Si un departamento en Colombia genera todo tipo de sensaciones es el Chocó, pues hablar de esta región implica abordar múltiples temas que van desde la riqueza natural, sus costas en los océanos Pacífico y Caribe, las ballenas jorobadas, la biodiversidad en las junglas, los patrimonios o fortunas representados en oro y platino hasta la pobreza extrema, exclusión, corrupción, inseguridad y saqueo durante siglos. Hoy los chocoanos han potenciado su máximo tesoro, el turismo, han aprendido a sacar provecho de los distintos escenarios de sol y playa, pero igual el ribereño y el de selva exótica, en ese sector de Colombia habitan un número importante de especies de fauna y flora, pero en medio de los sonidos de la maraña, hay un encanto único que vuela por los aires atravesando bosques, litorales y piélagos, es el Chocó, una tierra de gente notable y de gran estructura, de hombres y mujeres con alta capacidad de trabajo, con la alegría que produce el encuentro familiar o la convergencia entre etnias y afrodescendientes, sin embargo, más allá de las fiestas de San Pacho o las patronales, hay una tristeza profunda porque a esta provincia de siempre se le marcó como la destinada para sufrir y ser miserable, gentes que nacieron, crecieron y murieron en medio de la pobreza sobre inimaginables riquezas, esas que se llevan los colonos, las empresas formales e informales, los violentos o quienes pignoran región por unas cuantas monedas, en fin, es el Chocó una canción alegre por su atmósfera y su folclor, pero un poema triste teñido de sangre, luto, despojo y proscripción.
Hay cosas que han cambiado, hoy rige los destinos del departamento una mujer honesta e incansable, una fémina luchadora y comprometida, Nubia Carolina Córdoba, la gobernadora que sigue adelante amén de sentirse sola, sin recursos y sin respaldo, eso sí, la acompañan el conocimiento, la probidad y el amor por su maltratado terruño, el que quiere ver pasar la puerta grande para incursionar por fin en obras y progreso, trabajo, desarrollo, así como oportunidad, quizás recuperar algo de tanto que la región perdió durante siglos, parte de ello la dignidad.
Hoy este departamento quiere mejorar, innovar y vender turismo natural, de ese que pocos se dan el lujo de ofrecer, empero, hay falencias y muchas lecciones y tareas por hacer que podrían llegar a buen puerto con el acompañamiento del gobierno y con una inyección de capital del sector privado pues ayudaría a trazar una hoja de ruta en donde el destino mejore año tras año de la mano del ejecutivo y de los inversionistas con visión que saben que el presente y futuro turístico está en ese particular departamento de gente capaz y visionaria que no vacilarán en sentarse en una mesa para decir hacia dónde deben apuntar las nuevas decisiones.
En tiempos precolombinos, el hermoso Chocó fue tierra de la familia Guna también conocida como Tule en la parte norte en el golfo de Urabá y el bajo Atrato, en el sector de San Juan dominaron los indígenas Wounaan o Noanamaes, por su parte los Emberá, Baudoes, los mismos Citararaes gobernaron en el Alto Atrato y el Baudó.
La llegada de los españoles se da en 1501 cuando Rodrigo de Bastidas empezó a estudiar el territorio, pero les correspondió a Martín Fernández de Enciso y a Vasco Núñez de Balboa fundar en 1510 la primera ciudad en el proceso de colonización española, el conquistador erigió Santa María la Antigua del Darién, la primera piedra para darle vida a Ciudad de Panamá. Los logros siguieron apareciendo en las expediciones y fue así como el 25 de septiembre de 1513, los españoles con Vasco Núñez de Balboa a la cabeza descubren el océano Pacífico bautizado en ese entonces “Mar del Sur”.
