El 2022 tuvo un primer semestre complicado en vista que su matiz electoral generó todo tipo de expectativa en el sector real de la economía y muchos agentes decidieron aplazar inversiones o compras de bienes y servicios porque no hubo plena certeza del devenir nacional con la contienda electoral que terminó en segunda vuelta el 29 de mayo con la elección de Gustavo Petro Urrego, como Presidente de Colombia.
Supuestamente todo el frenazo de la economía quedaría superado una vez se conociera el nombre del nuevo Primer Mandatario, pero el país nuevamente entró en un bache de incertidumbre por todo lo que implica la transición en el manejo fiscal, financiero y en todo lo que abarca la táctica económica y social, sin duda un salto en política dirigida que necesariamente conlleva a cambios en el modelo económico.
Lamentablemente los rumores hacen enorme daño y con la elección de Gustavo Petro vinieron comentarios, conjeturas y todo lo que perfectamente encaja en el término especulación, empezaron los nombramientos en el gabinete y calmó las aguas la designación de José Antonio Ocampo Gaviria, como ministro de Hacienda y Crédito Público, un hombre con credenciales y experiencia, de amplia trayectoria y reconocido por su cercanía con la multilateralidad.
No se puede pasar por alto que los temas de inflación y volatilidad del dólar tuvieron obvia explicación en los asuntos internacionales, pues pesa y seguirá pesando la guerra entre Rusia y Ucrania, la reanimación del Covid-19, la crisis logística internacional, un desabastecimiento de bienes básicos que sigue ahondando los inconvenientes de transformación y acrecentando la inflación. Infortunadamente el tema no para allí, hay ruidos de recesión en Estados Unidos, nerviosismo en los mercados y una devaluación que espanta en la región y buena parte del planeta.
Hoy están disparados los costos de producción en todos los sectores económicos, hay algún compás de espera en tanto se conocen las políticas del nuevo inquilino de la Casa de Nariño y así darle rienda suelta a la inversión como también a una dinámica empresarial que históricamente ha sabido llevar sobre sus hombros los grandes desafíos en las diferentes épocas.
La construcción, la edificación de viviendas y el sector de la finca raíz, hacen parte de esa Colombia que sigue expectante, pero con ansias de empujar el barco para donde toque, eso mientras haya un derrotero claro y una línea que conduzca a los cambios de fondo que demanda el país.
En charla con Diariolaeconomia.com, el Gerente General de Inversiones y Fiducia Cobrac’s, Alejandro Castañeda Jaramillo, dijo que las dificultades experimentadas hoy en construcción y finca raíz tienen como explicación los temas políticos, lo cual hizo que todas las negociaciones fueran quedando frenadas por una estipulación conocida como “la cláusula Petro, por inestabilidad.
El reconocido empresario aclaró que los percances, al parecer transitorios, se dan esencialmente en lo que no es Vivienda de Interés Social, VIS, es decir en transacciones de vivienda o de negocios convencionales. Expuso que ahora con la inquietud que genera el venidero proyecto de reforma tributaria, todo queda en standby, un reposo que mortifica, ya que finalmente habrá que esperar que va a pasar.
No hay que olvidar, apuntó el arquitecto, que quieren ajustar al alza la ganancia ocasional que estaba en el 10 por ciento y pretenden llevarla al parecer al 30 por ciento, igualmente están en la mira las personas que han trabajado y generado riqueza, los llamados rentistas.
“Hay muchas cosas que se están hablando y que se siguen diciendo, pero hasta que no haya claridad no se harán negocios y no pasará por el nuevo gobierno, simplemente cada vez que hay una reforma tributaria los agentes se toman un tiempo para tener todo más claro y poder definir nuevas inversiones o el potenciamiento del portafolio”, precisó el también Gerente General de ACCIS, la afamada firma especializada en consultoría inmobiliaria.
Agregó que tal y como están las cosas, el asunto económico seguirá lento hasta que quede aprobada en el Congreso de la República la reforma tributaria, un ejercicio que permitirá conocer las nuevas reglas de juego para retomar con mayor sosiego la dinámica el año próximo.
Castañeda Jaramillo dejó claro que hay total apoyo al nuevo gobierno, entendiendo las inquietudes por el paso que se da de un esquema económico a uno nuevo, lo que invita a esperar y ver qué es lo que en concreto se está proponiendo. Afirmó que de momento hay palabras o trinos de un Presidente electo, lo que hace aún más consecuente esperar su posesión para saber si como mandatario en plenas funciones sostendrá algunos temas o enviará otro tipo de señales. Todo, insistió el versado, pasa por el trámite que tenga la reforma tributaria.
