Empieza a agonizar el 2024, el año se marchita y allí empiezan los balances, los análisis de gestión, ejercicio económico y metas logradas, a nivel gremial la tarea es ardua. Me mantengo firme en la posición inamovible que Colombia sigue adelante por las apuestas del sector privado, una tesis que se sustenta a ojo, sin mucho esfuerzo porque en la ruralidad que produce hay todo tipo de conflictos y actores violentos, de todos los pelambres, persisten las amenazas, los gobiernos castigaron la productividad con tasas impositivas deplorables, hoy asusta la falta de mano de obra, los empresarios del agro son carentes de competitividad y han trabajado con un Estado indiferente y poco amigo de la economía primaria, de hecho sigue en deuda con bienes públicos, infraestructura y seguridad, de alguna manera responsable de que la gente quiera todo menos el campo ya que los ministros y los consejeros gubernamentales prefirieron las importaciones, entregar subsidios y propiciar el desmedro de la rentabilidad. Lo poco que queda de la agricultura es propiedad de los intermediarios y solo unos pocos sectores se salvan porque decidieron hacer la tarea sin esperar nada de nadie, uno de ellos la palma de aceite que matriculó en su gremio gentes comprometidas, apasionadas e innovadoras porque entraron en un modelo económico agrario consecuente en donde todos ganan y aseguran futuro así como calidad de vida.
Vienen retos muy grandes, asuntos geopolíticos, cambio climático, políticas internas y la llegada de diversos productos por la vía de los TLC, algo preocupante pues como lo anotó en este medio la ex viceministra de Comercio Claudia Uribe, los tratados comerciales fueron un gran error porque Colombia tan solo sabe exportarle a Bogotá, lamentable adolece de grandes estructuras productivas que permitan ser optimistas, como siempre, la bendición y para adelante, el campo nacional a la de Dios.
Muchos sectores lograron adelantarse a esos retos y por eso le meten todo su empeño a mejorar la productividad, no descuidan la calidad porque saben que ahí marcarán sendas diferencias, no en vano cuando la gente viene de Estados Unidos lo primero que busca es carne, caldo y comida criolla, esa que todavía sabe bueno, que alimenta y aporta, sin colores pálidos o con sabor a químicos, no los que se bajan del avión quieren agricultura colombiana que respete las tradiciones y no desean que suceda lo de las tortillas mexicanas que ya las elaboran en California, sería terrible importar tamales o arepa de maíz “pelao” de Boston, Miami o Los Ángeles, allí insisto, el país marca tremendas diferencias y por eso el colombiano debe consumir productos cultivados y manufacturados en Colombia, lo de fuera que se quede allí, la única manera de derrotar a los fenicios que importan comida a donde se produce con toda la calidad, es consumiendo marcas colombianas, cosechas de la patria y diciéndoles NO a lo que llegue de otras latitudes, esos productos lastiman al productor, tienen impactos en la salud y atomizan lo poco que le queda al país, una agricultura que puede rehacerse, reinventarse y ponerse a la vanguardia, con atributo, aroma y sabor no pelea nadie, el mercado está asegurado, el tema es firmar ese compromiso y retomar el buen camino, finalmente ni petróleo, carbón, oro o diamantes tendrán el valor de hoy, muy pronto será rico quien tenga comida, así de sencillo, una inversión por la vida y el bienestar.
Es allí donde los colombianos admiran a quienes siguen en el campo, como de costumbre solos, pero acompañados del optimismo, adeudo, fe y anhelos. Eso pasa en el sector de la palma, un sector que apuesta por alimentación, materias primas esenciales para beneficio del planeta que dicho sea de paso se está moviendo bajando la huella de carbono con el biodiesel.
Este 2024 fue muy dinámico en la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Fedepalma, igual en Cenipalma y en una cadena aplicada, juiciosa y cargada de tecnología, investigación e innovación. Hay que recordar que el gremio palmero propende, a través de los servicios que brinda, por incrementar la competitividad y la sostenibilidad de la agroindustria de la palma de aceite, de igual manera hace ingentes esfuerzos por divulgar, diseminar y estimular el reconocimiento de los beneficios y bondades de la palma de aceite en los mercados. Fedepalma asimismo pone lo mejor para administrar con decoro y eficiencia las actividades que se administran con la parafiscalidad palmera.
Todo resultó bien en Fedepalma y en Cenipalma, exitosos congresos, visitas, inversiones, acuerdos y la muy útil Colombia Palmera encuentro que unió las cuatro zonas productoras de palma en donde hubo espacio para pequeños y medianos productores, ni que decir de la Conferencia Nacional de Palma de Aceite y la Reunión Técnica Nacional de Palma de Aceite, una agenda muy movida que incluyó gourmet, charla, risas y una espectacular camaradería.
