Domingo, 01 Marzo 2020 00:27

Roberto Vélez Vallejo, el nombre y los apellidos de la caficultura

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En medio de críticas, el Gerente de FNC ha mostrado oficio, compromiso y gestión. La historia ya lo matriculó por llevar problemas de país a un plano internacional. Marcas de café a mostrar en etiqueta orígenes por importación.

En Colombia el café ha marcado un hito y puede decirse tranquilamente que es de los pocos sectores que le ha dejado una herencia de desarrollo al país, el café es el ADN de los colombianos y todo un compendio de progreso, inclusión y tejido social. Como en cualquier negocio han estado presentes las vicisitudes, la adversidad, las amenazas y los desafíos, pero el caficultor demostró tener más que resiliencia y aguante para enfrentar con valor y sentido de pertenencia un cultivo que puso una semilla bendecida en favor de una colectividad agraria, de una institucionalidad cafetera y de unos principios sólidos de compromiso con el país, sus gentes y su ruralidad.

La Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, un gremio noble, con casta y dueño de una historia que empezó a contarse un 27 de junio de 1927 ha sido el bordón y la hoja de ruta de una caficultura juiciosa y emprendedora, pero que ya tenía raíces con la Sociedad de Productores de Café, una entidad creada por cafeteros exportadores en 1904 que justo nacía en medio de los apuros económicos pues ya se hablaba de volatilidad, incertidumbre y líos de oferta. Como quien dice el café vio la luz asociativa y gremial en las dificultades, empero pudo mantenerse en la tragedia como pasó con la Guerra de los Mil Días y al tener oxígeno entró en etapas complejas como la primera guerra mundial y la depresión de los veinte de donde salió avante.

Finca Salazar de Las Palmas
Foto Diariolaeconomia.com

El café, un viaje en la historia colombiana que compra boleto en 1730 en tierras del Orinoco y luego se hace tremendamente importante en ese periplo a partir de 1835 en la muy fértil y afable Salazar de las Palmas, con las siembras clericales y los indultos dados con grano y la proyección de un sector económico que sería el gran benefactor de una nación y de un mundo que se acostumbró a tomar café suave realmente excelente.

Entrar a las instalaciones de la Federación de Cafeteros genera un cúmulo de experiencias que van desde el encuentro con el pasado, el agrado, el respeto y la admiración por una institución hecha a pulso, con perrenque y mucha tozudez, pues en medio de tantas situaciones, la obstinación sirvió de insumo para seguir adelante y creerse el cuento de ser tremendamente grande.

Con su permanente amabilidad y sonrisa contagiosa, el Gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Roberto Vélez Vallejo, habló con Diariolaeconomia.com, y narró hechos y momentos del café en un rato sumamente agradable en donde hubo regocijo por una realidad cafetera un poco más amable por el precio interno de compra de hoy que superó nuevamente el millón de pesos por carga, unos catorce pesos por encima de la cifra.

Anotó que por fortuna los precios han estado bien en los últimos dos o tres meses y a ello se suma que el país cerró un año bueno en materia de volumen el mejor en los últimos 25 años, lo cual es una buena noticia, pero indicó que el 2019 se puede partir en dos, un primes semestre muy complicado, con precios inclusive por debajo de los 700.000 pesos y un segundo semestre más amable con precios por arriba del millón de pesos.

En los últimos 25 años, apuntó, el país no veía un volumen en producción ni en exportaciones y celebró que este año arrancó con unos precios remunerativos para los caficultores y una cosecha cafetera que no va a estar por debajo de los 14 millones de sacos, una meta propuesta.

 

Si logramos que los precios se mantengan a estos niveles no veo por qué no tener un buen año, advirtiendo que la bolsa no está muy alta, pues está por debajo de US$1,10 pues lo que ha estado alto tiene que ver con dos factores, de un lado el dólar que reporta ajuste al alza por motivos que todos sabemos, parte coronavirus y otros aspectos. Otro punto es el diferencial del café colombiano que tiene que ver con una diferencia que paga el tostador al cafetero y que es de 40 centavos de dólar por encima del precio de bolsa, es decir que actualmente nosotros tenemos precios de alrededor de 1,50 dólares lo cual multiplicado con una tasa de cambio muy favorable nos da precios por carga por encima del millón de pesos, un buena noticia con excelentes niveles de producción”, explicó el señor Vélez Vallejo.