Al analizar el tema impositivo, Castañeda, en línea con algunos economistas, expresó que si hay eliminación de exenciones podría haber un margen de bajar tarifas como las del IVA o el impuesto de renta, es decir inyectarle verdadera competitividad al país, puesto que hacer empresa en Colombia es sumamente difícil. Una decisión de ese calibre repatriaría factorías, quitaría candados y pondría a muchos en la orilla de la formalidad.
Por lo que ha visto del nuevo Gobierno, presto a asumir su rol el próximo siete de agosto, logra inferir que existen buenas iniciativas y unas políticas que podrían sorprender gratamente a los colombianos, esos que están a la expectativa de cuál será el desenlace de la nueva novela tributaria, posiblemente más repetida que Betty la fea.
Recalcó que el cambio del Presidente Gustavo Petro trae implícita una reforma tributaria fuerte. El asunto, dijo es tan apremiante, que a la fecha son más las personas que arriendan que las que compran inmuebles, todo porque quieren esperar uno o dos años para ver que pasará, una expectativa que explica el por qué se toman precauciones y se espera un poco.
Independiente de la tendencia, sectores como la construcción, vivienda y finca raíz siguen haciendo negocios, de hecho, dijo Castañeda, hay oportunidades porque muchas personas quieren vender al precio que sea e irse, luego opciones hay sin negar que la actividad está lenta y a la espera de qué pasará finalmente con la reforma tributaria.
La situación económica, razonó, es muy compleja, las tasas de interés están subiendo y los bancos entraron en la tónica de ser muy celosos para poder soltar circulante, hoy por hoy son muy estrictos a la hora de soltar cualquier préstamo. Lo que genera más alerta es que los tipos de interés siguen escalando en Estados Unidos con las medidas de la Reserva Federal, FED, y en ese mismo sentido están actuando los bancos centrales, un factor adicional que conlleva a esperar.
El Gerente de Inversiones y Fiducia de Cobrac´s, abiertamente expresó que todo va a salir muy bien con la nueva política, sin embargo, comprendió la cautela que en este momento reina en el público.
Dentro de las peticiones que hacen algunos empresarios de diferentes sectores está el no alterar lo que bien funciona y corregir a manera de consenso aquello que necesita arreglo. Al discutir sobre el tema, Castañeda Jaramillo puntualizó que si se trata de promover ajustes a lo que se viene ejecutando que por supuesto demanda avances puesto que todo está sujeto a mejorar, seguramente el contexto será más llevadero, empero indicó que, si viene un cambio radical, la gente tendrá que acomodarse lo cual es normal.
“Me parece que lo que se logra percibir es que se está escuchando, hay un análisis juicioso de las materias y eso es positivo, lo que generará mejores cosas a futuro, ello de seguir con la línea que se trae, un poco más de centro, buscando cambios, pero pensándolos bien. Si eso va a seguir así, indudablemente será, insisto, muy efectivo y útil”, detalló Castañeda Jaramillo.
Habrá cambios en VIS
El Gerente General de Cobrac´s, Alejandro Castañeda Jaramillo, manifestó que podrán venir cambios profundos en todo lo concerniente a vivienda de interés social, por cuanto al analizar la política de Petro en ese fragmento, es palpable que el nuevo mandatario quiere hacer mil proyectos de vivienda de 500 soluciones por el sistema de autoconstrucción en donde el Estado pone los terrenos como también la infraestructura y la gente con los subsidios apalanca la edificación, lo cual a criterio del empresario está bien.
En ese bosquejo, aseveró el inversionista, no participan los constructores sino empresas del gobierno, megaempresas que desarrollarán proyectos a nivel nacional lo que redundará en mucho trabajo público y más.
En efecto, lo que inquieta al sector de la construcción, es que el Presidente electo dice que mantendrá lo que se está haciendo, pero por otro lado hace énfasis en la necesidad de acabar las exenciones tributarias existentes, una voz alarmante porque el país no debe olvidar que en la VIS se devuelve hasta el cuatro por ciento del valor de las ventas en IVA por ejemplo y sostiene que gravará las utilidades, un escenario que lleva a revisar el negocio y determinar si es igual de tractivo o no, eso a la espera que no arriben nuevas disposiciones.
