Sábado, 05 Abril 2025 00:32

Corveica, la tesis exacta de que el Estado es el más precario liquidador

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Corveica, la tesis exacta de que el Estado es el más precario liquidador Imagen-de-Rafa-Bordes-en-Pixabay

Lamentablemente las intervenciones están salpicadas por ineficiencia, corrupción, dilaciones, activos cedidos a precio de huevo y una tomadera de pelo que no respeta a nadie.

Es increíble todo lo que ha rodeado la intervención y liquidación del Fondo de Empleados de Instituciones y Empresas Colombianas del Sector Agropecuario, Corveica. Los ahorradores y acreedores se han cansado de pedir eficiencia en el asunto, pero todo es aplazamiento y distintos nombramientos en la gerencia de liquidación que se han absorbido muchos millones en salarios, algo cercano a pagarle al verdugo en el patíbulo para que ponga a funcionar el hacha, toda una muestra de ineptitud, falta de conocimiento, improvisación, amaño y ganas de todo menos de salvar empresas.

El asunto tiene a muchos con los pelos de punta porque contrario a dar soluciones, el Estado sigue demostrando precariedad, desde que llegó la intervención los activos valen menos, están en manos de personas que dicen ser dueños sin el mínimo asidero jurídico y nada que se les lleva el dinero ahorrado a los asociados, un tema grave que invita a analizar las famosas intervenciones y liquidaciones porque se puede estar incurriendo en violación de la ley habida cuenta que Corveica hace parte del sistema cooperativo en donde no hay un solo dueño sino muchos al amparo de una legítima sociedad. Varios han comparado el caso de Corveica con la intervención de Saludcoop, empresa intervenida arbitrariamente por cuanto el dueño no era su representante legal sino un esquema mutual que obligaba a darle a este capítulo jurídico un trato distinto porque varios salieron afectados al desconocérseles el derecho a la asociación cooperativa.

En fin, voces hay muchas, críticas todas, pero conlleva a la indignación ya que este caso, Corveica, ha tenido todo tipo de vicios y demoras, tan es así que algunos socios fallecieron a la espera que les llegara su plata, infortunadamente dejaron el mundo de los muy vivos sin que se les diera una orientación o explicación, pero como pasa con el Estado, del color o el bando que sea, de malas, estas personas fueron al Campo Santo y jamás supieron amén de esfuerzo, laboriosidad y ahorro, qué es vivir sabroso.

Corveica llegó a manejar un portafolio bastante importante, el fondo tuvo servicio de aseguradora, medicina prepagada y salud. Igual selló convenios en beneficio de los asociados con instituciones prestadoras de servicios de salud, belleza, educación, recreación, viajes, turismo, entretenimiento, cultura, tecnología, alimentación, deporte, muebles, decoración como también acuerdos con almacenes de cadena y grandes superficies.

 

 

El fondo tuvo diferentes líneas de crédito, verbigracia para libre inversión, Corvesocial que al ser parte de un fondo del ala solidaria facilitaba préstamos para cubrir calamidad doméstica, estudio, compra de artículos para el hogar, salud, reparaciones locativas y turismo. Estuvo también Corvehículo, un crédito especial para adquirir automóvil.

Dentro de los empréstitos estaba Corveprima, anticipos de la prima de junio o diciembre hasta en 50 por ciento, Corvecartera, un instrumento para aliviar los inconvenientes financieros con la compra de cartera, Corveya, sistema de créditos inmediatos y crédito para vivienda, una actividad que funcionó por más de 47 años para que los asociados accedieran a recursos para contar con un techo.

En la modalidad ahorro estuvieron las líneas de Ahorro Voluntario Fijo y Ahorro Voluntario que tuvo excelentes rendimientos financieros.

