La política estadounidense de aranceles costosos tiene al mundo con incertidumbre y desde luego a sus vecinos y socios que ya están pagando tarifas elevadas, una medida que afecta el libre comercio y el costo de vida de los americanos que verán reflejados indicadores al alza en los bienes y servicios que estarán más caros, un problema porque no habrá plata que alcance en la tierra del Tío Sam. Inclusive algunos han comparado la situación actual del país del norte con la crisis de 1929 que llevó a la gran depresión de la década de los 30.
El asunto es complejo y tiene nerviosos a los agentes económicos de todo el mundo pues hay productos que están pagando aranceles a más altos costo como medida de protección a los empresarios de Estados Unidos, ya fueron impactados productos como el acero y el aluminio con afectación para Colombia, lo alarmante es que otros productos estarían en la indeseable lista, se habla de café, petróleo, algunas frutas, así como textiles y confecciones.
En charla con Diariolaeconomia.com, el Economista Principal de BBVA Para Colombia Alejandro Reyes González aseveró que lo que importa en el tamaño y la relevancia de ese comercio con Estados Unidos es que Colombia no aparece como primordial en los objetivos primordiales de la Casa Blanca, sin dejar de reconocer que podría haber una afectación porque si imponen aranceles estaría comprometido el 30 por ciento de la producción Colombiana que tiene como destino el país norteamericano, es decir las exportaciones totales a los Estados Unidos.
En su análisis reyes afirmó que en medio de todo ese alud de medidas hay limitaciones en el gobierno estadounidense sobre lo que puede o no hacer. El economista manifestó que el tema de ponerle aranceles al petróleo no termina de encajar en los expertos del BBVA ya que no tiene sentido castigar un commoditie que va siempre directo a precios al público lo cual terminaría de afectar más al americano promedio de lo que afectaría eventualmente el comercio real entre Estados Unidos y Colombia.
“Yo creería que el cómo se vayan a dar esos aranceles va a terminar siendo más limitado en lo que nos pueda afectar, ¿en qué?, probablemente en algunos alimentos y allí tenemos al café como el más relevante, pero hay también varias frutas y vegetales, de pronto en tema de vestuario no tenemos un desbalance muy grande ni unas exportaciones considerables, pero sí tenemos un diferencial arancelario estimable. Los aranceles que cobramos nosotros a los productos textiles americanos es mucho más alto que el que nos cobran ellos a nosotros, entonces sí puede haber algunos focos cuando decidan tomar medidas”, apuntó Reyes González.
Hoy, agregó el versado, Estados Unidos está evaluando a quien ponerle y a quien no ponerle arancel, a qué producto sí y a qué producto no, unas combinaciones infinitas y de ahí a que lleguen a una economía donde para tener comercio con los estadounidenses no es relevante, es además superavitario para ese país y está en productos que muchos son commodities, pues es menos probable que le terminen imponiendo un arancel a Colombia.
A criterio del Economista Principal de BBVA para Colombia, se han hecho algunas estimaciones que fueron involucradas un poco en el ejercicio general, pero que en el departamento de análisis del banco se cree que el tema está muy acotado, algo que se dice, apuntó, en la macro, pero para aquella persona que está en el negocio del café, las frutas o los textiles seguramente será un impacto importante y ahí lo trascendental es empezar a anticiparse, preparase y buscar eficiencias, en la medida de lo posible buscar otros mercados, lo cierto, indicó, e que si se logra, nada podrá sustituir al mercado de Estados Unidos que es robusto, grande y de muy buena capacidad adquisitiva, pero sí ayuda a mitigar en algo el golpe.
“Lo otro es que si nos ponen aranceles a todos es como si no nos los pusieran a ninguno porque no hay cambios en competitividad, luego vamos a depender simplemente de cómo se afecta la decisión de gasto de un americano promedio, es decir cuanto va a subir el precio final y cuanto de ello le reducirá el interés por comprar. En los commodities, café y otros bienes no deben tener un impacto tan fuerte, quizás en los temas de ropa un poco más, pero es poca la alteración de verdad, algo que hace que se mitigue en alguna proporción el shock macroeconómico que le pueda pegar a Colombia en general”, declaró el señor Reyes González.
