Sábado, 21 Julio 2018 10:08

Banco Agrario de Colombia, la institucionalidad financiera de la ruralidad

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La entidad busca mayor eficiencia y precisa que si bien cumple con las metas de colocación para el sector agropecuario, lo cierto es que quiere propender por mayor inclusión y más bancarización. No más gota a gota.

El Banco Agrario de Colombia nace el 28 de junio de 1999, dándole un vuelco a la política de crédito agropecuario y poniéndole punto final a la Caja Agraria, la entidad de las vicisitudes y los escándalos muy a pesar que este banco era muy del corazón de los nacionales, especialmente de los campesinos y ahorradores que la vieron emerger como la Caja Colombiana de Ahorros.

Hay que decir que la historia del Banco Agrario se remonta indiscutiblemente a las cuitas de la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero concebida por el gobierno en 1931. La Caja Agraria bautizada así en 1933 dejó muchas historias que van desde el desarrollo rural alcanzado en el gobierno del Presidente, Enrique Olaya Herrera hasta el crecimiento de ahorradores en más del 20 por ciento cuando a las parejas que contraían nupcias, el estado les obsequiaba una cuenta de cinco pesos en el banco de la época.

Esta entidad llegó a emplear a más de 16.500 personas, siendo el segundo mayor generador de puestos de trabajo, en su momento tuvo una red de oficinas que sumaban 864 y que difícilmente será igualada por otro banco. Los beneficios llegaron a 500 municipios aproximadamente y logró afianzarse como el prestamista preferido y único de los campesinos y agricultores colombianos.

En esos tiempos amables de los “creditarios” remoquete de quienes allí laboraban, la gente sacaba pecho y orgullosa decía que trabajaba para la empresa más feliz de Colombia. Ese orgullo creció cuando la entidad construyó el primer edificio en la emblemática Avenida Jiménez con Carrera Octava de Bogotá, obra que tardó diez años en ser finalizada y puesta en servicio.

La vieja, pero liquidada y eso sí, recordad Caja Agraria sirvió para que muchos caseríos o corregimientos que lograban tener oficina del banco, pidieran al ejecutivo elevar la categoría a la de municipio. Dicen los nonagenarios que la Caja Agraria logró instalarse antes que los servicios públicos y aseguran que la entidad era de tal importancia que en fiestas y eventos especiales la Caja era invitada de lujo.

La debacle de la Caja Agraria empezó en 1989 cuando los resultados financieros se precarizaron al reportar pérdidas diarias de 2.300 millones de pesos. Después de su cumpleaños número 68, el gobierno del Presidente, Andrés Pastrana toma la decisión de liquidar la entidad luego de que fuera intervenida por la otrora Superintendencia Bancaria.

La entidad le fue útil a veinte gobiernos y a la dictadura del General Gustavo Rojas Pinilla, pero con una cartera vencida que superaba los 577.000 millones de pesos con un índice que pasaba del 38 por ciento, lo mejor era darle cristiana sepultura ya que las pérdidas acumuladas eran de 400.000 millones de pesos. Su patrimonio rojo o negativo alcanzó los 2.1 billones de pesos sumando la nómina de los trabajadores y las pensiones generadas.

Hoy el Banco Agrario, la metamorfosis de la Caja Agraria también tiene mucho que decir por cuanto la entidad retomó su rumbo hacia su razón de ser y de existir toda vez que en Colombia hay un sistema Nacional de Crédito Agropecuario donde está el banco, el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario, Finagro, la Sociedad Fiduciaria de Desarrollo Agropecuaria, S.A, Fiduagraria y otras que hacen parte de la institucionalidad y de los instrumentos como el Fondo Agropecuario de Garantías, el sistema de redescuento, de cartera sustitutiva y dentro de ese marco el Banco Agrario juega un papel fundamental porque finalmente es la entidad que está al frente en el territorio, desarrollando esa política y la razón de ser del banco es sencillamente resolver una falla en el mercado del financiamiento agropecuario, básicamente al acceso que deben tener los pequeños productores a los servicios financieros.