Los constantes enfrentamientos entre conquistadores con indígenas Kunas hizo que la ciudad fuera abandonada en 1524. Vino un periodo de roses y disputas entre los enviados de la corona que terminó dejando a Vaco Núñez de Balboa como alcalde. Dicen los cronistas de la época que el mandatario tuvo el mejor relacionamiento con los indígenas, logró alianzas, aseguró abastecimiento de alimentos e impidió que los aborígenes fueran esclavizados, no permitió el saqueo y no creó impuestos. Gracias a este buen relacionamiento y excelente trato los españoles sembraron maíz y yuca, pero de manera paralela sacaron adelante la cría de cerdos. Tan altos fueron los índices de bonanza que con el tiempo arribaron más colonos y exploradores.
Con el comercio de esclavos africanos llegan nuevos sucesos, en 1728 un esclavo llamado Barule se pone al frente de una histórica rebelión, en esa sublevación lo acompañaron los hermanos Mateo y Antonio Mina, unión que termina con la fundación del palenque de Tadó con 120 cimarrones en donde Barule fue investido como rey. La historia no tiene un final feliz porque en la batalla del 18 de febrero de 1728 el ejército realista derrotó a los cimarrones y acto seguido un teniente conocido como Tres Palacios Mier ordenó el fusilamiento de Barule junto con los hermanos Mina.
La historia es amplia en el Chocó, en 1795 la cautiva Agustina, quien fue violada por el esclavista Miguel Gómez, denunció el hecho con el agravante que estaba embarazada y obligada a abortar, esa querella la tomó el juez Álvarez Pino quien sin ponerse colorado falló en contra de la afectada quien en medio de la ira les prendió fuego a varias haciendas justo en donde hoy se encuentra Tadó.
El Chocó como provincia nace el 28 de septiembre de 1726, con el inicio de su vida republicana se instituye en 1906 la Intendencia del Chocó apartándola del Cauca y articulando las provincias de San Juan y Atrato. El tres de noviembre de 1947 el Chocó es elevado a departamento con Quibdó como su capital.
Este departamento tiene una superficie de 46.530 kilómetros cuadrados y su población asciende a 557.654 habitantes ubicados en las zonas andina y pacífica.
Chocó tiene selvas en el Darién y en una pequeña parte del Istmo de Panamá. La región es rica fuentes hídricas, principalmente los ríos Atrato, San Juan y Baudó, cuencas esenciales en la dinámica de la jurisdicción. Como se anotó, es el único departamento en Colombia con costas en el Pacífico y el Atlántico, por estar en una zona tropical de altas precipitaciones este costado occidental de Colombia se afianza como una de las regiones más biodiversas del planeta.
El nombre Chocó podría venir de la expresión choque propia de comunidad indígena Aimara que ocupó el altiplano andino, palabra que significa oro.
Hoy en medio de tantas vicisitudes el Chocó es color, música, canto, artesanía, naturaleza, agua, vida y optimismo, la región tiene todo para ser de las más boyantes y adelantadas, se están dando pasos importantes, pero es necesario que los grupos violentos depongan sus armas en contra de la inerme población para dejarla prosperar y disfrutar de una riqueza que ha sido de todos menos de los lugareños, un tema que debe tener punto final porque como todas las regiones, el Chocó tiene derechos que debería mirar con lupa la comunidad internacional y los jueces en instancias europeas, no puede haber ceguera o esos aborrecibles oídos sordos, la comunidad reclama justicia y acceso a la propiedad, eso que les pertenece por derecho y que se le ha negado de manera descarada y por fuera del legítimo orden legal.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, la Gerente de Agencia Selvática Sandra Ramírez expuso que la empresa se especializó en el destino Chocó, razón por la cual trabaja con las comunidades indígenas y afrodescendientes del departamento con las que hace turismo para disfrutar de los encantos de la región, pero conservando y preservando la biodiversidad, así como también fortaleciendo la cultura.