Fueron más de 47 años en los que Corveica les llevó bienestar a sus asociados en compañía de sus grupos familiares con unos servicios de primera categoría avalados por la economía solidaria. Todo iba muy bien, a pedir de boca, pero seguramente la versatilidad del portafolio ayudó a que algunas personas hicieran cosas incorrectas hasta llevar el fondo a su declive, razón por la cual la Superintendencia de la Economía Solidaria emitió la resolución 2020331004565 del 20 de abril de 2020, por medio de la cual se ordenó la toma de posesión para administrar los bienes, haberes y negocios de CORVEICA, el tema es que dicha “administración” se prestó para todo tipo de irregularidades ya que los activos perdieron valor, otros fueron cedidos y el dinero de los ahorradores no se recuperó, evidenciando que este tipo de medidas tienen poca voluntad, menos capacidad gerencial y cero respeto por los afectados.

Hoy queda claro que a los acreedores de Corveica les hubiese ido mejor haber aceptado acciones y cualquier negocio para ser dueños y hoy habría fondo, gestión y rendimientos, el fondo en manos del Estado estaba mal y se precarizó, Santo Padre Bendito, la tragedia de todo lo que pasa por el gobierno que mueve intereses, puestos y egresos para terminar de hundir los barcos averiados.

 

 

En charla con Diariolaeconomia.com, la socia, ahorradora y hoy acreedora de Corveica Inés Rojas expuso que con el fondo no hubo luz al final del túnel en vista que como ya todos saben en el país, todas las intervenciones son nefastas porque a cambio de hacerse gestión para recuperar empresas y activos, la medida se utiliza como fortín político que ayuda a muchos personajes del ámbito popular y por eso los asociados de Corveica terminaron siendo víctimas de todas las cadenas de clientelismo y vagabundería alimentadas con los recursos de las personas que de una u otra manera quisieron atesorar y vieron en el fondo la posibilidad de tener sus ahorros para poderlos disfrutar al final de su vida laboral.

Anotó que muchos ahorradores del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, y el organismo de investigación estatal, Agrosavia, en su momento depositaron la confianza en un fondo para que después de muchos años algunos administradores los hubiesen dilapidado hasta llevar a Corveica al contexto de hoy en donde se hace lo que se hace sin que prime quien puso dinero para el devenir bajo preceptos de rendimientos y confianza. Reconoció que los malos manejos de un gerente condujeron a una primera intervención que duró cerca de cinco años, posteriormente, explicó, volvió a las manos correctas, funcionó en promedio cuatro años para luego caer nuevamente en la intervención que se dio por una salida masiva de ahorradores que dejó al fondo ilíquido y sin la opción inmediata de responder por los requerimientos y solicitudes de mucha gente que en su momento pidió sus ahorros.

 

“Nuevamente la Superintendencia de la Economía Solidaria decide intervenir y llega un interventor que frena todas las actividades del fondo y fue así como en un término de seis meses Corveica estuvo inactivo, sin colocación de crédito y sin margen de rendimiento, tiempo después de pusieron algunos recursos, pero el gerente del momento llegó con la visión inexorable de liquidarlo puesto que los préstamos no representaron mayor cosa, una excusa para decir que la entidad no era rentable para ungirle los Santos Oleos y ponerlo en liquidación”, anotó la señora Inés Rojas.

 

Corveica llegó a tener activos en varias regiones y ciudades relevantes de Colombia entre tantos hoteles, centros de recreación y hasta clínicas, el tema es que algunos bienes que valían en libros 22.000 millones pasaron a costar 11.000 millones, a toda vista un detrimento patrimonial que se pudo evitar con oficio, compromiso y gestión, empero, nada de eso ni tibiamente se observó. De alguna manera eso al interior del fondo se interpretó como dar papaya de aposta para que un allegado al Estado comprara baratico y rapidito. Sin duda, aseveró Rojas, muchos sacaron provecho del dolor ajeno y se hicieron avalúos amañados para decir que sí se había trabajado en el tema, pero queda la sensación que hubo negocios por debajo de cuerda en donde al parecer se pagaron comisiones, algo muy difícil de probar, pero lo que sí es real es que el fondo tuvo muchísima plata y la intervención cayó como una maldición porque los inmuebles se fueron devaluando generando gigantescas pérdidas en desmedro de asociados y acreedores.