En diálogo con Diariolaeconomia.com, el presidente del Banco Agrario de Colombia, Luis Enrique Dussán López, expuso que al pequeño agricultor nadie le llega por los elevados niveles de riesgo expresados, no solamente en la actividad productiva sino por temas climáticos, biológicos, de la naturaleza, de mercados, sanitarios y por la manera como se desarrolla la actividad económica dentro de lo cual entra la informalidad sin dejar de lado el costo que significa un volumen grande de créditos de pequeños productores dispersos, asunto complejo operativamente hablando.

Paradójicamente, explicó el funcionario, resulta más fácil y más económico otorgar un crédito de mil millones de pesos que mil créditos de un millón, teniendo en cuenta que se trata de un ejercicio disperso en el territorio y lleno de dificultades en la ruralidad por todas las dificultades que hay en materia de infraestructura.

Justamente a sabiendas que hay una falla en el financiamiento, es importante la presencia del Banco Agrario que concentró su tarea en concentrar el rumbo hacia el pequeño productor lo que explica la serie de desarrollos y trabajos en innovación y tecnología lo cual incluye el modelo de atención y relacionamiento que finalmente propende por un banco más cercano al campesino, aspecto que se logra con una ampliación de la cobertura y el uso de nuevos canales. Todo esto se acompaña con un trabajo más de campo con los asesores comerciales y perfiles más agropecuarios que conforman el éxito de toda una transformación que culmina con un servicio ágil, oportuno y de calidad al productor agropecuario.

A la fecha hay en los registros del Banco Agrario de Colombia más de un millón de pequeños productores con crédito en la entidad y por ello se puso en marcha el programa AgroListo que busca premiar a los pequeños productores con mejor cumplimiento en los pagos.

“Son 240 mil pequeños productores a los que estamos llamando a decirles, si necesitan un crédito igual o superior al que tuvo la última vez, ya está aprobado y no tienen que hacer ningún trámite, además el empréstito tiene una tasa de interés más baja. Igual sacamos el piloto de la billetera móvil y el de movilidad que tienen asesores en campo con tecnología originando créditos, con un desarrollo tecnológico que nos ayudó a implementar la cooperación canadiense para hacer análisis de crédito en tiempo real en campo, con costos de producción acordes con la realidad de cada zona del país y de cada actividad productiva que incluye precios de mercado, rendimientos y rentabilidad muy cercanos a la realidad y con mucho un acompañamiento, no solo en el origen del crédito sino en el desarrollo de la actividad productiva y en una gestión preventiva de la cartera para cuando los productores tengan dificultades, no se dejen vencer y se les complique la vida para nuevo acceso al crédito. La idea es llegar a arreglos que les permita respirar y reactivarse en el sector financiero”, declaró el señor Dussán.

Este año, dijo, el Banco Agrario de Colombia ha estado revisando todo el portafolio, los canales y el servicio al mediano productor porque allí hay un segmento importante que hoy es atendido por la banca privada, pero en donde falta mucho y en donde puede haber actividad y servicio del banco de la ruralidad. Lograr este acercamiento y fortalecer el portafolio es importante porque finalmente existen las cadenas productivas y el ofrecimiento termina siendo complementario en la actividad productiva como tal.

Así las cosas, se mira en portafolio los AgroListos para medianos, los cupos rotativos, el cupo de tarjeta de crédito de agroinsumos que es un producto muy especial y que está concentrado en el pequeño productor, pero que será llevado hacia medianos, igual está la banca virtual, todo el tema tecnológico, los productos de comercio exterior, manejo de dinero y toda una serie de revisión de revisión de productos, servicios y canales para el mediano productor lo cual trae implícito el desarrollo de las redes productivas que es un modelo diseñado especialmente para cadenas productivas específicas, masificado en café y que ya está siendo creado para arroz, cacao, palma y lácteos, patrón hecho en conjunto con empresas, cooperativas y gremios.

