Domingo, 24 Diciembre 2023 07:12

Caficultores samarios unen esfuerzos para exportar valor agregado

Por

El municipio de Santa María, Huila, no solo tiene fama por ser cuna del café especial, también por tener uno de los sitios de experiencia del bebestible con mayor encanto en la región.

Todo apunta a que el café tiene sus orígenes en la provincia de Kaffa, parte alta de la otrora Abisinia y que hoy se conoce en África como Etiopía, sitio en donde posiblemente fue descubierto en el siglo IX. Según los conocedores la tribu Galla de ese país ya conocía las propiedades energéticas del café y por eso en el siglo XI mezclaban los frutos del cafeto con grasa animal, nada atractivo hoy en día, pero eso cuentan los cronistas. De todas maneras, la historia del café no es precisa, no hay una documentación que verifique épocas exactas o maneras de consumo, lo único cierto es que viene de tierras africanas en donde un pastor llamado Kaldi descubrió el grano que se producía de manera silvestre, sin embargo, ese capítulo del criador de cabras apareció en los registros solo hasta 1671, empero, algunos aseguran que no corresponde a la realidad.

El café, una vez empezó a consumirse fue propagándose por Egipto y Arabia, quizás por eso la historia que más se acepta del especial grano es aquella que empieza a escribirse en la mitad del siglo XV cuando llamó poderosamente la atención en los templos o abadías Sufi de la vetusta Yemen. Precisamente en Arabia fue en donde por primera vez los granos de café fueron tostados y molidos, solo que, con una adición de sal, algo muy similar al proceso actual.

En el siglo XVI el café había logrado una propagación significativa ya que estaba en la totalidad de Medio Oriente, Persia, Turquía, y la parte norte de África. Como si fuera poco, el novedoso producto viajó a Italia inicialmente y luego se esparció por toda Europa, llegó a Indonesia y con el tiempo a las nuevas y ricas tierras de América en donde encontraría especial hogar.

 

 

Como lo dijimos hace un tiempo, la palabra café tiene sus raíces en el vocablo turco kahve, en árabe se pronunciaba gahwa que fue abreviado con los empresarios italianos ya que se pronunciaba gahhwat al-bun, dicho correctamente, planta de café, en Etiopia, el origen, el café se conocía como bunn o bunna.

Hay que precisar que no solo Kaldi y sus cabras vieron y probaron el café, hay otra leyenda, la del sufí yemení Ghothul Akbar Nooruddin Abu al-Hasan al-Shadhili, que probó unas bayas rojas que le dieron la misma vitalidad que vio en unas aves que se alimentaron de ellas volando posteriormente con gran vigor y energía. Quizás la historia de Kaldi, emocione más y genere algo de estímulo ya que la narración dice que el pastor llevó la cereza del brío a un templo musulmán en donde un reverenciado religioso reconvino al criador por el producto que fue directo al fuego. Un rato después de la quema, irrumpió un aroma sinigual que obligó a extraer los granos tostados de los carbones aún encendidos, acto seguido las nueces salvadas del fuego se diluyeron en agua caliente, dándole vida a la primera taza de café en el planeta, solo que en lugar de azúcar llevó sal. Reiteramos, es tan solo una historia sin soporte, pero cercana a lo sucedido.

Ya en su recorrido el café llega a América en el siglo XVIII, en 1730 la comunidad jesuita lo siembra casi que de manera ornamental en Colombia y en 1835, no solo se produce grano de calidad, sino que se exporta. Allí empieza el nuevo testamento del café, una nueva era en donde las calidades americanas, básicamente las de Colombia y Brasil, se impusieron no solo por las ventas de commodities sino por el valor agregado y la nueva manera de comercializar el vigorizante fruto del optimizado cafeto.

Algo que jamás imagino Kaldi es que su estimulante descubrimiento, o el de las cabras, tuviera tanto éxito en Colombia, al otro lado del mundo, y más en la población de Santa María, un espectacular lugar atiborrado de cafetos, frutas, ganadería y otras riquezas en las estribaciones de la cordillera central.

