Martes, 01 Mayo 2018 04:53

Día del trabajo, una conmemoración más con salarios de hambre: CGT

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Las centrales obreras lamentan que los trabajadores colombianos ocupen un lugar más que lamentable en el poco deseable ranking de pérdida en la calidad de vida.

La Confederación General del Trabajo, CGT, consideró que no son halagüeños los momentos por los que pasa la clase trabajadora de Colombia y precisó que después de 132 años, se ha logrado escalar algunos lugares y mejorar en algo las condiciones de vida sin que la realidad de los trabajadores sea para fiestas.

La central expresó que desde 1886 a 2018 la huelga de los obreros en Chicago que defendieron sus derechos, no solamente como clase obrera sino como población norteamericana, deja buenas experiencias en el país del norte, pero una situación apremiante y muy difícil en Latinoamérica, particularmente en Colombia en donde crece la injusticia, la pobreza y la desigualdad.

El presidente de la CGT, Julio Roberto Gómez Esguerra, le dijo a Diariolaeconomia.com, que en términos generales la situación del trabajador colombiano es precaria si se tiene en cuanta que escasamente el siete por ciento de los trabajadores están organizados en sindicatos, incluyendo al movimiento campesino.

Agregó que el común denominador en las empresas es el trabajo en condiciones de tercerización y la informalización de la economía ya que, en el último dato del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, el país tiene un promedio de desempleo de 11.5 por ciento, lo que significa que, en términos reales, Colombia puede estar por encima del 14 por ciento y con más del 50 por ciento de la población económicamente activa ocupada en medio de la informalidad.

“Es muy importante conmemorar esta fecha histórica, pero a la vez manifestar que la situación para la clase trabajadora colombiana, es decir la que involucra hombres y mujeres en el mundo laboral, no es precisamente la mejor”, expuso el señor Gómez Esguerra.

Al preguntar por la masa laboral y por los colombianos que hoy trabajan en la formalidad y recibiendo los beneficios de ley, el presidente de la CGT apuntó que hay curiosa y preocupantemente un dato que resulta muy sospechoso por decirlo de alguna manera, por cuanto hasta hace algunos años se decía que había en Colombia más de cuatro millones de trabajadores devengando el salario mínimo legal. Extrañamente, dijo, el último reporte del DANE, da una cifra que está por debajo de los dos millones de personas percibiendo el salario básico correspondiente.

Dijo que saltan muchas dudas y preguntas a la vez pues una de ellas es ¿qué pasó con los otros dos millones de empleados?, ¿acaso, mejoraron sus salarios o caso contrario hoy están desempleados o en la economía informal? Lo cierto, aseveró el dirigente sindical, es que las condiciones laborales para la gran mayoría de los trabajadores son sumamente complicadas porque hay sectores como el comercio, las flores y otros en donde a la gente escasamente les llega el salario mínimo legal con el agravante que para comprar la canasta básica de una familia de cuatro o cinco personas, se necesitan dos salarios mínimos, es decir que hay un déficit permanente de proteínas y de calidad de vidas para los obreros y sus familias.

“Una reflexión para este primero de mayo es justamente analizar cómo un país se puede desarrollar, cómo un país puede hablar de paz sin justicia social, con salarios de hambre y en unas condiciones absolutamente inaceptables”, comentó Gómez.

Aclarando que nadie puede acostumbrarse al mal trato o a los ajustes salariales irrisorios, a la vulneración de derechos y a que lo tumben, lo cierto es que hay una condición lamentable de los trabajadores que desprende casi que, de una política de estado en contra de la fuerza laboral, política leonina y perversa que sistemáticamente va diezmando los derechos y las mejoras de los hogares colombianos.

Gómez precisó que, por eso en la Comisión de Concertación, la CGT se mantiene hasta última hora, precisamente tratando de elevar, así sea poquito, los ingresos de los trabajadores del salario mínimo legal porque tristemente en algunos empresarios y del equipo económico del gobierno hay dicha cuando los voceros de los trabajadores no están. Para este año sirvió quedarse y no dejar que prosperara la propuesta máxima del ministro de Hacienda que era del 4.5 por ciento y los trabajadores lograron el 5.9 por ciento, siendo conscientes que con ese ajuste nadie resuelve su situación de pobreza porque esa condición no mejora ni con el 20 ni con el 50 por ciento, teniendo en cuenta que los trabajadores han perdido terreno por la voracidad de los gobiernos.

La mejor calidad de vida, explicó el presidente de la CGT, sería posible con ajustes del ciento por ciento, pero ahí de poco a poco, se avanza en la defensa responsable de los trabajadores.

A criterio de Gómez, un lío que llega de adición es que el ministerio de Hacienda se mal enseñó a ponerle conejo a la clase trabajadora porque dentro de las características del neoliberalismo está precisamente profundizar los niveles de pobreza y de miseria en la población colombiana para seguir sometiéndola, lo anterior explica por qué el salario es tan bajo y los recibos de los servicios públicos y otras obligaciones perentorias, de tan alto valor.

En la CGT hay total certeza que en una nación en donde la gente tenga un nivel de ingresos decente como en algunos países de Europa, verbigracia, Suecia, Suiza, Bélgica o Dinamarca, hay un nivel de vida muy humana para la población, pero en Colombia para lamento de los nacionales el común denominador son salarios de hambre y una situación permanente de sometimiento a los colombianos.

Un paso firme que debe dar Colombia debe conducir con afán a un cambio en el modelo económico y por ello hay una propuesta de la CGT que apunta a una propuesta alternativa de desarrollo, la misma que al leerse pareciera que hubiese escrito ayer, pero el libro tiene ya unos quince años porque la propuesta se hizo hace más de una década buscando salidas para recomponer el modelo económico en función de los intereses de la población, lo cual de lograrse, permitiría, pues está demostrado técnicamente, que el país pasaría a tasas de desempleo del dos o del tres por ciento en un periodo de veinte años, mejorando la calidad de vida de todos los colombianos.

Invitó a derrotar el individualismo, el egoísmo y el afán de lucro que tienen ciertos sectores que como apunta, dice Mafalda, “No les importa amasar fortuna, haciendo harina a la población”.

Al abordar el tema cooperativo, tan maltratado por el gobierno y visto inoportunamente con tanto desdén desde las altas esferas financieras, empresariales y obviamente gubernamentales, Gómez Esguerra sostuvo que por fortuna el cooperativismo se sostiene con una membrecía que supera los siete millones de propietarios.

“Yo he tenido la oportunidad de conocer unas cooperativas que son ciertamente impresionantes como las del sector agropecuario que hacen y construyen lo que jamás se les ocurre a los equipos económicos de los gobiernos”, afirmó.

Finalmente expresó su desazón con las propuestas de los diversos candidatos a la Presidencia de la República porque lo único que exteriorizan son insultos, agravios y descalificaciones. Dijo que los únicos términos o aseveraciones que salen de los aspirantes a la Primera Magistratura es que el de al lado es pícaro, ladrón, paraco, guerrillero o que tiene antecedentes penales, escenario que no le hace bien a Colombia porque no contribuye en nada con lo que la gente reclama a gritos y es una gestión honesta y comprometida que propenda por la inclusión y el tejido social.

“Ojalá y por el bien de la democracia, que quien llegue, sea quien sea, a la Presidencia de la República, entienda que es la hora de la población, de los nacionales en la perspectiva de una Colombia distinta”, concluyó Julio Roberto Gómez Esguerra.

 

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