Por estos días los cafeteros colombianos hacen cuentas y miran al horizonte porque los precios todavía son buenos y remuneran la actividad de los productores, sin embargo, dejaron muy en claro que no se puede hablar de bonanza, pues llegaron unas cotizaciones en Nueva York que coincidieron con la caída en la oferta de café suave en el mundo, lo que incluye la colombiana, pero al mismo tiempo empujaron devaluación y las primas de calidad.
Los expertos dicen que mientras no haya café suave en el mercado apagando incendios en la industria, entra a regir la ley de la oferta y la demanda por cuanto lo que más vale es lo que no hay en tanto que desinfla su valor eso que le sobra a la economía.
Un tema vital para la caficultura es crecer en productividad, optimizar competitividad, seguir con la renovación y hacer hasta lo imposible por mejorar la condición de unos cafeteros que han logrado mejorar su calidad de vida y tranquilidad, pero no de manera plena, habida cuenta que hubo muchos inconvenientes represados con los malos tiempos de la caficultura que fueron duraderos y maltratadores, pues una carga vendida no compensaba los costos de producción e hizo que en ocasiones el labriego vendiera a pérdida, mientras la industria comercializaba café procesado a unos valores elevados, haciendo que en la gran cadena cafetera no aplicara el término equidad.
Hoy, aseguran los productores y transformadores de Cundinamarca, hay que cruzar los dedos para evitar que el precio caiga porque dejaría maltrechos a unos caficultores abnegados, juiciosos y llenos de ilusión que fincan sus esperanzas en unas cotizaciones excelentes en la Bolsa de Nueva York, así como en un dinámico y creciente consumo en vista que a mayor demanda mejores son las perspectivas del sector primario.
Mientras se espera que en la Federación Cafetera se revele el nombre del nuevo Gerente General, los productores siguen adelante con siembras, renovación y comercialización. Les sigue afanando el tema clima y no menos el geopolítico, pero con agua o sol, no cesan en su labor productiva, ese es sin duda el muy duro entorno del café que pide a gritos cambios y mejoras en la economía cafetera en donde es perentorio garantizar la rentabilidad.
En plática con Diariolaeconomia.com, el Gerente y representante legal de Café Pacundí Héctor Delgado, aseguró que, si bien hay muchos desafíos para el nuevo Gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros, hay dos que podrían ser fundamentales teniendo en cuenta que no hay bonanza cafetera y que los precios están bajando, de un lado promover el consumo de café colombiano, exigiendo a las empresas la denominación de origen y garantizando precios internos de compra rentables.
Sobre la venta de café, Delgado apuntó que el nuevo Gerente de la FNC debe promover el bebestible colombiano inclusive en el mercado interno en donde muchos productores de la comarca cundinamarquesa y del país siguen apostando por cafés diferenciados y bajo el concepto de muy suave y especial, en síntesis, apostar por granos nacionales y transformación delicada en donde se mantienen atributos, aroma, sabor y excelencia en taza.
En línea con otros productores, el Gerente de Pacundí expuso que es urgente mantener el gremio unido, potenciar la cadena, optimizar la comercialización y defender el sector cafetero que hoy sigue con precios aceptables habida cuenta que hay una marcada escasez de café suave en el mundo.
Al ampliar el tema de los retos, Delgado dijo que espera que los caficultores no se equivoquen en tan trascendental elección y que la persona que llegue independiente que sea hombre o mujer, cuente con la capacidad gerencial y le dé verdaderas luces a la economía cafetera, responsable en buena parte del desarrollo del país.
“Necesitamos un gerente que defienda el café en el entorno internacional porque ya el bebestible colombiano tiene importante competencia, hoy no tenemos que hablar de cantidad como pasó años atrás, sino que el reto está, no en cuanto producimos, sino qué grano obtenemos. Todos sabemos que la calidad del café cosechado en Colombia es muy buena, sin embargo, otros jugadores en el mercado están logrando cafés con elevados atributos, eso es preocupante y triste porque nunca defendimos el precio diferencial del café nacional. Hay que trabajar para que los caficultores tengan mejores precios en donde el grano pergamino canalice mayores recursos por volumen”, aseveró el señor Héctor Delgado.
Explicó que el término cantidad toma importancia porque con los buenos precios si no hay suficiente grano como pasa actualmente, los caficultores están quebrados, en ese orden de ideas, enfatizó, hay un reto adicional desde la parte técnica y es lograr producir buen café a pesar del cambio climático.
Dijo que, así como en Israel produce lechugas y otros alimentos bajo invernadero, muy seguramente Colombia tendrá que idear algo para no desprenderse del cultivo del café y lograr siembras y cosechas que tengan como igual, calidad y cantidad.
Manifestó que los temas atmosféricos no dejan de preocupar puesto que la cosecha esperada para abril y mayo en algunas partes del país como es el caso del centro del país y parte de los municipios cafeteros de Cundinamarca, será baja porque el exceso de lluvias afectó la floración, en otras partes de Colombia la recolección está en veremos porque hubo serias afectaciones por el verano, algo que dice que en efecto hay un reto técnico de producir con todas las vicisitudes que trae el clima que resultará fundamental, ello en cuanto a cantidades.
En asuntos de calidad, explicó el Gerente de Pacundí, es necesario seguir trabajando en los granos diferenciados y entender qué está pidiendo el mundo porque sin duda el globo quiere cafés innovadores, sabores nuevos y propuestas llenas de ingenio y calidad en taza.
Entre lo nuevo, señaló el empresario, en ocasiones está lo viejo, verbigracia, variedades de tremendos atributos y propiedades como la calidad Típica.