 

Un tema muy importante es que los caficultores están más comprometidos con su trabajo y por eso la FNC insistió en el cuidado que debe haber con la roya y la atención que esta enfermedad de cafeto demanda. La gente, dijo Vélez, cree que la roya es una cosa del pasado porque con un trabajo eficaz en una variedad resistente todo terminó, pero muchos no saben que la roya generalmente sigue trabajando, tratando de quitar los grados de resistencia que fue lo que sucedió en Centroamérica en donde los cafeteros vieron cómo la roya después de mutar se hizo fuerte, vulneró la firmeza y el aguante de las plantas para luego hacer estragos.

Cafetales Fredonia, AntioquiaPara el capítulo Colombia, Vélez Vallejo confirmó que en variedades no resistentes hay infestaciones por encima del 20 por ciento lo cual ya conllevó a un perjuicio económico porque la planta pierde una cantidad importante de hojas que no le permite cargas los frutos en suma considerable lo cual conlleva a pérdidas de café. Un llamado adicional desde la Gerencia General de la FNC apunta a la renovación de cafetos con variedades verdaderamente resistentes.

Un tema en el que se trabaja, pero en el que se quiere seguir apretando y mejorando es en calidad porque sencillamente ese factor es el que va a diferenciar el café de Colombia del que se produce en Brasil, Vietnam o cualquier otro país, poniendo al café colombiano en niveles tan superiores que la conversación no será a cuanto esta la bolsa sino ver la posibilidad que una carga de café se pague por encima de los dos millones de pesos, de acuerdo a la puntuación que tenga en taza y así allá, consideró el dirigente gremial, debe migra la caficultura lo cual es visible en departamentos como Nariño y en general en la caficultura del sur del país.

 

“Nosotros queremos movilizar la atención de los cafeteros para que hagamos todas las prácticas correctas, de tal manera que el producto final colombiano cada vez tenga más valor intrínseco en la calidad misma”, señaló Vélez Vallejo.

 

Al preguntársele por su gestión que ha puesto el café y sus problemas en el radar del mundo y de la industria con una convocatoria que empezó en Medellín y que abrió espacios para que los productores expresaran sus inquietudes en un escenario que ganó en sostenibilidad, el Gerente de la FNC dijo que es obligación de cualquier persona que se siente en la Gerencia de la Federación el mirar todos los aspectos y todos los referentes en donde se pueda crear valor y en donde sea viable contar con un impacto favorable en el ingreso del productor que es lo que finalmente se busca, mejor rentabilidad.

Manifestó que con una obligación enorme como la dirigencia cafetera no es posible esperar los relevos generacionales no contar con el apoyo de los caficultores si el productor no ve rentabilidad en sus fincas que tiene que venir del trabajo sobre los costos. El directivo comentó que se ha hecho un ejercicio muy consciente y cuidadoso en aras de mejorar los costos de producción, pero igual con los ingresos lo cual llevó a hablar con la industria a la que se le hizo caer en cuenta que el único eslabón que no puede faltar en toda la cadena es el productor.

 

“El resto son accesorios y alguien hará el trabajo, si mañana no hay quien exporte, vendrá alguien más a realizar esa labor y si no hay un comercializador alguna persona o empresa llegará, si no hay un tostador, igual habrá quién le haga manufactura al café, pero si no hay café, sencillamente se acaba el negocio, pero increíblemente a pesar de ser el más débil es el único indispensable”, dijo.

