Domingo, 16 Mayo 2021 00:31

Hospitales y clínicas en alerta y al borde del colapso: ACHC

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Hospitales y clínicas en alerta y al borde del colapso: ACHC Foto tomada de Hospital de Especialidades de Jerez

Sector salud, el gran reto del próximo gobierno, quien llegue a la Casa de Nariño tendrá que hacerlo con la reforma debajo del brazo. En el tema hospitalario no se puede seguir improvisando.

Hay que decir sin temor a equivocarse, y haciendo gala al reconocimiento, que el de la salud, ha resultado en esta pandemia, un sector vital, abnegado y comprometido, de cara a enfrentar una letal enfermedad, la cual aún no se conoce y que ha cobrado para el capítulo Colombia la vida de más de 300 médicos y colaboradores del área clínica. En esta guerra contra el SARS-CoV 2, mortal virus de la indeseable saga de los Coronavirus, son los profesionales de la salud quienes les han puesto el pecho a la brisa.

Es de admirar, que los hospitales y las clínicas, en medio de su enorme problema financiero por las deudas acumuladas que suman cerca de 30 billones de pesos, hicieron de tripas corazón y con toda la responsabilidad, acatando el voto galeno, entraron en la turbulencia para salvar miles de vidas, eso sí, demostrando que la salud es un sector que debe estar potenciado y al día porque no pueden llegar eventualidades como la presente con los centros asistenciales en UCI.

El desafío actual es total, el virus sigue diseminándose, las herramientas escasean y la colaboración del público es adversa ya que cuando más disciplina se hacía necesaria para enfrentar la enfermedad, Colombia estalló socialmente, poniendo ríos de gente en las calles, un factor que llegó acompañado de vandalismo y enfrentamientos con la fuerza pública, el mejor escenario para una patología que cambia y llega al organismo en diferentes variedades, complicando aún más la tarea de los especialistas. En muchos centros de atención médica el trabajo es todo un voluntariado y una labor vocacional, habida cuenta que no hay dinero, persisten deudas y la nube negra que se posó en el gremio médico antes del arribo del Covid-19, por obvias razones se agudizó.

Sin duda alguna en línea con lo que argumenta la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, ACHC, si alguien ha cumplido en esta pandemia es el sector hospitalario y el talento humano en salud que trabaja en la prestación de servicios profesionales, confiables y de calidad, haciendo su mejor esfuerzo por preservar la vida en medio de una pandemia mortífera que no sabe de consideraciones. Los médicos colombianos como los del mundo, no han ahorrado bríos laborales, competitivos, técnicos, científicos o asistenciales para librar una dura guerra biológica y por ello, todas las instituciones prestadoras de servicios y la gente que labora en ellas, dan lo mejor de sí para afrontar con éxito la enfermedad.

 

Juan Carlos Giraldo Valencia

 

El Director General de la ACHC, Juan Carlos Giraldo Valencia, le dijo a Diariolaeconomia.com, que preocupantemente la cartera que hay con hospitales y clínicas sigue siendo billonaria. En un grupo de 202 hospitales, comentó, la cifra alcanza los 10.6 billones, dejando claro que esos son los números de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas. Del total, informó el gremio, el 59 por ciento reporta morosidad, es decir, que por cada peso, 59 centavos hacen parte de la cartera vencida, un dato muy malo.

Explicó que quién analiza los estudios, va a encontrar que respecto a los predios, hay una leve disminución en la cifra de cartera de alrededor de 500.000 o 600.000 millones de pesos. Mucha gente querrá decir que mejoró la cartera, y el asunto no es así, porque sencillamente el año anterior hubo muchas alteraciones asistenciales, efecto de cerrar durante meses algunos servicios selectivos y unas cirugías, un recurso que no ingresó a los hospitales, es decir que no se generó esa deuda, pero, reconoció que la cifra es impresionante, con mayor impacto en la morosidad, variable que no mejora.

