Sábado, 09 Diciembre 2017 02:19

Café de Risaralda, la huella imborrable de la colonización antioqueña

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Esta tierra sigue apostándole a la caficultura y decidió manejar marca y valor agregado que aspira a llevar a muchos sitios de gran mercado como Bogotá y Cartagena. Risaralda llevaría modelo de tiendas a Bogotá y Cartagena.

Nos disponíamos a abordar el vuelo Avianca 9849 con destino a Bogotá cuando de manera afortunada la mirada de quienes estábamos en la sala de espera número dos del aeropuerto “Matecaña” de Pereira hacia convergencia en una muy bella mujer, una risaraldense de pura cepa que al parecer reúne las características de la belleza cafetera. Al mirarla a sus ojos negros y al admirar su cabello azabache, quizás algunos concluimos que ese tipo de belleza la hubiese requerido Miguel Ángel, ese que esculpió con magia el David o la mismísima y conmovedora piedad.

Tatiana, la hermosa mujer de Balboa, nacida entre verdes y espléndidos cafetales en plenas estribaciones de la cordillera central, sintetiza el empuje paisa, y es todo un compendio de la belleza mestiza porque es dueña de una piel canela y un cabello negro y brillante de origen embera en donde es visible la mezcla de razas y la perfección humana expresada en hermosura, trabajo e inteligencia. Tatiana es de la tierra del buen café, de una región pujante y emprendedora que experimentó procesos sociales, económicos y políticos muy complejos sin que esos ratos de amargura le pusieran palos en la rueda al desarrollo.

De todas maneras hay que decir que de la Pereira vieja y del Risaralda de antaño, queda ya muy poco, tan solo sus verdaderos orígenes porque esa ciudad que era la cuna de textileras, fábricas de confecciones, hilanderías y otras industrias, las vió marchitarse. La ciudad llegó a tener su propia fábrica de cerveza que terminó con el Consorcio de Cervecerías de Bavaria y todo lo que tenía que ver con rentas departamentales, también fue pasando de primavera a otoño, en donde las hojas del ayer volaron con los fuertes vientos de occidente. Los años pasaron y entre apertura económica y precarios manejos administrativos fueron poniéndole los santos oleos a una trayectoria empresarial que hoy sigue, pero con mucho menor relieve.

A la caída de industrias en el departamento y en la bella “Perla del Otún”, le acompañó de siempre y como una gran bendición una caficultura firme, leal y constante que le dió identidad a la región y unos ingresos que le permitieron adelanto y un progreso que hoy todavía brilla en el bonito Risaralda.

El Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros de Risaralda, Jorge Humberto Echeverri Marulanda, habló con Diariolaeconomia.com, y aseguró que el departamento históricamente se ha caracterizado por ser una comarca cafetera y altamente tecnificada, motivo por el cual hoy Risaralda cuenta con cerca de 50.000 hectáreas sembradas con café. Dijo que en la región hay 20.000 caficultores haciendo la tarea de la mejor manera en aproximadamente 23.000 fincas.

“Risaralda es un departamento en donde el 50 por ciento de su territorio o quizás un poco más está en bosque modelo en tanto que la otra parte es área productiva, lo que explica que en las 90.000 hectáreas restantes hay actividad agrícola entre café, frutas y otros productos, incluida la caña de azúcar, pero de los caficultores hay en total 70.000 hectáreas, lo que lo hace un departamento netamente cafetero. Hoy tenemos unas producciones que rondan las 20 y 22 arrobas por hectárea y contamos con una buena asociatividad ya que en el departamento hay unas 18 asociaciones de cafés especiales que fueron fundadas hace muchos años y que nacieron gracias a una alianza productiva con el ministerio de agricultura”, comentó el señor Echeverri Marulanda.

Sobre las asociaciones destacó que varias de éstas ya tienen licencias de exportación de café, pero explicó que amén de los logros, el gremio cafetero viene trabajando muy duro con ellas a través de una estrategia denominada “Risaralda, Diversidad de Perfiles” que finalmente es una apuesta del Comité Departamental de Cafeteros en donde se piensa en la caficultura a veinte años.

Cabe precisar que ésta estrategia está fundamentada en once pilares entre los que se destaca el fortalecimiento organizativo que es el primero, el cual quiere tomarse como base para apoyar a esas asociaciones de productores de café, aclarando que se vienen apoyando para que sean unas verdaderas empresas y así poderlas lanzar orgullosamente al estrellato porque hacen un muy buen trabajo en cafés especiales. Cabe decir que en cada municipio hay como mínimo una asociación lo cual es muy bueno porque dentro de la estrategia “Risaralda, Diversidad de Perfiles” está también como base esencial el tema de la calidad el cual a través de procesos y apoyados con el servicio de extensión, se busca que haya mejoras a diario.