Colombia sí merece tomar su café
Un tema añejo y que genera enojo en los productores es la importación de café, pero lo que no convence es la compra de pasillas o granos baratos para tostar y comercializar un producto con bandera colombiana, sin embargo, ajeno a la caficultura local y traído de Brasil, Centroamérica, Ecuador y otros países, como quien dice golazo por cuanto, a los precios de mercado, con un poquito más, los nacionales podrían acceder a café cultivado en predios colombianos.
En medio de todo, narró Delgado, el año pasado con el daño de las siembras en Brasil, no llegaron las pasillas a Colombia y por eso la industria debió echar mano de las pasillas nacionales un hecho que mejoró ostensiblemente la calidad puesto que lo que traían de tierras brasileras era pasilla de café robusta.
“Suena paradójico, pero mejoramos la calidad del café procesado puesto en góndola por la industria con pasillas colombianas y no con las precarias calidades de los granos defectuosos brasileros, un insumo de pésima calidad”, dijo Héctor Delgado.
Un trabajo en el que hay que trabajar con el mayor compromiso desde la institucionalidad cafetera, dijo el versado, es la renovación y todo lo que tiene que ver con el rejuvenecimiento de la caficultura, pero aparte de todo, el empresario estimó muy urgente avanzar en tecnificación por la visible escasez de la mano de obra porque lastimosamente cada vez hay menos personas para atender una finca y por eso es de gran necesidad la transferencia tecnológica para que una familia sea capaz de atender sus cafetos sin necesidad de requerir obreros, no por que se le esté haciendo el quite la generación de empleo sino porque preocupantemente no hay quien trabaje.
Asistencialismo, una tragedia para el agro
Son recurrentes las quejas de los empresarios y caficultores porque los famosos subsidios se volvieron suficiente para vivir y eso conllevó a que nadie quiera laborar y ganar el sustento de la familia de manera digna, honrada y con esfuerzo. A muchos el obsequio les daño el corazón porque creen que ese giro es una obligación perenne que con la mínima insinuación de retirarla fomenta violencia y comportamientos agresivos, algo que no se puede entender, pues no cabe en ninguna cabeza que alguien reclame lo que no se ha ganado.
El asunto no es menor, subrayó Delgado, porque los subsidios que deberían ser temporales y coyunturales, ahora son un desestimulo para trabajar, ello en detrimento de la ruralidad y del cambio generacional que experimenta y solicita.
En su análisis sobre los inconvenientes subsidios, Delgado manifestó que las ayudas deberían dársele al empleador para contratar personal así sea para llevar gente a hacer cosas que no se necesiten, luego un propietario de una finca debería contar por ejemplo con unas contribuciones que le permitan contratar en condiciones condesciendes el personal pactado para que labore y gane un ingreso sin perder la buena costumbre del trabajo.
Par no ir tan lejos, y abreviando el subsidio debe ser para que las personas se empleen y hagan algo productivo que les genere ingreso y no tomar un premio por estarse en la casa todo el día sin hacer absolutamente nada.
Los subsidios deberían tener una trazabilidad, anotó el cafetero, porque la plata llega y no hay certeza que los niños reciban una adecuada nutrición, que cuenten con los mínimos vitales para estar bien, pues lo único que se ve cuando llega el dinero es dinamismo en tiendas, discotecas y sitios en donde se expenden bebidas alcohólicas. Esas dudas deben despejarse, dijo el respetable empresario, haciendo un seguimiento al gasto en los hogares beneficiados y de no cumplir con la filosofía de la ayuda, se haría necesario desmontarla y abrir fuentes de empleo para que dignifiquen al ser humano y a la familia.
La plata en manos del empresario tendría mejor control, abriría plazas laborales y recuperaría el amor por el trabajo. El café de la región de Rionegro es conocido por su excelente perfil de taza y por eso caficultores y empresarios siguen con impulso, metiéndole ganas al crecimiento y la prosperidad lograda sobre pilares de laboriosidad, responsabilidad y compromiso.
En los próximos días habrá forma de conocer más en detalle la iniciativa de comercialización lanzada por la Gobernación de Cundinamarca, un programa denominado “compra tu cosecha”, que permitirá poner en los hogares alimentos y café a buen precio, sin castigar la rentabilidad en los campos.
“Ahí está la Gobernación involucrada ayudando a productores primarios y secundarios, haciendo una intermediación sin pretender utilidad económica sino contribuyendo con el beneficio social”, expuso Delgado.
Insistió en la denominación de origen y dijo que hay que mejorar algunas políticas en la FNC de donde han salido un sinnúmero de certificaciones que al final del ejercicio terminan costándole al cafetero que debe pagar por muchas y no como debería ser, por un solo sello, todo regulado por la Superintendencia de Industria Comercio, evitando así tanto pago, una práctica casi imposible que desangra a los microempresarios.
Un tema en donde no debería haber debate o resistencia es en la obligación que deben tener los empresarios para que digan de dónde importan café para la industria nacional, algo que permita hacer el debido seguimiento y tener certeza de qué producto ingieren los colombianos, inclusive poner en los empaques qué cantidad hay de café nacional y cuanto de importado.
Deploró que marcas reconocidas venden café importado como si fuera nacional aprovechando que tienen el músculo financiero para hacer uso de lo medios de comunicación y vender algo que no es cierto, un paso a seguir, expuso, es mirar hasta donde los anuncios hacen parte de la publicidad engañosa.
“Hay un grano de café muy famoso con los colores de Colombia, pero es bien sabido que gran parte de la materia prima comprada por la empresa es importada, nada cercano con banderas, escudos o íconos hechos con mucho detalle para invitar a la compra de un producto que es totalmente ajeno y lejano de ser fruto de los suelos colombianos”, concluyó el Gerente y representante legal de Café Pacundí Héctor Delgado.