La historia reciente de Colombia muestra que después de 2013 la economía empezó a mostrar signos de inestabilidad hasta que llegó la gran crisis que arrancó en 2015 y logró extenderse hasta buena parte de 2018. En medio de esos momentos difíciles y de contracción económica, las industrias del plástico acudieron a la diversificación de mercados, razón por la cual muchas empresas decidieron exportar a otros países con lo cual lograron compensar el freno de la demanda que se presentó especialmente el año pasado a raíz de muchos factores y que afectó la dinámica inclusive en los primeros dos o tres meses del año en curso que fueron lentos, pero que después de ese amargo primer trimestre empezó a mostrar signos de recuperación.
La Asociación Colombiana de Industrias Plásticas, Acoplásticos, indicó que las cifras positivas son la consecuencia de diversificar mercados y productos porque para el caso de las bolsas plásticas, la situación no ha resultado fácil por el impuesto de la que fueron objeto. De todas maneras muchas industrias que tenían como finalidad económica la elaboración de dichos empaques optaron por transformarse, algunas con soluciones de biodegrabilidad de los productos y ofreciendo bolsas reutilizables un poco más gruesas y de diferentes materiales, otras migraron al rubro de empaques para alimentos y otros bienes así como llevando producto a otros países o fabricando bolsas de basura.
El Presidente de Acoplásticos, Daniel Mitchell, le dijo a Diariolaeconomia.com, que por fortuna las empresas del sector plástico han enfrentado la crisis con arrojo y estrategia, motivo por el cual lograron reinventarse, dependiendo de sus procesos productivos lo cual se afianzó como el día a día de los empresarios que viven con ojo avizor y prestos a reaccionar cuando el mercado lo demande.
Acoplásticos agrupa en promedio 650 empresas fabricantes, la industria genera en promedio 63.000 empleos, exporta alrededor de 1.6 billones gringos de dólares de los cuales el 70 por ciento corresponde a materia prima y el 30 por ciento restante a productos semielaborados y terminados. Así mimo, importa 4.000 millones de dólares anuales, 80 por ciento materias primas y 20 por ciento en productos semielaborados y terminados. El gremio informó que el consumo de plástico en Colombia es de 1.2 millones de toneladas anuales.
A la fecha el sector ya ve cifras de dos dígitos en su crecimiento tal y como pasó en abril y mayo, no igual junio y julio que suelen ser meses mucho más lentos por el mundial y las vacaciones, pero que arrojaron igual cifras positivas cercanas al tres y al cuatro por ciento en convertidores de plástico, pero eso si con crecimiento cercanos al ocho por ciento en materias primas. En agosto la industria en general regresó al grato escenario de los dos dígitos.
“Este no va a ser un año consolidado de dos dígitos, pero ahí vamos, y proyectamos un crecimiento del cinco o seis por ciento anual porque los primeros tres meses del año fueron también un poco lentos”, declaró el señor Mitchell.
Un inconveniente del pasado quedó superado y es la adquisición de maquinaria y tecnología para la industria de los plásticos y afines lo cual se hizo posible gracias a Colombiaplast y Expoempaques, que reunió a las principales empresas proveedoras de maquinaria del mundo, razón por la cual la oferta está disponible y permanente. Los moldes al igual que la maquinaria también son importados y si bien hay producción nacional para satisfacer este nicho, muchas veces la oferta doméstica no cumple con los requisitos que demanda una inyectora para ciertos procesos de fabricación de artículos plásticos, el tema se hace complejo a la hora de importar esa tecnología por asuntos como el arancel y las dificultades que rodean las importaciones.
Generalmente, agregó, el mercado mundial de maquinaria, equipos y moldes evoluciona permanentemente y las empresas hacen uso de esos avances. En Colombia la industria plástica, dependiendo del año, importa en promedio 130 millones de dólares en maquinaria, partes de maquinaria o moldes, compras que se hacen todos los años porque la industria tiene que estar en permanente renovación, labor que aplicadamente hace bien sea con inyectoras, extrusoras, máquinas de soplado, de rotomoldeo y tecnologías para los diferentes procesos que demanda el sector.
