Nuevamente la situación social de los habitantes de las zonas productoras de esmeraldas está tocando fondo sin que haya la mínima intervención del gobierno colombiano para ponerle fin a una situación de desigualdad ya de vieja data y que muestra una saga de pobreza, explotación y evasión de los tributos.
La vicepresidenta y representante de las mujeres en la Mesa de Concertación por el Occidente de Boyacá, Nelda Constanza Villamil Delgadillo, le dijo a Diariolaeconomia.com que hay un conflicto entre la comunidad y empresarios esmeralderos que desprende de la falta de inversión y mejoras en la región, una de las más ricas del país.
“Actualmente no hay empleo, en esas zonas se vive en medio de la pobreza y la miseria. Los niños, aparte de los líos de desnutrición deben dormir o ampararse de la lluvia en viviendas improvisadas sobre cajas de gaseosa y cartones. Estamos llegando a una situación de pobreza extrema en una región que tiene riqueza y que por el bien de todos se puede explotar”, anotó Villamil Delgadillo.
La situación, comentó, es incomprensible porque la gente está pasando hambre y sufriendo mientras caminan sobre las esmeraldas, pero sin poder vender una porque las personas que legalizaron sus minas defienden a como dé lugar su pertenencia. “Estas gentes son miradas de manera despectiva, al minero se le tilda de intruso, de ladrón y hasta de plaga, pero no como una comunidad ávida de atención estatal y de los empresarios que no reinvierten en la región.
La vocera de las mujeres esmeralderas aseguró que es muy posible propiciar desarrollo y riqueza, pero con equilibrio social y económico que les lleve a los mineros un mínimo vital para subsistir.
El asunto es de física hambre
La vicepresidenta y representante de las mujeres en la Mesa de Concertación por el Occidente de Boyacá, Nelda Constanza Villamil, denunció que el hambre y la desnutrición campean por las pletóricas, prósperas y abundantes tierras esmeralderas porque la gran mayoría de los mineros e inclusive de la comunidad se acuesta sin comer y se levanta sin un bocado en su estómago.
“Yo he llegado a casas en donde no hay pan en la mesa y a otras en donde la comida es engrudo de yuca con arroz, no hay nada más y eso se logra cuando hay suerte con una murralla. Esa gente está a la de Dios, al sol y a la sombra”, declaró.
Exhortó la vocera por una mirada del gobierno que les lleve soluciones mínimas a los habitantes de estas regiones que en medio de su riqueza adolecen de educación, salud, vivienda y saneamiento básico. Reiteró que es común ver personas en el total abandono y desamparo gubernamental.
Una salida para el problema estaría por el lado de la puesta en marcha de proyectos productivos agropecuarios que de manera paralela les darían, no solo seguridad alimentaria a los hijos de las tierras esmeralderas sino que abriría una puerta al ingreso con la puesta en marcha de cultivos exportables y con demanda interna.
La mujer, más valiosa que una esmeralda
Si algo tiene las zonas esmeralderas, son mujeres valiosas, el mejor activo, que, aparte de hermosa, pujante, trabajadora y emprendedora, es una aliada incondicional que está presta para cualquier situación. A esas bellas féminas, literalmente no les queda grande nada, son inteligentes y dueñas de una imaginación sin límite.
A muchas la vida les dio un mal trato, las castigó con la soledad, la tristeza, el miedo y la melancolía. En épocas muy duras, soportaron el luto, guardando en sus corazones los recuerdos sublimes de esposos, hijos, padres, hermanos y amigos. De igual manera acudieron al sepelio de varias mujeres porque el género también llevó del bulto.
Hoy ven la vida de otra forma y por esa razón le apuestan a proyectos de inclusión social sobre la base cooperativa y de ayuda mutua.
“La barequera está expuesta a todo, ella se mete donde sepa que hay esmeraldas así le toque llevarse a sus hijos de la mano porque no hay plata para pagar cuidados y las ayudas del estado en esta materia son escasas. Las mujeres se meten a la mina, no les da temor nada e inclusive se arriesgan a que les caiga piedra por encima cuando arrojan la carga porque trabajan con desespero y mucha necesidad. Aparte de todo se enfrentan a la fuerza pública que las quiere retirar de la única fuente de ingreso para poder llevar algo de alimento a casa”, dijo la señora Villamil.
Le pidió al gobierno hacerse presente en la región, principalmente en las minas de Muzo, para que frenen el conflicto sobre la base de un estudio juicioso que apunte a la inclusión, al pago de regalías y a una proba distribución de los recursos.
Insistió que con urgencia hay que atacar los problemas de hambre porque con la necesidad de alimentarse la gente es agresiva y por obvias razones impulsiva y desesperanzada porque no es justo que las más grandes necesidades se afronten sobre una riqueza incalculable.
El problema es la zona franca
Por su parte el presidente de la Confederación Colombiana de Esmeralderos, Confedesmeraldas, Germán Suárez Bernal, indicó que la situación actual es la consecuencia de una anuencia del gobierno nacional que propicio la evasión del pago de valor agregado y un detrimento que impactó a toda la cadena productiva.
Suárez Bernal explicó que la figura de una zona franca de esmeraldas excluye de la manera más impía a los más miserables, a los que viven del día a día.
“Lo que hacen es traer la esmeralda en bruto, llevarla a una zona franca y luego enviarla a Estados Unidos para tallarla y excluir así a los más vulnerables de la cadena. Otro lío con ello es que se pierden ingresos por concepto de impuestos porque la exportación de la piedra en bruto no paga IVA sin contar que el gravamen por parafiscales se baja considerablemente”, apuntó el señor Suárez Bernal.
