Domingo, 09 Febrero 2025 07:47

Manufacturas INPOL, desarrollo industrial hecho en Colombia

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Una máquina inyectora de poliuretano de 12 puestos hecha en Bogotá para una producción de 500 pares diarios está en 320 millones de pesos, un costo bajo frente a las importadas.

Las máquinas, como se ha escrito en este medio, tienen una apasionante historia que comienza en la prehistoria con la fabricación de herramientas y armas, eran tiempos de caza, pesca y recolección, con los siglos vino la agricultura y domesticación de animales, pero también las guerras e invasiones que conllevaron a crear y diseñar nuevos dispositivos.

En la historia de las máquinas quedó matriculado el arquitecto y matemático griego Arquímedes que le dedicó tiempo a las soluciones mecánicas como palancas, poleas y tornillos por allá en el siglo tercero antes de Cristo, en fin unos inicios apasionantes que pasan por los arameos y Mesopotamia en general.

La evolución trajo mecánica impulsada a vapor, la revolución industrial marcó un hito importante y actualmente en la era digital y de la inteligencia artificial todo es diferente, hoy hablamos de precisión, robótica y avances posibles solo en la mente de Julio Verne y otros futuristas que posiblemente fueron llamados excéntricos ol chiflados.

Las máquinas, la tecnología y las grandes soluciones siguen marcando diferencias en las grandes culturas y economías avanzadas, lo cierto es que hay gente inquieta en todo el mundo y por eso cada vez sorprende más nuevas creaciones y facilidades productivas en regiones en donde solo se supo importar y depender del talento foráneo, en muchos países hay gente trabajando e inventando nuevos instrumentos y Colombia, desde luego, no podía ser la excepción.

 

 

Los colombianos fueron trabajadores de siempre y eso consta en los descubrimientos antropológicos que dan cuenta de indígenas precolombinos duchos en la agricultura hecha con herramientas propias y distritos de riego de alta admiración. En la colonia el Nuevo Mundo fue muy dependiente de las importaciones y herramientas provenientes de Europa, igual de moda y otras necesidades.

La industria textil mostró los primeros pasos grandes una vez se firmó el acta de independencia y los empresarios dejaron las prácticas artesanales de hilado y fueron migrando a factorías mecanizadas con tan buenos resultados que vino una rápida expansión que redundó en la apertura de las empresas vanguardistas y fundadoras como fue el caso de Cocolapan que inició labores en 1837 y La Magdalena, fundada en la década de 1840.

Ya entrando en una era republicana se notó un breve proceso de industrialización, el arranque llegó en los difíciles años de la década de 1930 cuando Estados Unidos enfrentaba la Gran Depresión y el mundo igual. Llama la atención que cuando decide apostar por industria, 40 años atrás ya lo había hecho Argentina, Chile, Brasil y México. Posteriormente surgieron épocas complicas en la llamada industria moderna como los años sesenta en donde hubo desaceleración y pérdida de empleo, pero en los “cocacolos” setenta cayó la producción.

Vino luego una época de relativa calma y algo de conformismo en los ochenta y con los 90, la apertura económica quebró a los industriales en cuestión de días, algunos tardaron horas para decidir cerrar sus factorías, jamás se olvidará aquel terrible 1991, el de la desgravación arancelaria, una década tenaz por el apagón y el caos fomentado por guerrillas, grupos armados y narcotráfico, obviamente gran protagonista fue la corrupción que hoy se mantiene y perfectamente encaja en el escudo, toda una antítesis del sueño bolivariano.

 

 

Es por eso que hablar de industrialización en el siglo XIX es quizás más gratificante, hubo textileras fuertes, vigorosa minería y un sector agrícola que alimentaba al país. La primera maquinaria llegó importada y fue destinada a los textiles, principalmente en Antioquia en donde la industria creció a pasos agigantados, tanto que en 1910 operaba una fábrica de grueso calibre en Bello, después surge en Medellín la Compañía Colombiana de Tejidos y otras empresas de distintos sectores.

La industria nacional creció y mostró una interesante dinámica al terminar la Segunda Guerra Mundial por la caída en el suministro de manufacturas que generalmente eran importadas, una situación que obligó a las empresas locales a obtener más y a ocupar casi la totalidad de su capacidad instalada.

