Jueves, 26 Octubre 2017 18:18

Mujer cafetera: Valerosa, trabajadora, heroica y vital

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En el departamento del Huila los caficultores han contado con la ayuda afortunada de las mujeres que luchando a la par lograron desarrollar la caficultura del conocido, “Nuevo Eje Cafetero”. Manos delicadas en tiempos complejos.

En el difícil y por momentos sufrido trabajo de la caficultura, generalmente se ha pintado un paisaje de finqueros, montañas, recolectores, cafetos, cerezas rojas y mulas ariscas que sacan el fruto del árbol de café suave colombiano a los sitios de beneficio, pero muy cerca a ese entorno hay una aliada estratégica, indispensable y determinante en la consolidación de la caficultura del Huila, se trata de la fémina, de la mujer valiente y capaz que por años, quizás por siglos ha soportado guerras, afrentas y violencia, ella, la gran matrona de las haciendas, hizo sentir su voz para mantener en pie la caficultura y hoy esa señora, esa dueña y esa dama del café se siente con más determinación y brío en la complejas labores agrícolas, puntualmente en las del café de donde sale un grano que sabe a Colombia, también a Huila, pero igual a ese amor único y mágico de sus muy bellas y enamoradoras divas.

Es fácil en las noches mirar al cielo y verlas, pero igual mirar a cualquier lado y observarlas con sus coquetos ojos negros, de tono miel, de pronto verdes y azules, pero únicos y especiales en ese paisaje cafetero que sin la sonrisa, sin el empuje y sin la apuesta de sus mujeres, difícilmente irradiaría esa magia e imposibilitaría hablar de la gran economía cafetera, la misma que nos pone el corazón pletórico de orgullo y la sangre rauda como las aguas del río Baché o del mismo Magdalena.

El Huila es un departamento muy particular, es una tierra cooperativa, de gente buena, amable y adicta al trabajo. En la muy bella tierra opita, en donde retumban los sanjuaneros y en donde braman los barcinos liberando el alma del gran Jorge Villamil, se cultiva café de manera especial y con un sabor único que tan solo pueden aprovechar los que saben de caficultura, de buen grano y quienes le ponen valor adicional a una bebida que se cultiva con pasiones y con el cuidado de las siembras atávicas que finalmente le pusieron ese timbre de oro al café colombiano.

En las verdes y prósperas tierras de Gigante en el exclusivo Huila hay una inmensa mujer, tildada así por lo que a juzgar sale de sus labios. Se trata de Mirian Consuelo Urrea Garzón, quien habló con Diariolaeconomia.com y narró su historia que comenzó en Pacho, Cundinamarca, y se afianzó en las montañas del bonito Gigante. Esta excelente representante del sexo femenino pasó de ser una auténtica “pachuna” a una adoptiva y muy querida “giganteña”.

Hay que decir que teniendo una base cafetera de mucha calidad y reconocimiento que ocupa el puesto de honor en productividad y agricultura, a Gigante se le conoce como “la capital cacaotera de Colombia”.

Mirian salió de Pacho y contrajo nupcias con un tolimense que después de emocionarse con esas dos frases que le pusieron la piel de gallina, “los declaro marido y mujer hasta que la muerte los separe” y el “puede besar a la novia”, salió corriendo para el Tolima en donde vivo quince años trabajando de lleno en el tema cafetero. Luego de esa experiencia el matrimonio decidió migrar para el Huila y tras su llegada a Neiva optaron por escoger las cafeteras tierras del sur.

Allí se definieron en una línea y fue la de cafés especiales porque el mercado estaba pidiendo un grano de mejor trato, con mayor calidad y obviamente con una mejor compensación. Esa diferenciación fue posible cuando un grupo de mujeres de la región y del centro del Huila decidieron ofertar un café totalmente distinto, con un valor agregado único que le puso el sello de especial.

“La contribución de la mujer en la caficultura del Huila y de Colombia ha sido muy importante porque nosotras hemos estado al lado de nuestros hombres en la caficultura, aprendiendo de café, cogiendo café y beneficiando café. Fuimos pilares en los grandes cultivos, no solo en una cocina preparando alimentos para la recolección de la cosecha, sino empujando las labores de la finca, levando cuentas y haciendo de la caficultura una empresa con trabajo e inteligencia femenina. Dimos un ejemplo que si era posible desde la tribuna de género, apoderarnos de una meta cual era darle un mayor valor a nuestro grano y vaya que lo logramos”, declaró la señora Urrea Garzón.