 

“Lo he dicho y lo reitero, como en el fútbol, necesitamos juego limpio señores, fair play, porque nosotros estamos operando con el máximo esfuerzo y tensión, lo cual nos obliga a tener un flujo adecuado de recursos, que nos eviten el desgaste en una cantidad de trámites administrativos, que aleje a las entidades hospitalarias de los mismos procedimientos del tiempo frío, aplicadas con gran afectación. Infortunadamente las prácticas indebidas se siguen dando y grandes EPS están teniendo una muy mala percepción por parte de los prestadores por cuanto siguen con todos sus temas de auditoría, que no aportan, de glosas que no se justifican, de tarifas no actualizadas y de carteras que no se pagan. Esto significa que ni siquiera en pandemia el asunto ha mejorado y por lo tanto se refuerza esa postura nuestra que uno de los puntales de la reforma al sistema es un cambio en la tenencia y administración del dinero de la salud”, indicó Giraldo Valencia.

 

La cifra de las fuentes oficiales de la Superintendencia de Salud y del Ministerio en donde están millares de instituciones tanto hospitalarias como de prestación de servicios, se aproxima a los 30 billones de pesos. Hay que tener en cuenta que hay cantidades muy concisas como las de la ACHC, las del Gobierno y otras que pueden estar desactualizadas, pero que igual indican que hay un problema enorme.

Una verdad de la cual no se aparta la ACHC es que muchos hospitales y clínicas están en cuidados intensivos, un lío de tal magnitud que, si no se atiende el problema, algunas instituciones estarían seriamente amenazadas y muy cerca de cerrar como se advirtió hace unos años. Es cierto que los sanatorios han respondido y resistido, pero no dejan de asegurar que la procesión va por dentro.

Para la ACHC, a los inconvenientes crónicos como el de la cartera, hay que sumarle varias arandelas como la dinámica en centros de atención médica, pues no es la misma hoy que en tiempos de pandemia porque ya no es posible rendir lo mismo debido a que hay unas separaciones, unos tiempos mayores de intervención así como unos rígidos periodos de limpieza y asepsia de todas las superficies, lo que hace que si anteriormente una entidad operaba equis número de pacientes, hoy la cifra bajó a un 60 o 70 por ciento, obviamente representando menores ingresos para la institución, a eso se suma la cartera crónica y los mayores precios de muchos insumos que llevó a encarecer medicamentos y materiales quirúrgicos, igual entran unos gastos nuevos que llegaron para quedarse, verbigracia, el tremendo sobregasto que se registra en los elementos de protección personal. En opinión de Giraldo Valencia, eso significa que hay que barajar nuevamente, pensando en la sostenibilidad del sector hospitalario que paralelamente conmina a rastrear nuevas fuentes de financiación y a darle un manejo muy diferente al dinero de la salud.

 

“Todos estos temas de cartera y de glosa deben desaparecer, aquí tienen que haber unos flujos automáticos y corresponde por parte de las autoridades y las empresas del ramo, implementar más tecnología para que el servicio de salud sea más óptimo, igual deben aplicar las herramientas tecnológicas administrativas, tarea que las máquinas hacen con gran eficiencia, haciendo de lado otro desgaste”, precisó Giraldo.

 

En su observación, no descartó una serie de dificultades después de la pandemia por lo que consideró que el próximo gobierno tiene que llegar con la reforma a la salud debajo del brazo, diligencia que no puede dejarse para última hora como está pasando ahora. Se trata, especificó, de salvar clínicas y hospitales que han hecho la tarea y que no merecen ir a la bancarrota, evaluación que finalmente hace la población, la misma que pide garantizar la sostenibilidad de los activos de la salud, los que salvan vidas y atienden gente enferma.

En una plática que sostuvo con el Presidente de la República, Giraldo le indicó al mandatario que muy independiente del proyecto de ley 10, hay una situación puntual, atender la pandemia por un lado y por el otro mirar la agenda del gobernante, en donde está el tema de ley de punto final, la liberación de las reservas técnicas, compras de cartera, pago por disponibilidad, pago de elementos de protección personal y un nuevo estartazo de recursos provenientes desde el Fondo de Mitigación de Emergencias, FOME, para el sistema hospitalario.

