La caficultura colombiana pasa por momentos agridulces por cuanto las cotizaciones siguen creciendo en Nueva York, reflejando un precio interno de compra por encima de dos millones de pesos en favor de los productores nacionales, de todas maneras, la dicha no ha sido completa ya que el exceso de lluvias de 2021, literalmente aguó la fiesta de la primera cosecha de este año. A lo anterior se unen unos fertilizantes imposibles de comprar, la continuidad en la crisis logística y una tasa de cambio que encarece las materias primas y con ello los costos de producción.
Este primer semestre no transcurre con optimismo porque se espera una flaca cosecha de café, eso sí, todos en el gremio cafetero y en las cooperativas hacen cuentas para ver una franca recuperación en la producción del segundo semestre, por cuanto la floración permite hacer buenos pronósticos.
Cabe recordar que la cosecha cafetera de 2021 ascendió a 12,6 millones de sacos de 60 kilos, un nueve por ciento inferior a la recolecta de 2020 que alcanzó los 13,9 millones de sacos. Las exportaciones igualmente dejaron ver una curva negativa ya que cayeron uno por ciento por lo que fueron despachados a los mercados internacionales, 12,4 millones de sacos de 60 kilos. En 2020 el país exportó 12,5 millones de sacos.
La caficultura generalmente es optimista, sabe sonreír en medio de las dificultades y como ha sido usual, ha presenciado milagros. Detrás del café hay una historia apasionante y con ella un compendio de bonanzas, tragedias, violencia y noticias de todos los tonos para una actividad que aprendió a aguantar, a soportar las decisiones de quienes definen el mercado en Nueva York y a dar lo mejor de sí para entrar por la senda del valor agregado, del café diferenciado y de la gama alta en taza.
Ir a los sitios de cultivo de café, no es un simple viaje, se trata de toda una experiencia con matices temáticas en donde el paisaje cultural cafetero decora recorridos de cafetos, árboles, flores, montañas, aves, encanto y caídas de agua, todo bajo mantos de neblina en las mañanas, seguramente el mejor preámbulo de jornadas duras en donde se le da vuelta a las matas o se recoge la cosecha pasando por alto la intensidad climática, todo después de un buen café cosechado, tostado y molido en la finca, una humeante taza que deja escapar aroma y fragancia, un recipiente de blanca loza que semeja con ese escape de vapor caliente, algo afín al gélido ambiente de las montañas atiborradas de helechos, carboneros, guayacanes, nogales, madroños, robles, mangos, yarumos, algarrobos, guaduas, sietecueros, orquídeas, azucenos y coloridas venturosas, un espectáculo natural sencillamente majestuoso.
Ese entorno paradisiaco, posiblemente ha hecho que la vida del caficultor sea mucho más amable y llevadera, si algo no viene bien, es posible que las penas sean compartidas con las mulas, los arrayanes, las guaduas o las interminables aves que le ponen color al entorno y que suelen ser un bálsamo a la vera del camino.
Todo se lleva con arrojo, finalmente arrieros somos, hijos de la colonización, de las matronas y de quienes descuajaron monte a machetazo limpio en días y semanas enteras, sin otra protección que el sagrado escapulario y el Santo Rosario que escapaba sin falta en la oscuridad de los labios piadosos y beatos de valerosas féminas, esas de naguas largas y blusas apuntadas hasta bien arriba de la garganta que lucían blondas y pochos para espantar el frio en las tenebrosas noches del siglo XIX.
Hoy como ayer sigue la expectativa, cómo transcurrirá el año y cómo vendrá finalmente la cosecha, habrá inquietud por precios, costos de producción y clima, pero cierto es que el cafetero tiene más fe que el carbonero y por ello sigue vigente, aportando al desarrollo de Colombia, estampando de manera afortunada un sello que le da identidad al país, un café de Colombia que pone la piel de gallina, frase única que enaltece el trabajo de los abnegados, comprometidos y siempre inmensos caficultores.
