Martes, 02 Junio 2020 18:12

Hablar de arroz es consecuente con cifras reales de productividad

Por

Los agricultores y el sector arrocero puntualmente revelaron un documento reciente que permite observar con precisión la realidad de un sector altamente competitivo.

En Colombia ha hecho carrera el hablar de un tema sin soporte, sin argumentos y lo más grave , sin las cifras actualizadas, es decir que muchos venden humo y le apuestan a la especulación de datos con estadísticas entregadas cuando nació el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE.

El arroz y otros productos fueron de a poco volviéndose el caballito de batalla más mal utilizado, solo que en la mayoría de los casos acudimos a unos debates insulsos, apalancados en revanchas y en contiendas muy por debajo de la expresión pírrica. No es sano y menos honesto que la discusión arrocera se dé sobre pilares de sospecha y soportada con números añejos y bien lejanos de la verdad.

Cómo el asunto es hablar de arroz sin pasar por alto la institucionalidad ni la probidad gremial que ha hecho de Colombia un país viable y con el que habrá que replantear la nueva economía y la nueva agricultura, es perentorio mirar los escenarios productivos para poder conjeturar y hacer pronósticos concretos. Empecemos por decir con cifras frescas y humeantes, muy por fuera de la reyerta política, en qué esta y para dónde va el muy respetable sector arrocero, el mismo que maneja fondos parafiscales de un fragmento muy importante de la agricultura nacional.

Fedearroz como administrador del Fondo Nacional del Arroz, ha visto como algunas de las informaciones dadas a conocer, no consultaron con el gremio como directamente interesado, además de omitir las cifras reales relacionadas con la inversión de los recursos y con la productividad del sector arrocero colombiano. De esta manera, estimó obligatorio contribuir a la generación de la información clara y precisa frente a todos los actores de la cadena productiva del arroz y la ciudadanía en general.

Es importante tener en cuenta a la hora de cualquier análisis, que la cadena productiva del arroz en Colombia, tiene como actores primarios a cerca de 17 mil agricultores, que siembran a lo largo de 210 municipios colombianos dando lugar a un área total aproximada de 570 mil hectáreas al año. No obstante esta composición, el 50% de dicha área corresponde a regiones donde se siembra bajo el sistema de secano como los Llanos Orientales (Meta, Casanare y Arauca) y la Mojana. El país solo cuenta con 200 mil hectáreas que se siembran bajo riego, fundamentalmente en los departamentos de Tolima, Huila, Norte de Santander y Cesar.

La productividad arrocera de Colombia en las regiones de secano, en las que se ha implementado la tecnología difundida por Fedearroz, (Adopción Masiva de Tecnología AMTEC) fue de 5,5 toneladas por Hectárea en promedio en el año 2019, mientras que en las zonas que cuentan con distritos de riego como Tolima y el Huila, se superaron las 7,5 toneladas por hectárea. Las cifras de productividad del año 2009, por hacer una comparación, eran de 4,5 y 6,0, respectivamente.

Tal diferenciación entre lo que es siembras en secano y siembras bajo riego, es fundamental tenerla en cuenta, a la hora de comparar la productividad arrocera de Colombia, con Uruguay y Estados Unidos. En estos países, toda el área se siembra bajo el sistema de riego, lo que no ocurre en nuestro país, no por culpa de los productores, o de los fondos parafiscales, sino por la falta de distritos de riego que requieren inversiones públicas significativas.

Acertado es comparar nuestras cifras de productividad arrocera en riego, con las que registran esos países bajo el mismo sistema de siembra. Incluso, es posible comparar la productividad de Colombia en Secano, con la que presentan las pocas regiones de secano que tienen países como Perú o Brasil. En estas condiciones nuestro sector arrocero, está muy por encima de Brasil y a la par con los rendimientos del Perú.

Cabe aclarar que incluso en el caso del Perú, se utilizan semillas desarrolladas por Fedearroz, las que gracias a sus características, permiten lograr resultados, que en Colombia solo se obtienen en zonas de riego como Tolima y Huila, regiones en las que los rendimientos promedio alcanzan más de 7,5 toneladas por hectárea.

Como se observa en el gráfico 1, un país como Perú tiene distintos rendimientos en el arroz, según sean las condiciones de la zona productora, por lo que en algunos casos se observan rendimientos menores a 3 toneladas por hectárea en las zonas de secano. O, también se pueden destacar algunas pequeñas zonas productoras como el caso de Arequipa o de Ancash, donde las condiciones climáticas, luminosidad y disponibilidad de agua, les permite lograr rendimientos superiores a los promedios.

Estas diferencias también se presentan en Colombia, en zonas de alta productividad, como la Meseta de Ibagué, en el Tolima, o Campoalegre y Neiva en el Huila, donde agricultores que aplican todas las tecnologías de que dispone el gremio, han registrado rendimientos superiores a las 10 toneladas por hectárea.

En Brasil, se observa una situación similar. El último informe de la Asociación Brasilera de la industria de Arroz (Abiarroz), señala que en el año 2018/2019, el rendimiento en secano fue de 2,4 toneladas por hectárea mientras que en riego fue de 7,1 toneladas por hectárea. En abril de 2020 fue de 2,4 y 7,5 respectivamente.