Si bien hay un dólar que ayuda a la hora de exportar, hay una preocupación en la industria plástica y es la volatilidad porque una tasa de cambio muy devaluada ayuda al mercado exportador, pero la resina importada llega con un precio mucho más alto y el de plásticos es un sector que se caracteriza porque la materia prima pesa mucho en los costos, a razón del sesenta o el setenta por ciento, como no pasa en otros sectores.
“Si nosotros traemos producto de afuera, de hecho nos afecta o nos impacta, si el dólar está alto o bajo, así como es innegable que hay un beneficio a la hora de exportar si la tasa está devaluada, entonces lo que uno más quiere como representante de los industriales, es contar con cierta estabilidad en la tasa de cambio que se ha visto en un promedio relativamente tranquilo en los últimos años cuando llegamos a un valor cercano a los 2.900 pesos por dólar, aclarando que por estos días tuvo otra devaluada fuerte, sin embargo el mensaje es que el peso devaluado ayuda sin duda a las exportaciones y sirve de protección natural frente a la competencia externa, pero mucha volatilidad en la tasa de cambio es perjudicial”, anotó el dirigente gremial .
Un punto a tener en cuenta es que la misma competitividad pide estabilidad cambiaria porque también hay volatilidad en los precios internacionales de la resina plástica lo cual es complejo porque si el empresario suma esa volatilidad en el costo más la volatilidad en la tasa de cambio, llega una tremenda incertidumbre sobre qué decisiones tomar para la compra de materias primas, es decir si se compra inmediatamente o si mejor se da un compás de espera para dichas adquisiciones que tanto dependen del precio del dólar.
Sobre los TLC, Acoplásticos sostuvo que al hacer el balance de los números en cuanto a importaciones totales y exportaciones reales del sector hay sin duda un resultado deficitario por lo que se puede concluir que los empresarios colombianos no han podido maximizar ese potencial que tienen los mercados internacionales. Sobre el tema, Mitchell precisó que al tomar unas empresas o algunos rubros dentro de la industria, allí si es posible notar un aprovechamiento, pero reconoció que de todas maneras hace falta bastante para sacarle beneficio a esos mercados internacionales que fueron abiertos con los tratados de libre comercio.
“Ha entrado bastante producto en términos de agregado, pero resumiendo, en ese frente todavía los números no nos dan una gran ventaja. En específico vemos casos exitosos e interesantes con productos de valor agregado, pero aún hay mucho por hacer en el aprovechamiento de los TLC hacia adelante”, sostuvo el Presidente de Acoplásticos.
Al revisar la agenda de negociaciones hay unos acuerdos comerciales que generan alarma, pero otros en los que hay oportunidades para el producto colombiano y todo un potencial de aprovechamiento. Sobre si hay que firmar más convenios internacionales de comercio, el gremio considera que es bueno parar, eso sí mirando con mucho juicio los procesos actuales porque lo más importante de los TLC no es firmarlos sino aprovecharlos y en ese sentido la industria estima conveniente concentrarse en lo que se tiene y que sumado ya representa un mercado importante que fácilmente puede ser el sesenta o setenta por ciento del PIB global.
Recalcó que ya hay unos mercados inmensos para aprovechar lo cual pide concentración y trabajo para poder llevar el producto colombiano hacia los puertos de los países o bloques comerciales con los que fue posible cerrar una negociación.
Una ventaja es que en la llamada guerra comercial, los productos plásticos no han estado en la palestra del diferendo mundial, empero si entró el sector metálico que es clave para hacer moldes lo cual ha generado algo de ruido en la industria. En este caso, al igual que con la tasa de cambio, lo que preocupa es la incertidumbre porque nadie sabe cuál será la reacción o si de pronto vendrán unas desviaciones muy fuertes de comercio que afecten a los mercados emergentes como el de Colombia.
