Domingo, 19 Junio 2022 00:54

Cosecha cafetera sería de 11.5 o 12 millones de sacos en 2022: Vélez Vallejo

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El gremio cafetero dijo que el invierno afectó importantes zonas de producción y reveló que los niveles de lluvia son históricos. A futuro, Brasil se muestra como un dolor de cabeza en precios.

El crudo invierno literalmente aguó la fiesta de los caficultores que en medio de precios buenos no pudieron sacar el máximo de provecho, ya que la cosecha se desplomó y los costos de producción repuntaron de manera importante, un injusto trato de la naturaleza para con las más de 546.000 familias cafeteras que de manera abnegada les ponen el corazón a sus siembras para llevar grano suave de la mejor calidad al mundo.

Hay preocupación en la institucionalidad cafetera porque los aguaceros siguen y las autoridades ambientales mantienen las alertas en muchas zonas por los impactos que los chubascos puedan tener en las comunidades y en la agricultura, lo cual incluye los cultivos de café, un dato adverso que golpeará el PIB agrícola, indicador que fue para mostrar con orgullo hace unos meses y durante el pico alto de la pandemia.

El gremio, fundado el 27 de junio de 1927 cumplirá años en medio de la incertidumbre porque muchos aspectos juegan en su contra, insuficiencia de insumos, tasa de cambio elevada, tipos de interés costosos, lluvias y una coyuntura geopolítica que no ayuda ya que la guerra entre Rusia y Ucrania parece ser de largo rato, para colmo de males, la crisis global logística persiste, disparando las variables inflacionarias y encareciendo absolutamente todo.

Lo cierto es que en caficultura como aconteció con la caja de Pandora, se liberaron todas las tragedias y sufrimientos, pero por fortuna no se escapa la ilusión, como quedó escrito en tiempos de los dioses olímpicos, la esperanza es lo último que se pierde, y a juzgar por la historia del café en Colombia esta particularidad ha sido una constante.

 

 

El Gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, FNC, Roberto Vélez Vallejo, le dijo a Diariolaeconomia.com, que es lamentable lo que ha pasado con el café colombiano en 2022, por cuanto las intensas e imparables lluvias han golpeado con vehemencia las zonas de cultivo produciendo que la cosecha se desplome, lo cual hace prever que la producción de grano será de entre 11.5 y 12 millones de sacos en el año civil.

Indicó que se hace imposible notificar cosas buenas en el sector puesto que no ha habido un cambio en el panorama, pues persiste el inclemente clima. Afirmó que, según el análisis hecho con el Centro Nacional de Investigaciones del Café, CENICAFÉ, en los últimos 26 meses, las lluvias han estado por encima del promedio histórico, es decir que hay un fenómeno climático complicado que ha afectado la caficultura y otras actividades económicas por más de dos años.

 

“Aquí el problema no es la cantidad de agua sino la falta de luminosidad, por estrés hídrico todo se complica y eso afecta las florescencias que no han sido concentradas y sí por el contrario muy dispersas. Infortunadamente lo que otrora pudo ser normalmente una cosecha de 14 o 14.5 millones de sacos de café, hoy ante las vicisitudes el gremio espera entre 11.5 y 12 millones de sacos, una caída importante y un impacto considerable que no está bien distribuido porque no es igual en todo el país”, declaró el señor Vélez Vallejo.

 

Agregó que por los aguaceros hay zonas más afectadas que otras como se puede observar en el Eje Central, región que alberga Caldas, Quindío, Risaralda, Antioquia y Norte del Valle, en donde las lluvias han llegado con mucha más intensidad generando afectaciones perceptiblemente grandes, ya que hay desviaciones hasta del 40 por ciento en algunas localidades.

En el sur del país, expuso el directivo, con una cosecha más pequeña, el daño no es tan grande, empero, para algunos cafeteros no hubo una buena noticia para nada.

 

Guerra en los Balcanes y crisis logística, la ñapa

 

 

Los planetas se alinearon en la economía mundial, las cosas venían mal antes del Covid-19, se agudizaron con la pandemia y a ese entorno se sumaron dos hechos tremendamente complicados, el rompimiento de la cadena de suministro y la guerra entre Rusia y Ucrania, factores que pesaron en la oferta de materias primas entre ellas los fertilizantes, eso sin hablar del absurdo encarecimiento de los fletes que se trasladó a los bienes transados en su totalidad.

Para Vélez Vallejo ha resultado demasiado desafortunado el tema de los fertilizantes e insumos porque a lo de Rusia se le suma el aumento en los precios del petróleo y el gas, dos productos esenciales en la elaboración de abonos de síntesis química que a su vez llevaron los valores a niveles exageradamente altos.

