Las diversas oportunidades y retos que trae consigo el posconflicto para el sector privado le otorgan un papel preponderante a los empresarios durante este periodo. Hoy la tarea más apremiante para las compañías que operan en Colombia es la de prepararse integralmente para asumir y potenciar su rol como motor económico del país de cara al posconflicto.
Así lo concluyeron analistas y empresarios reunidos hoy por invitación de la Cámara de Comercio Colombo Americana con el propósito de establecer un diálogo informado entre diversos actores del sector privado nacional.
La era del posconflicto ofrecerá a las compañías importantes oportunidades para hacer crecer sus negocios, pero será vital también entender los desafíos que se puedan presentar, según aseguró Sergio Guzmán, analista de riesgos para Colombia de la firma consultora de negocios Control Risks. Un reciente estudio de la compañía señala que en el empresariado aún existe mucha desinformación e incertidumbre alrededor del acuerdo de paz y, particularmente, que las empresas no cuentan con una estrategia puntual sobre las acciones que deben ejecutar para aprovechar las nuevas oportunidades que ofrecería el posconflicto y hacerle frente a los riesgos que acarrea.
Al respecto, Camilo Reyes, Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio Colombia Americana, señaló que la firma de un acuerdo de paz ofrece unas circunstancias nuevas y distintas para el comercio y la inversión en Colombia, así como para las actividades del empresariado.
“El posconflicto abre nuevos territorios en el país para la inversión y los negocios, y genera también circunstancias distintas y más seguras. Este escenario amerita que las compañías trabajen en estrategias para potenciar sus negocios y las invita a implementar nuevos programas de responsabilidad social empresarial, que establezcan más y mejores vínculos con las comunidades, lo que a su vez les permite conocer mejor el entorno en el cual van a trabajar y, por lo tanto, desempeñarse más eficientemente”, explicó Reyes.
Oportunidades y desafíos del nuevo periodo para las empresas
En materia de oportunidades, países como Estados Unidos no sólo reconocen la importancia y el valor agregado de las empresas en la generación de empleo, los programas de responsabilidad social, la creación de valor compartido y su papel en procesos de reconciliación, sino que reiteran su respaldo a Colombia en estos campos. De ahí que con un garantía de dos millones de dólares, la Embajada de Estados Unidos haya impulsado a tres bancos colombianos a desembolsar 120 millones de dólares en préstamos en 200 municipios rurales, la mayoría de los cuales han sido gravemente afectados por el conflicto armado.
De acuerdo con el Embajador Kevin Whitaker, “basados en la experiencia no nos cabe duda de que Colombia es capaz de asumir bien el posconflicto, por eso desde tiempo atrás nuestra misión ha sido prepararnos para esta etapa. Será difícil, pero por eso como Embajada hemos trabajado conjuntamente con el gobierno en la geografía del conflicto por dos décadas”.
También vendrán los desafíos. Para Sergio Guzmán, de Control Risks, los empresarios se encontrarán con retos en materia social, regulatoria, de seguridad y de integridad. Las compañías interesadas en operar o incursionar en zonas del país que han estado aisladas por cuenta de la violencia se enfrentarán a amenazas relacionadas con la ausencia histórica del Estado, la exigencia de las demandas de comunidades tradicionalmente abandonadas y los rezagos de un conflicto armado en proceso de transición.
La redistribución de tierras y la reforma del catastro rural impactarán a la mayoría de negocios que tengan tierra en Colombia, según advierte Guzmán: “desde ya se observan casos puntuales de empresas cementeras a las cuales les costó grandes sumas de dinero y riesgos reputacionales las controversias relacionadas con la tenencia histórica de esas tierras. Por ende, impactará también a la industria petrolera, minera, energética y de gas”.
Por otro lado, las empresas involucradas en casos de extorsión o secuestro deberán enfrentarse a la Comisión de la Verdad y habrá un aumento significativo de impuestos y una regulación ambiental más estricta, según reporta Control Risks.
¿Cómo ha sido la transición del conflicto en el país?
La investigadora del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (CERAC), María Fernanda Arocha, aseguró que el conflicto se transformó durante la fase de negociación pública de los acuerdos de paz por hechos como la reducción de acciones violentas de las FARC contra civiles y la disminución de la presencia de esa guerrilla en sus zonas previas de influencia. No obstante, transformación no significa desaparición, ya que durante los tres primeros años de las negociaciones las FARC continuaron sus ataques a la fuerza pública y a la infraestructura del país.
Paralelamente, el ELN “renació, se radicalizó y se enriqueció” durante las negociaciones con las FARC, de acuerdo con Arocha. Desde 2014, este grupo armado se ha enfocado en el secuestro, la extorsión y los ataques a infraestructura petrolera. No obstante, los niveles de violencia de hoy sólo representan el 54% comparado con los del 2002, según las cifras del CERAC.
Para el CERAC, el impacto directo a corto plazo de los acuerdos de paz será la caída inmediata de la violencia de las FARC. En el mediano plazo se espera una disminución de la afectación humanitaria, pero existirá el riesgo de un incremento de las acciones violentas del ELN, de reductos de violencia en zonas disputadas por otros grupos al margen de la ley y de violencia política.
Frente a los escenarios que generaría un sí o un no al plebiscito del 2 de octubre, la investigadora del CERAC afirmó que las encuestas demuestran que sí existe una probabilidad alta de que los acuerdos sean aprobados en votación. Agregó que en el caso contrario, la consecuencia más inmediata para el país sería la no implementación del acuerdo final, lo que eventualmente abriría una posibilidad de que las FARC se empoderaran con una mejor posición en futuras negociaciones o, en el peor de los casos, volvieran a las armas.