Los empresarios colombianos dedicados a las exportaciones y al comercio exterior en general expresaron su preocupación por los brotes de revaluación y aseguraron que la preocupación no es poca a tiempo que esperaron que el fenómeno sea de tipo coyuntural toda vez que se está generando más por asuntos geopolíticos como es el caso de Siria que refleja el temor por lo que allí ocurre haciendo que los precios del petróleo suban de manera considerable.
El Presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, Analdex, Javier Díaz Molina, le dijo a Diariolaeconomia.com que en el caso de Colombia el precio del crudo es fundamental porque todavía el sesenta por ciento de las exportaciones nacionales son producto de los minero-energéticos lo cual hace que cuando repunta el precio del petróleo, lo que estima el mercado es que van a llegar mucho más dólares y en la medida en que entre más divisa, la moneda americana es mucho más barata pues lo abundante es lo que pierde precio tal y como reza en la ley de la oferta y la demanda.
“Eso es un poco lo que estamos viendo en Colombia además de lo que ya venía como era la debilidad del dólar a nivel mundial y al llegar este incremento en los precios del petróleo a reforzar esa tendencia y el temor que genera es que se pierda todo el esfuerzo que se ha venido haciendo en materia de diversificación de exportaciones porque cuando hubo la caída de los precios del petróleo en 2014, nos dimos cuenta que no es sano ni prudente seguir concentrando sus ventas de manera exclusiva en el sector minero energético y que hay que diversificar. Lo lamentable es que cuando empieza a rendir frutos ese proceso viene esto y el temor es que los empresarios comiencen a ver que la actividad exportadora nuevamente no es rentable”, declaró el señor Díaz Molina.
Así las cosas, los empresarios y el sector productivo en general esperan que se tomen las medidas acertadas y se hagan los esfuerzos necesarios desde el aparato estatal para seguir teniendo una presencia cada día mayor en los mercados internacionales.
Adicionalmente, agregó, la guerra comercial entre Estados Unidos y China lleva a que muy seguramente el comercio a nivel mundial quede estancado o baje porque en los últimos dos años ha venido creciendo en buena medida por la dinámica de China y de Estados Unidos lo cual es alarmante porque para un país pequeño como Colombia, si el mercado y la demanda internacional bajan, eso hará que los empresarios vendan menos.
Añadió que igualmente, por ese lado, hay un elemento adicional para tener en cuenta y es una disminución considerable en materia de diversificación de exportaciones.
Habrá cascada de importaciones
Al abaratarse el dólar, es decir que habrá menos pesos por dólar, un fenómeno que trae implícito la revaluación es la disparada en la actividad importadora y el asunto es que la tendencia se vuelve de alto riesgo para todo el aparato productivo nacional que compite con importados, es decir que confecciones, calzado, manufacturas, alimentos procesados y otros tendrán un duro escenario porque pierden competitividad vía tasa de cambio.
“Un productor local empieza a ver que es mucho más barato comprar su producto afuera que fabricarlo o procesarlo internamente, entonces eso también golpea a todos los productores nacionales que compiten con importados”, expuso el dirigente gremial.
Café, tras de cotudo, con paperas
Un sector que no la pasa bien es el cafetero ya que está recibiendo una lánguida remuneración gracias a los precios internacionales del grano que cotizan por abajo en la bolsa de Nueva York.
El Presidente de Analdex, sostuvo que con este nuevo entorno de revaluación, la caficultura resulta muy afectada por cuanto no solamente los precios del café han estado a la baja sino que ahora la tasa de cambio se suma a una precaria situación que debe concitar el interés y la mirada de propios y extraños en vista que la actividad está amenazada y con menos grano, las procesadoras no tendrían margen de maniobra.
Díaz precisó que nuevamente se ve un sector cafetero endeble, que no percibe la rentabilidad necesaria para seguir adelante porque los costos de producción son mucho más elevados que los ingresos y en la medida en que se tiene que fertilizar y renovar, habrá inconvenientes y un gran interrogante porque el tema renovación implica destinar recursos y lo grave es que la plata del cafetero no le alcanza ni siquiera para pagar los costos de su cultivo, luego será supremamente difícil que invierta en transformación o modificación de siembras.