 

 

Santa María es fundada en 1923 producto de la ampliación de la frontera agrícola, solo que en la época se logró con cultivos prohibidos, tabaco y anís. En ese momento el presidente de Colombia se estrenaba, un hombre con muchos nombres, Pedro Nel Ignacio Tomás de Villanueva Ospina Vásquez, el mismo que recibió la indemnización estadounidense por 25 millones de dólares tras la pérdida de Panamá, un cheque que le permitió hacer reformas económicas, ello apalancado en la misión Kemmerer.

En sus albores Santa María vivió de cultivos de pan coger como plátano y yuca, pero se hizo fuerte con algunas explotaciones ganaderas. La vida administrativa de este municipio arranca en 1940 como corregimiento, pero se erige hasta 1965. Hoy la economía de los samarios se basa en el cultivo de café, pero igual aportan otras siembras como frijol, frutas y con mucha fuerza el aguacate. La actividad minera también suma en riqueza puesto que se explotan calizas, arena, gravas y se fabrican ladrillos.

El comercio es muy dinámico porque la región produce y genera riqueza, algo que explica el por qué siguen aflorando nuevos negocios y la oferta importante de bienes y servicios. Un aspecto que no se puede esconder es que Santa María tiene un alto índice de informalidad y que adolece de una verdadera infraestructura para aprovechar de mejor manera el potencial agrícola, minero y pecuario, sectores a los que se suma con mucha fuerza el turismo, hoy al amparo de la caficultura que saca lo mejor, justamente del imponente paisaje cultural cafetero.

El casco urbano deja ver grandes avances y si algo debe reconocerse es que Santa María le debe su desarrollo y su nueva cara a las admirables apuestas del sector privado que ha hecho del municipio un lugar para visitar y conocer de primera mano el proceso de la caficultura, particularmente de la especializada y allí se suman varios empresarios que han puesto su grano de café para poner en alto el nombre de este pueblo católico y mariano en donde saluda de manera magistral el templo de Nuestra Señora del Carmen, hoy vestido con sus mejores galas navideñas.

En una amable esquina de Santa María se encuentra el Cafetal Club, un lugar espectacular para tomar café de verdad y de excelente calidad en todas sus expresiones, un negocio hecho con elevados estándares de exigencia en donde converge la sociedad samaria y los más encopetados visitantes que quedan atónitos con la exquisitez del lugar y su generosa carta, a criterio de muchos, propios y extraños, la cafetería de gama alta a la que no se puede faltar.

 

 

En charla con Diariolaeconomia.com, el fundador y empresario de Cafetal Club, Pablo Sanabria, reveló que hay toda la intención de lograr la certificación, aprovechando la marca y así incursionar en exportaciones para lo que se requiere de otros trámites con el Instituto Nacional de Vigilancia de medicamentos y Alimentos, Invima, la Federación Nacional de Cafeteros y otras entidades. El emprendedor confirmó que ya se enviaron muestras a Estados Unidos, tarea que se sigue haciendo, pero también a Asia. Destacó el oficio de otros empresarios del café como Diego Horta que también cabalga por esa actividad y lo propio, lo que hace café La Constancia.

Según Pablo Sanabria se busca crear una asociación que reúna a todos los empresarios del café pues hay conciencia que de manera particular es imposible frente a la demanda y los volúmenes que maneja. Desde el Cafetal tienen bastante claro que se quiere afianzar una marca municipal que maneje calidad y denominación de origen para apuntarle a mercados en el extranjero.

Dijo que esa bien sabido que el comprador exógeno no pide 100 o 200 kilos, en su ejercicio maneja toneladas y por ello la capacidad instalada de un solo productos no es suficiente para suplir la demanda y por eso se busca, apalancados en modelos cooperativos o asociativos, darle vida a una empresa o sociedad para exportar volúmenes más altos y por esa vía dar a conocer a Santa María en el contexto internacional.