 

 

A juicio de la socia, Corveica es la tesis más exacta de que el Estado es el más precario y perverso liquidador porque la figura jurídica se convierte en una oportunidad para afianzar fortines políticos, un sitio ideal para pagar favores y todo un caldo de cultivo para nuevas prácticas corruptas por cuanto no hay soluciones, no llegan fórmulas salvadoras, tan solo egresos, gastos y determinaciones impías.

 

“Aquí llega la gente a mirar qué les puede sacar a los acreedores, a los asociados y a todo un esquema de economía solidaria en donde el esquema social quedó atomizado, totalmente evaporado y sin norte. En esta instancia al liquidador lo que menos le interesa es saber quienes son los dueños o quienes trabajamos con mucho esfuerzo para tener un ahorro y disfrutarlo en la posteridad”, subrayó la ahorradora.

 

En Corveica, dijo Rojas, todo ha sido caos, decidieron nombrar un administrador experto en quebrar empresas o asociaciones, hubo desidia, amaños y favores, nada que rayara en la probidad. Por todo eso, comentó, a la Presidencia de la República se le envió una carta, puntualmente al señor Gustavo Petro Urrego con copia a los organismos de control en donde se le pone en conocimiento la terrible situación e infortunios del fondo que terminó con la tranquilidad de los ahorradores. Lamentablemente, denunció la ahorradora, esta es la hora en que no se ha recibido respuesta alguna.

La contertulia apuntó que personalmente fue a la Procuraduría en donde preguntó por el asunto y pidió un procurador delegado que ha sido cambiado sin que den resultados o muestren gestión efectiva, tan mal han hecho su trabajo que no han cursado un solo oficio a la Superintendencia de la Economía Solidaria, ente al que también se le notificó del caso Corveica, pero como todos, tampoco ha dado una respuesta.

A criterio de Inés Rojas, la Superintendencia ha sido la menos seria en todo el proceso y en un caso totalmente nefasto por cuanto desde que comenzó el proceso de liquidación el fondo ha tenido, mal contados, cinco liquidadores, sin un trabajo contundente y con unos salarios altísimos que salen de la plata de los socios y acreedores, algo que catalogó de injusto porque la Superintendencia no tiene reparos para decirle a un agente liquidador, gánese lo que quiera, son unos sueldos onerosos que se pagan con la plata de los ahorradores hoy expectantes.

Añadió que es urgente averiguar a cuanto asciende la nómina de Corveica en liquidación, sumas que pueden rondar los 50 millones de pesos, un exabrupto que paga el que menos debe hacerlo porque necesita revitalizar activos y recuperar una actividad económica con techo solidario que genera empleo, inclusión y opciones.

Un aspecto que tiene a muchos asociados furiosos y cargados de pena es que algunos ahorradores que anhelaron recibir su dinero fallecieron sin ver un solo peso, por fortuna en nuestro medio no hay que remunerar a Caronte el famoso barquero de Hades, pero esas personas partieron y jamás recibieron si quiera una voz de aliento, fallecieron a la espera de un dinero que nunca apareció y que ahora se pide hagan parte de un proceso de sucesión para beneficio de las familias porque quienes murieron, exhalaron aún con alguna esperanza porque con esfuerzo y sacrificio ahorraron.

 

 

Se fueron científicos de la talla de José Luis Brechero y Víctor Núñez investigador de Agrosavia que lamentablemente falleció hace dos o tres meses, estos decesos y toda la incertidumbre corroboran el detrimento que la situación y su precaria solución ha generado. Rojas enfatizó que es demasiado triste ver como se ha truncado el anhelo de gente buena y ahorradora para que el dinero comprometido termine en las arcas de quien no necesitó el menor esfuerzo para ganársela.

