Los anuncios unilaterales de Estados Unidos que notificaron al mundo sobre el nuevo pago de aranceles, estos liquidados de acuerdo al déficit en balanza comercial con cada país, puso a temblar el planeta puesto que las medidas fueron tomadas como una afrenta y una violación a los pactos comerciales que quedaron en el limbo ante el cambio intempestivo de las reglas de juego, un asunto que al presidente Donald Trump parece tenerle sin cuidado porque día a día se cree el cuento que es amo y señor en el globo, un punto a revisar porque para nadie es un secreto que ese tedioso patio trasero llamado Latinoamérica hoy está en manos de China, el nuevo patrón, que sigue vendiendo productos, haciendo inversiones y apostando por el desarrollo de un hemisferio explotado, mirado con desdén y maltratado.
Hoy los latinoamericanos hacen caso omiso de los discursos peyorativos de Washington y miran al bloque asiático en donde brotan las oportunidades, ello sin abandonar Europa y aprendiendo la lección en el sentido que la unión hace la fuerza, pues América Latina como mercado nada tiene que envidiarle a nadie, caso opuesto es el destino de muchos empresarios en el globo que ven una región creciendo, mejorando y absorbiendo, no solo bienes, también conocimiento, sin obviar que geográficamente tiene mucho que ofrecer.
Es cierto que atrás hay malos recuerdos como dejar evaporar la Comunidad Andina y el mismo Mercado Común del Sur, nadie niega que es hora de articular países y entrar en una era nueva en donde las cadenas regionales de valor deben ser trascendentales en el desarrollo de Latinoamérica, pero en aras de no ir nuevamente contra la pared, se hace perentorio sentarse en una gran mesa en donde los latinoamericanos tracen la hoja de ruta de su desarrollo, de su comercio y su sostenibilidad, nada que dependa de favores, donaciones o regalos de plata que traen amarrado un interés por delante. Es hora de despertar y el presidente Donald Trump accionó la alarma, dio la bofetada necesaria para que la región y otras latitudes abran los ojos, reaviven sus sistemas productivos porque de no hacerlo muchos estarán en problemas y bastante serios porque hay de por medio seguridad alimentaria, salud, materias primas, así como mejores y más acordes instrumentos para crecer desde adentro y entrar con todo sosiego en esa línea retadora, pero apasionante de la oferta exportable.
Existe una nueva realidad, los países seguramente replicarán el ejemplo estadounidense y el mundo deberá amoldarse a sus capacidades, si no las tiene tendrá que desempolvarlas porque en el nuevo modelo económico cada país debe hacerse responsable de su abastecimiento, de adelantar cuaderno y desatrazar todo lo que la apertura y el libre comercio mandaron para el ático, unas políticas inclementes que borraron sistemas productivos haciendo sentir inútiles a muchos, pero como dicen los viejos, “la culpa no es del diablo sino del que le hace la fiesta”.
La experiencia con el libre comercio no fue buena, muchas naciones perdieron autonomía, manejo de su producción y entraron en la peligrosa onda de las importaciones con lo cual fue desplazado el campo, atomizado el empleo y agudizada la pobreza, los indicadores económicos se desmoronaron, pero peor les fue a los sociales que terminaron en el viejo recogedor, a propósito, importado.
El presidente del Grupo Desarrollador de Semillas, GDS, Henry Vanegas Angarita le dijo a Diariolaeconomia.com, que independiente de los tratados comerciales, nada debe sorprender del primer mandatario estadounidense porque en su paso inicial por la Casa Blanca renegocio el NAFTA o tratado de libre comercio de América del Norte el cual sustituyó en 2020 por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, T-MEC, convenio que resultó impactado con las medidas recientes porque fueron decretados aranceles en una jugada inesperada y desesperada, un cambio en las condiciones que dejó al descubierto la inestabilidad en ese entorno comercial en el que nadie sabe a qué atenerse porque el arreglo que rubricaron los norteamericanos pasó a un segundo plano.
En opinión del ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia, Magister en producción Vegetal y con estudios de Doctorado en mejoramiento genético vegetal y semillas tropicales, el TLC firmado entre Colombia con Estados Unidos permanece más allá de las inadecuadas medidas arancelarias porque no es solamente un pacto de productos hoy castigados con impuestos aduaneros, ya que aparte de comercio el tratado de libre comercio tiene otros aspectos financieros, de tecnología, patentes, un arreglo mucho más completo y robusto.
Sin duda, Estados Unidos perdió un activo supremamente importante y es la confianza porque después de alborotar el cotarro como aconteció hace unos días, hoy con sus respectivas réplicas, muchos países no sienten la seguridad de pactar o sellar compromisos porque con Trump y su temperamento nunca se sabe que pueda venir, qué se pueda resquebrajar o simplemente mandar al carajo.
A juicio de Vanegas Angarita, sucede que, en un régimen presidencialista, quien está al frente tiene una gran potestad para manejar su comercio exterior y para el caso de Trump, está recurriendo a todo lo que el poder presidencial le otorga y en ese sentido quiere mostrar dominio, ratificar que Estados Unidos es el eje central de todo el comercio mundial.