La experta anotó que al Chocó hay que viajar por todo, en principio por ser un destino natural muy rico en especies y biodiversidad que se aprecian tanto en el mar como en la tierra pues es común el avistamiento de ballenas jorobadas y de otro tipo de animales como aves y reinos endémicos. Desplazarse a estas tierras es un placer para el cuerpo y para el alma ya que es fácil conectar con un entorno natural que repara el ánimo a tiempo que concientiza a los visitantes de la importancia de preservar y mantener los ecosistemas y sus grandes protagonistas, en el Chocó el turista se va para su lugar de origen enamorado de la vida, con ganas de volver y de reencontrase con la madre naturaleza, esa que entra al pensamiento para quedarse de forma perenne.
En el Chocó hay ríos, cascadas, playas, mar, selva, aves en cantidades importantes, reptiles y una biodiversidad enorme, el Chocó es el hogar de especies como la tamandua mexicana u oso hormiguero, igual de perezosos, ocelotes, pumas, monos aulladores, armadillos y jaguares estos últimos muy amenazados por la caza indiscriminada, pérdida del hábitat y disminución de presas. El rey de la selva, colombiana y particularmente la chocoana, según los conocedores y ambientalistas está llegando a su línea de extinción y por eso el llamado es a cuidar y salvar la pantera onca, muy útil en el balance natural, por ser especies vitales y controladores biológicos en todo el Chocó Biogeográfico, sin embargo, hay trabajo por parte de las autoridades ambientales para tirar un salvavidas a esta y otras especies con monitoreos y tomando todo tipo de acciones que consisten no solo en vigilar sino en capacitar a las comunidades sobre el irreparable daño que se logra matando estos félidos.
Justo en esa preservación juega un rol importante el turismo que puede generar recursos y pertenencia en los habitantes del territorio por sus animales icónicos como la guacamaya verde limón, hoy muy cerca de su extinción.
En opinión de la empresaria, la cultura chocoana es única en el mundo ya que en el Chocó se aprende a vivir de una forma distinta desde la libertad y el aire puro, destacó el actual nivel de preparación de las comunidades en la prestación de servicios y productos turísticos que son excelentes y con gran calidad, gentes de la región que saben de amabilidad y responsabilidad que ofrecen finalmente unos servicios maravillosos.
Aparte de la amabilidad, hay una característica del Chocó y es su espíritu dador y generoso pues el chocoano tiene por regla que todo el que llega a la casa tiene que irse muy bien atendido lo cual hace parte de la maravillosa cultura chocoana.
Gastronomía para todas las exigencias
Si algo matiza al Chocó es su gourmet, quizás por la variedad de especies y posibilidades de alimentación, la región le puso sello a la buena mesa, no en vano cuenta con dos mares que abastecen las cocinas especializadas del departamento. Hay que precisar que este territorio tiene distintas posibilidades gastronómicas porque al interior del departamento hay productos como la longaniza, los ahumados y otros platos, pero en las costas como las de Bahía Solano y Capurganá el fuerte y lo inaplazable es todo el tema de la espléndida comida de mar.
En el Chocó los sabores son únicos porque los expertos y expertas cuentas con las yerbas de patio y otros ingredientes que le dan un sabor distinto a las inolvidables comidas de la región en donde es un placer para el gusto pedir sopa de queso, arroz clavado, pescado frito, arroz de maíz con camarón de río o jujú, bolitas de plátano verde y queso, recomendables como entrada.
Las bebidas típicas son asimismo variadas pues está el jugó de borojó, jugo de yuca, chocolate en leche con coco, jugo de lulo y el famosísimo viche, un licor artesanal típico del Pacífico que se consigue luego de moler caña de azúcar para posteriormente madurar el jugo del cañaduzal.
“La comida del Chocó es un tema bien trascendental pues de las cosas más importantes que la gente viene hablando de la región es precisamente de su gastronomía”, declaró la señora Sandra Ramírez.
Cerca de Quibdó, explicó la empresaria, hay municipios o lugares bien atractivos para el turismo como es el caso de Tutunendo, que es un corregimiento de la capital chocoana muy conocido y visitado por sus aguas cristalinas, el deleite que ofrece el río y la cascada de Sal de Frutas entre tantas posibilidades de entretención natural.