Otro pilar importante, indicó Echeverri Marulanda, es la red de laboratorios porque el Comité está construyendo una red de laboratorios a tal punto que a la fecha el departamento cuenta con cuatro recintos bien establecidos y bien dotados en donde la última tecnología es el común denominador en favor de los caficultores que llevan a estos sitios sus cafés y a través de procesos, revisan los perfiles de taza para vender con toda seguridad un café de altísima calidad, no solo en café verde sino en café molido en empaques y en bolsas, labor que adelanta el comité a través de la estrategia.

Siguiendo con los perfiles destacados en la caficultura de Risaralda, está el de tener un centro de trilla departamental de cafés especiales lo cual ya se consiguió con la cooperativa de Caficultores de Risaralda que es considerado un aliado comercial y por consiguiente cofrade de las asociaciones. Otro perfil está soportado en las exportaciones de café porque los productores buscan que Risaralda se distinga por ser un departamento exportador, tarea que facilitará el Centro de Trilla Regional.

Tiendas del mejor café de Risaralda

En su afán de lograr un mayor posicionamiento del café de la región, el Comité Departamental de Cafeteros de Risaralda, caracterizado por su grata tozudez, impulso tiendas propias de café en los municipios en donde la apuesta “Risaralda, Diversidad de Perfiles” ya cuenta con dos tiendas ubicadas en el Bio-parque Ukumarí que lleva dos años y medio de funcionamiento, afianzando imagen y marca de todos los cafés del departamento que cuenta con todos los perfiles y sabores que necesitan los compradores nacionales e internacionales y los mismos consumidores porque los gustos son distintos y en esta estrategia hay café para todos los paladares.

Otra tienda queda en el municipio de Guática, tierra de montañas cultivadas de café de inmensa calidad y apreciadas por ese paraje verde y sugestivo que decoran con imponencia la cordillera occidental. En Guática en donde producen cafés muy buenos, no había en donde tomar café preparado, pero con la llegada de “Risaralda Diversidad de Perfiles”, los habitantes tienen en donde reunirse y hacer vida social en torno a una muy buena taza de café en donde se va fortaleciendo la pertenencia y el apego por el café de buena calidad.

En un trabajo hecho en común acuerdo con la Gobernación de Risaralda se busca que con el Fondo de Regalías se pueda tener en cada municipio una tienda de café y es por ello que se hace determinante el otro pilar que le apunta al centro de torrefacción o tostado de grano para poder tostar con toda la técnica y evitar daños en la tostión.

“Son once pilares que harán de Risaralda un departamento competitivo y un mercado para cafés verdes en donde el consumo se incremente dentro y fuera de la región porque para eso se trabaja en promoción del café y de su ganadora estrategia. Estamos participando en ferias y eventos en donde se ofrece un espectacular café y con ello ayudamos a que mejore la rentabilidad y a que aumente el consumo de alta calidad. Esperamos ver en un término de cinco años un Risaralda muy distinto en el mercado de cafés especiales y en todo lo que tiene que ver con grano diferenciando”, apuntó el dirigente cafetero.

Una de las metas de “Risaralda, Diversidad de Perfiles, es llegar con las tiendas de las cooperativas y las asociaciones al mercado nacional, razón por la cual no se descartan plazas como Bogotá y Cartagena entre otras a donde será llevado un aromático, cálido y bonito rincón de ese departamento.

Urbanismo, peor que la roya

La caficultura de Risaralda en medio de sus vicisitudes vió como el urbanismo fue devorando las áreas de cultivo de café pues de las 17.000 hectáreas sembradas con café, tan solo quedaron algo más de 4.000 hectáreas. Lo anterior dice que entre 12.000 y 13.000 hectáreas se perdieron porque cayeron en manos de la construcción que elevó el precio del suelo, haciendo más rentable vender para edificar que tener tierra disponible para las siembras más en momentos apremiantes que se expresaban en bajos precios del café, plagas, enfermedades y en una caficultura sin orden ya que había caído el famoso acuerdo de cuotas en 1989.

En estos momentos los predios del café se convirtieron en construcciones, en barrios, en complejos habitacionales, en condominios, en zonas industriales así como en centros comerciales.

“El precio de los terrenos en Pereira ha hecho que la caficultura vaya siendo más pequeña, pero hoy se conservan un poco más de 4.000 hectáreas y la zona rural de Pereira sigue siendo grande con la fortuna que la mayoría de las siembras siguen siendo de café, eso sí nada comparado a lo que fue el cultivo en antaño. De todas maneras hay que dejar claro que si Pereira perdió participación como pasó igualmente en Dosquebradas y un poco en Santa Rosa, la caficultura del departamento sigue siendo muy fuerte en el tema cafetero por la dinámica del occidente en donde se produce el 80 por ciento del grano de Risaralda, los otros municipios diferentes a Pereira y Dosquebradas siguen siendo muy fuertes en su actividad cafetera”, destacó Echeverri Marulanda.

Hoy hay zonas como Mistrató y Pueblo Rico en donde el café ya pone un ritmo alto pues en el caso de Pueblo Rico, sitio marcado por el conflicto armado, hoy dice presente con más de 500 caficultores y unas 500 hectáreas sembradas en café y en donde la dinámica crece como en Guática, el mismo Mistrató y el gran productor, Belén de Umbría, seguido de Santuario, municipios con verdaderas empresas cafeteras y muy tecnificadas.