El presidente de la Junta Directiva de Cenipalma Juan Esteban Correa le dijo a Diariolaeconomia.com, que desde el sector palmero se cuenta con cerca de 7.500 palmicultores de los cuales más de 5.500 agricultores hacen parte de la pequeña escala, algo que da un factor de inclusión demostrando que la palma es para todos ya que se tiene la concepción equivocada de que la palma de aceite es un cultivo exclusivamente para grandes productores lo que resulta inexacto porque en palma el que quiere, puede.
Recalcó que en palma el 70 por ciento de palmicultores conforman la pequeña escala integrados en los núcleos y apuntó que muchos de esos productores hacen parte de plantas extractoras por lo que ya están en la cadena de industrializados, un ejemplo María la Baja, en Bolívar, Codazzi, Cesar, o Tibú en Norte de Santander.
Según los comentarios al interior del gremio, se está proponiendo una planta extractora en Tumaco en donde habría participación de pequeños palmicultores, una muestra de que es un sector que crece y que está en todos los segmentos, pequeños, medianos y grandes productores.
El sector trabaja a diario por tener la mejor calidad en aceite y llevar salud a los consumidores, de hecho en Cali se llevó a cabo una reunión exclusivamente dedicada a las plantas de beneficio.
“Estamos enfocados en la seguridad de los procesos, en la calidad de los aceites. Colombia es el principal productor de aceite de palma en América y todo el continente nos mira como un ejemplo a seguir, de hecho cuando participamos en eventos en Costa Rica, Guatemala, México o Ecuador, la gente apunta hacia Colombia por las buenas prácticas y por la institucionalidad que hay alrededor de Fedepalma. Ya son 32 años aportando investigación y las mejores prácticas en el sector palmicultor, el activo más valioso al que los palmeros le seguiremos apostando en el largo plazo”, declaró el señor Correa.
Compromiso ambiental sin límite
En otro frente que trabaja el sector palmicultor sin descanso y con todo compromiso es en la preservación de especies de fauna y flora, por eso sigue muy vigente el jaguar, el tigrillo y otras especies como aves y venados gracias a la puesta en marcha de los corredores biológicos. No en vano, expuso el directivo, la biodiversidad es otro de los principales activos de la palmicultura pues a los productores no les gusto tener un monocultivo ya que les encanta ver la palma como un ecosistema y por eso tratar bien el medio ambiente es demasiado importante para quienes se dedican a esta siembra. Enfatizó que en palma de aceite no se acaba con el suelo, no se aplican químicos para acabar con la fauna y destacó que hay un marcado interés por mantener esa primera capa orgánica así como la integración pues se ha visto que en los Llanos Orientales, Tumaco y en Urabá en donde prosperan otros cultivos, que hay jaguares, venados y todo tipo de especies.
Sobre el tema ambiental Juan Esteban Correa apuntó que las certificaciones han enseñado a levantar los altos indicadores de conservación algo que conlleva a identificar las especies para luego hacerles corredores, de igual manera, resaltó, es trascendental prohibir la caza y la pesca en lugares en donde está la palma de aceite porque sin duda hay un gran activo con toda la biodiversidad presente en las plantaciones que no se veía cuando la economía primaria era comandada por ganadería o siembras de plátano, en palma, dijo, es visible como se va regenerando ese ecosistema.
En Urabá por ejemplo hay entre tantas especies, tres tipos de monos, Tití, capuchinos y aulladores, igual hay perezosos y por consiguiente otros grupos de animales endémicos o que hacen tránsito por la región.
En opinión de Juan Esteban Correa la palma de aceite sigue ratificando que es un cultivo de inclusión y democratización del negocio, Aseveró que este cultivo es de los pocos con varias ventajas, es viable desde cuatro o cinco hectáreas, hay siembras o actividades que demandan una gran escala, adicionalmente a los productores palmeros se les permite participar de las unidades industriales y lo más importante, desde el momento en que se siembra, el palmicultor tiene toda su cosecha comercializada.
“Hoy vemos crisis en otros sectores como el plátano, maíz y muchos otros que no encuentran como comercializarlas cosechas. Nunca un palmicultor en Colombia se quedó sin vender su recolección en palma y eso es sinónimo de seguridad alimentaria y social, algo que no todos pueden ofrecer”, comentó Juan Esteben Correa.