El Presidente Duque, aseguró Juan Carlos Giraldo Valencia, tiene en la mano esos asuntos y por tal razón la ACHC le propuso que mientras pasa la avalancha Covid-19, el ejecutivo debe seguir con esa agenda y llevarla a feliz término, porque el reto grande de la administración actual es el Plan Nacional de Vacunación, prioritario, y punto dos, las soluciones que reclama el sector hospitalario que son plausibles con las herramientas que tiene el Gobierno, todo, independiente de si hay o no ley 10. De lograrse eso, los hospitales pasarán de cuidados intensivos a intermedios, como quien dice muy enfermos, pero no tan graves.

Eso sería ideal porque el nuevo Gobierno tendría que concentrase solamente en una contundente remodelación del sistema, y por qué no, en diseñar una política de estado para la salud porque el asunto médico no es de cuatrienios sino de décadas, lo que invita a pensar con inteligencia y tacto en el largo plazo, un engranaje de salud recuperado o mejorado para una población, un objetivo que no puede perder el norte, porque no se trata de ganar plata o dar puestos, el bienestar del sistema está hecho para salvar vidas.

 

Reforma a la salud, tema urgente y de entrada para el próximo gobierno

En opinión del Director General de la ACHC, Juan Carlos Giraldo Valencia, la reforma a la salud implica llevar de manera concertada entre todos los eslabones del sector, explorar soluciones y darle perfil a una verdadera reforma al sistema en donde médicos, clínicas, hospitales, pacientes y todos en general, estén al amparo del derecho, del cumplimiento y de la seguridad. Un proyecto de ley de semejante calibre, expuso el galeno, demanda el concurso de los expertos en salud, de sus dolientes y del cuerpo médico.

 

“Lo dije en Presidencia de la República, este gremio hospitalario siempre ha sido un actor presente y un animador constante de la búsqueda de una reforma al sistema de salud y lo seguiremos haciendo, pero aquí se ha venido haciendo moda, que cualquier proyecto de ley, del talante que sea, lo presentan de una manera maximalista, grandilocuente, algo así como la gran reforma al sector salud, y lamentablemente no es así. Refiriéndonos específicamente al texto de este proyecto de ley 10, su primer artículo habla de una iniciativa para hacerle ajustes al sistema de salud, es decir que él mismo tiene ya su alcance, que es a todas luces limitado”, expuso el directivo.

 

Consideró que el controvertido proyecto de ley tiene unos temas que no deben estar plasmados allí porque lo laboral y la formación del talento humano en salud son asuntos tan grandes, tan de hondo calado que deberían tener unas leyes autónomas, es decir que necesariamente deberían caracterizarse por su independencia y regidas por la concertación de los sectores de educación, hacienda, trabajo, salud y todo el contexto médico y de servicios clínicos. Indicó que el planteamiento es de tanta profundidad que los propósitos de cara a mejorar tienen que ser el resultado de una ley exenta o separada de un paquete que le resta su verdadero relieve.

 

 

Dentro de los contenidos que se pueden reglamentar y que no necesitan una ley, afirmó Giraldo Valencia, está la regionalización y el modelo de atención porque son asuntos que pueden ser instrumentadas a través de reglamento. Expresó que hay otros componentes del proyecto de ley que la ACHC considera como valiosos y que por tal razón deberían conservarse.

Sobre la ley y el ambiente que pide una decisión de semejante envergadura en el frente de la salud, la asociación indicó que este no es el momento como ya se lo hizo saber al ministro de Salud. Estimó que el debate sereno de la argumentación técnica bien sustentada exige otro escenario y un tiempo prudente que no implique afán o salidas de última hora. El tema, puntualizó Juan Carlos Giraldo, es que se está llegando al último año del periodo presidencial y a la postrimera legislatura.