Fenómenos globales y regionales como el proteccionismo de los comienzos del siglo XX lo cual con la recesión global generada por la Gran Depresión de 1929 aportaron de gran manera para que Colombia experimentara desarrollo en sus industrias. Fue tan cierto que la economía reflejada en el PIB creció dese 1931 gracias a la participación empresarial y de fabricación. Es visible el salto porque del 8.5 por ciento de aporte industrial se pasó al 18.5 por ciento del PIB en 1949, un repunte de diez puntos porcentuales como lo constató la investigadora María Alejandra Espitia del Colegio de Estudios Superiores de Administración.

Ya en los años cincuenta la maquinaría creció en las zonas rurales un evento que demuestra la importancia de la tecnología en la modernización del campo y sus labores de siembra. En los ochenta viene un auge de la construcción y por eso a la fecha es visible el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura y desarrollo urbanístico.

 

 

En charla con Diariolaeconomia.com, el Gerente de Manufacturas INPOL, Fernando Rodríguez anotó que luego de muchos años de experiencia y estudio decidió lanzarse al mercado de la maquinaria y equipos para dos industrias dinámicas que demandan soluciones, calzado y textiles. Anotó que las máquinas inyectoras de poliuretano han causado tanto impacto que muchos interesados creen que vienen de China, pero lo cierto es que fueron diseñadas y producidas en Bogotá gracias al conocimiento y el perrenque de unos empresarios llenos de fe y metas.

Indicó que la firma ya cuenta con la tecnología en Bogotá, la capital de Colombia, para la fabricación de componentes para el calzado y asimismo la elaboración de botas de seguridad. Esta firma conocida por la fabricación de máquinas para la industria textil y del calzado lo que incluye las inyectoras de poliuretano que facilitan la inyección directa al corte para la producción de suelas y plantillas, presentó su innovador equipo en el marco de la feria internacional Footwear & Leather Show (IFLS) + Exhibición Internacional del Cuero e insumos, Maquinaria y Tecnología (EICI).

Rodríguez logró almacenar experiencia durante 25 años en el área del poliuretano destinado a la industria del calzado en donde fabricó partes esenciales para todo tipo de zapatos o botas, en esencia, recalcó, suelas y plantillas.

Hace unos años la industria del calzado y la manufactura en cuero tuvo una gran limitante y fue la adquisición de componentes para los diseños que se fabricaban en China o Brasil, hoy el problema quedó conjurado con la puesta en marcha de estos equipos que resultan un gran favor para el industrial que aparte de adquirir la máquina recibe de INPOL servicio técnico, capacitación y otras demandas.

 

 

La empresa ofrece actualmente calidad, durabilidad, buen servicio, asesorías y atención en Bogotá y toda Colombia. Fernando Rodríguez lleva fabricando máquinas hace 12 años, el año pasado logró vender dos inyectoras, pero en total tiene 20 máquinas vendidas y en plena operación en fábricas que se dedican a producir botas, suelas y plantillas.

La ventaja de esta máquina es que se complementa muy bien en las empresas dedicadas al calzado y en ese sentido quienes transforman cuero adquieren la máquina para fabricar botas y tener su propio equipo para abastecerse de los otros componentes que pide el calzado. Las ventas pintan bien para 2025 porque está llegando mucha empresa que ve en las botas de seguridad una muy buena oportunidad.

A juicio del Gerente de Manufacturas INPOL, la noticia es oportuna y amable para el país sobre todo en estos momentos de incertidumbre geopolítica en donde con cualquier mal entendido o amenaza suben los aranceles, se complica el tema logístico o se dispara el dólar. Hoy, subrayó, la solución está en la casa y cualquier empresario la puede obtener.

 

 

Este tipo de bienes de capital se importaban hace 30 o 35 años de Italia o Alemania, un factor que encarecía el producto por aranceles, transporte marítimo, trámites aduaneros y logística terrestre. Con el simple hecho de fabricar las inyectoras y otras máquinas en Colombia los precios bajan ostensiblemente y los industriales del cuero pueden acceder a ellas sin ningún contratiempo.