Hoy para fortuna de los palmeros los precios los están acompañando y el repunte en valor lo explica que ha habido algo de escasez en el mercado internacional. Sin duda, explicó Correa, la insuficiencia de palma de aceite en los principales productores de Asia como Malasia e Indonesia ha incidido en las cotizaciones, posiblemente porque hay envejecimiento de las plantas, no hay mano de obra ni renovación de cultivos y seguramente lo más grave, no cuentan con área disponible para sembrar nuevas palmas sin deforestar, en Colombia, acentuó el directivo, es notable que el 99 por ciento de las siembras es libre de deforestación.
Otra ventaja, dijo Juan Esteban Correa, es que Colombia tiene bloques de pasturas o de cultivos de cambio de vocación en donde fácilmente los agricultores pueden crecer y triplicar la capacidad y la producción de palma de aceite en el país y por eso recalco, hay un gran futuro con la actividad palmera colombiana.
Dentro de las noticias importantes está que ya Ecopetrol hizo el primer ensayo de biocombustible sostenible de aviación, del SAF, en la planta de Cartagena pues se busca que la palma de aceite en Colombia sea certificada como un origen sostenible para el uso de biocombustibles avanzados de aviación y por esa vía alcanzar que el país sea pionero en este tipo de nuevos materiales para el mundo.
Es bueno decir que los “Sustainable Aviation Fuel” o SAF son diferentes tipos de combustibles utilizados en aeronaves a reacción que deben cumplir ciertas especificaciones sociales, económicas y ambientales, encaminadas a disminuir el impacto de la aviación en la atmósfera. Según los conocedores, para que un combustible pueda ser catalogado como SAF debe reducir sus emisiones de gases efecto invernadero entre 50 y 60 por ciento. Este insumo, anotan, debe provenir de predios en donde se manejen técnicas que no alteren la diversidad.
Por disposiciones ambientales europeas hay tranquilidad
Por lo que se ha dicho por parte de algunos embajadores y doctos en el asunto ambiental, Colombia está muy bien posicionada en todo lo que se ha hecho para bajar las tasas de deforestación. Apuntó que todo lo hecho por Fedepalma, Cenipalma y los palmicultores ha sido fundamental porque al unísono se pudo garantizar la trazabilidad en cada una de las frutas que se compran en el país.
Según el también palmicultor antioqueño, hoy en día Colombia es reconocida por su compromiso con la sostenibilidad y por eso el país es un origen confiable de palma sostenible razón por la cual las autoridades en Europa ven a Colombia con buenos ojos porque tienen claro que el país logró cumplir con las regulaciones, particularmente con la EUDR O Reglamento de deforestación de la UE adoptado en 2023, la que obliga a tener todos los polígonos referenciados y que todas las gotas de aceite tengan correcta trazabilidad. Colombia está en camino a cumplir con esto, Fedepalma este año hizo un gran esfuerzo en mapear todos los polígonos de los productores y georeferenciarlos para poder entregar confiable información y por esa ruta poder ser reconocidos en esta norma”, afirmó El presidente de la Junta Directiva de Cenipalma Juan Esteban Correa.
Uno de los grandes eventos de Cenipalma fue Colombia Palmera, actividad que cubrió en promedio el 40 por ciento de pequeños y medianos palmicultores a quienes les llegó el mensaje de buenas prácticas agrícolas, innovación y sostenibilidad. El encuentro Colombia Palmera, precisó Correa, es inédito por este año, se hizo por primera vez y las charlas técnicas se llevaron a todos productores, hubo reunión en Tumaco, Valledupar, Llanos Orientales, Barrancabermeja y la de Cali dirigida a las plantas de beneficio, dinámica que ha permitido una articulación directa y afortunada con los productores. Anteriormente, dijo el empresario, se tenía un solo evento nacional que se tornaba complicado para asistir, pero con la gran cita palmera de Tumaco quedó claro que ir a las regiones era determinante ya que los productores mostraron su beneplácito por recibir la información ya que nunca habían participado de un evento de ese calibre porque el municipio ubicado sobre el Pacífico nariñense es muy alejado de los grandes centros urbanos de Colombia.
Esta estrategia de Colombia Palmera es una estrategia efectiva para unir gremio y productores, pero también están los Planes Operativos Anuales a través de los 60 núcleos, trabajo que también se hace directamente con las asociaciones de productores en las regiones, es decir que Cenipalma en conjunto con los núcleos llega a todas las plantaciones de Colombia. Correa manifestó que a pesar con los eventos logra cubrirse el 40 por ciento de palmeros con Colombia Palmera, están los Planes Operativos Anuales firmados con las plantas extractoras y en algunas partes con las distintas asociaciones con lo que queda atendido el 100 por ciento de los palmicultores.