 

En opinión del Gerente General de la Federación, el gremio ha venido ganando espacio en poner la sostenibilidad económica del productor como un tema fundamental. Hoy, reconoció, el mundo habla de la sostenibilidad de los caficultores y de cómo hacer para que tengan una vida digna, no ganando cualquier dinero, sino recibiendo una remuneración que le permita mantener su familia y así mismo dejarles a sus hijos un negocio rentable para que siga creciendo ese radio de orgullo de ser cafetero.

El trabajo de hoy, reiteró, consiste en darle más valor al café para que los productores reciban mucho más de la cadena cafetera y sus mejores condiciones en negocio. El trabajo de hoy por mejorar las condiciones de la caficultura se ha hecho al unísono entre Federación, gobierno colombiano y con otros aliados con el fin de que las entidades nacionales exijan un café 100 por ciento colombiano y que aquel que se presente con un café de 80 puntos en taza tenga una ventaja a la hora de competir en las licitaciones y que si viene de municipios golpeados por la violencia, todavía ese cafetero tenga mayor puntaje, es decir hay un trabajo muy firme en el que se trata de capturar mayor valor para los cafeteros vía industrialización de café, pero igual con un plan grande trazado en la FNC que busca darle visibilidad a todos aquellos pequeños emprendimientos de caficultores y de asociaciones en todo el país, que están produciendo café y que quieren exportar y darles espacio a sus marcas en los mercados nacional e internacional para llevar también con esa iniciativa mucho más valor.

Con las experiencias amables del café que muestran gente que estuvo en el conflicto armado, produciendo café de muy alta calidad y ganando premios internacionales se muestra en el sector cafetero un cambio de mentalidad que deja ver un productor más vocero y mucho más dueño de su café, un productor que encontró sosiego y futuro en las apacibles y muy especiales matas de café.

Para el dirigente resulta más que satisfactorio ver caficultores mucho más enterados del producto que tienen en la mano porque los productores con un café de 85, 87 y 89 puntos, pueden darse el lujo de lo que hacen hoy algunos cafeteros en Nariño y es que no venden su café si no les pagan dos millones de pesos. Allí explicó, no hay discusión porque no importa el nivel de la tasa de cambio, la bolsa de Nueva York y otros factores, el que quiera llevar café muy bueno debe pagar muy bien.

 

Los colombianos van a saber qué tipo de café es importado

 

Roberto Vélez Vallejo
Foto Diariolaeconomia.com

Frente al tema de las importaciones de café, el Gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Roberto Vélez Vallejo, sostuvo que estas se hacen por fuerza mayor ya que la ecuación del café está coja debido a que el país produce 14 millones de sacos y exporta 13.5 millones haciendo que se genere un déficit de grano para la industria nacional de dos millones de sacos, pues de no hacerse habría inconvenientes para el consumo interno. Es por ello que para que la ecuación cuadre, es necesario importar grano.

Indicó que el colombiano del común está acostumbrado a tomar un producto que no necesariamente es de alta calidad ni con las referencias de un café colombiano puro y por ello, especificó, la industria nacional que está operando localmente debe traer el café de otros países, para usarlos y venderlos.

 

“Nosotros en lo que sí seguimos trabajando y lo hemos dicho es que se hace necesario tener un etiquetado correcto de tal manera que quien compra el café en el supermercado pueda saber que ese producto es 100 por ciento colombiano o que por el contario contiene cafés de otros orígenes lo que resulta determinante porque así el público sabe a ciencia cierta que grano consume y por ahí tiene que venir el cambio", puntualizó el Gerente.

 

El asunto es demasiado importante porque solo así habrá reglas claras de juego en un mercado que por instantes se disfraza y por ello si hay un producto nacional, con todo el trabajo de beneficio y mayor valor, este tendrá derecho a estar en el mercado con las condiciones que deben ofrecérseles a quienes desde la caficultura hacen las cosas bien, pero igual el consumidor tendrá el derecho a saber si un producto utiliza café de Vietnam, Perú, Brasil, Costa Rica o cualquier otro origen, ojalá en aras de la seguridad sanitaria con toda la información y la trazabilidad.