Lo cierto, matizó el invitado, es que hay un riesgo manifiesto de que suban los aranceles para café, petróleo, frutas y manufactura, una eventualidad que de darse debe tomar a la gente totalmente preparada tanto en el sector primario como en el industrial, llámese grande, pequeña o mediana empresa.
Una guerra coge al país con los pantalones abajo
Muchos han hablado de Guerra Mundial y de los impactos de un conflicto de gran escala en la economía mundial, una situación apremiante y que genera estrés porque ya hubo una pequeña prueba con la crisis global logística, el desabastecimiento de bienes y la inflación global, Hoy Colombia ante un problema de ese calibre no tendría mayores opciones porque desconectó su aparato productivo tanto en el campo como en la industria.
Sobre el tema Reyes indicó que pensando en aranceles y tarifas, pero también contemplando un conflicto de mayor envergadura, desde el beneficio de lo esotérico que son los números en un Excel, una persona por lo general se llena de ideas, pero en la realidad es muy complejo y si pudieran hacer algo ya lo habrían hecho seguramente, pero es perentorio empezar a tener esas conversaciones y a buscar los mecanismos y canales que demandan un esfuerzo constante y fuerte por parte de las factorías o agricultores que obtienen esos productos, lo cierto es que hay que empezar a explorar alternativas en ese sentido.
Hoy a nivel empresarial, dijo el analista, Colombia tiene grandes desventajas, pero igual otras ventajas, las desventajas son la consecuencia de la baja capacidad de competencia algo que aísla a Colombia un poco más del mundo y por ello el comercio exterior no es tan trascendental para la economía colombiana porque la mayor parte de lo que se produce en el país hace parte de la demanda interna y allí hay afectaciones en caso de una contingencia y en lo financiero el perjuicio es mayor habida cuenta que hay más cadenas y canales directos de Colombia con el mundo, pero no termina afectando tanto como se piensa.
“Obviamente, si el tema geopolítico acaba en un escalamiento del conflicto desde luego, nadie se salvará, hay algo cierto, a unos el evento los golpeará más que a otros. Nosotros vivimos fuera del eje geopolítico global y en ese sentido no deberíamos sufrir tanto por esa posible progresión bélica, aunque no estaríamos exentos de algunos apuros eventualmente”, señaló Reyes González.
Si bien la realidad productiva no da para sacar pecho, comentó el experto, hay algo evidente y es que el país de hambre no se va a morir pues el sector agropecuario por fortuna alcanza a suplir la demanda nacional de alimentos como pasó en la pandemia lo cual es una “ventaja” porque expone menos al país de la volatilidad global, pero una terrible desventaja porque el aparato productivo local participa menos de esas capacidades globales.
Según Alejandro Reyes González, un asunto pendiente es repensar el aparato productivo y empresarial, modernizarlo como también remozarlo porque Colombia lleva 20 o 30 años en los cuales la industria perdió la competitividad y por eso es el momento de propender por ganar capacidad, aptitud, idoneidad e innovación, un esfuerzo de privados con el entorno público, es decir, una búsqueda por todos lados, pero no solo eso sino también entender cuáles son las realidades de la nueva economía global y cuáles son las suficiencias que tiene Colombia, un tema muy estructural que no tiene réditos de corto plazo y así las cosas, siempre se deja bajito en las prioridades de cualquier nuevo gobierno, es un tema sin prelación política, un asunto del que se habla mucho, pero que cuando se va a implementar, al no tener beneficios cortoplacistas siempre se deja a un lado, pero es fundamental porque si una nación no tiene una economía competitiva y productiva su sociedad tendrá grandes limitaciones en las capacidades de desarrollo y ese es el principal problema de la economía colombiana, no está generando las disposiciones suficientes para sacar a las personas de las condiciones sociales menos favorables.
Finalmente apuntó que luego de analizar el cierre de la economía en 2024 y el arranque en 2025 hay múltiples aspectos positivos pues los empresarios que hablan con el BBVA tienen varios proyectos marchando, pero si hay un freno en el sector de la construcción de vivienda, en la parte residencial, pero hay confianza por una mejoría en la segunda parte del año que se sentirá más ampliamente en 2026, empero, insistió Reyes, la construcción está algo reprimida y ralentizada por esos factores.