Al bajar del avión que nos traía de Pitalito, el ministro de Agricultura, bajó de la aeronave en Bogotá con un rostro de satisfacción muy visible y no era para menos le acababa de llevar soluciones a los caficultores y ya pensaba en un periplo que tiene como finalidad potenciar el campo y hacerlo rentable.
En medio de una charla amena y grata, el jefe de la cartera agropecuaria comentó que sobrevolar la inmensidad de Colombia deja un sabor dulce por el verde de las montañas y por la fertilidad que se observa en los valles y en las llanuras. Es todo un escenario de belleza natural, de agua y de vida, el campo es precisamente eso, vida por las riquezas en alimento y en recursos hídricos.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Aurelio Iragorri Valencia, indicó que hay grandes retos para hacer del campo el mejor negocio en medio de coyunturas como el libre comercio y la competencia. Sobre la estrategia del ejecutivo para darle más fuerza a la ruralidad está el retomar mecanismos que le dejen la ganancia al que siembra a sol y sombra en medio de los más inexorables aguaceros y desde luego a los consumidores que tienen el derecho a comer bien a un precio justo.
El volver al Instituto de Mercadeo Agropecuario, IDEMA, es un tema importante y clave para el Ministro por cuanto le hace pensar en las facultades extraordinarias que le otorgó el Congreso de la República al gobierno del Presidente Santos para la modernización de toda la institucionalidad agropecuaria. Dijo que precisamente se está trabajando en ese asunto decididamente y de manera conjunta con Planeación, con Palacio y con todas las entidades del sector.
Iragorri expresó que en los últimos años, Colombia sufrió una transformación con la liquidación de entidades como el IDEMA y el INA las cuales hicieron convergencia con el Incoder que asumió las funciones de mejoras rurales. Sobre el Incoder aseguró que es un ente que dejó de hacer bien lo que hacía el Incora con el manejo de las tierras del país. Agregó que Incoder asumió funciones sin tener la capacidad real de ejecutarlas como lo hacían las cinco entidades iniciales que se fusionaron en el gobierno del Presidente Uribe.
Aclaró que la idea no es reversar o dar bandazos argumentando que lo que servía era lo de antes, pero enfatizó que el gobierno si tiene que definir qué es lo que realmente funciona para dinamizar el campo.
“Entre otras cosas este país necesita en la institucionalidad una entidad que se dedique a la organización de la tierras y una entidad que mire la comercialización de nuestros productos porque resulta increíble que no tengamos una oficina de comercialización de productos agropecuarios en Colombia a nivel nacional e internacional porque los precios nacionales los fijan los zares y los precios internacionales así como el acceso a mercados queda en manos de un funcionario de tercer nivel”, afirmó el rector de la política agropecuaria.
Manifestó que es urgente fortalecer todo lo relacionado con la comercialización que es finalmente el cuello de botella del sector agropecuario. Dijo que el gobierno tiene en mente fortalecer una entidad que se encargue del desarrollo rural, de una entidad que se dedique a luchar contra la pobreza en el campo. Dijo que así las cosas, al ejecutivo le toca pensar rápido porque se agota el tiempo.
Reveló que antes del ocho de diciembre tiene que estar listo y aprobado el decreto que le da nueva institucionalidad al sector agropecuario.
Sobre el mercadeo agropecuario, exteriorizó que se trabaja en ello y definiendo cuales son las herramientas que debe tener el gobierno para no cometer el error de volver a lo que había, porque en su momento el IDEMA tenía fallas y estaba permeado por la corrupción. Fue claro al indicar que su despacho revisará qué de lo bueno del mecanismo se puede rescatar y reorganizar para ponerlo a operar y qué de lo que no ha habido se monta para hacerlo más funcional.
Con estas medidas según conceptos del ministro de Agricultura, se busca meter en cintura la intermediación que se queda con el negocio y la plata en detrimento de los campesinos que muchas veces venden a pérdida. Consideró que indiscutiblemente la causa más justa de la agricultura colombiana no es más que el pago de los precios justos de los productos porque esto le permite al labriego recuperar sus costos y sobrevivir dignamente en el campo.
