Indiscutiblemente no es fortuito ver la precarización en la calidad de vida de los colombianos y observar con angustia las terribles crisis en las que se encuentran inmersos algunos sectores productivos que con el libre comercio terminarán en el salón de los recuerdos y nada raro en el de los arrepentimientos y golpes de pecho porque como dicen los que saben de economía, Colombia no ha hecho las cosas bien y por eso acusa una alarmante contracción en la demanda y una realidad que no puede tener tranquilo a ninguno.
El analista económico y reconocido hombre del café, así como crítico del libre comercio, Aurelio Suarez, le dijo a Diariolaeconomia.com que de manera equivocada Colombia tuvo una reforma tributaria que no fue estructural pues fue apenas coyuntural para contar con algunos recursos que permitieran pasar el chaparrón.
En su opinión, el país sigue dependiendo de unos déficits gemelos porque hay un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos por arriba del 4.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) y lo complejo, anotó, es que el país va entre 3,5 y 4 por ciento del PIB en déficit fiscal.
“Mientras tengamos un modelo de déficits gemelos, que es fundamentalmente dependiente del capital extranjero yo veo con mucha dificultad que el país salga adelante, esa es una situación que no es estable, es acumulativa en materia negativa y ya las calificadoras de riesgo nos tienen en la mira. Para no ir tan lejos, la principal exportación de Colombia en los últimos años han sido los TES, en esos papeles llevamos más de 25.000 millones de dólares lo cual es de riesgo porque son inversiones muy volátiles que se pueden perder en una disminución de impuestos en Estados Unidos, en una elevación de tasas de intereses por parte de la Reserva Federal y por ello es innegable que el país está en un riesgo grande, no hay duda”, expuso el señor Suárez.
Afirmó que políticamente no hay espacio para otra reforma tributaria, pero razonó que en ese tema todo es incierto y por ello no hay certeza de qué hará el país ante esa posibilidad. Recalcó que Colombia tiene que modificar su esquema y su modelo económico porque no puede seguir dependiendo de la inversión extranjera como variable fundamental para salir del gran problema en el que está, razón por la cual hay que volver al mercado interno, a la industria nacional, a la agricultura nacional y a potenciar la actividad interna porque con la dependencia del ahorro externo y no del ahorro nacional, el país correrá riesgos permanentes.
Sobre la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos; OCDE, Suárez indicó que este organismo dejó de ser un club de países ricos para convertirse en un hub de la globalización o un nodo de acoplamiento para las nuevas fases de esa globalización y por ello Colombia tiene que decidir si está en capacidad de subir en esa nueva fase, previo estudio y análisis de los resultados que hasta ahora se han tenido en materia económica.
“Yo creo que entrar a la OCDE es claramente inconveniente para el país porque es perentorio buscar otra cosa en vista que Colombia es un país de 50 millones de habitantes que necesitan más plata en sus bolsillos, que se les pague mejor sus cosechas, que se les reconozca un mejor salario, que se formalice el empleo y en donde se dinamice la demanda interna, es decir que se genere un círculo virtuoso en la economía, haciendo esas correcciones que son fundamentales tenemos futuro, pero mientras vivamos del capital extranjero y de los mercados externos deprimidos y emproblemados, el país no tiene como arrancar”, aseguró el analista económico.
Consideró que el gasto del gobierno hay que controlarlo, pero todo lo que tiene que ver con gasto ineficiente. Dijo que solamente tiene cabida el gasto proactivo y productivo que permita su recuperación en el tiempo.
Precisó que si el gobierno invierte la plata en lo que necesita una nación y hace inversión en desarrollo y dinámica económica, ese gasto no le va a doler al país y caso opuesto le va a servir. Expresó que el daño a una nación lo hace el gasto ineficiente, el robo y la corrupción.
Colombia, afirmó Suárez, está en una situación de endeudamiento muy grave porque hoy cada colombiano debe 10 millones de pesos debido a una obligación bruta de 470 billones de pesos que se divide en 47 millones de colombianos.
“El niño que nace hoy en la clínica de la Samaritana llega al mundo debiendo diez millones de pesos, hace quince años la deuda per cápita era de un millón y medio lo que dice por si solo que ha pasado en la economía y como la han manejado”, aseveró Aurelio Suárez.
De los Brexit y otras infamias
Sobre este tema del proteccionismo y la carrera que hace en los países desarrollados, el experto manifestó que el problema colombiano no son los Brexit como tal, pero aclaró que Colombia necesita un nuevo trato económico tal y como lo hizo Roosevelt en 1930.
En las actuales condiciones, el docto en temas económicos, especificó que ahora se abre una nueva posibilidad para la integración de América Latina en donde Colombia tiene grandes posibilidades y es ganadora, pero dejó claro que el país perforó todas las relaciones comerciales con el Pacto Andino, deterioró el arancel externo común por el Tratado de libre comercio y por ello las fábricas colombianas perdieron el mercado venezolano y otros de la región en tanto que los TLC no compensaron en principio lo que se perdió con Venezuela.
“Es bueno decir que Colombia no es un país cualquiera en vía de desarrollo porque es ni más ni menos que 14 veces Uruguay, cuatro o cinco ecuadores, cinco veces Bolivia y no sé cuántas veces Paraguay, no lo hablo en detrimento de esos países, lo que digo es que Colombia tiene unas oportunidades enormes porque es un mercado de 50 millones de habitantes que tan solo requieren de ingreso y una mejor perspectiva económica”, anotó.
Libre comercio y café, una mala mezcla
Sobre el tema cafetero, dijo que preocupantemente los efectos se están viendo en varios ángulos porque en primera medida los precios internacionales están prácticamente congelados en torno a una media de 1,37 y 1,40 dólares en los últimos diez años y los países productores terminan viviendo de la tasa de cambio.
En segundo lugar, dijo, el libre comercio no se fue por la calidad y en ese sentido termino muy mentiroso el viejo debate que si se acababa el Pacto Cafetero le iría mejor a los países que pusieran en el mercado buena calidad, el libre comercio terminó buscando una mezcla de variedades que les resultó a las procesadoras mucho más barata.
Indicó que lamentablemente la gran consecuencia es que se están disminuyendo los países productores porque México que fue líder en la producción cafetera de Centroamérica, está reducido a la mitad, Nicaragua, sostuvo, nunca arrancó, Costa Rica que en un momento fue próspero tampoco muestra avances en caficultura.
“Estamos viendo una jefatura de Honduras en Centroamérica que puede ser volátil y la producción mundial de café se está concentrando entre Colombia, Vietnam y Brasil que representan el 65 por ciento de la producción mundial del grano”, comentó el analista.
Aseguró que la caficultura mundial tiene que modificarse y hacerse viable porque al paso en que va, las tostadoras van a quedarse muy seguramente sin materia prima.
Para tener en cuenta y tras recordar las medidas económicas de los entes multilaterales de crédito que con el fin de resarcir el daño causado en Vietnam, el tiro salió por la culata porque la caficultura de ese país se hace en condiciones deplorables.
“Vietnam está poniendo en el mercado mundial del café 30 millones de sacos, pero con el hambre del pueblo vietnamita porque no tiene una caficultura avanzada ni una caficultura de desarrollo sino una producción extractiva y casi rayando en esclavitud”, concluyó.