En medio de un contexto abrumador y para nada fácil la FNC considera que aún con la espada de Damocles encima, hay café para rato y todos los motivos para ser optimistas, puesto que los cafeteros y los agricultores suelen tener su patrimonio al aire libre es decir que están todos los riesgos por clima y por otras circunstancias.

Hoy hay un dato que alienta mucho y es que en el mundo hay un crecimiento importante en la demanda de cafés de buena calidad y por el otro lado se observa que otrora, quienes eran compañeros en ese mismo viaje, los cafés centroamericanos, se han ido marchitando lo cual es una ventaja para Colombia que goza de buena tasa de cambio y de un diferencial que ayudó a sacar la cabeza.

 

“Muchos de los caficultores de Honduras, de El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Costa Rica no han tenido esa fortuna. Precisamente los costarricenses que antes producían tres millones de sacos, hoy produce 600.000, Salvador que estuvo en niveles de cuatro millones de sacos hoy produce 1.5 millones de sacos, Honduras que produjo ocho millones ya va para cinco millones de sacos y México que recogía cinco millones, hoy no alcanza a recolectar los dos millones. De alguna manera hay una demanda que está creciendo es ese mundo de los cafés especiales y de la sofisticación en taza, la pregunta que surge es ¿de dónde va a salir en café? Y por eso nuestra propuesta está dirigida a hacer un esfuerzo grande en calidades para tener el producto de reemplazo y así seguir creciendo en ese universo de los cafés diferenciados”, señaló Vélez.

 

¿Hay francotiradores en la institucionalidad cafetera?

 

Carro FredoniaAlguien dijo algo que Roberto Vélez Vallejo, recogió como uno de los mayores elogios en los cuatro años de gestión pues le hizo saber que al tomar las riendas de la FNC, había una caficultura indignada, es decir un sector cafetero inconforme con todo lo que estaba pasando que iba contra su federación, contra el gobierno y contra todo, a tal punto que salió a las calles.

 

Hoy, a criterio de Vélez, hay un sector cafetero al que la Federación en cabeza suya escucha, al que oyen, al que se le plantean propuestas, pero igual al que se le recogen las inquietudes para tramitarlas para hacer con estas lo que se puede con lo que se puede.

 

Retomando frases del siempre recordado “Cofrade” Alfonso Palacio Rudas y del mismo Mario Gómez Estrada, el café como cualquier otro producto que dependa de oferta y demanda, estará expuesto a los vaivenes del mercado, factor que lo tendrá en riesgo y en uno que otro problema. El asunto, expresó Vélez Vallejo es de todos los productos básicos y no un inconveniente exclusivo de los cafeteros. De todas maneras, apuntó, se van encontrando nuevos esquemas y colocando mayor cantidad de grano en los mercados de mayor valor, igual el sector tiene un Fondo de Estabilización, no con los recursos que se quisiera, pero si con unos respaldos monetarios que dan garantías y fortaleciendo la base de lo que se cree tiene que ser la caficultura colombiana del futuro y es una actividad totalmente rentable.

Los caficultores y un número muy grande expresa su apego por quien los representa en su trabajo gremial, sin embargo hay un cariño total por los productores y un compromiso sin límites, dejando igualmente claro que en la FNC no se hace nada que no sea de la voluntad de los productores de café.

 

“Se lo digo a los cafeteros, mientras ellos me den el poder y me empoderen para seguir hablando en nombre de ellos, sin duda seguiré hasta cuando las circunstancias cambien. Este es un reto que nunca será fácil porque se tiene sobre los hombros a más de 540.000 familias y allí habrá gente que no estará contenta, pero los entiendo y los escucho, hay personas que consideran que las cosas deberían hacerse de otra manera y la verdad, bienvenidos porque la democracia cafetera nos da la oportunidad, afortunadamente, de entrar a los Comités, de llegar aquí y de poder expresar todas las inquietudes”, expuso el Gerente.