Como todo tuvo origen en un crédito al otrora presidente de Saludcoop Carlos Palacino, el muy mentado personaje tiene mucho que ver, expresó Inés Rojas, con el proceso de Corveica.

La conocedora dijo que los procesos de intervención deben tener muy claro que es una sociedad y que es una cooperativa o un esquema solidario ya que son figuras distintas y con manejos disímiles en derecho, un punto que pasó de agache en Corveica en donde los dueños como fondo eran varios, no una sola persona. Tantas fueron las omisiones y tan altas las omisiones que para la ahorradora algunas superintendencias, en este caso la Solidaria, no deberían existir porque tan solo adelantan procesos para el punto final y no para remediar.

 

“En su momento cuando empezó el proceso de liquidación se hizo un estudio muy juicioso que pagamos nosotros los acreedores y posteriormente se le presentó un plan de recuperación al primer agente liquidador que jamás fue tenido en cuenta, hubo caso omiso a eso y a muchas de las sugerencias que han tenido como común denominador oídos sordos en todos los liquidadores, algo que pone a pensar mal y quizás con razón”, acentuó Inés Rojas.

 

Los esfuerzos que hacen los acreedores son estimables. Rojas dijo que un grupo importante de reclamantes decidió unirse para presentar una demanda por detrimento patrimonial porque hay plata congelada que no se puede usar y unos activos que valían mucho y hoy curiosamente están devaluados. La justicia, al decir que no se ha causado pérdida alguna, rechazó la demanda pues la querella es una instancia que solo vale hasta que culmine el proceso de liquidación, algo similar a las demandas por estupro en donde solo hay proceso si se coge al abusador en flagrancia.

 

 

El llamado para mirar con la importancia que amerita el caso Corveica se hizo con el mayor respeto a la justicia, a la Superintendencia de Economía Solidaria, a la Presidencia de la República y los organismos de control, entes con autoridad y conocimiento más no seguir en un entorno malsano en donde juegan cómodamente los politiqueros y quienes suelen burlarse de la ley. Rojas no ocultó su impotencia porque alegó que para los medios un caso tan delicado como Corveica no es llamativo, sencillamente no compromete figuras públicas, no lleva sangre o no alcanza el escándalo o el escarnio, pero omiten que hay activos, muchos millones y hasta muertos de por medio.

Apuntó que igual se demuestra que Colombia es un país de reality, muñecas de la mafia, fútbol, novelas y noticias de poco impacto. Nada que involucre el patrimonio de los trabajadores, deploró, es llamativo para los canales o emisoras en el país.

Algunos ven poca plata en el aterrador caso, pero dejan de lado que para quienes piden justicia y arreglo se trata de toda una vida de ahorro. Una salida es salvar el fondo porque hay dinero y activos, se necesita una gerencia decidida a reavivar el fondo, mas no unos enterradores de empresas o entidades que buscan la salida fácil porque posiblemente represente algunas utilidades.

En los mejores términos los dolientes de Corveica quieren reunirse con la Superintendente de la Economía Solidaria María José Navarro Muñoz, persona que tienen como funcionaria justa y diligente para platicar de este caso en compañía del agente liquidador actual habida cuenta que la situación sigue afectando a muchas familias económica y emocionalmente. La idea es acudir a la mesa y a la concertación consecuente antes de poner en marcha el plantón previsto por cuanto se están exigiendo derechos fundamentales y no las deleznables y ya de por sí gastadas dádivas. El asunto raya en lo urgente y no en meras charlas de filosofía, pues este lío no lo arregla Aristóteles o Platón.

 

Hotel Palmarena, una salida

Hoy uno de los bienes representativos que solucionaría en buena parte el problema es el Hotel Palmarena en Santa Marta, un activo que está en arriendo hace muchos años y del que se pidió restablecimiento del inmueble, pero el señor que lo tiene no lo quiere devolver porque demandó alegando mejoras e inversiones, una excusa endeble y sin peso jurídico porque nadie que invierta en un bien ajeno tiene derecho a reclamar esas capitalizaciones, el que lo haga está por fuera del foco legal y quien le dé la razón seguramente por fuera del aparato de justicia.

