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Lunes, 22 Septiembre 2025 22:43

Seguridad de los pacientes más pequeños, una prioridad de todos

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En Colombia, las brechas en infraestructura y acceso aún afectan la atención de pacientes más pequeños, es urgente consolidar prácticas seguras como parte de la rutina asistencial.

En septiembre se celebra la Semana Mundial de la Seguridad del Paciente, que en esta oportunidad se enfoca en la protección a los niños durante todo el proceso de atención en salud, buscando reforzar estrategias y promover acciones concretas para proteger a los menores en entornos clínicos para prevenir daños evitables.

Y es que la seguridad del paciente infantil no es solo una meta clínica, sino un imperativo ético que debe involucrar a todos los actores del sistema sanitario, incluyendo al personal de la salud, los cuidadores, las instituciones hospitalarias y los productores de medicamentos, en un esfuerzo unificado con aportes y estrategias propias de cada uno.

Según Karen Hernández, farmacéutica líder de Seguridad del Paciente de Laboratorio Vitalis, el uso de medicamentos inyectables conlleva importantes desafíos en entornos pediátricos debido a factores como la dosificación dependiente del peso del paciente, la falta, en ocasiones, de presentaciones adecuadas para niños, y la necesidad de protocolos específicos para su administración, que de no ser adecuadamente gestionados, pueden transformarse en eventos de seguridad. Esta situación incrementa el riesgo de reacciones adversas y errores de medicación, especialmente en contextos donde los recursos son limitados y la capacitación técnica es desigual.

Así mismo, otro de los desafíos en la atención pediátrica es el uso de medicamentos para indicaciones por fuera de etiqueta (“off-label”), una situación que suele responder a la necesidad de adaptar tratamientos de adultos para los niños, en ausencia de otras opciones de manejo.

 

“Respondiendo a estas y otras necesidades, entendemos que nuestra responsabilidad como fabricantes no termina en el diseño de medicamentos estériles, seguros y eficaces, sino que se debe extender hacia la implementación de acciones para garantizar la correcta identificación de cada producto durante todo su ciclo de vida. Es por esto que, en consonancia con los lineamientos de la OMS, el ISMP y algunas agencias regulatorias como la FDA de los Estados Unidos, hemos desarrollado una estrategia que incluye el diseño de envases y etiquetas diferenciadas, con información clara para todos nuestros productos, que tienen la capacidad de minimizar errores y facilitan la administración segura. Así mismo, trabajamos, en colaboración con hospitales y clínicas, para mejorar los sistemas de reporte post-comercialización”, afirmó Hernández.

 

Por su parte, los padres, familiares o cuidadores desempeñan otro papel crucial en la vigilancia de la salud infantil. Su participación activa en la comprensión del tratamiento, la observación de posibles reacciones adversas y la comunicación con el equipo médico fortalece la seguridad del paciente pediátrico desde el hogar. La corresponsabilidad entre familias y profesionales de la salud es clave para prevenir daños evitables y garantizar una atención centrada en el niño.

En Colombia, donde las brechas en infraestructura y acceso aún afectan la atención de los pacientes más pequeños, es urgente consolidar prácticas seguras como parte de la rutina asistencial. Esto implica fortalecer los sistemas de farmacovigilancia, mejorar la trazabilidad de los medicamentos y garantizar que cada profesional de salud esté capacitado para responder a las necesidades específicas de los niños.

La seguridad del paciente debe sostenerse como una práctica cotidiana que se construye desde el primer contacto con el sistema de salud, es decir, desde el nacimiento. Desde el diseño de protocolos clínicos hasta la comunicación con las familias, cada acción cuenta para proteger la vida y el desarrollo de los más pequeños y su defensa debe ser constante, decidida y profundamente humana.

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