Dijo que en la cadena de esmeralda y puntualmente en la clase inferior del sector, hay no menos de 250.000 personas que devengan su sustento de la piedra preciosa, unas 10.000 por municipio en promedio para el capítulo Boyacá laborando en lavado de tierra, en talla de la piedra o comercializando.
“Aquí no estamos hablando de los titulares mineros, estamos hablando de los excluidos y de los miserables”, dijo el dirigente gremial.
La bomba está y es culpa de muchos
Según apreciaciones de Germán Suárez, la dura situación de los mineros pobres de la esmeralda tiene su explicación en la omisión de los deberes por parte de quienes vigilan la verticalidad y la ley en el país. “Aquí hay culpas desde la Procuraduría General de la Nación, la Contraloría y los gobiernos municipales y departamentales hasta el gobierno nacional que dejó la minería a merced de toda clase de abusos. Allá no hay administración de justicia, hay casos de extrema violencia de robos y de todo tipo de arbitrariedad y no pasa nada”.
Criticó la ausencia del estado y sostuvo que el problema no es de orden público sino de abandono total. “Yo nunca he oído al Procurador General reclamándole al ejecutivo porque no hace presencia en la preservación de los Derechos Fundamentales de esas 250.000 personas”.
Expuso que el Ministerio Público debe indagar a instancias del ministerio de Minas y de la misma Agencia Nacional de Minería por qué hay una alarmante superposición de títulos. Instó al Procurador a investigar en que va el preocupante lío de usurpación de tierras.
Explicó que en la zona esmeraldífera se cree que conceder un título en el subsuelo de minería de esmeralda otorga derecho al suelo, lo cual no se ve sino en esa piedra, pero mostrando una falencia en titulación de años atrás que no se ha resuelto generando todo tipo de conflictos en donde pareciera que la tierra es de nadie y en dónde se le otorga un poder desmedido a un titular minero que desplaza a las personas que han vivido tradicionalmente toda su vida en esas regiones en la pobreza extrema.
Suárez Bernal aclaró que si bien el problema no es nuevo, si tiene mayor visibilidad por los acuerdos de libre comercio que hacen mucho énfasis en los derechos fundamentales de los trabajadores y de la población en general. Tanto Estados Unidos como Europa insisten en el cubrimiento de obligaciones en seguridad social integral, así como en educación, inclusión, diversificación y desarrollo integral de las regiones.
Minería con cédula real
El presidente de Confedesmeraldas dijo que la salida masiva de riqueza es un problema que se registra desde hace más de cien años en donde pareciera que sobre los minerales hay cartas reales porque tal y como están las cosas no hay diferencia con la explotación abusiva de la colonia y todos los atropellos que antecedieron al Cabildo Abierto de 1810.
Lamentó que los minerales que son de Colombia, que están en el país, que le pertenecen a los colombianos, terminen en manos de firmas extranjeras con pagos mínimos de regalías, semejando un saqueo de zonas productivas sin ninguna obligación ni inversión social.
“A mí me parece que esa figura creada con la responsabilidad social empresarial, es un sofisma de distracción para que el gobierno evada sus obligaciones de inversión y atención a la comunidad. El titular minero tan solo cumple con sus obligaciones contractuales, pero no debe ponerse en sus manos el desarrollo del país y la atención de las necesidades”, expuso Suárez.
Dijo que en Colombia se han entregado títulos mineros desconociendo la tradicionalidad, superponiendo títulos y generando conflictos en todos los rincones del país. Cuestionó el hecho de la titulación de páramos, zonas de reserva especial y zonas vedadas para la minería con el agravante que fueron concedidas licencias ambientales.
La riqueza no puede ser una maldición
Suárez Bernal dijo que como en Europa, en Colombia hay que ver al minero con todo el respeto y sugirió el trabajo paralelo con la agricultura en donde se garantice la productividad del suelo con la siembra de alimentos sobre pilares de asociatividad.
“En Confedesmeraldas estamos propiciando y promoviendo la constitución de asociaciones por regiones, para que la gente tenga identidad geográfica, se conozcan y se blinden de las personas de mala conducta. También estamos impulsando el proyecto agro-minero para que alrededor del socavón puedan desarrollarse proyectos agrícolas para garantizar el alimento de la familia esmeraldera”, aseveró.
Dijo que el ejemplo lo da el altiplano cundiboyacense y municipios como Samacá, Ventaquemada, Zipaquirá y Ubaté en donde frente a la mina o a su alrededor hay parcelas de dos hectáreas sembradas con papa, cebolla y otros alimentos sin contar con la vaca que da la leche y la cría de especies menores y aves de corral.
El también presidente de la Asociación de Mineros del Norte de Boyacá (ASOMINB) aseguró que tristemente hay un abandono que se ha visto de generación en generación en donde prácticamente no hay estado y delegando a los alcaldes funciones macro que son exclusividad de la nación como el desarrollo vial y de infraestructura.
En el occidente de Boyacá, agregó, hay excelente clima, potencial agrario, inmejorable capital humano y muchos más recursos que permiten abrir nuevas fuentes de subsistencia y de éxito económico. “Ahí está el ejemplo de los cacaoteros de San Pablo de Borbur y de Pauna que han sacado adelante un renglón importante sin abandonar la minería. Han logrado un modelo de ingreso paralelo y de mejoramiento en la calidad de vida”.
Los esmeralderos han mostrado que con voluntad se pueden afianzar proyectos y progreso, pero para eso demandan la presencia del estado porque mientras el sector privado produce riqueza, el estado debe dar garantías de tranquilidad, vida, administración y el respectivo progreso.