También está Istmina, que comenzó con un tema turístico un poco más fuerte, pero realmente, expresó la Gerente de Agencia Selvática, el Chocó es sencillamente extraordinario, verde, enigmático y sorprendente en esencia por su cultura pues aún faltan algunos desarrollos turísticos en algunos municipios, pero poco a poco se va incursionando porque lo que se pretende es que cuando la gente llegue al departamento encuentra variedad el lugares, atención de lujo y productos de calidad, pues el imaginario de que en la comarca los servicios no son buenos tiene que desaparecer, hoy para sorpresa es que cuando el turista llega y prueba los servicios dice con asombro, “no me lo esperaba”, un éxito que ya se está evidenciando tras el veredicto que da el usuario de los destinos y productos.
En cada lugar hay espacios muy bien dotados con camas bien tendidas, aperadas de toldillos, buen mobiliario y la comida, hay personas que aún se sorprenden porque se sirve en platos cuadrados y es cristalería, algo muy agradable y sugestivo.
En el Chocó llama poderosamente la formación de sus gentes, generalmente lectoras y amigas del bien escribir, esta es tierra de deportistas de alto rendimiento y grandes logros. En Literatura, la buena pluma catapultó a escritores de la talla de Arnoldo Palacios, muy referenciado por sus obras, La selva y la lluvia, Las estrellas son negras y Buscando a mi madredediós.
Muy importante y motivo de orgullo es la obra del médico, antropólogo y escritor Manuel Zapata Olivella, autor de libros como Changó el gran putas, Fábulas de Tamalameque, Chambacú, corral de negros, Pasión vagabunda, En Chimá nace un santo y Levántate mulato: por mi raza.
Otros autores chocoanos son Teresa Martínez de Varela, César Rivas Lara, Carlos Arturo Truque, Amalia Lú Posso, Miguel A Caicedo, Rogerio Velásquez, Laura Victoria Valencia y José E Mosquera.
El hermoso Chocó es cultura y lugar de grandes expresiones artísticas, allí nació ChocQuibTown, agrupación musical de gran reconocimiento, pero al Petronio, consolidado festival caleño de talento, llega el folclor chocoano con cantos y bailes en donde se expresa variedad étnica, religión, costumbres, tradiciones y maneras de vivir de la población chocoana, también inspira el paisaje, la riqueza natural, la variedad de climas y los lugares especiales que para este caso son todos. En Chocó la danza y los cánticos son de perfil multicultural. El baile muestra mucho del pasado y de la vida en el territorio allí es común y muy agradable ver grupos artísticos bailando Abozao, Currulao, la Jurga, la Mazurca, Jota, Polca y el infaltable Pisón, todo un legado y afortunada herencia ancestral africana.
Escuchar Chirimía es punto aparte porque los intérpretes dan lo mejor con ese instrumento de viento que se genera con un cilindro de madera, el cual viene acompañado de marimba, clarinete y otros instrumentos de percusión. Al hablar de folclor es imposible apartarse de un gran exponente, el siempre recordado Aristarco Perea, fundador del grupo Aristas Son, tremendo atractivo de la Casa Folclórica Colombiana en el centro de Bogotá. Hoy su hijo Aristarco Perea Díaz es un ejemplo de buena música, pues ha participado nacional e internacionalmente de agrupaciones famosas, una de ellas el Grupo Camagüey que inmortalizara el famoso tema “Canela”.
Un punto que llama la atención es la oferta universitaria en Quibdó, que brinda diferentes especializaciones porque en el Chocó el natural de esa tierra estudia con entrega y verdadero adeudo, lo que explica por qué hay gente tan bien preparada.