A criterio de Dussán, lo cierto es que el Banco se ha enfocado con mucha más fuerza en el portafolio y ajustando no solamente los productos, servicios y canales sino fortaleciendo la estructura así como la institucionalidad a ese gran reto que suele ser doble porque hay una brecha grande por cubrir, pero también hay un país ávido de desarrollo puesto que está en construcción de paz y que ha retomado el tema del agro tras la caída de los precios del petróleo y de los mismos minerales que hizo que muchos se acordaran nuevamente de la importancia del agro lo cual es vital porque cierra una brecha de vieja data y que paga una deuda histórica con los campesinos de Colombia porque todos en el país hablaron en campaña de la importancia de las actividades agrícolas y pecuarias como también de la agroindustria, no solamente por saldar la deuda social sino porque hay un inmenso potencial para la economía, tema nada fortuito en vista que a nivel internacional ven a Colombia como la gran despensa de alimentos, de materias primas y de productos forestales.

“En la ruralidad es donde realmente está la riqueza de Colombia y contradictoriamente es en están los más pobres de Colombia, y allí es en donde está el doble reto y por ello el Banco Agrario es una institución llamada a ayudar a todo ese propósito de país aprovechando que tenemos las condiciones ya que somos la entidad pública y financiera de mayor cobertura sin obviar que estamos creciendo y por eso en estos dos años abriremos 45 nuevas oficinas tradicionales y cerca de cien oficinas extendidas lo cual es histórico porque la entidad abría dos oficinas por año y en dos años abriremos cerca de 150 entre tradicionales y extendidas con lo cual les facilitaremos la actividad a los campesinos y todo a partir de la tecnología y la modernización tecnológica en general”, apuntó el Presidente del Banco Agrario.

Agregó que igualmente hay unos retos y unas propuestas hechas a la comisión de empalme que serán posiblemente expuestas al Presidente electo, Iván Duque, las cuales tienen que ver con la naturaleza jurídica del banco, la clasificación de la cartera agropecuaria en Colombia para que tenga una regulación específica, como lo establece el artículo 66 de la Constitución, el tratamiento de alivios de cartera a los productores agropecuarios cuando resultan afectados por asuntos ajenos a su voluntad, bien sea climáticos, de precios, de mercado, sanitarios y otros, porque la agricultura tiene unas condiciones muy diferentes a las otras actividades productivas.

Igualmente se propone la restructuración del banco, la redefinición de procesos y todo lo que tiene que ver con el banco por dentro y el tema de gobierno corporativo, haciendo mucho más fuerte la estructura del balance y así mismo una sostenibilidad en la gestión de riesgos y en el funcionamiento del banco que abarca el talento humano y toda una gestión que tienen al banco nivelado salarialmente con otras entidades financieras. El aspecto de capital humano ha sido relevante porque se promueve la carrera bancaria que se hace dentro de la institución lo cual ha llevado a un mejor clima organizacional.

La asociatividad es el camino

Una de las salidas para el lío de crédito y de facilidades está en los procesos asociativos de los pequeños productivos porque los países que han logrado sacar adelante el desarrollo productivo agropecuario en pequeños, ha sido con asociatividad y en muchos casos con cooperativismo y los ejemplos están por todas partes, verbigracia América, Asia y Europa, en síntesis por todo el globo.

Un ejemplo cercano se ve en el café, pero hay una talanquera que evita que esos procesos sean exitosos y es la cultura individualista y hasta egoísta que invita a hacer un trabajo que no es propiamente el de un banco sino otro que demanda acompañamiento estatal y de la cooperación internacional, que se viene haciendo, empero con el empuje del sector solidario y de otros sectores, pero no solamente enfocado en el ministerio de Agricultura.

“Nosotros de hecho estamos replanteando el modelo de créditos asociativos y por ello hubo unas modificaciones que se hicieron desde la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario, en cabeza de Finagro, y ahora recogiendo ese ajuste desde el Banco Agrario para ver como aprovechamos ese ajuste y mirar la forma de reactivar y retomar la asociatividad que es fundamental porque por un lado ayuda a construir tejido social y por el otro ayuda a las economías de escala en insumos, adecuación predial, transformación de productos, para agregar valor, para tener capacidad de negociación y a grandes rasgos para un universo de actividades porque es más eficiente manejar volúmenes, calidades y escalas así como uniformidad de productos a la hora de la comercialización que es uno de los líos que tenemos en Colombia para exportar”, precisó.