Para platicar sobre café y perspectivas acudimos a dos autoridades en el tema, un reconocido hombre de números y análisis financiero y a un caficultor antioqueño, guerrero de las montañas paisas que hizo sus pronósticos sobre el presente productivo.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, el consultor y director de investigaciones económicas de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, José Leibovich Goldenberg, aseguró que todo apunta a que el precio al caficultor se va a mantener en los niveles de dos millones de pesos, un muy buen ingreso para los productores, el cual está determinado por el comportamiento en el mercado internacional que sigue mostrando niveles por encima de los dos dólares la libra en la bolsa de Nueva York para el café suave.
Agregó que también el diferencial que se paga por el grano colombiano sigue siendo importante porque se trata de 50 centavos de dólar adicionales al precio liquidado para cafés arábicas. Anotó que por otro lado la devaluación ha dado una mano y todo parece indicar que el alto precio en la divisa se mantendrá durante el año, un mensaje afortunado para el productor que recibirá una mejor remuneración por su café, muy seguramente un precio que le seguirá ayudando, por encima de dos millones de pesos la carga.
Una inquietud es ¿cuándo puede cambiar la situación para el caficultor? Y la respuesta es inmediata, todo depende de lo que pase con los pronósticos para la cosecha brasilera de 2023 y aún es muy prematuro saberlo. Por lo pronto, expuso Leibovich, el año en curso será muy bueno para los caficultores locales.
Dentro de los factores que leyó y descontó el mercado de la Gran Manzana es que Colombia está teniendo dificultades con su producción por efectos climáticos, igual no ve mejoras con las siembras en Centroamérica y tiene claro que la cosecha de Brasil no fue tan generosa como se esperaba.
“Eso indudablemente le pone un poco de presión al precio, pero el determinante fundamental por las magnitudes que maneja y que representa en el mercado es sin duda Brasil, porque allá los volúmenes no comercializados en tiempos de dificultad son muchísimo más grandes. En Colombia es un asunto de un millón de sacos, 1.5 millones, máximo dos millones de sacos, pero el gran déficit mundial se da con Brasil cuando llegan las heladas, pues hablamos de diez millones de sacos de diferencia, eso en términos de escasez relativa, luego es el gigante suramericano el factor más importante”, comentó el señor Leibovich Goldenberg.
Con unos precios altos, expuso el consultor y director de investigaciones económicas de la Federación Nacional de Cafeteros, lo ideal es que los caficultores aprovechen para pagar sus deudas, sanear su cartera e invertir en la finca, pues un cafetero que aprecie su actividad le mete más plata, ello mejorando procesos, renovando cafetos, optimizando el beneficio e invertir, desde luego, en el mejoramiento de la calidad de vida, lo ideal es que la familia participe de unos precios altamente competitivos, que disfruten de nuevos elementos en la casa, más no ver como el dinero, fruto del esfuerzo se queda en los estancos.
Pese a que la crisis logística sigue presente al igual que la pandemia, hay optimismo y muchos esperan que empiecen a mejorar las condiciones mercantiles, pues el mundo atraviesa por una serie de inconvenientes que pasan por inflación, desabastecimiento y escasez. Leibovich lamentó el hecho que siga habiendo dificultades globales con embarcaciones, contenedores y todo lo que impacta directamente la cadena de suministros.
El experto estimó que posiblemente la situación más difícil ya se está superando, un tema que no quedará conjurado de un día para otro, muy seguramente, aseveró, tomará un tiempo, empero irá retomando paulatinamente la normalidad.
Confió que con el parque cafetero existente en Colombia y con un buen comportamiento del clima, si todo sale bien, el país puede volver a niveles de producción que perfectamente están cercanos a los 14 millones de sacos, pues la caficultura sufrió por exceso de lluvias el año pasado en varias regiones de vocación cafetera.