Indicó que desde el 2023 viene funci9onando un proyecto bautizado Palmicultura Sostenible e Inclusiva diseñado para productores a pequeña escala con lo que se busca que todos los productores pequeños y medianos logren mejorar sus índices de sostenibilidad y cumplan con las normas en su totalidad para optimizar su productividad y perdurabilidad.
El tema está en mejorar en todos los eslabones de la cadena porque hoy la palma de aceite hace parte de un sector productivo de alto impacto social e impacto económico en vista que por su calidad, el aceite colombiano está llegando con gran aceptación a otros países. Es por eso que desde Fedepalma se cuenta con el programa Aceite de Palma 100 por ciento Colombiano y por eso actualmente se puede buscar en todos los supermercados el logo en donde está la campaña, de igual manera el gremio participa en Master Chef, se adelantan actividades en varias regiones colombianas y se ha hecho publicidad en los partidos de la Selección Colombia así como en otros espacios de televisión en donde se invita a la gente a que vea que hay detrás del aceite de palma.
En opinión de Correa el aceite de palma es el aceite de los colombianos, el país es un importante productor de este insumo, pero lamentablemente, apuntó, en muchas partes no lo reconocían así. Cuando la gente va a los almacenes de cadena busca un aceite más claro, generalmente de soya o girasol, pero aclaró que cuando se ahonda en la realidad nutricional, la palma tiene muchas ventajas para los colombianos con la ventaja que se siembra y procesa en Colombia.
Hoy sigue creciendo la demanda mundial de aceite de palma y por eso es necesario sembrar más palma en Colombia y en el mundo, ello porque la palma aceitera es el cultivo que menos área necesita para producir una tonelada de aceite ya que en el país una hectárea produce en promedio 3.5 toneladas anuales que comparada con soya o girasol es muy favorable porque esas oleaginosas producen por hectárea menos de la tonelada.
“Lo que necesitamos es palma en el mundo para poder llenar esa demanda no solo de alimentos sino de biocombustibles para poder tener ciudades más limpias, combustibles de aviación más verdes, luego hay muchas zonas en donde se puede crecer como pasa en los Llanos Orientales en donde la escalada va a un ritmo muy acelerado, igual el Urabá antioqueño al que se le está uniendo el Urabá chocoano, también hay proyectos importantes en Tibú en donde los proyectos ya casi llegan a 40.000 hectáreas con alta productividad y existen proyectos más maduros con renovación en el Magdalena lo que hace pensar que en el país hay ventas y todo el margen para crecer en siembras y productividad”, agregó Juan Esteban Correa.
Anotó que si bien la palma es un cultivo de largo plazo, los palmicultores en Colombia tienen la tranquilidad de que Cenipalma está soportándolos técnicamente y que se cuenta con el mejor set de herramientas para abordar los siguientes 40 años ya que hay conocimiento, exploración y el sector no concibe su actividad con deforestación.
Pensando en medio ambiente se han contemplado dos cosas particularmente, cambiar vocación de otros cultivos, plátano y actividad ganadera o usar pasturas en los Llanos Orientales que es lo que se viene haciendo sin tocar bosque primario porque además se trataría de un aceite que el mercado no va a recibir.
La palma ha llevado trabajo, rentabilidad, inclusión y oportunidad a muchos agricultores, pero a criterio del contertulio las malas noticias opacan las buenas que son demasiadas. Tiempo atrás hubo proyectos mal concebidos, sin buena gerencia y dirigidos por personas con malas intenciones que le pusieron lunares a la palmicultura, empero al mirar los 22 departamentos en donde está la palma las 70 plantas extractoras, que demostrado que la palma de aceite es el único cultivo que durante los últimos 50 años ha crecido consistentemente, algo que nadie sabe pues después del café la palma es el segundo cultivo por extensión más importante.
En zonas complicadas como Tibú, Tumaco, Urabá o los Montes de María, expresó Correa, la palma de aceite es la única alternativa para los cultivos ilícitos tan así que hoy en día esas mismas comunidades piden más palma. En lugares como Tibú, expuso el experto, es impresionante ver a las comunidades defendiendo a los empresarios que invierten en palma puesto que no es un secreto sobre los agudos problemas de seguridad que afronta el país y la palma genera paz, emprendimiento e ingresos para las familias. A la fecha más de 5.000 productores en pequeña escala dan fe que la palma es la gran solución para los terribles inconvenientes que tiene el país en el desarrollo agropecuario.