La mano de la mujer fue clave antes, en medio, y después de los conflictos, ni que decir de las épocas grises de la caficultura como la caída del Pacto Cafetero y la llegada de la roya que después vino con Broca. En todos los instantes de la caficultura, la mujer estuvo presente y es por eso que hoy desde un escenario muy diferente, el de empresarias hablan con propiedad de mejorar calidades, de optimizar variedades, de renovación y de valor agregado.

Por todo esto, las mujeres del Huila le dieron vida a una serie de emprendimientos que contaron con todo el respaldo de la Federación Nacional de Cafeteros y del Comité Departamental de Cafeteros, apoyo que redundó en el cambio de concepto porque las señoras del café dejaron a un lado el término fincas o lotes para hablar de empresas cafeteras con las cuales pudieron ayudar a sus hijos, experiencia que hoy más que nunca demanda de toda la atención del gobierno y de sus entidades porque la idea no es dejar el proyecto en un buen arranque, sino darle sostenibilidad en favor de la caficultura y del campo en donde se puede generar empleo, evitando que los jóvenes decidan irse para las ciudades.

Destacó el trabajo en equipo y señaló que en caficultura o en cualquier otro sector, uno no hace la diferencia en tanto que en grupo y de manera articulada crece cualquier cultivo o la empresa que le apueste al trabajo cooperado, razón por la cual siguen apostándole a la organización y a los métodos de rendimiento así como de seguimiento, se llegará muy lejos en la caficultura. Señaló que igual experiencia quieren tener otros sectores que de la ruralidad que trabajando al unísono podrán encontrar mercados justos y una buena perspectiva a futuro.

Caficultura con insumos de risas, lágrimas y dolor

Mirian Consuelo, dice que así como el café fue capaz de sobrevivir en la guerra, ahora está a punto de florecer en medio de la paz y ese deseo de esta amable mujer es más que sincero porque lamentablemente ella fue víctima del conflicto armado, lo que explica su amor por el café y el deseo de mejores y mayores acompañamientos para que venga un cambio total y con él una paz larga y duradera como la pide el país entero, paz que a su criterio se merecen todos los nacionales.

“Nosotros tuvimos un desplazamiento forzado en el Tolima el cual llegó justo en momentos en que éramos muy felices porque trabajábamos con la agricultura y muy dedicados a las siembras del café. Todo era tranquilidad y trabajo, las cosas no podían ser mejor, pero de la noche a la mañana llegaron los conflictos, con ellos la guerra y nos tocó dejar la tierra y salir corriendo con las manos vacías”, narró con melancolía Urrea Garzón.

Pero como no todo es tragedia cuando hay ganas de vivir y sobran las ideas, Mirian empezó de cero, volvió a darle forma a su vida y ya son veinte años los que lleva dedicada a los cultivos de cafés especiales. Dice que en las mañanas o en las tardes pasa y al ver sus cafetos crecer y prosperar, marca su cuerpo con la Santa Cruz y agradece a Dios el milagro de la vida expresado en café. Cruza afanada para atender las tareas del hogar, pero hay tiempo para decir “Gracias Dios mío, bendíceme. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén”.

Dice que el café lo es todo en su vida porque él grano de rojo brillante, le devolvió la esperanza y el deseo por seguir adelante cubriendo las necesidades de sus hijos y de su hogar. Anotó que ama una caficultura muy especial para el Huila, hoy su departamento, y a toda esa Colombia cafetera, que sin lugar a dudas ha sufrido intensamente y por igual.

No ahorró palabras para comprometerse con una caficultura sostenible y excepcional la cual dijo seguirá apoyando porque no quiere que el Huila deje los primeros puestos en calidad cafetera.

Del grupo que trabaja con Mirian, hay no menos de catorce mujeres que debieron pasar por situaciones de violencia, pero que de igual manera encontraron su vida nuevamente en las matas de café porque algunas llegaron sin hijos, sin esposos o sin familia. La violencia dejó en la calle a muchos, dijo, pero la caficultura supo dar una mano amiga y clave porque de lo contrario la tragedia rondaría por muchas vidas, que vieron otras pérdidas.

