Los analistas de AXI, firma especializada en análisis financiero y trading, señalan que la advertencia del Banco Mundial de que dos tercios de las economías en desarrollo sufrirán una depresión del crecimiento este año ensombrece a América Latina, a pesar de las recientes subidas de las divisas que pueden estar ocultando vulnerabilidades subyacentes. Mientras persisten las tensiones comerciales entre EE.UU. y China a través de las negociaciones de Londres, la región se enfrenta al complejo reto de gestionar la inflación y, al mismo tiempo, sortear las perturbaciones del comercio mundial.
Colombia se enfrenta a vientos en contra. Aunque el peso se beneficia de la demanda de materias primas, el agresivo ciclo de endurecimiento del banco central para controlar la inflación limita la flexibilidad económica. La exposición del país a la desaceleración del comercio mundial podría socavar las ganancias de la moneda si las tensiones entre EE.UU. y China se intensifican aún más.
Por su parte, el real brasileño, aunque ha subido un 11% frente al dólar este año, refleja la fuga de capitales de los activos estadounidenses más que una fortaleza fundamental. Las ganancias de la moneda se producen mientras el banco central mantiene los tipos elevados tras ciclos de subidas agresivas para combatir la inflación. El avance del BRL hacia niveles de 4,50 podría resultar insostenible si el crecimiento del comercio mundial sigue ralentizándose hasta el 1,8% previsto para este año.
México presenta una desconexión aún mayor. Las ganancias del 10% del peso contrastan fuertemente con las previsiones de crecimiento del banco central, reducidas a casi cero. Esta divergencia, combinada con las persistentes presiones inflacionistas que provocaron continuas subidas de tipos, sugiere que la fortaleza del peso en torno a los niveles de 18,50 puede ser temporal.
La década de mejoras fiscales de la región desde 2015 proporciona cierto colchón, pero la proyección del Banco Mundial de que los países en desarrollo estarán un 6% peor que las expectativas previas a la pandemia es aleccionadora. Las políticas monetarias restrictivas de los bancos centrales latinoamericanos, aunque necesarias para controlar la inflación, pueden amplificar la desaceleración del crecimiento a medida que se fragmenta el comercio mundial.