Consideró Dussán que a la par hay que avanzar de manera importante en todos los demás elementos sectoriales porque el crédito y el financiamiento es apenas un componente, pero ello debe ir de la mano con otros elementos porque una agricultura ordenada ayuda más si se tiene en cuenta el asunto de bienes públicos que deben dar mayores elementos de competitividad teniendo en cuenta que el costo transaccional es muy alto en el sector por temas como infraestructura, vías, puertos, red terciaria y otros frentes en los que hay mucho por hacer como en riego y drenaje porque si bien hay agua y tierra, se adolece de esos componentes,

En opinión del funcionario, hay unos temas críticos que en la medida en que evolucionen, el financiamiento estará evolucionando igualmente y eso tiene que ver un campo que trabaje con semillas que garanticen mejores rendimientos y resistencia a plagas, que reciba asistencia técnica especializada, aprovechando ese papel fundamental que el banco tiene en el consejo Nacional de Tecnología e Innovación Agropecuaria, del cual es miembro, y la comercialización que sin duda es tal vez el principal cuello de botella que se tiene en el agro pues se busca que las cadenas funcionen mucho más equilibradamente y que haya menos abuso de la posición dominante y que haya más capacidad de negociación, en donde la asociatividad ayuda de manera importante, pero según Dussán, el tema de comercialización también pasa por agregar valor a los productos, por tener sistemas de conservación, redes de frío, sistemas óptimos de almacenamiento y secado, mejores condiciones de transporte, por sistemas de formación de precios y todo un trabajo en donde el Banco Agrario se pone de lado del desarrollo de la política sectorial agropecuaria.

El banco tiene claro que no puede limitar sus funciones a canalizar solicitudes de crédito para aprobarlas o negarlas sino que sabe que debe cumplir una labor de mayor liderazgo en la articulación del sector agropecuario en el territorio con los municipios, las Unidades Municipales de Asistencia Técnica Agropecuaria, UMATAS, los centros provinciales de gestión agro-empresarial, las secretarías de Agricultura, los gremios y con todas las demás entidades del sector con las que debe al unísono haber una sinergia en el país que permita que la financiación fluya mucho más fácil y que hayan elementos de mitigación de riesgo sin dejar de lado la tarea o gestión que debe hacer el Banco Agrario en prevención del riesgo agropecuario para facilitar cada vez más el financiamiento.

Gota a gota, un sistema espurio que no brinda soluciones

Uno de los grandes líos de los productores del campo y de ese vital sector primario es el sistema de financiamiento pues cuando no acceden al Banco Agrario, muchas veces por desconocimiento de la bancarización y sus bondades, caen en manos de los prestamistas ilegales que han afianzado el sistema gota a gota con el que se han quedado en la calle miles de labriegos.

Esta forma de crédito que ha sido puesto en conocimiento del mismo ministro de Agricultura, tiene las alarmas encendidas porque detrás del préstamo ilegítimo, hay presiones, amenazas y hasta engaños que buscan el despojo y la quiebra del productor que en ocasiones queda sin finca, sin casa, sin ganado y sin siembras.

Frente a esta problemática, el Presidente del Banco Agrario de Colombia, Luis Enrique Dussán López, anotó que el gobierno está buscando salidas a ese inconveniente lo que explica el desarrollo de la banca de las oportunidades y todo lo relacionado con las microfinanzas.

“Todo lo que hacemos en el banco en favor del pequeño productor contribuye a bajar la intensidad de esos prestamistas a la sombra y lo cierto es que el gota a gota existe porque la gente no tiene acceso oportuno al financiamiento y especialmente la gente informal que está reportada o mal calificada en el sistema financiero. Muchas veces los campesinos son presa fácil de este sistema por desconocimiento o porque el trámite bancario les parece complejo e inoportuno, pero para eso la banca ha venido progresando, pero la verdad falta mucho por hacer”, afirmó el Presidente de la entidad.