 

 

Hoy desde Corveica se le exhorta al juzgado de samario que falle en derecho y sin dilaciones porque hay de por medio una muy mala interpretación de la ley del autodenominado nuevo dueño. En Corveica pasa de todo, las personas citadas a Las audiencias no se presentan, hay un visible amaño y todo queda en que la razón la tiene quien le toma del pelo a la ley, un tema para profundizar, indagar y fallar.

El hotel no tiene problema por avivatos y sagaces que aleguen deudas porque las mejoras, si se hicieron, fueron inconsultas, luego no cabe ningún tipo de reclamación. Corveica, concluyó Rojas no tiene por qué remunerar deshonestidad ya que es injusto que a quien nada le costó construir termine siendo dueño o favorecido por las promesas políticas, todo con esfuerzo de gente honorable y emprendedora.

Dentro de los bienes del fondo estaba el Centro Turístico Araguaney en Acacías, Meta, y una serie de oficinas propias y bienes que sumandos incrementan el patrimonio.

La información suministrada por los acreedores que incluye a los antiguos asociados-dueños naturales del fondo, deja ver que en los últimos cinco años obtuvieron por parte de la Supersolidaria y sus agentes especiales, una información fragmentada, filtrada y por momentos errática. Esta irregularidad en el flujo de información, dicen, ha sido afectada por los reiterados cambios en los agentes liquidadores que ha tenido este proceso.

Alegan los acreedores que sólo el 24,14% de las acreencias se han devuelto en total después de cinco años y cuatro meses de intervención/liquidación a un costo que sobrepasa los $11.000 millones.

En este proceso, denunciaron, los problemas graves no se han solucionado, puesto que los gastos han sido extremadamente onerosos. Cada agente designado, manifestaron, ha llegado con su nuevo equipo a contratar avalúos, administrar y suministrar muy poca información a los asociados/acreedores.

 

 

El año 2019 Corveica inició con un patrimonio de $ 11.317.215.605. A final de febrero de 2025 el patrimonio había bajado a un saldo negativo de $159 millones lo que dice que los cinco años largos del fondo bajo la administración de la Supersolidaria han representado pérdidas por cerca de $11.500 millones.

El fondo tiene en sus activos bienes inmuebles avaluados en $25.600 millones. De este monto, $22.281 millones corresponden a un solo bien, el hotel Palmarena en Santa Marta. Dijeron que el citado avalúo es el nominal que ha sido actualizado varias veces en los años de la intervención, todo con más costos cargados al fondo, y no garantiza que se pueda vender en esa cantidad.

El problema terminó avinagrándose sobre este bien. El hotel ha estado en arriendo por más de 10 años y actualmente el arrendatario se niega a devolverlo y la restitución del hotel a favor de Corveica ha sido una gestión tortuosa y de muy baja efectividad por parte de los actuales administradores del fondo, mejor conocidos como liquidadores.

Para los acreedores el caso Corveica raya en ineficiencia, desconocimiento, lentitud y una gestión que deja un mal sabor. En estos años los liquidadores han recibido honorarios y también contrataron las personas que a bien han tenido. El flujo de caja que ha facilitado esta operación es el continuo cobro de la cartera que mantenía el fondo hasta antes de la intervención en diciembre de 2019. A inicios de ese año la cartera era de $2.769 millones, pero como la Supersolidaria paralizó el fondo la cartera entró en una fuerte caída y fue así como en enero de 2025 ésta alcanzó $1.420 millones.

Desde la percepción de los acreedores, el caso muestra que mientras esa cartera siga activa los administradores del fondo tendrán de donde seguir recibiendo sus pagos, pero lo deplorable es que de arreglo nada y la gente sigue a la espera con el temor que terminarán como dicen en el bajo mundo, “chupándose el dedo”.

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