 

Es bueno decir que los cafeteros tiene la particularidad de escuchar a su Gerente General y contarle todo en los “Conversemos con el Gerente”, la gente sencillamente puede manifestarse y ese esquema de democracia cafetera es el que la da la oportunidad a quien no esté conforme de canalizar su inconformismo y tratar así de arreglar las cosas.

Al dirigente gremial le alienta el ver el trabajo aplomado y comprometido de las mujeres cafeteras que han hecho de la caficultura una fuente de adelanto y mejoras en aras de fortalecer las finanzas, el espíritu empresarial y la calidad de vida. Igual aplaude el interés de la juventud y de los niños del café que paulatinamente van asumiendo el reto de mantener un sector dinámico y pujante en las más altas esferas de la productividad y la calidad.

 

La caída del Pacto Cafetero dejó heridas

 

Fredonia, Antioquia
Foto Diariolaeconomia.com

El Gerente General de la Federación de Cafeteros reconoció que la caída del Pacto Cafetero o Acuerdo de Cuotas en 1989 dejó heridas porque ese sí era un esquema en donde el cafetero estaba totalmente protegido. A términos de hoy sería tener café a tres dólares y un precio interno por encima de los 2.5 millones de pesos.

El cafetero de ese entonces, dijo Vélez Vallejo, era un agricultor rico pues mucha gente se lucró de un esquema totalmente benéfico para los caficultores y cuando el modelo se desplomó, los cafeteros quedaron a merced de un mercado de oferta y demanda como también en manos de unas multinacionales muy fuertes con las que la FNC ha estado dialogando y a las que se les ha reclamado corresponsabilidad con una cadena de producción que es de por sí muy importante.

En el tema cafetero hay muchas realidades y una de ellas es que gracias al café el país alcanzó destacados saltos de desarrollo y por eso subrayó Vélez, el país tiene más futuro que pasado y seguirá por consiguiente siendo muy importante para la economía colombiana pues no en vano el aporte de la caficultura en el sector agropecuario en 2019 fue encomiable y el impacto favorable en la economía nacional es otro aspecto que no se borra ni se cambia con un plumazo.

Hay muchas situaciones que debe manejar el café y es bueno decirles a algunos dueños de discursos anti-Federación que el precio del café como cualquier otro commoditie o producto común y corriente está sujeto a la ley de la oferta y la demanda, igual hay que dejar claro que en materia de precios, la última palabra la tienen los señores jugadores de la bolsa de Nueva York. Quién diga que llega con una fórmula mágica a la caficultura, en el lugar que sea, sencillamente miente porque el mercado se manda y se determina por sí mismo. En la actual administración de la FNC, quienes hemos visto la realidad cafetera en fincas y en poblaciones podemos dar fe que trabajo se ha hecho, que la asistencia técnica avanza y que la institucionalidad funciona, a tal punto que muchos productores reconocen mejoras y dan por hecho que el mercado es inexorable cuando quiere.

Llama la atención de todas maneras que con todo y las críticas a la Federación se le mira con ojos golosos pues no hace falta el político de oficio que reclame, y sin derecho a hacerlo, comités o la misma Gerencia General pues lo último que deben admitir los cafeteros es que personas ajenas a la institucionalidad y al gremio, se apropien de una causa y de un orgullo que brota por las venas cafeteras porque construyeron Federación a fuerza de trabajo, entrega y sacrificio, algo muy del café y supremamente lejano de los intereses políticos o activistas.

Al café no hay nada que reclamarle, por el contrario todo que agradecerle porque de no ser por el café, el panorama de Colombia, hoy tan desconectada del agro, sería para el llanto y el lamento, hoy así nos importen quince millones o más de toneladas de alimentos, los caficultores siguen sembrando y exportando su grano. Que sale a lomo de mula, posiblemente la recua siga vigente, pero que quede claro que si no hay vías terciarias y competitivas es por miopía estatal pues las pocas existentes fueron hechas con recursos de la caficultura esa que dejó ver a plenitud su bonanza y su berraquera.

 

 

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