La tensión entre el performance visible y el refugio íntimo del deporte define hoy la relación de muchos consumidores en Colombia con el ejercicio. Para comprender esta dinámica, Ipsos invitó a 220 personas a la Comunidad Cualitativa Conectadas Colombia, explorando qué priorizan, qué motiva su movimiento y por qué algunas actividades se convierten en territorios privados lejos de la exposición constante en redes.
Mover el cuerpo no responde a una sola razón. Las motivaciones expresadas van desde la búsqueda de salud y vitalidad, hasta el cuidado de la salud mental, la construcción de estatus, las métricas alcanzadas o el reconocimiento vinculado a la apariencia física. En estos comportamientos aparece el deseo de alcanzar metas personales y, para algunos, compartirlas funciona como inspiración y mecanismo para construir capital social alrededor del deporte.
Sin embargo, no todas las metas se comparten. La mayoría afirma no publicar sus rutinas, lo que revela un vínculo más íntimo con la actividad física. Para quienes deciden no mostrar estos momentos, el ejercicio es un espacio para desconectarse, disfrutar sin presión, alejarse del juicio social y moverse a su ritmo, sin la necesidad de convertirlo en un logro validado por otros. El deporte aparece entonces como un refugio seguro, con mayor privacidad y menor performance.
Aunque el mundo digital promueve figuras de alto rendimiento e influenciadores como referentes de lo “correcto”, el consumidor cotidiano demuestra que la actividad física no siempre se vive desde el máximo desempeño. Muchas veces prima la tranquilidad de cumplir con lo necesario, de avanzar paso a paso y de sentirse seguro en ese proceso. Actividades como caminar, asistir al gimnasio algunas veces por semana o el partido de fútbol del fin de semana pueden no encajar en el ideal aspiracional que las plataformas han popularizado, pero representan bienestar para quienes las practican.
Lejos de buscar objetivos estéticos inalcanzables, muchas personas expresan el deseo de relacionarse con marcas e influenciadores reales, que reflejen mejor el logro de quienes apenas comienzan, de quienes viven el deporte como bienestar cotidiano o desde tallas, ritmos y cuerpos diversos. Este análisis conecta la realidad del consumidor colombiano con las tendencias globales de Ipsos, mostrando cómo los individuos resignifican su experiencia de forma privada y desconectada del ruido exterior.
“Este estudio confirma que el deporte no siempre necesita ser compartido para tener valor. Para muchas personas, representa un espacio íntimo, auténtico y libre de la presión del rendimiento permanente. Comprender esta relación abre oportunidades para que marcas y organizaciones se conecten de manera más humana con las motivaciones reales de quienes se mueven por bienestar y no solo por validación social”, Sobre estos hallazgos, afirmó el Project Director Ipsos UU, Sergio Ortega.