Al hablar sobre el tema de la equidad en la renta campesina, Iragorri esbozó que también un precio justo le permite al consumidor comprar un producto de excelente calidad y a un precio que no sea exorbitante frente a otros países. Lamentó que mientras llegan las soluciones, los precios los definen los “zares” que al final del día son los que tienen la última palabra en el valor del producto. No guardó el malestar que le genera el hecho que en Colombia exista un zar para cada producto que termina ejerciendo una actividad tal y como ocurre en Corabastos en donde el productor primario debe someterse a lo que disponga ese “soberano”.
“Así no puede funcionar la agricultura en Colombia y esa no puede ser la manera de fijar los precios para nuestros productores porque es un tema muy injusto más si se tiene en cuenta que un producto como la papa por citar un ejemplo, vale luego de mínimos procesos, diez veces más de lo que le pagaron al productor. Alguien en el camino se está quedando con mucha plata y normalmente no es el productor, es el intermediario”, denunció.
Hay campo para soñar
Una política de estado para el campo es una herramienta útil para devolverle la renta económica y social a los sectores rurales, solo así es posible devolverle al campo la mano de obra que ha estado migrando a los cascos urbanos. Sin embargo y en medio de las dificultades el Ministerio dijo que hay una buena noticia y es que en el segundo trimestre móvil del año se generaron entre abril y mayo 234.000 nuevos trabajos en las zonas rurales.
De ese número muchos puestos se dieron por labores en parcela propia o familiar lo cual es bueno porque eso dice que se reactivó la esperanza de algunas personas en el campo. Las cifras son alentadoras para el ejecutivo si se tiene en cuenta que en su primera fase el gobierno propició 250.000 empleos campesinos.
En su análisis, el Ministro dice que eso muestra que hay un renacer de la actividad agrícola lo cual no quiere decir que todo esté marchando bien porque hay mucho por hacer, pero reconoció que algo bueno está pasando en el campo y que las cifras poco a poco lo están mostrando.
Los retos son grandes, afirma Iragorri, porque hay que sacar la economía agropecuaria del ostracismo que generó el conflicto armado y las mismas dificultades económicas del sector rural que llenó las mentes campesinas de pesimismo.
Un buen ejemplo de superación es Nairo Quintana que encarna la fuerza y el empuje del campesinado colombiano que puede triunfar con disciplina y entrega. Para el funcionario, el campo colombiano está esperando la oportunidad y consideró que justo este es el momento de las oportunidades del campo lo cual se transforma en una responsabilidad como Ministro toda vez que debe transferir esa opción a todos los campesinos de Colombia, razón por la que se trabaja para poder competir de verdad.
“Cuando uno va en esos valles da felicidad y ansiedad, felicidad por ver 113 millones de hectáreas rurales con ese potencial que tiene Colombia para sembrar, pero lamentando que tan solo tenemos 5.5 millones de hectáreas cultivadas con un potencial de 47 millones de hectáreas entre ganadería, agricultura, maderables y reforestación. Uno piensa en la gran oportunidad que hay en el campo cuando desde las alturas mira nuestras prósperas tierras” declaró el señor Ministro.
En opinión el funcionario en el campo colombiano hay una disyuntiva y es que hay mucho por hacer, por no decir que casi todo.
Total respaldo a la agrominería
Frente a los últimos sucesos con la minería en donde muchas familias se volcaron a las vetas en busca de suerte y fortuna, pero que lograron recapacitar al volver a mirar al campo como alternativa de vida, tranquilidad y dignidad, el ministro de Agricultura dijo que su despacho está presto a brindar todo el apoyo y todo el respaldo a las personas que quieran volver a explotar la tierra para la alimentación.
Indicó que en el campo hay una gran oportunidad pues no en vano la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación, FAO, dijo que el crecimiento en la producción de alimentos en un 50 por ciento en el mundo se va centralizar en siete países y uno de esos elegidos es Colombia lo cual es un privilegio y una voz de tranquilidad que demanda la unión de fuerzas porque el país estuvo muy dependiente del petróleo y de la minería que generaron recursos importantes, pero con la caída de los precios del crudo, la agricultura es la gran alternativa.
“Este es un país muy rural, hay muchas hectáreas por sembrar, tenemos un potencial muy grande, tenemos calidad en nuestros productos porque aquí se produce el mejor café del mundo, somos los cuartos productores de aguacate, somos los mejores productores en cacao de calidad y en palma de aceite, es decir aquí tenemos una tierra bendita, una tierra prometida”, aseveró el Ministro.
