendiendo que afecta más la lluvia excesiva y prolongada que el verano porque castiga la productividad.
Por ser una planta resistente, el café está en condiciones de soportar condiciones complejas y radiaciones solares fuertes en vista que la siembra cafetera necesita sol pleno, pero igual recurso hídrico que se hace imposible cuando se extiende desmedidamente. Montenegro agregó que por la tozudez de CENICAFÉ no cabe duda que vendrán nuevas variedades y estudios para hacerle frente al enorme reto que sugiere el clima.
El directivo afirmó que con el tiempo desaparecerá el petróleo y el hombre tendrá que vivir del agro, una situación que hace pensar en prácticas agrícolas con gran componente orgánico, sin desconocer que vendrán nuevas energías, totalmente limpias, de menor costo y amigas del planeta.
“El asunto es de responsabilidad y compromiso porque debe haber equilibrio como también sensatez con las explotaciones agrícolas puesto que de hacer caso omiso la opción es una sola, desaparecer”, concluyó el Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros del Huila.
Cambio climático un dolor de cabeza atávico
El calentamiento global es un tema de vieja data según los conocedores el inconveniente comenzó con la revolución industrial, hace 180 años, pero mortificó imperios y sociedades, llevándolas a la miseria y grandes necesidades.
Para algunos ambientalistas la revolución industrial, época trascendental en el desarrollo industrial, económico y social de la humanidad que se presentó en dos fases cronológicas, 1750 hasta 1840, y una segunda 1880 a 1914, para efectos de precisión el problema, le dio inicio a la alteración del clima en sus albores. Con las nuevas formas de producción a escala y el uso de carbón para generar vapor y acción mecánica, vino un aumento de los gases que impactaron la atmósfera llevando al efecto invernadero un fenómeno que según análisis, condujo al calentamiento global.
Cabe anotar que antes del movimiento industrial ya volitaban en la atmósfera gases por efecto mismo de la naturaleza como el CO2, los cuales aumentaron sus niveles con la nueva manera de producir y el crecimiento mismo de la humanidad.
El solo estiércol del ganado vacuno produjo y produce cantidades estimables de N2O mejor conocido como óxido nitroso, uno de los gases que más aportan al efecto invernadero por su enorme poder de atrapar calor en la biosfera. Inclusive se ubica tercero después del dióxido de carbono y el metano.
Si bien la revolución industrial fue trascendental en la alteración climática, el problema era motivo de preocupación en los pueblos antiguos como Grecia y Roma pues en esos tiempos de helenos y cesares, el clima implicó daño en las cosechas, hambrunas y muerte, inclusive marcó el final del imperio romano.
El tema es complejo, desde la revolución neolítica y el florecer de la agricultura el hombre ha sostenido una lucha permanente con la meteorología, de hecho, hay tratados que hablan de la conspiración climática en el siglo III que trajo alteraciones en las temperaturas y con ello quiebra en la producción de alimentos, menores impuestos y prácticamente trazó el inicio del fin de un periodo imperial que de a poco fue disminuyendo la tremenda fuerza del poder militar, económico y social.
Según las Sagradas Escrituras, Dios creó al hombre y le entregó un mundo lleno de alternativas para vivir, lo que no se alcanzó a leer en la Biblia es que al hermoso planeta llegaría el depredador más temerario, voraz y desmedido, el hombre.