Para la señora Urrea, la restitución de tierras es una gran esperanza porque la finca que perdieron hace veinte años sigue abandonada y devorada por el monte. En medio de toda su tragedia, esta noble mujer fue capaz de perdonar a quienes les hicieron daño porque consideró que no vale la pena el odio que prolonga sufrimientos cuando se puede vivir con el espíritu y la consigna de Cristo que fue capaz de perdonar.

Mirian sigue juiciosa con su labor de sembrar café especial y por eso estuvo en Bogotá en la feria de Cafés Especiales en donde mostró las joyas cafeteras que brotan de la tierra opita.

Su hogar lo componen su esposo, y sus tres hijos, con quienes desarrolla un proyecto de café especial y es por eso que Ergwin, Erika y Angie Juliet Galindo Urrea, los retoños de Mirian, están convencidos que con los emprendimientos de su madre podrán ser muy felices.

Con sus cincuenta años, esta mujer con ganas de seguir por el camino del éxito, anota que se siente cada vez más joven y con el compromiso de ayudar a muchas familias que hoy requieren de una ayuda para poder superar escollos y salir nuevamente adelante.

“Desde 2005, cuando nació el programa de Café de Generó, he gozado, he sufrido y he guerreado la caficultura, quizás por eso fui elegida la mujer líder de la Zona Centro en 2008. Al margen de eso, todas nos hemos puesto la camiseta cafetera porque hasta 2011 fue muy tortuoso convencer a los varones de la caficultura porque hay que decir que hay demasiado machismo aún en las actividades cafeteras”, sostuvo la cafetera.

La tarea es ardua, compleja y de mucha dedicación, pero lo cierto es que todo vale la pena cuando se reconoce las calidades de un café sembrado y tratado de manera diferente en donde el mejor fertilizante es el amor.

La matrona, la voz cafetera de Gigante sabe de café como el que más y por eso les pidió a las multinacionales que hagan un esfuerzo mínimo y apoyen todo lo concerniente a un comercio justo de café porque en pleno siglo 21, con la ruina cafetera del mundo, las grandes marcas siguen haciéndose los de la vista gorda porque sus cuentas no paran de llenarse mientras el pobre cafetero asume deudas, pérdidas y postración.

La idea, dijo, es poder apostarle a un café diferenciado que marque la diferencia en taza y le ponga más precio a un café que se siembra con mucho esmero, pero con costos de producción que ante una caída de las cotizaciones, quiebra a más de uno. En la finca “La Soñadora”, crece un café muy especial y es por ello que Mirian su propietaria decidió bautizar la marca de su café de igual manera, porque los sueños son esperanza y la esperanza, como aseguran, es lo último que se pierde, solo que la experta en café no le apuesta ni siquiera a la última expectativa.

En las cinco hectáreas que tiene la minifundista, hay dos en producción y tres en siembra nueva, pero lo cierto es que urge de todo el apoyo en sostenimiento para poder lograr un proyecto ejemplar y de máxima calidad. Para que la tarea llegue a feliz término, Mirian necesita acompañamiento en el manejo de beneficio, fertilización y una central que logre beneficiar café sin deteriorar el medio ambiente. De igual manera la caficultura pide a gritos un centro de acopio rural y una empresa que adelante agroindustria hasta llevar café tostado y empacado para generar empleo en la región.

“Soy completamente feliz con mi familia, con mi departamento, con mi país y lo mejor de esto soy feliz cuando el éxito de muchos se refleje en todas las veredas”, dijo.

El café de Mirian es comprado por la Cooperativa Central de Caficultores del Huila, Coocentral, que logró poner el grano de esta emprendedora en el mercado internacional. Actualmente, Miriam y sus muchachas, siguen trabajando en sus parcelas, en la obtención de un café diferenciado porque anhelan negociar directamente con compradores del extranjero que por lo general visitan el Huila en busca de ese Dorado verde, el de las siembras de café especial.

Aparte de un buen café, las mujeres cafeteras de Gigante están preparadas para ofrecer toda una línea turística porque quieren que quienes lleguen a Colombia a cerrar negocios, tengan la oportunidad de un turismo natural en donde la vida es mucho más plena porque se consiente el cuerpo y se acaricia el alma con los paisajes y el hermoso entorno cafetero.

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