Adicionalmente al apuro, totalmente visible, hay unas alzas gigantescas de materiales para la construcción, fundamentalmente en el acero, elemento siderúrgico que duplicó su precio en los últimos dos años, lo que encarece la construcción de soluciones habitacionales, con el agravante que los precios de las VIS no se pueden subir, ya que están tasadas en 150 salarios mínimos vigentes y los constructores no se pueden pasar de ese valor.
Valoró el hecho que el Banco de la República controle la inflación y para eso, dijo, está subiendo fuertemente las tasas de interés y frenar un poco la economía, una razón adicional para entrar al salón de espera habida cuenta que hay fenómenos económicos que no dependen del ejecutivo sino de factores externos.
No todo es espeluznante
Es incuestionable que la situación económica del globo y del país genera menoscabo en las metas de crecimiento y todo el entorno fiscal, hay una convergencia de problemas y pasajes que deben sortearse de manera inteligente, lo que obliga a utilizar instrumentos vitales, proponer ajustes y ahorro. Con toda esa fila de inconvenientes la construcción de vivienda no está en su laberinto, por cuanto los empresarios hablan de una situación temporal, pues al mirar la historia siempre ha habido momentos difíciles y otros de gloria.
En su análisis expuso que en construcción hay de todo, por lo que probablemente vendrán algunas áreas que seguramente tendrán más desarrollo en tanto otras no contarán con esa suerte y mostrarán menos dinámica, un asunto que funciona así. Dijo que la vivienda de interés social lleva entre ocho y diez años de espectacular crecimiento, un ritmo que bajará si hay cambios en su actual concepción, desde la perspectiva de Castañeda, mal de no morir porque seguramente aparecerán opciones en otros estratos.
Exteriorizó que es urgente saber que van a hacer con el IVA a los inmuebles más costosos, una medida que golpea los negocios y exige una consecuente claridad y así definir el nuevo rumbo a seguir.
Pese al intervalo, Colombia es un país viable
Desde hace un tiempo algunos agentes optaron por explorar mercados por fuera de Colombia ante la debilidad que fue tomando el tejido empresarial, todo explicado en cargas impositivas muy altas, falencias en infraestructura, tarifas múltiples y unos bajos márgenes de rentabilidad. Algunos llegaron a afirmar que crear empresa en Colombia es el equivalente a trabajar para las monjas.
Ante el argumento, Alejandro Castañeda señaló que no cree mucho en eso porque contrario a lo que se piensa, Colombia va muy bien, quizás con una pausa por el cambio de gobierno en donde cambiarán algunas cosas, sin que eso les reste importancia a las cifras de crecimiento y dinámica industrial.
“Si uno compara a Colombia con otros países, la sensación es positiva por lo que se ha logrado en el escenario local. En este momento España está en un boom inmobiliario, a pesar de todo ya se habla de una compleja burbuja, igual que lo previsto en Estados Unidos por las cosas que está pasando. Cuando suben las tasas de interés todo se desacelera, viene la mayor oferta y menor demanda, los precios bajan, luego yo no creo que el tema sea salir corriendo sino contar con unas reglas de juego claras, estoy seguro de que el colombiano es resiliente, audaz, imaginativo y echado para adelante. La clave es saber acomodarse al nuevo país, a ese que nos están invitando y apoyar al entrante gobierno, puesto que ganó fruto de las mayorías y eso invita a respaldarlo, independiente de los ajustes que vengan y que finalmente serán normales, entendibles, algo que uno espera sea bien manejado para que no se vaya a resentir la economía”, declaró el empresario.
En el actual momento, subrayó, el Presidente Petro está llevando las cosas de una manera entendible y razonable, ha sido muy prudente y de seguir por esa línea vendrán buenos tiempos y todo el apoyo de la comunidad. Ojalá, manifestó Castaño, no se vaya a radicalizar en unas posturas que terminen polarizando el país que fue un temor que se tuvo, pero que hoy se disipa porque está escuchando a todos.
Sostuvo que necesariamente los cambios deben hacerse al amparo de la Constitución y de manera consensuada más no impuesto, una estrategia que le puede venir muy bien a Colombia.