El municipio ya exportó café y en ese sentido está el ejercicio de Diego Horta con calidad Geisha y Borbón Rosado, sin embargo, lo ideal es poner distintas variedades y tipos de café especial en diferentes puertos del globo. El tema está planteado, se persigue un auge de grano diferenciado, desde una tribuna agro-empresarial y hacerla ecuménica, algo que exige una promoción debida y con tiempo para canalizar clientes regionales, nacionales e internacionales.

 

 

Con el vaivén de los precios internacionales quedó demostrado, según el empresario Pablo Sanabria, que la transformación del café hasta llevarlo a producto terminado es una ganancia adicional para el productor, pero lamentó que no mucha gente entiende del asunto y por eso prefiere vender grano en verde o seco. Dijo que en caficultura deben tenerse en cuenta los estándares o procesos de cultivo atados al Sello Verde, es decir que si el precio del café en Nueva York o en Londres baja, seguramente que en El Cafetal Club se mantiene porque el precio que no recibe quien siembra grano a manera de commoditie, lo recibe como ganancia el café especial que no depende de la bolsa neoyorquina sino de un mercado que atrae un público particular, de extrema exigencia, que consume en tiendas de formato temático a manera de experiencia.

Ese, a criterio de Sanabria, fue el éxito de Juan Valdez, que vendió café en tiendas ya que era mucho más rentable venderlo por unidad de café preparado que comercializarlo por libras.

 

“Aquí producimos vino, tortas, panela, café, frutas exóticas, plátano y muchas otras obtenciones del campo, pero desde el punto de vista económico son importantes otras unidades de turismo como La Morada, El Taita, La Golondrina, Club House San José, El Portal del Sol y otras que articuladas dan para crear una red de negocios enfocada al tema local, ahí empezamos a trabajar, a mostrar región ya enlazarnos. Hemos sido participes de eventos culturales en Santa María, de ferias e impulsamos una muestra, la idea es fortalecer el proyecto con labor netamente local, le estamos apuntando a crear una marca propia que nos identifique a nivel municipal y departamental, pero sin perder en el mediano plazo objetivos o mercados nacionales e internacionales”, precisó Pablo Sanabria.

 

 

La tienda El Cafetal Club sigue consolidándose, lleva tres años con sus puertas abiertas y en 2024 la firma tiene como meta y propósito afianzar un proyecto agro-empresarial y hacer del sitio un punto o centro de negocios en donde hagan convergencia muchos emprendimientos y poder exportar las riquezas que hay en el suelo samario porque como todos saben el dinero está afuera. Es perentorio, subrayó, invertir e impulsar turismo, un renglón sumamente interesante a donde apunta el mercado, pero insistió que hay en incubación y listas otras ideas asociadas al café en donde las actividades culturales serán determinantes en catapultar ventas y el consiguiente crecimiento.

Ya se han hecho visitas y se pudo establecer con el envío de muestras que la libra de café se vende a 25 y 30 mil pesos, en tanto que en Panamá se comercializa a 40 dólares, una diferencia abismal que incentiva mirar hacia afuera con valor agregado. En Santa María y más exactamente en El Cafetal Club ya se piensa en un canal de distribución, pero para ello es urgente fortalecer el emprendimiento local, robustecer el aspecto volumen y garantizar una demanda generada a partir de la eficiencia y el compromiso.

Para temas de salud, explicó Sanabria, tomar cinco o seis tazas de café especial es muy positivo, quienes consumen café preparado en El Cafetal Club vuelven y en los productos afines al café como nevados, granizados y capuchinos por citar algunos, tienen como base café samario, un insumo muy distinto a las bebidas tradicionales, algo que cautiva consumidores a quienes se les ha contado la experiencia del grano.