Al reconocer el potencial de los suelos y la calidad que ha logrado desarrollar el país en productos alimentarios, el plenipotenciario apuntó que ahora hay que insistir en la cantidad porque solo con volúmenes importantes es viable generar oferta exportable.
Dijo que dentro de la estrategia del gobierno para potencializar el campo hay tres elementos básicos que están en marcha. El primero es el acceso a tierras porque no es coherente tener en inventario suelos o predios improductivos, restándoles oportunidades a los labriegos que pueden sacar de ellos el mayor provecho en beneficio de la seguridad alimentaria y de la dinámica económica.
En segundo término, explicó Iragorri, está la asistencia técnica, es decir sembrar lo que demanda el mundo y lo que pide el país. Finalmente, dijo, está el acceso al crédito. “Sin esas tres herramientas no hay nada que hacer y justo en esas tres alternativas estamos muy concentrados con tres principios fundamentales”.
Sobre seguridad alimentaria, es decir que si el mundo se acabara y quedara solo Colombia, los campos colombianos deberían estar aptos para alimentar la población, en eso, precisó el Ministro, el país está bastante mal porque desde 1990 dejó de producir trigo, se acabaron las siembras de cebada, se desconectó la producción de sorgo y a la fecha se importa el 90 por ciento de maíz y toda la soya que consume Colombia, en cereales y granos hay una flaca producción y los paupérrimos niveles de siembra hacen pensar al gobierno en otras dos estrategias, la una sustitución de importaciones es decir sembrar lo que se importa aprovechando la devaluación y darle vuelta a la torta para convertir al país en exportador.
“Hay unos productos como la papa que se da en unos volúmenes espectaculares, pero que a veces genera sobreoferta y problemas de ingreso con los precios, la solución en ese tema es exportar el producto, pero para poder exportar hay que ser muy competitivos y yo veo en los TLC, no desconociendo que la apertura económica afectó muchísimo al sector agropecuario, una enorme oportunidad porque hay entre Estados Unidos y Europa 1.100 millones de nuevos consumidores que pueden demandar nuestros productos y eso obliga a hacer un juicioso trabajo en admisibilidad para superar las barreras sanitarias y fitosanitarias que les permitirá a los productos colombianos ocupar unos espacios muy significativos como pasa con el café, el banano, las flores y el plátano”. Afirmó Iragorri.
De otro lado, dijo el responsable de la política agraria, hay tendencias en el mercado que pueden ser muy importantes y son productos exóticos, unos altamente energéticos y otros con condiciones especiales en el manejo de enfermedades, pero insistió en aumentar volúmenes para poder exportar.
La leche es un problema con solución e inclusión
El sector lechero ha tenido sus vicisitudes y por ello demandó del gobierno su atención y su acción para explorar salidas que les permita a los productores seguir con vida en el mercado. La respuesta no se hizo esperar y hoy el país habla de exportar y de fomentar producción con sentido social.
En ese sentido, el ministro de Agricultura expuso que el problema radica en que se producen 6.000 millones de litros anuales y la industria tiene capacidad para procesar tan solo 3.000 millones de litros y la situación se agrava porque el precio internacional de la leche está a casi 400 pesos el litro y en Colombia se le paga al productor aproximadamente 800 pesos por litro, es decir el doble de la leche internacional ya pulverizada.
“Si a los productores nacionales les bajamos el precio a 400 pesos el litro se quiebran y desaparecería la industria lechera en el país y por eso creamos un fondo tripartito que se alimenta con los recursos que ponen los ganaderos con las ventas de leche y que suman 12.000 millones de pesos para 2015, otro giro lo hizo el gobierno nacional por 40.000 millones de pesos y unos recursos adicionales que pone la industria con tres objetivos y que apuntan a poder incursionar en las exportaciones ayudando con esta herramienta a que los subproductos, llámese queso u otros derivados vayan a los mercados internacionales”, explicó.