Después de un corto tiempo en el aire se aterriza en el aeropuerto Álvaro Rey Zúñiga, mejor conocido como El Caraño, ubicado a dos kilómetros de Quibdó, allí operan empresas como Clic, Avianca y Satena y otras que conectan con Antioquia.
La bienvenida a la ciudad la da el majestuoso río Atrato, pero el Chocó tiene agua por todos sus costados, arriba, en el centro y abajo, allí el agua abunda, pero la ciudad carece de una planta de tratamiento que lleve agua potable y saneamiento básico a los hogares, por algo uno de los sitios más lluviosos del mundo que hace que los afluentes sean caudalosos, algunos propicios para la navegación y transporte de carga y pasajeros.
A Quibdó también se llega por tierra, allá tienen sede firmas afamadas de transporte de pasajeros como Empresa Arauca, Expreso Brasilia, Rápido Ochoa, Copetran, Rápido Tolima y Continental. Al llegar se siente la magia chocoana y la fuerza de los ríos Quito y Atrato que corren y se encuentran para unir fuerzas para ir hasta el océano, también cautiva todo el paisaje de selva que rodea el destino, el comienzo de grandes y fabulosas aventuras en color y majestuosidad en medio de un clima húmedo y cálido que se lleva sin problema con cada actividad.
En Quibdó y el Chocó son siempre esperadas las fiestas de San Francisco de Asís o de San Pacho, declaras patrimonio Cultural de la Humanidad, estas se llevan a cabo entre el tres de septiembre y el cinco de octubre. Esta celebración expresa la alegría del negro chocoano y como lo dice un gran autor, ver saltar a un quibdoseño en las fiestas de San Pacho da la sensación de que quieren alcanzar el cielo, una síntesis de emoción, arte, cultura y folclor.
Para nadie es un secreto que las riquezas del Chocó son demasiadas, solo que terminan en otros países o departamentos, de todas maneras, el chocoano se esfuerza por mejorar y optimizar su vida, asunto que está logrando, reconociendo que si bien se avanzó hace falta mucho terreno por recorrer.
Los trabajos se hacen bien, en Nuquí se consiguen alojamientos con unos elevados estándares de calidad en donde una noche puede costar 800.000 pesos, lo llamativo es que esos lugares permanecen llenos. Hoy hay una ocupación por encima de los esperado en temporada de ballenas y en diciembre, es fuerte el hospedaje en Bahía Solano y Capurganá en temporada de pesca, sitios con paisajes paradisiacos y una oferta natural exuberante tanto en el Pacífico como en el Caribe.
“Uno de los departamentos más completos de Colombia es el Chocó y por eso bienvenidos todos a este departamento, a este destino maravilloso y cargado de encanto en donde convergen indígenas, afrodescendientes y colonos que de alguna manera han aportado en el desarrollo y crecimiento de la comarca. Aquí todos han puesto, nativos, negros y foráneos que con 40 o 50 años de vida en la zona han impulsado una mejor imagen y un óptimo paraje para el descanso. En el Chocó estamos rompiendo afortunadamente el tema de las diferencias étnicas, pues al final en el territorio caminamos juntos, nos apoyamos unos con otros y más allá del color de la piel hay respeto, familiaridad y entendimiento”, señaló Sandra Ramírez quien estuvo en la Vitrina Turística de Anato 2025.
Esta amable dama es de familia chocoana, sus ancestros son negros y por eso siente al Choco como propio, si bien no nació allí, lleva 25 años trabajando por el Chocó. Vislumbra un departamento en donde más que megaproyectos lleguen inversiones puntuales, pues hay gente inteligente y con ganas de trabajar en temas como el turismo y otros en los que hay un insumo esencial, conocimiento.
Hoy prosperan las fábricas de curao y Viche, uno muy medicinal y el otro un afamado afrodisiaco que coadyuvo con el crecimiento de la familia chocoana y de otras regiones que siguen pidiendo el potenciador, producto ancestral y especial para la región, pero hay que decir que el Chocó está llena de muchas cosas, todas sorprendentes.