 

“El tiempo se va acabando, una reforma como la que nosotros queremos para el sistema de salud, la que estamos proponiendo desde hace varios años, debería ser componente de la primera página de todos los candidatos presidenciales, es decir, este es un tema obligado en la campaña presidencial y que, indudablemente, debe ser la primera reforma que tenga que emprender el próximo presidente de la República, porque es una transformación que debe recoger toda la evidencia de los problemas crónicos del sistema, pero también aprender de lo que nos ha ocurrido en pandemia. En otros contextos he dicho que el Covid-19 es como un gran evaluador ya que pasó al tablero a todos los agentes del sistema de salud y mostró que su trabajo lo hicieron bien clínicas, hospitales y talento humano en salud, pero hubo otros que no lo hicieron como debían o tuvieron una calificación insuficiente, y precisamente, sobre ellos es que se debe afinar la reforma, para cambiar los roles de esos dependientes, modificar la financiación del sistema, potenciar la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, ADRES, crear redes integradas y para crear administradores reguladores. La senda la conocemos, creemos que es viable, pero en este momento está tan caldeado el ánimo de discusión en el país que lo más sano es reglamentar lo que se puede, dejar otros temas al interior del Gobierno que los puede trabajar independientemente, hacer otras propuestas y prepararnos para un debate que debe darse sobre lo que tiene que ser el sistema de salud”, enfatizó el Director General de la ACHC, Juan Carlos Giraldo.

 

La reforma hay que socializarla para evitar especulaciones

 

La última propuesta de reforma dejó a muchos desconcertados, dentro del sistema no llenó las expectativas e inclusive sirvió para los comentarios y la leyenda urbana. Ante esta atmósfera Giraldo dijo que muchos opinan, pero no son los mismos los que han leído con juicio y profundidad el articulado, entre otras cosas porque éste ha cambiado recurrentemente.
Subrayó que el último borrador tiene aspectos positivos, pero como lo expresó el dirigente, otras formulaciones no tienen por qué estar ahí.

En medio del furor que hay en la población, el vocero de la ACHC lamentó que muchas cosas que se han dicho del proyecto de reforma no son ciertas como por ejemplo que sería privatizado el Instituto Nacional de Cancerología, entidad que inclusive propuso un artículo para fomentar un papel más robusto y más moderno del Instituto, pero nada parecido a venderlo o desaparecerlo.

Giraldo apuntó que diferente a otras iniciativas, el tema de quedar por fuera de las atenciones por la falta de pólizas complementarias como medicinas pre-pagadas, generando alertas innecesarias, NO está en el articulado. Recalcó que otrora en algunas propuestas, el asunto fue planteado, posibilidad que el actual proyecto descartó de tajo.

 

“No estoy haciendo una defensa a ultranza, pero simplemente lo que digo es que como en muchos de los conflictos, la verdad es la primera sacrificada, luego Colombia pide un debate sereno, profundo, técnico y con sentido político para poder encontrar el camino común. Quiero hacerle un llamado a todo el sistema, yo creo que aquí hay gente muy enterada de los servicios de salud, personas que están viviendo por dentro, desde la operación, este régimen y sabe cuáles son las teclas que hay que oprimir y los cambios que se deben hacer. Creo que tenemos la suficiente inteligencia para tener un consenso mediano de muchos agentes para hacerle una evolución al sistema. Si no son capaces de hacer la revolución, entonces apostemos por la evolución, preservemos lo que funciona y cambiemos radicalmente lo que definitivamente no marcha o es sobrante”, aseveró el señor Giraldo.

 

Producir vacunas, una propuesta oportuna

 

El capítulo de desarrollos tecnológicos de la reforma plantea retomar la producción de vacunas, industria próspera en Colombia que arrancó en esa aventura desde 1897 cuando el país fue amenazado por la viruela. La investigación fue un común denominador, a tal punto que en la década de los 70, los expertos colombianos producían ocho tipos de vacunas, la mitad con destino al exterior porque se exportaban a Centroamérica, Suramérica y África.

Con la crisis financiera del Instituto Nacional de Salud, INS, y ante la imposibilidad de soportar la operación de sus laboratorios con una adecuada infraestructura el asunto empezó a decaer. Lamentablemente, Colombia se mal acostumbró a vivir del recuerdo, del yo tuve, y hoy evoca al INS como vanguardista en la producción de vacunas esenciales como las de difteria, tétano y fiebre amarilla, igual las de enfermedades de origen zoonótico como la rabia.