La segunda actividad del fondo, comentó, es adelantar un plan de promoción para incrementar el consumo de leche porque en el país hay un bajo consumo teniendo en cuenta que en los países desarrollados dicho consumo es de 176 litros Per cápita por año en promedio. En Colombia el consumo en las clases con mejor ingreso es de 40 litros por año lo cual es un Per cápita muy pobre y eso obliga al gobierno y a los productores a sacar a delante una campaña que incentiva el consumo de leche.
En tercer lugar, el ejecutivo va a subvencionar las compras de leche públicas para que en los departamentos en donde el producto no llega y que es determinante por ser la proteína más barata del mercado, haya una opción para los niños, los adultos y la tercera edad de la Guajira, el Chocó y todas las zonas en donde hay problemas de nutrición. “Con esas tres estrategias se dinamiza la actividad lechera y creemos que va a significar, esa definición de política, una salida para que la cadena de la leche pueda obtener buenos beneficios”.
El ministro les pidió a los empresarios empujar el carro para el mismo lado sin romper las reglas de juego es decir no importando leche o lacto-suero porque el compromiso dice que durante seis meses anteriores a la creación del bloque tripartito, no habrá compras de leche al extranjero y por el contrario habrá compras del alimento a precios justos y concertados en una fórmula. “Aquí no caben disculpas, no hay razón para dejar tirada la leche y menos inventar enlechadas porque así vive el país con su alta productividad y si se habla de enlechada es de leche extranjera en polvo”.
La paz es la salida
El ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri Valencia, fue claro y dijo que en el campo colombiano todos tienen cabida y confió en el humo blanco que arrojen los diálogos de la Habana, pero anotó que mientras eso se da, en Colombia se construye paz a través de la ruralidad con las nuevas oportunidades que se le da a la gente.
Concluyó que en el posconflicto el campo será determinante porque debe haber espacio para todos, pero con la capacidad de perdonar.
“Venimos de acciones y procesos como el de Sudáfrica que tardó seis años y ocho años en firmar la paz, dejando 40.000 muertos en su última etapa, pero logrando consensos y formalizando la pacificación. En Colombia tenemos que ser capaces de superar estos 50 años de guerra en donde el campo y las tierras han servido como tumba para hijos, hermanos, padres, esposos, esposas y víctimas de todo género. Para eso no puede seguir sirviendo la tierra en Colombia” expresó el Ministro.
Iragorri, un ministro comprometido
A juzgar por lo que se le ve, Aurelio Iragorri, es un hombre que trabaja y cumple con unos parámetros fijados para sacar el campo del cuarto de San Alejo en donde estuvo.
Sin importarle juzgamientos, señalamientos o calificaciones, este caucano adelanta una labor que tiene como finalidad el desarrollo agropecuario, la inclusión y el tejido social construido desde la ruralidad.
“Me he dedicado a trabajar y a cumplir con mi deber porque yo soy un funcionario público y por ello me debo a la gente, a la comunidad y a la ruralidad. En este grato oficio de servirle a los colombianos me corresponde cumplir con las políticas públicas del sector en cada una de las esquinas de Colombia, la verdad estoy muy contento porque me gusta lo que estoy haciendo. Muchas veces la satisfacción del trabajo bien hecho es la posibilidad de tener más trabajo por hacer bien y por ello vivo muy ocupado, con menos tiempo y haciendo todo por dar más y mejores resultados”, añadió el Ministro.
Iragorri es un hombre casado hace 23 años y fruto de esa unión hay dos hijos, un varón de 16 años y 1.90 de estatura y una niña de 13 años. Dice que lo duro de su función es que casi no le queda tiempo para su familia, sacrificio que lleva por cinco años en los que ha permanecido en el gobierno en distintos frentes.
Manifestó que es un padre entregado a sus hijos con quienes quisiera pasar la mayor parte del tiempo, pero afirmó que esa cuota de sacrificio es parte de la exigencia que debe tener un funcionario público.
“Hay eventos en los que mis hijos me acompañan y a veces cuando llego muy tarde me recuesto al lado de alguno de ellos para poder sentir sus palpitaciones y llenarme de energía”, adujo.
Este abogado hijo de Popayán, hincha del Deportivo Cali sigue trabajando con firmeza y con la convicción de que es superlativo lo que se hace por el campo colombiano que es finalmente una empresa que empieza a proyectarse y a mirar con ambición todas las oportunidades.