Hay tranquilidad más no sosiego en la parte fitosanitaria, se han alcanzado grandes cosas para paliar enfermedades y el mismo cambio climático. Cenipalma, dijo Juan Esteban Correa, nació hace 32 años para responder a retos fitosanitarios, de hecho, afirmó, el centro de investigación nació por la pudrición de Cogollo, enfermedad que tanto ha afectado a los palmeros, pero actualmente en Cenipalma hay clones y materiales nuevos que genéticamente fueron desarrollados, hoy por ejemplo existen los híbridos interespecíficos que para zonas como Tumaco, Urabá y en el momento Magdalena, que se está renovando, son la solución, no solo por la resistencia a la enfermedad sino por otras virtudes, mayor productividad y eficiencia, pero también condiciones y atributos con el aceite alto oleico, el de los tarritos rojos de Master Chef, el cual deja ver unas ventajas nutricionales muy llamativas a tal punto que se le ha llamado el aceite de oliva tropical.
El desarrollo agropecuario del país fácilmente podría tener dos modelos interesantes, café, sin los apuros e intenciones de hoy, y palma de aceite, sencillamente porque manejan asociatividad, inclusión, investigación e institucionalidad. Como en café, en palma hay lugar para productores pequeños de dos o tres hectáreas hasta las grandes multinacionales, todos con cabida en la misma federación.
“Quisiera que los demás sectores económicos aprendieran del manejo del café y la palma porque uno ve otras actividades agropecuarias segregadas. También es bueno que miren el manejo que se le debe dar a la parafiscalidad, ese pequeño aporte que hacen los agricultores para la investigación, la ciencia y la extensión. Tanto café y palma han tenido durante más de 50 años esos fondos parafiscales para fomentar los cultivos, algo que se debe blindar y proteger. Tanto café como palma son ejemplo de cómo manejar recursos en favor de todos y esencialmente incentivando el desarrollo de la agricultura por otros 50 años o más”, puntualizó Correa.
Cambio climático, un gran acertijo
Unas de las inquietudes en la palma surgen del cambio climático y la inestabilidad atmosférica pues en lugares en donde anteriormente llovía mucho como Urabá o Tumaco, a la fecha experimentan sequía y en donde no llovía, hoy no cabe una gota de agua, unos retos grandes que tiene a Cenipalma trabajando en materiales que soporten esos déficits hídricos, pero también en mejores prácticas y drenajes para enfrentar las excesivas lluvias, de igual manera generando materiales más resistentes porque a mayor cantidad de agua, mayor exposición hay a las enfermedades.
Este año se inauguró el laboratorio de clonación en la Universidad Industrial de Santander, UIS, un lugar lleno de tecnología y conocimiento en donde se están produciendo los nuevos materiales genéticos para los palmicultores, inversión hecha a través del fondo, una labor necesaria y oportuna porque se vienen tiempos difíciles en donde nadie hará nada por el de al lado, tan solo la fuerza y sensatez gremial conseguirán sinergias para continuar por la senda productiva.
Desde su análisis la institucionalidad resultó formidable y confiable en los sectores productivos porque generó inclusión y consistencia en el tiempo. El directivo lamentó que infortunadamente cuando llegan las épocas de las vacas flacas, algunos sectores cortan los recursos de la investigación y del fomento, un error craso porque de las crisis se sale con centros de investigación y desde luego apalancados en una institucionalidad fuerte.
A Colombia le va muy bien en captura de carbono medido desde la palmicultura pues e país comparado con Malasia e Indonesia que son los principales productores está 70 por ciento por debajo en emisiones de carbono gracias a los proyectos que se vienen presentando energía renovable, lo que conlleva a carpar las piscinas de las plantas extractoras y que ofrece la posibilidad de pasar a ser negativos en carbono por cada tonelada de aceite y a cambio eliminar de la ecuación de carbono 600 kilos de la atmosfera producidos en el proceso de producción y transformación.
“En reducir emisiones de carbono es seguramente en lo que más hemos avanzado, las empresas colombianas son líderes en transparencia y sostenibilidad a nivel mundial, ello por las mediciones que algunas firmas para determinar el ranking y esas instituciones extranjeras reconocen compañías como el Grupo Daabon, la empresa Palmaceite, Oleoflores y otras de los llanos que van sacando y dando ejemplo de eficiencia, probidad y excelencia. Igual, como lo dije, estamos buscando que la palma sea una base y una materia prima sostenible en aviación para capturar carbono”, manifestó Juan Esteban Correa.