Un dato nada menor es el precio de los insumos que seguirá por las nubes en tanto prevalezca la situación logística. Insistió que el tema no es nada fácil por cuanto no está en las manos del Gobierno ni de nadie mejorar esa situación ya que es un lío también con fondo global debido a la subida del precio del gas y del petróleo, tiene sus consecuencias sobre los agroquímicos, igual en los insumos lo cual invita a analizar de qué manera se racionaliza su uso.
“Es muy importante que los caficultores practiquen lo que se conoce como análisis de suelos para saber con exactitud qué le está haciendo falta a sus predios para mejorar con fertilizantes, pero hacerlo de una manera juiciosa y sumamente racional, en síntesis, más y mejor agronomía”, concluyó el consultor y director de investigaciones económicas de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, José Leibovich Goldenberg.
En Antioquia hay encendidas velas blancas por la caficultura
El caficultor Santiago Correa, con siembras en Abejorral, Antioquia, también habló con este medio y expuso que la caficultura y sus resultados varían de acuerdo a la región en donde se encuentren los cultivos, para el caso del oriente antioqueño, dijo, hubo muchas precipitaciones entre noviembre y diciembre. Enero, dijo el empresario, llegó con temperaturas bajitas, algunas lluvias e incertidumbre por la floración.
Explicó que, por luminosidad y floración, la traviesa de café para los meses de marzo, abril y mayo, no llegará en los volúmenes de un periodo normal, será de muy baja producción.
Por fortuna, indicó, llegaron en enero unos días de intenso sol, un factor favorable porque ayudaría a optimizar la floración para la cosecha grande de café, la de final de año, aclaró que todo sigue muy atado al comportamiento climático, pero expresó su optimismo por un veranillo generoso que le permita a la caficultura abejorraleña, prosperar y recuperar el terreno perdido por el invierno de 2021.
“Hemos tenido buena luminosidad, pero las precipitaciones no han permitido que la flor se pueda afianzar para generar los futuros granos de café. Este 2022 será retador en el frente cafetero por el tema meteorológico, pero igual por la renovación de árboles, no solo aquí en este sector de Antioquia sino en varias partes del departamento y seguramente del país, es por eso que no se esperan mayores cantidades, sin embargo, si el clima ayuda puede venir una afortunada florescencia y esperar con ello una buena cosecha de café”, apuntó el caficultor de “La Tierra de los Cien Señores”.
De salir todo bien en temas de sol y luminosidad, el final de año podría llegar con buenas expectativas, como mínimo retomar la cosecha histórica de grano para volver por las sendas de crecimiento y de optimismo. Dijo que, así como se encienden los faroles de la esperanza por el segundo semestre cafetero, la llamada traviesa está más que pérdida.
En materia de precios, el caficultor Santiago Correa, manifestó que, al mirar los números de producción de café en Brasil, Centroamérica y Colombia, sin perder de foco la caficultura asiática, africana y otras, puede inferirse que los precios seguirán por los niveles de 2021.
Para el cafetero, lo importante es seguir haciendo la tarea en competitividad y buenas prácticas agrícolas, ya que los precios de los fertilizantes siguen demasiados elevados, dificultando la labor y disparando los costos de producción.
“Factores externos como la cotización del café e inclusive el sobrecosto de los insumos agrícolas, no se pueden controlar, hacen parte de unas variables complejas que suelen estar atadas a factores ajenos, llámense geopolíticos o de mercado. Insisto, en medio de esos escenarios, a los caficultores nos corresponde seguir sembrando café, no dejar caer el cultivo”, señaló Correa.
La crisis ha golpeado a muchos
El cultivo de café demanda tener una buena agronomía, un trato especial de los suelos y una constancia en su cuidado y fertilización, pero la crisis logística internacional que llevó a un encarecimiento desbordado de precios en los productos básicos ya está haciendo mella en los pequeños caficultores que con cargo al alza de los insumos bajaron las fertilizaciones que hacían anualmente, algunos pasaron de tres a dos, pero en algunos casos en donde resultó imposible asumir mayores costos, se pasó a una sola aplicación de abono.