“Eso para el futuro es fundamental porque ya lo vimos en el pasado cuando Colombia bajó sus niveles de producción, básicamente por eso. En los últimos años, gracias a la tasa de cambio y a unos mejores precios vino una recuperación en la producción que permitió volver a los catorce millones de sacos en promedio, pero con estos líos el futuro de la caficultura y de la economía se torna con interrogantes”, apuntó Díaz Molina.
Esa valorización del peso frente al dólar tiende a volverse todo un dolor de cabeza porque generalmente cuando un empresario es exportador e interna sus dólares, lo que recibe a cambio es menos pesos con el agravante que su estructura de costos sigue en moneda local, pero con menores ingresos en términos de pesos. “Allí, en ese sector hay todo un drama”.
La situación es incomoda y ello obliga a tomar medidas muy necesarias en vista de que parte de todo lo que se ha hablado en los últimos años apunta a tener unos fondos de estabilización para que los picos que se dan en los precios de los productos básicos lleguen a esos fondos, evitando así las volatilidades y todo lo que ello conlleva. La idea es que esos ingresos no lleguen plenos a la economía sino que se puedan dosificar.
Hay una realidad, el contexto actual de la tasa de cambio, indicó Díaz, demostró que los seguros cambiarios no eran un capricho o un simple producto en el portafolio de las firmas aseguradoras. Ya hablar de los seguros o de los forward, hoy, aseveró, es tarde porque “después del ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga”.
Esa situación demuestra que en materia de prevención y cobertura hay que crear toda una cultura porque luego de que se cae la tasa de cambio, no hay absolutamente nada que hacer ya que las coberturas debieron tomarse con anterioridad.
El tufillo de positivismo por una eventual recuperación fue desmoronándose paulatinamente porque como asegura Analdex, el tema de las exportaciones, particularmente, es muy complicado para los empresarios sin negar que la coyuntura le ayuda al gobierno en sus cuentas fiscales, advirtiendo que los efectos sobre el aparato productivo serán muy negativos, principalmente sobre ese producto que compite con importaciones dejando ver que habrá inconvenientes en la parte agrícola en donde el impacto será demasiado fuerte lo cual es deplorable porque ese sector venía con muy buen desempeño.
Sobre el papel del gobierno en la actual situación, Díaz dijo que así la deuda externa se abarate y las cuentas del estado puedan mejorar, lo cierto es que hay que tener unos mecanismos de ahorro de los recursos en divisa para que no se moneticen totalmente, evitando así golpes y efectos adversos sobre la economía.
Dejó claro que buena parte de los recursos en dólares hacen parte del trabajo y la ganancia del sector privado, lo cual invita a crear una forma que permita ahorrar y no convertir esos dólares en pesos.
La preocupación no es mínima si se tiene en cuenta que Colombia salió de una revaluación que duró diez años, década en la que la economía perdió dinamismo y en donde los saldos fueron tan terribles que se reflejaron en quiebras, pérdida de empleo y de retroceso industrial.
Tan solo ganaron las agencias de viajes, las firmas de tarjetas de crédito, los concesionarios de autos y las tiendas que comercializan ropa importada, electrodomésticos y artículos para el hogar así como alimentos procesados.
Cabe indicar que la pesadilla de la revaluación inició, para el caso más reciente, a comienzos de febrero de 2003 cuando un dólar valía 2.968,88 pesos, un precio sin precedentes en la historia económica, lamentablemente y luego de subidas y bajadas y de una inestabilidad sin igual la divisa se cotizó a valores de 1.178 pesos en febrero de 2013, una revaluación del 64,5 por ciento. Esa situación generó múltiples reacciones porque ayudó a muchos, principalmente a importadores que hicieron la fiesta, pero afectó a los empresarios y al campo que vio caer sus utilidades y el factor renta por una larga década.