Esto lo que muestra es que, comparar unos países de riego con las zonas de secano en Colombia, como algunos comentaristas lo han hecho, es completamente equivocado y lleva a desconocer que las cifras de productividad del sector arrocero colombiano son bastante positivas, al tener en cuenta la verdadera composición de nuestras áreas productivas.

Dicho comportamiento es el producto de la política de inversión de recursos provenientes del Fondo Nacional del Arroz, que van en su totalidad a diversos programas de investigación técnica y económica y de transferencia de tecnología.

Dentro de las diversas herramientas dispuestas para ello, están los 4 centros de investigación de Fedearroz, en los cuales se llevan a cabo múltiples programas de mejoramiento genético, que han permitido obtener en los últimos 23 años, 44 nuevas variedades para atender todas las regiones productoras, con una aceptación que está comprobada, ya que actualmente cerca del 80% del área arrocera del país, se hace con semilla proveniente de tales variedades.

Esos recursos del Fondo Nacional del Arroz, están además representados en múltiples actividades, en materia de investigación de plagas, enfermedades y comportamiento climático, que están concentrados en nuestro programa líder Adopción Masiva de Tecnología, AMTEC.

El balance de este programa, señala que quienes hoy lo implementan en su integridad, tienen costos de producción por tonelada de arroz iguales e incluso inferiores, a los que registran los arroceros de Estados Unidos, lo que demuestra los avances en materia de competitividad que hemos logrado hasta el momento.

Hoy el 56% del área arrocera de Colombia, implementa total o parcialmente el programa AMTEC y se trabaja de manera permanente en su expansión. Los resultados pormenorizados están a disposición de los medios, resultados que conoce la Comisión de la Cuota de Fomento Arrocero, órgano directivo supremo que mes a mes, analiza las inversiones propuestas por Fedearroz con dichos recursos, y del cual forman parte delegados del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural quien lo preside, del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, del Ministerio de Hacienda, Planeación Nacional y representantes de los agricultores.

Respecto a los recursos provenientes de las subastas del arroz importado de Estados Unidos en el marco del TLC, los cuales se identifican como recursos ETC, es importante señalar que su inversión ha estado de manera permanente avalada y controlada por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Dichos proyectos son un reflejo de la transparencia de las inversiones llevadas a cabo por Fedearroz, y se resumen de la siguiente manera:

Construcción de 4 plantas de secamiento, almacenamiento y trilla: Pore - Casanare, Pachaquiaro - Meta, Valledupar - Cesar y El Espinal – Tolima, así como los diseños para una más en el Bajo Cauca. En ello se han invertido a la fecha 169.930 millones de pesos. Con estas plantas, los productores tienen la posibilidad de llegar hasta la fase de la comercialización del blanco, mejorando notablemente sus ingresos.

Contratación de más de 50 asistentes técnicos en todo el país, capacitando a los agricultores en el manejo adecuado del cultivo y realizando transferencia de tecnología, dentro de la expansión del AMTEC, en lo cual se invierten anualmente 4 mil 500 millones de pesos.

Como mecanismo adicional para fortalecer este objetivo, también se han otorgado a los agricultores, créditos a largo plazo y a tasas de interés del IPC, para compra de maquinaria y equipos, por un monto de 16 mil 317 millones de pesos.

Los anteriores elementos, apuntan claramente a generar mayor productividad, contrario a esperar que los recursos se distribuyan como simples subsidios. Cuando esto ocurre, se cae en la figura de “dar el pescado, más que en enseñar a pescar”, en lo cual Fedearroz nunca ha estado de acuerdo.

En el análisis efectuado, se puede concluir que el cultivo del arroz en Colombia, dispone de gran tecnología, pero no puede expresarse en buena parte del territorio, porque no contamos con la infraestructura de riego, que como vemos, lleva a una mayor productividad.

Por ello, y teniendo en cuenta la mayor importancia que han tomado los sectores de la producción agropecuaria en el mundo ante las consecuencias de la pandemia del Covid 19, es la oportunidad para que se promueva una política de Estado que lleve a que nuestro país, adelante obras de infraestructura tan importantes, como la construcción de los distritos de riego, en zonas que hoy solo pueden sembrar bajo el régimen de lluvias, y el mejoramiento sustancial de las vías terciarias en gran parte del área rural.

Adelantar los proyectos que recojan estas necesidades, permitirían que Colombia avance en el camino indicado y que supere la verdadera brecha que tenemos frente a países, con los que en algunas ocasiones nos comparan.

Sabiendo que se trata de inversiones cuantiosas, que superan la disponibilidad presupuestal, es hora de implementar las Alianzas público- privadas, como lo que reiteradamente ha propuesto desde años atrás el gerente general de Fedearroz.

Para ampliar esta o cualquier otra información, Fedearroz está en total disponibilidad de entregarla, con el fin de promover tales iniciativas que de ejecutarse, contribuyen de manera sustancial a atender las necesidades cruciales del campo colombiano.

Al que pida más… ¡que le guisen arroz!

Visto 1834 veces