Después de veinte años de cometer un error increíble y de abandonar la producción de vacunas, hoy desde el ejecutivo plantean la posibilidad de aprovechar, desde los sectores público y privado, la producción a gran escala de inoculaciones y retomar la dinámica, un reinicio que podría costar veinte millones de dólares en promedio para poner las plantas a trabajar en las llamadas etapas finales, llenado y distribución. Los más documentados sugieren el regreso de Colombia a los biológicos sobre la base de una sólida política de estado para la salud, un retorno mucho más ambicioso y con todo el margen de investigación para entrar de nuevo y con mayor fuerza al mercado.

A propósito de este tema, el Director General de la ACHC, dijo que uno de los grandes aprendizajes que tiene que dejar la pandemia es la preservación de la soberanía sanitaria en los países, la cual se da cuando una nación es capaz de sostener unas reservas estratégicas de bienes, de insumos y de recursos para enfrentar los choques externos por cuanto el Coronavirus modelo 2019 tomó a todos por sorpresa, un impacto global considerable que le permitió a Colombia descubrir falencias.

Eso, insistió Giraldo, pasó con elementos de protección personal como guantes, oxígeno y ciertos medicamentos. Dijo que, en el tema de las vacunas, si bien el país no estaba desmantelado, sí hubo insuficiencia para responder porque se pensó equivocadamente que todo podía importarse.

Cuestionó los procesos de internacionalización económica porque dijo que no funcionaron, sustentó también que la pandemia le enseñó a Colombia que la única globalización que progresó fue la patológica mas no la económica porque se globalizó una enfermedad llamada Covid-19 que afectó a todo el mundo. Precisó que ni el comercio global ni el multilateralismo fueron útiles, todo lo contrario, terminaron siendo la raíz del problema.

 

“En medio de esta tragedia vimos que unos bloques pudieron tener accesos privilegiados a ciertas cosas, mientras que países como el nuestro van a la zaga, luchando y eso no se puede volver a presentar lo cual significa que el concepto de lo local tiene que incentivarse y fomentarse, la industria nacional nos tiene que ayudar a construir esa reserva estratégica para que Colombia pueda hablar ampliamente de soberanía sanitaria y seguridad sanitaria”, conceptuó el directivo.

 

 

El manejo de insumos a la fecha es sumamente delicado, tan cierto que hay desabastecimiento para la fabricación de algunos medicamentos. Las reservas y las materias primas cayeron a un ritmo preocupante y empezaron a recuperarse, pero con lentitud lo cual obligó a todo el cuerpo médico a desempolvar una cantidad de medicamentos que se usaban hace 30 o 40 años, medicinas que hoy son de segunda o tercera línea de elección, pero que debido a la situación pasaron a la primera, en tanto regresaban los medicamentos de última generación.

El tema de la vacuna es mucho más amplio y ahora con mayor auge luego que el Presidente de Estados Unidos Joe Biden, respaldara la liberación de las patentes de las vacunas. El pronunciamiento generó debate porque la industria farmacéutica de ese país se declaró contraria a la petición al asegurar que ese tipo de generosidad pone en riesgo factores claves en el sector, seguridad e innovación.

Esa posición, argumentó Giraldo, tiene que poner a reflexionar a todo el mundo sobre en qué momento pueden cruzarse las líneas rojas, pensando en el derecho a la salud y a la vida como un absoluto que está por encima de muchas otras cosas.

En opinión del Director General de la ACHC, hay necesidad de reinventar el papel de organismos como la Organización Mundial de la Salud, OMS, que si bien ha cumplido una labor importante a lo largo de décadas, por el momento actual, es perentorio que casi todo el planeta pida una autoridad sanitaria global, que en algún momento, como organismo rector, tenga la capacidad de impartir órdenes y no seguir en esa función de pedir favores, tal y como pasa con el mecanismo Covax. El planeta, manifestó, necesita una entidad que dé orientaciones y soluciones en casos de choque externo como acontece hoy, ahí, reclamó, se necesita la voz cantante y la autoridad de cierre para futuras pandemias.

Esa entidad, la OMS, dijo el reconocido médico, debe ser nutrida con fondos para que al igual que lo hace el Fondo Monetario Internacional, FMI, en momentos de dificultad, asista a los países con diversas líneas de emergencia y crédito que con una buena gestión y a tiempo, rescatan las economías de los países menos favorecidos.