 

“Hoy tenemos unos fertilizantes multiplicados por dos o más en términos de precio frente a lo que era hace un año, lo que ha hecho que el costo mismo de producción de café se haya subido. Antes producir una carga de café valía entre 800.000 y 850.000 pesos, hoy ese indicador se encuentra rondando los 1.2 o 1.5 millones de pesos, a eso hay que sumarle un aumento en la mano de obra, la carestía de los intereses y otros rubros que pesan en el monto total, sobre la actividad cafetera y su rentabilidad”, explicó Roberto Vélez Vallejo.

 

A Dios gracias el precio es bueno, en otro escenario no habría negocio

La situación de hoy lleva a pensar que si el país no tuviera el precio actual de 2´135.000 pesos habría una caficultura en quiebra o muy cerca de ella. En opinión del Gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros, sin el precio de hoy, sostener la caficultura sería muy complicado y tendría al sector en un contexto de crisis profunda.

Sobre la opción de hacer un traslado de fertilizantes químicos a orgánicos para enfrentar una situación espinosa, Vélez Vallejo anotó que la producción limpia se ha estado mirando, ello porque en momentos como los actuales sobran las voces y las recomendaciones de hacer en agricultura y caficultura la transición de química a biológica.

El dirigente gremial dijo que eso, per se, suena muy bonito y ojalá el cafetero pudiera enfocarse en algo ecológicamente de ese estilo, sin embargo, precisó, el problema es que todavía la productividad de la caficultura y de muy buena parte de la agricultura está soportada en fertilización, y al comparar las necesidades o disponibilidad de nutrientes que ofrecen los llamados fertilizantes naturales como gallinaza, porquinaza, pollinaza y otros tipo de estiércol y desechos vegetales, la relación es de uno a diez, es decir por una tonelada de fertilizante que el productor aplica hoy, deben usarse diez toneladas de abono orgánico, diferencia que hace casi impracticable la posibilidad de cambiar la formulación de fertilización, pero eso, añadió el Gerente General, es uno de temas en donde muchos opinan, sugieren que hacer y proponen nuevos esquemas o modelos de nutrición vegetal, pero la caída en la productividad, afirmó Vélez Vallejo, también es grande.

 

 

Menos fruto, razonó el conocedor, es lo que un agricultor no quiere y por eso les pidió a los cafeteros hacer las cuentas, es decir cuánto vale una tonelada de fertilizante orgánico y qué devuelve el árbol en producción.

 

“Mientras hoy tengamos precios remunerativos para la caficultura y en muchos productos agrícolas como palma, cacao, azúcar, entre tantos, lo cierto es que esos commodities con precios muy interesantes necesitarán fertilización así resulte más costoso, porque abonar se traduce en productividad y en mayores ingresos”, apuntó Vélez Vallejo.

 

Al avanzar en el asunto el Gerente General de la FNC, manifestó que le viene preocupando mucho la disponibilidad de fertilizantes al considerar que el nutriente más costoso es el que no existe, agregó que sí algo produciría pánico sería llegar a una tienda de agroinsumos con plata en mano y escuchar que NO hay nutrientes para la tierra.

En la exploración que ha hecho el gremio cafetero, encontró que sí hay fertilizantes en el mundo pues, aunque Rusia esté cerrado, al hablar con los exportadores, importadores o gente del agro, es fácil detectar que por algún lado los rusos están despachando urea y abonos en general, era un negocio que no pararía como mucha gente cree o teme.

Caviló que sin duda hubo una contracción de la demanda mundial por los altos precios, pero dijo que, si la oferta es más o menos parecida, los precios se pueden desinflar. Algunos doctos en el capítulo fertilizantes dijeron que los abonos que antes valían 1.400 dólares la tonelada, hoy Rusia lo está vendiendo en 860 dólares, es decir que a futuro debería bajar la tendencia alcista, no para llegar a donde estaba el mercado hace un año, pero sí alcanzando unos abonos menos costosos.

El problema de fertilización es de todo el mundo, pero en opinión de Vélez Vallejo, Colombia en promedio fertiliza mucho menos que Brasil, ello explicado en la calidad de los suelos colombianos, mucho más ricos en nutrientes, muy por encima de Vietnam y de los predios brasileros, en donde los productores necesitan aplicar mayor cantidad de nutrientes. A los caficultores de esos países el costo de producción igual se les ha incrementado y comparten problemas afines a los de Colombia.