El tema, puntualizó, es no declinar, apoyarse en agronomía, asesoría técnica y buenas prácticas, así mismo, esperar que los precios sigan en buenos niveles para poder reinvertir en la finca, pagar obligaciones, ahorrar y manejar contingencias de cara al futuro. De otro lado, precisó que lo ideal es seguir con las siembras y evitar mayores afectaciones por unos mayores precios en los insumos que finalmente no dependen del agricultor.
A criterio del caficultor Santiago Correa, hay un hecho puntual y es la crisis global logística que subió y muy seguramente seguirá trepando precios, luego ante esa realidad, recomendó, lo mejor es amoldarse y prepararse para lo que viene porque más allá de productos agrícolas, también hay precios por los cielos en la canasta básica familiar, con gran impacto en los alimentos, pero el asunto es trabajar, dar lo mejor de sí y enfrentar los tiempos de dificultad con brío.
Con los precios de 2021 hubo dinero para castigar cartera, ponerse al día con la banca y adquirir nuevos elementos para las fincas, pese a que en la zona cafetera del oriente antioqueño la reducción en la cosecha cafetera osciló entre el 35 y el 40 por ciento frente al año civil 2020. Aclaró que pesó el clima y la misma renovación.
“Con todo y eso, los precios altos pudieron compensar el ejercicio y nos quedó para cumplir con los inaplazables compromisos financieros, cubrir cuotas y vivir mejor. Le puedo decir que tuvimos finalmente, un balance positivo porque los altos precios nos dieron un margen interesante para seguir adelante y pensando en calidad, valor agregado, competitividad y producto diferenciado, no bajamos la guardia. Ahora nos resta esperar que regresen los volúmenes de cosecha y así poder sacarle más provecho a una caficultura juiciosa y siempre sorprendente con cotizaciones altas”, señaló el productor.
Un cafetero, enfatizó Santiago Correa, tan solo espera que haya precios estables, que permitan cubrir los costos de producción y que garanticen una rentabilidad amplia para las familias y los trabajadores.
Con todo el entorno de complejidad al que llevó el caos logístico, algunas prácticas agrícolas empezaron a tomar más fuerza y es disminuir la química en las siembras y migrar a cultivos orgánicos. Para el caso de café, analizó Correa, es esencial saber cuál es el nicho de mercado al que va ese tipo de grano.
El café orgánico es apetecido por una capa de mercado, ya que hay personas que pagan por ese producto, pero el lío es que si se busca productividad y más cantidad de café ahí habrá una dificultad, pero si es un mercado específico que involucre pequeñas cantidades o microlotes de café para venderlo tostado y listo para consumir, puede ser un excelente negocio aparte de una muy buena estrategia.
El fenómeno de precios, expuso, invita a que los caficultores sean mucho más autosostenibles y entren de lleno con el tema de diversificación en las fincas, es decir contar con productos agrícolas adicionales que permitan no solo el alimento sino canalizar más recursos, eso implica tener plátano en el predio, aguacate y cultivos que se adapten al clima de la zona, sin duda nuevos ingresos y mayor sostenibilidad.
“Los pequeños productores de café deben apostar por la huerta casera y otro tipo de entradas para hacer de la tierra la mejor empresa, como ha sido durante toda la vida. Esta pandemia mostró que en definitiva debemos innovar y como agricultores y caficultores estamos llamados a seguir con esa tendencia, entrar en negocios rentables y sostenibles porque eso nos va a permitir permanecer en momentos complejos. Es bueno decir que la sostenibilidad es un medio de transporte para sobrevivir en el tiempo, un asunto que le corresponde a todos los sectores empresariales, industriales y productivos. Con la pandemia, es claro, cambió el mundo, es visible que hubo una transformación en la manera de trabajar, de comunicarnos y de vivir”, concluyó el caficultor Santiago Correa.
Por fortuna los días han sido soleados y el segundo semestre vendrá con muy buenas nuevas para el gremio cafetero. Desde este medio deseamos que retorne para quedarse en la caficultura, el ángel de la rentabilidad.