El Banco Agrario de Colombia también hace microfinanzas y estas lo que hacen es lograr la inclusión financiera con créditos muy rápidos, muy fáciles y sin mucho requisito, advirtiendo que se asumen un mayor riesgo, pero con una tasa de interés más alta. La entidad aseguró que en las microfinanzas hay una solución importante por lo que hoy juegan un papel fundamental para atacar ese gota a gota, pues con todo y que hay una tasa mayor, es mil veces menor que la del préstamo informal, reemplazando el leonino sistema de manera eficiente.

En el llamado crédito gota a gota, reconoció Dussán, hay un cartel de prestamistas y de gente inescrupulosa que pone dinero a una tasa compleja de recuperación para quitarle al campesino lo poco que este pueda tener. Allí, dijo, hay temas críticos y es perentorio hacer un esfuerzo de todos en el país porque si bien el sector microfinanciero es eficaz, el banco ha cuestionado a algunos que a juicio del banco, exceden en el riesgo el cual cubren con tasa y sacan del mercado a muchas personas para dejarlas nuevamente a merced del gota a gota por no tener acceso al crédito.

El Banco Agrario razonó sobre la importancia de tener mucho más control de la manera como se hace el microfinanciamiento, pero reconoció que en general las microfinanzas son un sector que viene haciendo una gran tarea y celebró que dentro de ese selecto grupo de facilitadores, el banco sea el que ofrece las menores tasas de ese mercado, eso sí, precisando que aún hace falta, que hay que ir más allá e igualmente que hay que fomentar toda una cultura financiera por lo que el banco hizo gran énfasis en la educación económica y de finanzas motivo por el cual paso de capacitar 22.000 personas en 2016 a 833.000 en 2017, es decir que hubo un desarrollo interno de formación económica que contribuirá mucho a atacar la indeseada informalidad.

En la medida en que la sociedad haga bien su labor en actividades productivas y se legalice, especificó Dussán, obviamente eso le permitirá salirse del ilegítimo gota a gota e irse con el sistema financiero normal y para ello el puente es el sector microfinanciero que contribuye de manera importante.

Lo anterior corrobora que más allá de unas buenas prácticas agrícolas o ganaderas, lo fundamental es llevarle al productor herramientas como la inclusión financiera y una buena banca para permitir que la tarea agropecuaria se pueda desarrollar de manera eficiente pues está de por medio el capital de trabajo y los recursos que se requieren para hacer unas inversiones que agreguen valor y que le permitan a ese agricultor o ganadero, ser más competitivo.

“Sin duda es fundamental contar con una buena banca, el sector financiero agropecuario tiene enormes retos y ha avanzado, hoy para el caso del pequeño productor creo que atendemos una tercera parte de los pequeños productores de Colombia, es decir a más de un millón de clientes en esta franja, pero falta mucho y ahí está el desafío. Hay un Sistema Nacional de Crédito Agropecuario que creo que funciona porque combina de manera eficiente el tema del redescuento con la cartera sustitutiva que permite que la banca privada en buenas condiciones les pueda llegar a medianos y grandes, a transformación y comercialización del sector agropecuario y a fortalecer la agroindustria. El sistema está muy bien pensado y ha tenido un excepcional desarrollo sin que eso no permita que se le hagan algunos ajustes para dinamizarlo aún más y hacer que la gente salga no solamente del gota a gota sino también de financiadores externos que a la postre resultan negativos como pasa con las preventas de las cosechas a unos costos muy altos y con la misma obtención de los insumos”, dijo.

Hay que morigerar costos de producción

Uno de los temas que debe abordarse es el de los costos de producción porque éste asunto es sin lugar a dudas el que más castiga la competitividad y la rentabilidad en el campo así como pesa el hecho de adolecer de bienes públicos, de infraestructura y de tecnología así como de asistencia técnica, mecanización, modernización tecnológica, mayor empresarización, economías de escala y buenas prácticas.