“Hasta el momento ha habido grandes señas de que esa guerra comercial vaya a tocar al sector petroquímico. El plástico creería yo, no lo van a tocar, pero no saber es lo que a uno le preocupa y en ese sentido lo más importante es que el gobierno colombiano tenga listos los mecanismos de reacción ante diferentes situaciones porque esas desviaciones de comercio que se pueden venir, pueden ser complicadas porque al mirar el sector metalúrgico, si bien no se le impone un arancel a Colombia con Estados Unidos, pero lo complejo es que el producto chino sí puede desviarse hacia Colombia. En definitiva, hay que estar preparados para esas reacciones rápidas porque ante cualquier determinación en el contexto internacional que afecte a Colombia, deben venir decisiones en materia de aranceles, controles u otro tipo de medidas antidumping rápidas, pero por fortuna nuestro sector todavía no es el foco de esas dinámicas de comercio hoy, pero hay que estar muy atentos”, comentó Daniel Mitchell.
En cuanto a la reforma tributaria que presentará el gobierno a instancias del Congreso de la República, Acoplásticos dijo que el tema ha generado expectativa ante esa propuesta al igual que hay curiosidad por lo que pueda ser una reforma fiscal o financiera en general.
Manifestó que al observar las cifras comparativas de las tarifas de tributación de las empresas, en Colombia este factor sigue siendo muy alto porque lamentablemente persiste la noción de que la empresa es la que tiene que pagar todos los impuestos sin que sea una persona porque una factoría tan solo genera empleo, desarrollo y riqueza lo cual resulta castigado ya que al sumar las tarifas, generalmente altas, y en los diferentes componentes, por ejemplo en renta y demás, desincentivan la inversión, afectando el interés por crecer y hacer más negocios.
En opinión de Mitchell, es bien importante avanzar en una tributación mucho más simple, previsible, con estabilidad en las reglas del juego porque cambiar el régimen tributario cada año o cada dos años es muy difícil para cualquier empresario. Anotó que una tributación muy alta frente a otros competidores, en definitiva lo que hace es frenar la generación de empleo y de riqueza.
Ante la compleja situación hubo casos en los que algunos inversionistas que venían para Colombia decidieron cambiar de rumbo al conocer la realidad impositiva y lo propio pasó con algunos que partieron de Colombia hacia otras latitudes, preferencialmente a destinos de la región. Sin embargo y pese a los casos, hay empresas que están invirtiendo en plantas grandes, en maquinaria, en equipo y por eso se ve un movimiento interesante porque aún esa inmensa mayoría de industrias confían en el país a tal punto que empresas del exterior están haciendo inversiones en Colombia.
“Aquí seguimos firmes y comprometidos admitiendo que hay algunos sectores en los que se ha visto más movimiento de plantas al exterior, pero en este sector seguimos creyendo en Colombia y por eso queremos apostarle al desarrollo”, aseveró Mitchell.
Cabe precisar que el plástico viene de una fuente no renovable en donde la petroquímica puede representar el siete por ciento del consumo de petróleo en el mundo. Ante la innegable corta vida que le queda a los hidrocarburos y los combustibles fósiles, los cambios no solamente llegan en la industria automotriz que ya empezó a probar con coches eléctricos sino a la industria plástica que viene haciendo desarrollos de plásticos biobasados o bioplásticos que no pueden ser al cien por ciento porque ello conllevaría a unos problemas ambientales mucho más apremiantes porque habría que echar mano de la fuente de los alimentos, aspecto grave porque el planeta también es finito.
Ante la situación ambiental, Acoplásticos invitó a ser más conscientes con el uso del plástico que debe ser reutilizado o reciclado porque si un producto plástico que viene de una fuente de petróleo no renovable es arrojado al río, a la mar, al piso o se deja en los campos, sencillamente se le está dando una vida muy corta a ese producto, motivo más que suficiente para generar una cultura en torno al plástico y aprender a separar y a disponer de este recurso de manera adecuada como reza en la campaña, “Dale Vida al Plástico”.