En la caficultura local, gracias a los precios de la bolsa de Nueva York, al costo del dólar y a la prima del café colombiano, hoy el bebestible supera los dos millones de pesos, una bendición en momentos en los que se elevaron los gastos para poder producir, dejando ver que todavía el grano suave es un buen negocio.

 

Ojo con Brasil

 

 

Los precios del café han sido generosos en los últimos dos años, permitiendo así que los productores tengan oxígeno en el tanque por mayor ingreso y rentabilidad, sin embargo, no hay fiesta eterna y los cafeteros tienen que preparase para los eventuales bajonazos de precio.

El tema, dijo Roberto Vélez Vallejo, es complicado, pero confió en que el 2022 podrá irse con buenos precios, empero el 2023 hasta la mitad de dicha vigencia se puede ser relativamente optimista en términos de los niveles de precio, claro está de no pasar nada ya que vienen periodos de heladas, y en septiembre llega la época en que se necesita agua en Brasil para el llenado de frutos y florescencia.

Según el dirigente cafetero, si a grandes rasgos todo se da, solamente en septiembre de 2023 cuando empiecen las floraciones para la cosecha del 2024, y estas vienen buenas, así como prospectivas, Brasil lo que tiene hoy, siendo claros, es una posibilidad gigantesca de una cosecha inmensa, todo porque los productores han hecho un trabajo muy interesante de renovación cafetera, según los cálculos, los caficultores brasileros suman a la fecha 303.000 hectáreas nuevas y si todo sale bien, en 2024 Brasil puede registrar una producción entre 75 y 80 millones de sacos, un volumen que seguramente moverá el mercado internacional y así mismo los precios.

Colombia, dijo el muy amable Gerente, debe seguir afianzando sello y mejorar su productividad sobre la base de renovación, no bajar los brazos en micro-lotes y darle continuidad, como se viene haciendo, a la oferta de cafés especiales, con latos componentes de valor agregado.

Sostuvo que Colombia no tiene otra manera de defender su caficultura, razón por la cual debe apostar por calidad y mayor productividad. Vélez Dijo que el café nacional fue favorecido con la prima a niveles no vistos y la lectura que la Federación Cafetera le da al contexto es que la pandemia por un lado ayudó a empujar, segundo las flacas producciones en Centroamérica bajaron la oferta de suaves y tercero el incremento en el consumo de café de buena calidad que llevó a que el grano colombiano tuviera una demanda lo suficientemente grande como para estar relativamente confiados, demostrando que la calidad colombiana en bebestible es la que puede sacar al país de un problema mayor el día que Brasil retome su nivel de producción como consecuencia de las mejores condiciones climáticas.

 

 

 

“Hoy estamos hablando del 2024, pero si en ese año nada pasa, con seguridad la gran cosecha aparecerá en el 2025, no obstante, en algún momento Brasil recuperará su capacidad productiva y precisamente ese será factiblemente el instante en que la bolsa de Nueva York va a reaccionar como todos sabemos, el precio a ciencia cierta se va a caer y lo único que le quedará a Colombia para poder reclamar un precio justo es la calidad que hemos venido trabajando, todo junto a temas como productividad y sostenibilidad”, puntualizó Vélez Vallejo.

 

Subrayó el líder cafetero que, frente a una gran cosecha y el posible desplome de la cotización, quizás a un dólar, hoy más que nunca están dadas las condiciones para que Colombia diga que a esos niveles de precio no está dispuesta a vender su grano, entre otras cosas porque los productores han venido trabajando en lo que denominan “precio de prosperar”, algo que le permita al cafetero y a un agricultor que las nuevas generaciones vivan mejor que las anteriores y así sucesivamente, la única manera de hacer rentable la caficultura y de garantizar el acompañamiento de los jóvenes e hijos del café.

Una buena noticia es que la gente joven está volviendo al café o incursionando en la actividad en algunas partes y allí Nariño es el avanzado de la clase en términos de calidad y reconocimiento internacional. Hoy es fácil ver en ese departamento asociaciones de cafeteros, grupos de productores rechazando ventas de grano si no les reconocen cuatro millones de pesos por carga de café.

 

“En Nariño hay gente joven arrancando en caficultura, yéndose para ese sector productivo por cuanto a esos niveles de rentabilidad los muchachos reaccionan y se matriculan en la siembra cafetera”, celebró el Gerente General de la FNC, Roberto Vélez Vallejo.

 

Es bueno recordar que Colombia siembra café en 23 departamentos y 604 municipios. El cultivo de café genera más de 2.5 millones de empleos entre directos e indirectos. Es el primer producto del sector agropecuario en exportaciones.

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