El Banco Agrario expuso que un campo exitoso y ganador es el resultado de entrelazar muchos elementos dentro de una política sectorial, pero dejando muy claro que el financiamiento es fundamental, pero no lo único.

Luis Enrique Dussán López, es un hombre formado para el campo, su perfil agropecuario puesto a toda prueba en Finagro fue la ventaja que le dio foco al Banco Agrario de Colombia y consolidar la razón de ser que es el campo y su desarrollo. Siendo ingeniero y ducho en matemáticas, su pasión es el campo, pero todo su aprendizaje y sus conocimientos están al servicio de la ruralidad con amor y compromiso.

Reconociendo que hay problemas económicos que afectan a la población y que eso redunda en incumplimientos y remates, el Presidente del Banco Agrario aclaró que la idea de la entidad no es quedarse con la tierra de los campesinos pues ya en casos extremos se recurre al embargo por mandato bancario en donde hay vigilancia y regulación que pone de antemano esos instrumentos, empero la entidad evita el embargo al máximo y por ello hace todo lo posible al productor para que salga adelante. La requisición del inmueble llega o bien porque el sujeto de crédito no quiso pagar o porque la deuda se le volvió imposible de cubrir.

El tema es difícil, pero según Dussán, cada vez se hacen menos embargos porque hay a la fecha una cultura de pago más firme como también unas acciones preventivas que permiten llegar a un arreglo antes de y no proceder en complicados niveles.

Dentro de lo preventivo hay una sinergia entre el tema comercial y las fuerzas de cartera para hacer ese trabajo mucho más eficaz y por eso cuando hay situaciones críticas en los municipios como una avalancha, problemas con el clima, líos en un sector productivo, brotes de aftosa en una zona, sencillamente los funcionarios se trasladan al lugar para explorar soluciones con los productores afectados y no llegar a unos vencimientos que les cierra la puerta financiera. “Aquí lo primero es la solución y por ello el trabajo preventivo es determinante, no queremos y hacemos todo lo posible por evitar que un embargo afecte a los campesinos”.

El Banco Agrario de Colombia tiene colocado en crédito 12.9 billones de pesos de los cuales 9.1 billones están en el sector agropecuario. El indicador de cartera vencida de la entidad asciende a 7.8 por ciento lo cual no tiene para nada contentos a los directivos que hacen una gran tarea para mejorar esos indicadores lo cual va desde un mejor origen de créditos y optimización en la formulación de proyectos, pero igual con más acompañamiento desde la génesis de los créditos partiendo de la actividad productiva, un cobro preventivo muy fuerte y una labor muy fuerte en prevención.

El banco debió montar un esquema antifraude porque encontró o detectó líos de estafa que ya fueron a la Fiscalía General de la Nación. La situación no ha resultado fácil porque hay focos críticos en algunas actividades productivas y en algunos segmentos de población lo cual hace que el trabajo sea más intenso para bajar ese 7.8 por ciento y poner el indicador por debajo de los indicadores de mercado.

El Banco Agrario de Colombia, esa entidad amable y esperanzadora, de logo sugestivo de cosecha en colores azul, verde, amarillo y blanco cumple con un encomiable desempeño en diversos capítulos que tienen que ver con el campo ya que aborda sustitución de cultivos, posconflicto, desarrollo rural y víctimas, entre otros, empujó la ampliación de la cobertura que en buena parte se hizo en zonas de posconflicto porque la premisa es recuperar la presencia del estado en el territorio.

El banco crece y sigue enamorando porque llega a sitios lejanos e inhóspitos en donde hay colombianos sembrando vida e ilusiones y allí en la otra Colombia, el banco dice presente con un portafolio amable que quiere reactivar la economía agropecuaria, labor que debe arrancar desde los rincones más lejanos de la patria y en donde hay nacionales muy a la deriva que hoy vuelven a sentir apego por la institucionalidad gracias a una gestión que le apuesta al tejido social sobre la base de una reactivación productiva en el campo que abrirá los derroteros bendecidos del nuevo país llevando al olimpo un campo que estuvo postrado por largas décadas.

 

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