El tema es que actualmente algunos países optaron por buscar posibilidades comerciales en China, en otros sectores asiáticos, Europa y Oceanía, en la misma Latinoamérica y ese es el caso de Brasil que con el palo que le pusieron a su comercio tendrá que explorar nuevos derroteros y destinos para sus bienes exportables.
El experto dijo que al hacer un repaso geopolítico el análisis muestra que Estados Unidos tenía influjo sobre Colombia, algo que quiso hacer con Panamá en donde surgió una interesante influencia china que fue lo que generó la protesta e inclusive reclamo y argumentación de derecho sobre el canal, pero no cabe duda, dijo Vanegas Angarita, que de Colombia para abajo el que manda es China tal y como se aprecia en Ecuador, Perú, Chile, Brasil, Venezuela y otros países que están más con el gigante asiático que con Estados Unidos.
A criterio del conocedor, es todo un axioma, porque los desarrollos en infraestructura son robustos y financiados con capital chino. Expuso que las grandes soluciones viales y los megaproyectos de la región están siendo ejecutados por China con la financiación de los BRICS.
Colombia debe aprovechar el momento de cambio
En su mirada geopolítica a Latinoamérica, Norteamérica y el mundo, el presidente del Grupo GDS manifestó que los republicanos generalmente se han caracterizado por hacer cambios bruscos puesto que no se debe olvidar que en la presidencia de Ronald Reagan y en el mandato de Margaret Thatcher como primera ministra de Reino Unido vino una apuesta fuerte y decidida por la globalización y el libre mercado. En ese sentido, recalcó el directivo, hoy Estados Unidos quiere apostarle a ser el eje de todo el comercio global más cuando ve con celo todo el avance que ha tenido China, no solamente en Asia, sino en Europa, África y en América Latina y si quiere seguir manteniendo el liderazgo, apuntó Vanegas, Washington tendrá que hacer cambios fuertes y drásticos en la política internacional.
“Eso es lo que está ocurriendo en vista que para los americanos el libre mercado no es la panacea ni la única forma de ver el avance en el comercio a nivel mundial”, expresó Henry Vanegas Angarita.
Como quiera que sea las circunstancias son otras frente a tiempos pasados, los estados están decidiendo sobre sus socios, su comercio y sus políticas, atrás quedó la huella de un régimen de órdenes y muchos están dando el paso al costado para abrir el abanico de posibilidades mercantiles para no quedar sujetos a los caprichos o arrebatos del coloso del norte con el que se mantiene una relación en temas de negocios, pero no una dependencia lo cual sería un terrible error.
Vanegas anotó que lo importante ahora es que los gobiernos aprendan la lección y vean que hay que fortalecer la producción local y que se debe estructurar y recuperar toda esa red de mercado que se perdió y que se entregó cuando entró en boga la internacionalización de la economía. El profesional insistió en la necesidad de retomar nuevamente esa infraestructura a partir de lo nacional y lo regional porque Colombia está caminando muy a las fronteras y otras latitudes, pero no hubo nadie mirando hacia el centro, focalizado en el desarrollo interior.
Señaló que ojalá toda esta situación sirva para que haya unas políticas que fortalezcan la producción colombiana y así volver a potenciar esos procesos agropecuarios en lo territorial. El momento, enfatizó, es propicio para reinventar y darle fuerza a la labranza, a la agroindustria y todo ese componente de valor agregado.
A juicio de Vanegas Angarita se tendrán como referente procesos en donde se depende tanto de las importaciones los cuales seguirán tomando fuerza, un ejemplo La Fazenda, o hacienda en portugués, una estructura empresarial de reconocido músculo financiero que se logró afianzar como el mayor productor de carne de cerdo en el plano nacional.
Allí en esa hacienda, anotó Henry Vanegas, sus accionistas demostraron que se puede ser muy competitivo sin depender solo de las importaciones de materias primas ya que estas se pueden obtener en el país con mejor calidad para competir en el mercado frente a los escépticos que pensaban que solamente era viable criar cerdos con alimentos traídos del extranjero. La tesis La Fazenda, comentó, derrotó esa premisa.
El desafío es grande por lo que algunos agricultores estiman que se hace necesario pensar en una gran mesa nacional por la recuperación de la agricultura en donde haya acuerdos y soluciones entre gobierno y productores para definir la hoja de ruta del campo en adelante toda vez que se habla de seguridad alimentaria bajo otro esquema o modelo económico el cual obliga a que los países reaviven las plantaciones porque de lo contrario vendrán muchísimos apuros.
Este punto deja pensando a los interesados en darle nueva vida a la ruralidad. Por lo menos para el presidente del grupo GDS Henry Vanegas Angarita, todavía hay mucha gente y empresarios que se resisten a creer que se puede hacer toda la autogestión para producir internamente y abastecer el mercado local puesto que venían mal acostumbrados porque las empresas que surgieron en los últimos 30 años de apertura adoptaron la filosofía de que la forma de trabajar era “qué hay barato afuera para importar y por esa ruta ser mucho más competitivos”. Hoy, añadió el agrónomo, cuando las normas cambian y se ve que el mismo Estados Unidos que defendió el librecambismo dio un giro inesperado y lo dejó de lado, obliga a los demás países a propender un cambio desconociendo que tan drásticamente.