El Presidente electo está hablando de desarrollo y crecimiento, términos que hacen pensar en construcción. En opinión de Alejandro Castañeda, es razonable lo que se está proponiendo desde el nuevo gobierno, solo que ello tomará un tiempo. Por ejemplo, indicó, si el Mandatario presto a posicionarse, está de acuerdo con hacer más vivienda en sus términos y con menores costos para que más colombianos accedan a ella, sin duda es perfecto, ahora debe buscarse el equilibrio.
Resaltó las calidades del ministro de Hacienda, un hombre con todo el recorrido que seguramente no llegará a improvisar. De Petro debe decirse que es una izquierda progresista, capitalista, pero bajo un modelo equitativo, con más sociedad.
Al país le toca esperar la posesión, la reforma tributaria y los primeros días de mandato, pues como se dice coloquialmente, por el desayuno se sabe cómo serán almuerzo y comida.
Anotó que hay también expectativa por cómo serán las relaciones con Venezuela, Nicaragua y otros países que generan resistencia en algunos sectores del país. Una gran ventaja, razonó Castañeda, es que Colombia es de los últimos países que está haciendo el cambio de derecha a izquierda, es decir que ya ha visto los errores en otras latitudes, los que con seguridad no repetirá, pues tomará todo lo bueno y eso que funciona y se debe replicar.
“Personalmente soy muy optimista de lo que pueda pasar, y si hay una política adecuada y por la línea de mantener la empresa y el empleo, Colombia estará avanzando hacia un futuro promisorio”, acentuó Castañeda.
Según algunas voces que llegan de otros puntos de América Latina, Colombia podría estar asistiendo a un cambio afortunado toda vez que cuenta con un Presidente progresista de gran inteligencia y conocimiento. Para Castañeda es importante diferenciar la izquierda del progresismo puesto que son dos líneas completamente diferentes y con distintas visiones. Ahí, afirmó, tranquiliza el recorrido del Presidente electo que de cara a mejorar lo que se hizo mal durante muchos años, se rodeó de gente experimentada para poder manejar la situación.
Una muestra de la confianza que hay en Gustavo Petro es que no ha habido ninguna manifestación violenta o agresiva en su contra, pues hay expectativa y confianza porque ha dicho cosas coherentes, desde luego comprendiendo que vendrá un tema fuerte con la tierra ya que los poseedores de suelos estarán en una situación diferente a la de años anteriores.
Hay dos corrientes, dijo, el país cambió, el 50 por ciento de nacionales se quiere ir o expresa esa intención y la otra mitad celebra el hecho de que haya llegado el momento, unas posiciones respetables, pues al final se trata de cómo se quiera ver el vaso medio lleno o medio vacío, cada quien escoge para dónde va.
Los negocios mejoran después del Covid-19
El invitado para hablar de economía desde ese amable balcón de las inversiones y el desarrollo urbanístico no pudo ser mejor, Castañeda Jaramillo acredita una vasta experiencia en la construcción en donde lleva más de 30 años y algo más de 35 años de pericia en la finca raíz, toda una autoridad en dos temas trascendentales para la economía del país en donde han pasado tantas cosas desde hace tres décadas.
Finalmente celebró la dinámica de Cobrac´s y de ACCIS, firmas que marchan bien y con un mercado que logró sostenerse por cuanto la pandemia fue muy fuerte e hizo resentir el negocio pues no en vano los movimientos en las inmobiliarias se redujeron en 20 o 30 por ciento. Varias compañías del ramo fueron a pique, terminaron cerrando, pero otras aguantaron el chaparrón y decidieron modernizarse, a tal punto que algunas muestran interesantes curvas de crecimiento.
Para el entendido, la presencia del Covid-19 generó problemas y como pasa con todo, conminó a una adaptación rápida, la enfermedad y sus efectos llevaron a unos cambios profundos en el sector inmobiliario, condujo las empresas a la digitalización y a una serie de ajustes.
“El negocio por supuesto no se va a acabar, seguramente está evolucionando y en la construcción pasa lo mismo, habrá que esperar un poco, ver como se dan las condiciones para que las compañías se vayan acomodando al tipo de vivienda o proyecto que quiera experimentar. En este momento, y no se puede olvidar, estamos sacando unos temas de coworking y coliving, este último muy revolucionario, pues consiste en compartir espacios de trabajo, zonas comunes, hogar y otras aficiones. Hablamos de tendencia, luego quien evolucione y se acomode no tendrá problemas y el que se quede muy seguramente estará en el lugar equivocado", concluyó el Gerente General de Inversiones y Fiducia Cobrac´s, Alejandro Castañeda Jaramillo.