Ambientalmente, explicó el Presidente de Acoplásticos, el plástico es una solución muy positiva porque al mirar un avión, el sesenta o setenta por ciento es de plástico porque es muy liviano y eso hace que consuma mucho menos energía, igual pasa con los paneles solares o los de turbinas eólicas que son echas de plástico, lo propio pasa con la salud en donde el plástico da muchas soluciones para la vida, pero aclaró que si no se hace un adecuado uso y disposición del plástico, habrá un problema complicado.
Más de medio siglo llevando soluciones
Acoplásticos nació en 1961 y después de 57 años sigue tan vigente y hacendosa en una tarea juiciosa y constante que le ha permitido liderar el proceso industrial en Colombia. El gremio y sus empresas decidieron hacer apuestas en innovación y en tecnología para poner en el mercado productos de calidad que han sido muy útiles en el desarrollo del país, de su comodidad, su construcción y su multifuncionalidad.
El gremio fue compuesto inicialmente por las empresas que al interior del sector se conocen como las convertidoras de plástico que son las que toman la materia prima plástica y la convierten en un empaque, en un tubo, en un cepillo de dientes, en una silla, en una mesa o en cualquier producto plástico de uso necesario. Luego de ese primer paso fueron llegando a Acoplásticos empresas de las materias primas, de la industria petroquímica, y a partir de allí otros sectores muy relacionados con estas industrias como fue el caso de pinturas, tintas, cauchos y fibras. Hay que decir que algunos frentes de la química mostraron su interés y decidieron adelantar sus operaciones al amparo del techo gremial.
Según Daniel Mitchell, Acoplásticos ha venido en un proceso de maduración muy enfocado en mejorar la competitividad de la cadena productiva completa y ha afianzado una importancia dentro del sector real porque es sin duda un gran exportador, no en vano tiene entre el 10 y el 15 por ciento del PIB industrial, del empleo industrial y de las exportaciones industriales, aclarando que el número va variando, pero ratificando que es un sector industrial bastante fuerte, muy abierto al comercio, con casos exportadores interesantes.
La industria plástica, dijo, es sin duda el gran termómetro de la economía porque si a los alimentos, por ejemplo les va bien, al empaque de los mismos también, si a la construcción le va de maravilla, desde luego demandará en igual proporción productos plásticos para edificar, si el campo muestra dinamismo también aumentan las ventas de películas de invernadero y una cantidad de artículos plásticos adicionales muy necesarios en la ruralidad, si el consumo va bien, aumenta la demanda de empaques, sillas, mesas, baldes, escobas, recipientes y otros productos.
Fácilmente se puede decir cómo va la economía, al observar que dinámica lleva la industria plástica ya que históricamente el sector viene creciendo a tasas elevadas que muchas veces están por encima del producto interno bruto, PIB, y del mismo PIB industrial. En los últimos años por muchas razones, el proceso fuerte de revaluación y otros factores frenaron un poco el crecimiento de la industria y también el del sector plástico, petroquímico y relacionados, pero en lo corrido de 2018 logró un fuerte repunte, básicamente en los últimos meses en donde el crecimiento estuvo por encima del PIB y de la industria, es decir, un indocador bastante bueno y lo mejor con buenas proyecciones.
Haciendo algo de retrospectiva, indiscutiblemente el plástico les salvó la vida a muchos elefantes en vista que el fabricante de bolas de billar, Phelan and Collarder ofreció en 1860 una recompensa de 10.000 dólares a quien desarrollara un producto que reemplazara el marfil, única materia prima para las bolas de billar. En ese concurso el señor John Wesley Hyatt, logró desarrollar un celuloide al disolver celulosa en una solución de alcanfor y etanol.
Este inquieto hombre de la química no gano el jugoso premio, pero vio compensada su investigación puesto que comercializó su invento que a la postre sería determinante en el futuro de los polímeros. Solo hasta 1909 el químico estadounidense Leo Hendrik, descubre la baquelita al sintetizar un polímero que llamó la atención de muchos industriales y comerciantes. Este logro a partir de moléculas de fenol se constituyó en el primer plástico totalmente sintético. Con esta resina se dio inicio a la incansable era del plástico, esa que ha resultado tan determinante en el desarrollo de la humanidad.