 

“Al final creo que el tema comercial en algún momento va a estar subordinado al interés superior de toda la humanidad, y esa es una conversación de especie que tenemos que dar, esto no puede pasar como otra escaramuza del comercio, no, el asunto tiene que entenderse como parte de las constantes que debieran existir para garantizar la supervivencia de los humanos”, apuntó Giraldo Valencia.

 

Clínicas y hospitales, sin pausa frente a la pandemia

 

La ACHC manifestó que son muchos los indicadores que ratifican lo que se ha hecho y por ello basta con mirar el número de atenciones y hospitalizaciones como también la expansión de las camas, un esfuerzo que llevó a multiplicar por dos y medio lo que había en unidades de cuidado intensivo, igual crecieron los servicios ambulatorios y domiciliarios, pero igual sumó en el sector la cantidad de adecuaciones hechas al interior de clínicas y hospitales para responder de una manera adecuada.

El gremio dijo que Colombia pasó por los primeros dos picos de la pandemia de manera positiva porque el país lo superó y el sector hospitalario respondió sin colapsar, y en el tercero, aclaró, hubo la previsión que habría estreches y un entorno muy ajustado, pero que era soportable y sin riesgos de un posible derrumbe. Hoy la ACHC, asociación adversa al término colapsar por la lucha que ha librado en contra del mismo, apuntó que la actual explosión social que vive el país, coincidió con el peor momento de la pandemia, un factor terrible y temerario puesto que tendrá unos resultados lamentables que alargarán el pico, convirtiéndose en una meseta alta de mortalidad y de morbilidad, un tema doloroso porque la pandemia, un asunto global y de la sociedad en general, demanda un equilibrio entre el comportamiento individual, las decisiones gubernamentales para resolver los requerimientos de la colectividad, y la respuesta institucional puesto que si no hay balance o proporción en esos cuatro pilares de la epidemia, ahora incluyendo vacunación, vendrán dificultades, que es un temor existente por la coexistencia del pico y la movilización.

A criterio del Director General de la ACHC, hay que evitar las aglomeraciones, de la causa que sea, llamado que puede generar todo tipo de críticas, porque la ruptura de los protocolos de seguridad biológica en las personas traerá un resultado que desprende de causa-efecto en el ordenamiento del mal momento por lo que se prevén tres o cuatro semanas pavorosas en el país. Exteriorizó que, si bien el sector salud ha cumplido, la institucionalidad, el esquema de atención y el talento humano, no son tan elásticos como muchos piensan, pues no habrá forma de estirar o multiplicar recursos varios, como apelando al milagro.

Cierto es que el factor humano no debe forzarse más puesto que los médicos, enfermeras, especialistas y toda la cadena de la salud llegó al límite de la resistencia y de la entrega, hay un cansancio evidente y es imposible hacer más cosas de las que se vienen adelantando.

La pandemia, agregó el Director General de la ACHC, se ha sostenido en hombros de los hospitales, en las manos del talento humano en salud y en la vida del personal médico porque la enfermedad como se dijo ha significado la pérdida de cerca de 300 profesionales, algo muy doloroso para las familias y el total de la institucionalidad hospitalaria. El tema, argumentó, no queda allí porque hay desazón al ver que la cuota de sacrificio es en vano puesto que la ciudadanía hace caso omiso de las recomendaciones y para completar, los mandatarios toman decisiones contraevidentes, algo que desmoraliza mucho.

Los médicos agrupados en la ACHC dicen que atender cualquier tipo de enfermedad conlleva a un riesgo inherente a la profesión médica, lo cual será enfrentado con todo el valor, pero hicieron un llamado al compromiso ciudadano y de las autoridades porque aseguran que del problema sale el país al unísono, todos juntos, trazando la misma meta, no solo con camas de hospitales, UCI o intensivistas, no, igual es fundamental cada distanciamiento, unos tapabocas bien puestos y unas manos bien lavadas, elemental trabajo que quizás aporta más que toda la sofisticada infraestructura hospitalaria.

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