“Cuando se fue a dar la apertura económica el ministro de Hacienda de ese entonces Rudolf Hommes dijo que era como si se pretendiera cambiar el trafico en Nueva York en donde no se podía poner unos vehículos en un sentido y otros a la inversa, había que dar el vuelco total. Vamos a ver si vuelve a haber un ministro que manifieste que es necesario dar un bandazo ahora, un giro de 180 grados para voltear la situación y empezar a fortalecer la producción nacional”, precisó Vanegas Angarita.
Colombia y el mundo más allá de las vicisitudes tienen que pensar en producir, en sembrar y en obtener comida, la mirada allí debe ser consecuente, coherente e inteligente porque se avecinan grandes necesidades y el proteccionismo que está implementando Trump, indicó el directivo, puede ser un modelo a seguir por muchos países razón por la cual hay que cambiar, instruir y fortalecer capacidades de los economistas y técnicos colombianos para que se pueda hacer esa transición de una manera eficiente, demostrando que se puede ser viable y competitivo a partir de fortalecer la producción que no es otra cosa que robustecer el trabajo y la generación de riqueza en condiciones óptimas de obtención.
Una secuela del nuevo mandato global, aseveró Vanegas Angarita, será la contracción de las exportaciones porque el comercio había cogido mucha fuerza, tanto así que estaba por encima del sector productivo, era, dijo, el que negociaba los tratados y las políticas al sector primario por lo tanto perderá ese ímpetu y poder dominante que tuvo hasta llegar a una proporción donde prime la generación de empleo y riqueza, ello acompañado de sostenibilidad, por lo tanto, sentenció el agricultor, ya la época del comercio irá perdiendo fuerza y por eso tendrá que moverse nuevamente el sector primario y las industrias de transformación, pero promisorio únicamente si se acompaña todo el asunto fortaleciendo el conocimiento y fomentando mucho más la educación, asimismo, aplicando con el mayor rigor tecnologías de avanzada e inteligencia artificial en un proceso en el que la humanidad tendrá que acostumbrase y entender que las situaciones son cambiantes.
Semillas GDS de soya, una gran opción
En semillas, dijo el presidente del Grupo GDS, también hay que fortalecer la producción local y tener los propios núcleos y de esa manera romper la dependencia tecnológica para no vivir en función de trabajar con simientes importados ya que eso crea una alta subordinación de terceros países. Matizó que es urgente fortificar el mejoramiento genético, la investigación, optimizar procesos y los mismos centros de investigación, desde luego contar con cuadros capacitados que desarrollen tecnología particular como también exclusiva para ganar terreno científico y poder creer en lo que se hace en Colombia.
“Si nosotros insistimos en que lo importado es mejor que lo nacional, vamos a estar frenados por mucho tiempo y por eso hay que insistir en el desarrollo de semillas propias y aplicar sentido patriótico, creer en lo nuestro, defender el trabajo y la producción nacional para el fortalecimiento económico de todos”, declaró el señor Vanegas Angarita.
El campo, ilustró, necesita materiales biofortificados porque ante el cambio climático la agricultura y los productores merecen y deben tener patrimonios genéticos adaptados a esas variaciones atmosféricas lo que ratifica que cada vez hay que hacer una exploración más en función de las condiciones y la oferta ambiental de cada una de las regiones productivas en el territorio.
En su concepto, Colombia tiene que regionalizar la investigación para poder tener soluciones tecnológicas a cada uno de los factores limitantes en cada zona.
Hay un dato importante y tiene que ver con nuevos núcleos porque en la alianza que se tiene con diferentes empresas de semillas como Innovar, Semillas del Pacífico, Semillas Líder y Maxi Semillas se observa que hay materiales promisorios y ya en la semana que recién termino se hizo la cosecha en los Llanos Orientales de esos materiales puestos en lotes demostrativos en fincas pro agricultores y fue posible ver que son una buena alternativa, una adecuada opción puesto que resisten muy bien las condiciones de exceso y lluvia que hubo en el primer semestre del año. La simiente, reveló el experto, tiene muy buena calidad de grano en cosecha y excelente rendimiento en comparación con lo que venía utilizando el agricultor, son, acentuó, opciones muy competitivas que le van a minimizar el riesgo al productor ante los factores drásticos del clima, de la intensidad de las lluvias, una elección afortunada para los agricultores con la obtención de esos materiales en el ámbito local.
“Durante 30 años el productor tuvo que mirar los precios en la bolsa de Chicago y le dijeron a la gente en esas más de tres décadas que debía acostumbrarse a competir con el importado. Ahora, por fortuna, tenemos que mirar cómo fortalecer procesos para lograr esa competitividad sin atenernos tanto a lo externo sino haciendo nuestros propios estudios e investigación, seguir con la autogestión y mejorar las condiciones de producción”, recalcó el presidente del Grupo GDS Henry Vanegas Angarita.