 

 

La tienda ofrece café natural, Blend, que es la suma de diferentes procedencias, café lavado y uno muy novedoso que es añejado, procesado en barriles con un sabor a licor, y en síntesis opciones todas para saber sobre las bondades y amplitud del café que es bien diferente entre una variedad y otra. Por la ubicación, puntualizó el empresario, existen cafés en Santa María de ponderadas calidades que lleva los respectivos sellos de calidad, origen e inocuidad.

El Cafetal Club quiere seguir avanzando por derroteros de éxito, tiene en la mira las exportaciones de café samario y por eso aspira a tener marca propia, es decir que El cafetal logre registrar su sello, un proceso demorado, pero no imposible porque hay proveedores muy comprometidos que tienen grano de superior atributo que dejará a muchos con el paladar iniciado, porque el producto de Santa María es de comprobados atributos en taza.

La tienda vende café colombiano puro, el consumidor sabe que lo que se toma viene del árbol a la cafetera, eso sí previo proceso de secado, trillado y tostión para venderlo molido o en grano. Es por eso que dentro de la experiencia que ofrece el negocio está moler café, determinar calidades y preparar su propia bebida.

Al sitio han acudido personas de Chile, Estados Unidos, Francia y Japón, pero también gente del interior del país que llega por lo que se muestra a través de las redes sociales. Un punto de enorme satisfacción es que quienes saben de café por su experiencia con las catas califican al de Santa María como de los mejores granos suaves de la región y el país.

 

El Cafetal Club, un concepto, una experiencia, un propósito

 

 

En las mesas gratas del Cafetal Club, tuve el agrado de platicar con Mauricio Perdomo, hombre clave en el andamiaje del negocio y quien comentó que con la puesta en marcha de la cafetería se apostó por una innovación visible para que el turista que llega al municipio encuentre el lugar ideal para tomarse una excelsa taza de café, el producto estrella y la carta de presentación de los samarios que tienen registradas más de cinco marcas del bebestible, todas con estupendas cualidades. El local también alberga a los nacidos en la región que encuentran en el Cafetal un espacio formidable para compartir en familia, hacer negocios o escudriñar con amigos en el blanco y negro del recuerdo.

El gran acierto de ingresar al Cafetal Club es que se toma café totalmente samario, grano arábica suave de verdad, con sello de inocuidad y no las pasillas de mal sabor y con altos componentes cancerígenos que terminan amargando la vida de muchos. La cuna del café especial rinde sin duda tributo al grano diferenciado y por ello allí en el espectacular recinto invade una fragancia única que mueve paladares y complace los más exigentes gustos.

En opinión de Perdomo, dentro de las marcas que se comercializan en el Cafetal Club está SABE CAFÉ, pero de igual manera se incentiva a otras casas productoras para que pongan lo mejor de la caficultura en un negocio que ya se torna como emblemático y prospectivo. Un factor que complace a los inversionistas y fundadores del Cafetal es que se abrió un lugar sin comparación y muy adecuado para deleitar los mejores comentos con una excelsa taza de café.

 

 

El Cafetal Club es una nueva opción de comercialización porque quien quiera vender calidad y valor agregado, sencillamente ofrece su producto especial que puede resumirse en un Tabi, Borbón Rosado, Típica, Borbón Rojo, Geisha, Caturra, Maragogipe, Variedad Castillo y otras ofertas de grano suave y aromático, especialmente tratadas.

Otro proveedor destacado es el caficultor Guillermo Díaz quien en la feria campesina de Santa María se llevó con todos los méritos el primer puesto, pero el 80 por ciento que se comercializa en el cafetal es grano producido por Edilberto Tovar. No obstante, el negocio pone a disposición del público grano tostado y molido, pero también en grano de todas las marcas de café existentes en Santa María que puede partir con una por libras o por medias, de la manera que quiera el visitante o el lugareño con criterios muy bien estructurados en consumo de calidad.