En regiones de Risaralda como Quinchía, la caficultura ha cambiado a tal punto que se imponen los micro fundios, es decir que el promedio del área sembrada en café de una unidad productiva es de menos de una hectáreas, se puede hablar de punto ocho e inclusive hay zonas en donde se habla de matas de café, unos 1.500 o 2.000 árboles por persona, es decir que allá no se pregunta cuánta tierra tiene sino cuántos árboles sembró.

Las cooperativas son el modelo, pero no debe desgastarse

Echeverri manifestó que siendo muy conscientes que el modelo cooperativo o asociativo ha mostrado sus bondades, lo cierto es que este no se puede poner como el salvavidas en el posconflicto lo cual podría ser un gran error y es allí en donde se le pide al ejecutivo que no apruebe la creación de tantas cooperativas o asociaciones porque se trata de fortalecer las que hay ya que unas que vienen haciendo un trabajo muy serio como pasa con el café en Risaralda en donde algunas cuentan con infraestructura física, ya están tostando café, tienen licencias de exportación como también infraestructura administrativa y contable.

“En eso hay que ser muy juiciosos y desde ya pedirle al gobierno que por favor no le vaya a abrir la puerta a nuevas asociaciones para que después se vuelvan golondrinas que llegan y súbitamente desaparecen. Creo que en el país hay muchas asociaciones que hacen un buen trabajo en café y en otros sectores del agro que pueden ser fortalecidas, pero no podemos abrir esas puertas de corrupción y desorden pues es más fácil que una asociación asuma un grupo de productores para fortalecer bien lo que ya hay. Estos procesos asociativos hay que manejarlos con mucho cuidado y darles un trato responsable porque al interior de la caficultura hay que definir para dónde debe ir este modelo en donde ya hay cosas inventadas y manejables”, concluyó el Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros de Risaralda.

Hoy el café brilla con luz propia en las tierras fértiles y enamoradoras de Risaralda, región productora que le ha entregado al mundo café del muy bueno y un paisaje único así como paradisíaco que invita a la visita y decidir la quedada porque muchos de los que fueron a Risaralda, no pudieron volver por el encanto de la tierra del café y porque las divas que fue dejando la colonización antioqueña fueron robando corazones y formalizando hogares férreos y numerosos que hoy le siguen poniendo ese sello a la producción cafetera.

Algunos dicen que en 1830 ya había migraciones de Antioquia a las zonas deshabitadas de lo que hoy se conoce con el nombre de Eje Cafetero, sin duda alguna las guerras civiles y el desdén estatal hicieron que en 1870 se intensificara más la colonización hacia el otrora Viejo Caldas, que tras desencuentros y reclamaciones consolidó una independencia o autonomía en los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío. Cabe anotar que la colonización antioqueña abarcó tierras del norte del Valle del Cauca y del norte del Tolima.

Cuando el adelantado, Sebastián de Belalcázar, irrumpió en las difíciles tierras del Risaralda y en toda la zona despoblada del sur de Antioquia en 1537 encontró aborígenes de la familia Quimbaya, como también Gorrones y Caramantas. Pese a que algunos españoles fundaron algunas poblaciones tras la expedición que lideró don Juan de Badillo, el interés fue relativamente mínimo por estas tierras hasta que el cultivo del café impulsó con todo ímpetu la colonización antioqueña en plena mitaca del siglo 19.

Por años Risaralda y las nuevas poblaciones hicieron parte del Cauca, puntualmente de la Provincia de Popayán a tal punto que en 1857 tuvo las banderas del Estado Soberano del Cauca. Risaralda es anexado a Caldas en 1905 y en 1966 fue creado como un departamento autónomo que determinó que la capital debería ser Pereira, “La Querendona, Trasnochadora y Morena”, o la misma “Ciudad sin Puertas”, como se le conoce a la floreciente ciudad.

Hoy todavía se escucha ese fantasmal pito de la locomotora a vapor que llegó a Pereira en 1921 cuando la estación de tren funcionaba en una vieja casa de bareque. En esos tiempos de difícil acceso y en donde apenas asomaba el desarrollo, las gentes tenían un solo idioma, eran monotemáticos y de sus labios afloraba con orgullo y esperanza la inmarchitable palabra “café”.

Aquellos antioqueños que salieron huyendo de las guerras civiles finalmente lograron abrir las rutas de comercio con los dos mercados para mostrar de la época, hablamos de Cundinamarca y Cauca, pero lo que no sabían en ese incipiente escenario de nueva región en 1871, era que las rutas irían a Estados Unidos, Asia, Europa y muchos destinos en el mundo porque la razón de ser, el café, marcó todo un hito en esa región que hoy se levanta entre las cordilleras central y occidental viendo como pasa con alguna furia el río Cauca mientras los cañaduzales le hacen venia en tanto la cerezas del bebestible maduran pacientemente en las montañas azuzadas por su vértigo para que llegue la anhelada gran cosecha.

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