 

“No solamente damos buen precio, como se aprecia ofrecemos verdadera calidad, no tenemos que envidiarle nada a las máquinas italianas, alemanas o brasileras porque en el país suramericano también están dedicados a elaborar estos equipos, pero los nuestros son muy competitivos y brindan rendimiento, atributo y garantías”, declaró el señor Fernando Rodríguez.

 

Una máquina inyectora de poliuretano de 12 puestos hecha en Bogotá para una producción de 500 pares diarios está en 320 millones de pesos, un costo bajo frente a las importadas, pero por encima de todo por los rendimientos y tranquilidad que la caracteriza.

Este empresario es una muestra más que en Colombia cuando se quiere se puede ya que hay buenos ingenieros, excelente mano de obra y gente preparada que además de lo que saben complementan en otros frentes para explotar todo ese talento y mostrarle al mundo que Colombia es mucho más, que los propósitos existen y se acompañan de inventiva y demasiada creatividad.

 

 

Anotó que en ese avance es bueno reconocer el papel de las universidades que tienen lo mejor en áreas de ingeniería, pero también enfatizó que es loable todo lo que se hace a nivel de carreras tecnológicas que están dando las mejores luces para impulsar el emprendimiento, fructificar el talento y por esa vía lograr que Colombia fabrique su propia maquinaria. Una entidad esencial para formar grandes empresarios, agregó Fernando Rodríguez, es el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, que ha apoyado generosamente el progreso con las carreras de automatización, y en otras universidades, dijo, es vital lo que se hace con la ingeniería mecatrónica que abarca el desarrollo de productos con un sistema de control implícito para bienes o procesos inteligentes que conlleva a crear maquinaria con mayor trabajo que finalmente facilita las tareas de la humanidad por medio de procesos electrónicos de sistemas de control aplicados en la industria.

Esta ingeniería, la mecatrónica, explicó Rodríguez, es un área que abarca múltiples disciplinas, concentrando elementos de electrónica, mecánica, robótica, sistemas de computación y fabricación, una solución actual que obliga a pensar en productos de maneras diversas tanto en diseño como mantenimiento y el mismo reciclaje.

La mecatrónica es esencial en la programación de las PLC para el tipo de máquinas que fabrica INPOL, no solo en inyectoras sino en otras máquinas.

Con 52 años, Fernando Rodríguez ha hecho historia en el mundo de las soluciones industriales, en poliuretano, reiteró, su experiencia supera los 25 años, los que complementó con las exactas y admirables capacitaciones que brinda el SENA, en donde diferente a otros centros de aprendizaje, la teoría es importante, pero la práctica aún más.

 

 

Los materiales con los que se fabrica la espectacular inyectora de poliuretano se consiguen en Colombia, lo único que se importa es precisamente el poliuretano con lo que se alimenta la máquina para la obtención de suelas, sin embargo, manifestó, esa materia prima se importa de Brasil y de China, los dos países con un producto que resultó de muy buena calidad.

El ejemplar empresario no para y por eso sigue proyectando mejoras y valores agregados para seguirle dando ese plus y el know how a una empresa que sigue creciendo y llevando valores como el paradigma del bien hacer y cristalizar sueños, los que Fernando quiere para sus dos hijos que seguramente algún día tomarán las riendas de la empresa, su hija ya es profesional y su hijo terminó el bachillerato, pero seguirá en las aulas, formándose para seguir con el legado.

 

“De corazón quiero que mi hijo estudie mecatrónica para que sea la continuación mejorada de la empresa pues la humanidad cada día mejora y la tecnología cambia a mucha velocidad, no tiene pausa. Allí lo que mi retoño aprenda será la nueva era de INPOL que repito, no solamente crea inyectoras de poliuretano, igual crea y construye máquinas para el sector del calzado según las necesidades, aquí ofrecemos pegadoras, reactivadores, pulidoras y otros instrumentos esenciales en esta industria”, concluyó el Gerente de Manufacturas INPOL, Fernando Rodríguez.

 

La empresa en aras de potenciar su portafolio está fabricando repuestos con mucho empeño porque ello es sinónimo de tranquilidad para quien compra, la máquina inyectora tiene tanta condición que ya hay llamadas de México y otros países, el año anterior fue vendida e instalada una inyectora en Perú que está trabajando muy bien por la robustez de la máquina y el manejo de un personal altamente capacitado.

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