 

“Hay que ser claros, quien no quiere tomar café bueno en Colombia es porque no quiere y en Santa María quien quiere lo mejor de la caficultura lo lleva, lo que incluye productos para acompañar café caliente, granizado o en cualquier presentación, que son hechos de Santa María con todos los cuidados y garantías. La panela que utilizamos se la compramos a don Severiano Pérez aquí en el pueblo, todo un emprendedor con la caña panelera”, afirmó Mauricio Perdomo.

 

En marcas el número sube a trece

 

 

Santa María sigue potenciando el portafolio cafetero en granos diferenciados o especiales, un ejemplo es el empresario Diego Horta que logra un Geisha de tremenda calidad, advirtiendo que en ingesta de café influye de manera importante el gusto de las personas, su paladar y deleite puesto que hay gente que consume mucho expreso para sentir al cien por ciento el sabor, las notas, la calidez, el aroma y todas las propiedades en taza, para Perdono es inobjetable que el Geisha es muy buen café.

Más allá de que Santa María es Cuna del Café Especial, ha faltado iniciativa en las administraciones porque infortunadamente a muchos alcaldes se les ha pasado por alto esta característica samaria que debería ser pilar fundamental de mercadeo y toda una embajada opita con sabor y fragancia en distintos países, embajada que debería arrancar en las zonas de producción de granos de calidad aparte y sello regional de origen y calidad.

Alrededor del parque de Santa María hay tres o más tiendas de café y 13 marcas, toda una cadena para convocar y promover el café de la provincia del noroccidente del diverso Huila, la famosa Tierra de Promisión. El cafetal comercializa seis sellos, todos cargados de atributo, pero es consciente que al unísono con la Alcaldía se gana en fuerza y promoción de un producto sin competencia porque es de lejos el mejor.

Los hijos de Santa María tienen en el café su ADN, se enorgullecen de tener un grano de grandes aptitudes, columna vertebral de su economía y aval de mejoras en ingreso y calidad de vida.

Los turistas nacionales e internacionales salen enamorados de la tienda de café el Cafetal, de un lado por la variedad en sabores y aromas, pero también por el confort, la tranquilidad y el mobiliario de un sitio que llena la retina e invita a quedarse. Por los recorridos hechos con este medio, El Cafetal Club, podría estar clasificando como una de las mejores tiendas para tomar café en Colombia pues en muchos sitios con vena cafetera hay siembras, pero no un sitio con las cualidades que ofrece este amable lugar.

Geográficamente Santa María ofrece una vista espectacular, unas montañas verdes y prendadas de las nubes que descienden para dar caricias a las cúspides andinas, pero asimismo del paso vigoroso del río Baché, un entorno natural encantador que igual lleva bambucos, san juaneros y rajaleñas.

 

 

El Cafetal Club, manifestó Perdomo nace de promover e impulsar todo el tema de cafés especiales, una idea innovadora que logró mostrar facetas diferentes de Santa María y tras una y otra reunión logró lanzarse más que un negocio, una espectacular experiencia samaria, todo un tema cultura que busca explorar las fortalezas agropecuarias de la región y básicamente del café que con la marca SABECAFE, dos veces ganadora departamental en calidad y otros sellos convocados por su tenacidad y empuje, le dieron a la tienda unos perfiles solemnes, todos naturales, perfectamente proyectados y metidos con adeudo en la superlativa caficultura.

Finalmente Mauricio Perdomo dijo que un municipio con la importancia de Santa María debería tener una especie de embajada en Bogotá para articular mundo y país, por esa vía, dijo, posicionar el café samario, aumentar el volumen exportado y llevarle a Colombia y al globo sabores, aromas y opciones turísticas, a la distancia y sin gestión, reconoció, nada se vende, un desperdicio porque en Santa María hay un producto adicional llamado encanto expresado en montañas, paisaje y caminos reales, un paraje de muy buen clima y con amable hechizo que ha hecho que muchos que lo visitaron decidieran quedarse, un aspecto tan determinante que redundó en crecimiento urbanístico y escasez de suelo destinado a la construcción.

Visto 3408 veces