Domingo, 06 Octubre 2024 08:22

Cocondo, Café especial, de atributo, orgánico y amigo del medio ambiente

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La transformación de cereza a café pergamino seco en esta finca se hace por tres métodos, lavado, honey y natural, cada una de estas técnicas otorga un perfil especial.

En la espectacular muestra Cafés de Colombia Expo 2024 el público pudo deleitarse con el trabajo, la innovación y todo un esfuerzo por producir cafés especiales con un elevado componente de valor agregado. Nadie ahorro absolutamente nada, los caficultores llegaron de las zonas cafeteras con lo mejor en grano y con unas variedades de café literalmente rimbombantes, sellos de lujo, pero lo más importante fragancia, sabor, calidad y taza de alto puntaje, un admirable atrevimiento porque una vez más queda demostrado que el de Colombia es y seguirá siendo el mejor café del mundo, hay suelos, potencial y unos productores dispuestos a seguir creciendo en atributo y marca, una vez más los caficultores la sacaron del parque, o mejor de Corferias.

Cabe destacar que en esta versión de cafés especiales hubo de todo y para los gustos más exigentes, a muchos asistentes les agradó ver jóvenes e inclusive niños hablando de café diferenciado, eso quiere decir que hay futuro en la caficultura porque ya hijos y los mismos nietos están metidos de lleno en el tema cafetero, ese que no tiene fecha de vencimiento y que con valor añadido se afianza en un gran negocio. Igual fue notoria la presencia de compradores asiáticos y europeos que quieren poner en góndolas y cafeterías el café suave colombiano, ese grano tratado y con sabor único, el público extranjero otra vez quedó prendado con las finas notas del bebestible diferenciado que solo produce y sirve el cafetero colombiano.

Hicimos recorridos por los salones y los espacios destinados para la gran Feria, Cafés de Colombia Expo 2024 y en ese ir y venir conocimos a unos empresarios que se pueden presentar como todo un paradigma de la caficultura toda vez que producen grano de elevadísima calidad sin químicos, evitando los venenos y propiciando siembras verdes y muy sanas que garantizan la vida de las especies numerosas de fauna y flora, igual respetan las cañadas y las quebradas muy básicas para la subsistencia.

La finca Cocondo produce un café orgánico lleno de calidad y bautizado con el mismo nombre de la hacienda. Es una empresa familiar que produce café con prácticas totalmente libres de agroquímicos habida cuenta que para estos empresarios es perentorio cuidar el entorno, defender la biodiversidad, cuidar el agua y el medio ambiente en general.

Los cultivos de café Cocondo prosperan a la sombra de árboles frutales, maderables y leguminosos. También la atmosfera del café de esta finca está rodeada de múltiples musáceas comestibles y ornamentales que actúan eficazmente como defensores del suelo vivo, el lugar sirve de albergue a la fauna silvestre, a la diversidad de aves, insectos y mariposas.

Los excelentes y ejemplares caficultores abonan con residuos y recursos de la finca ubicada en la vereda La Meseta del municipio de Titiribí, Antioquia, con el fin de garantizar la fertilidad del suelo y la actividad microbiológica para minimizar el uso de recursos no renovables.

 

 

En charla con Diariolaeconomia.com, la administradora y propietaria de Finca Cocondo Fabiola Márquez Valderrama anotó que si bien la caficultura antioqueña goza de buena si ha disminuido un poco en área sembrada por factores como el turismo y la construcción de vivienda, una gran preocupación porque sigue reduciéndose el tamaño del campo.

El problema, indicó la empresaria, debe llamar la atención porque en los municipios de Antioquia han crecido las parcelaciones y lo único cierto es que el cemento está acabando con la productividad agropecuaria y cafetera, lamentablemente entre el turismo y el nuevo urbanismo, ese que está echando mano de la ruralidad para edificar, le fueron retando espacio a los cultivos de café y a la actividad campesina como tal.

Hay alerta por todo lo que sucede porque en el campo antioqueño se está pasando de la labranza, el cultivo y las cosechas a la construcción de condominios y sitios de recreo, un fenómeno más agudo en unos municipios que en otros.
En Titiribí, manifestó la caficultora, hasta ahora se está despertando la tendencia, pero hay poblaciones como Venecia y otros del suroeste en donde la construcción en zonas campesinas ha crecido desproporcionadamente.

Titiribí es un bonito municipio del Suroeste antioqueño fundado el 17 de abril de 1775. Esa fue tierra de los indígenas Nutabes que tenían como gobernante al cacique Titiribí. Este pueblo sumó enormes reservas auríferas y atrajo la minería de otros productos, es por eso que muchas familias migraron de Medellín al nuevo prospecto minero, no en vano en los tiempos hispánicos y de la colonia, Titiribí fue la jurisdicción que mayores cantidades de oro suministró, una razón de peso para que llegarán extranjeros y población flotante en busca de fortuna. Tan rico fue este municipio que tuvo banco propio y moneda local.

 

 

El grato Titiribí erigido como municipio en 1815 hoy no solo produce café sino caña de azúcar y plátano, en sus campos crece también la ganadería y sigue aunque en menor escala la explotación de oro y carbón. A Titiribí se le conoce como la “capital mundial de la mula de silla”.

Los titiribiseños como buenos paisas son generosos, amables, hospitalarios y excelentes personas, históricamente han sido aferrados al trabajo. Es un pueblo dulce por sus bocadillos y conservas, también son famosos sus bizcochuelos y desde luego cuentan con una tremenda bandeja paisa y unos asados dignos de medalla de oro.

La población de 10.775 habitantes en promedio goza de un inmejorable clima templado, entre 19 y 24 grados centígrados, pero cuenta con zonas de montaña en donde crece de mejor manera el café, está insertada en la cordillera central y la bañan las aguas de los ríos Cauca y Amagá.

En materia cafetera, Fabiola Márquez Valderrama dijo que todo marcha a pedir de boca porque se están cosechando y beneficiando unos cafés de altísima calidad. Anotó que Café Cocondo es una empresa creada hace 33 años y hace 25 años decidió dar el paso hacia las siembras orgánicas.

El café de Cocondo es sembrado bajo bosque, cerca de plataneras, frutales y maderables, el propósito es obtener café muy sano de gran sabor en taza y totalmente confiable a la hora de su consumo. La finca se caracteriza por tener un equilibrio ecológico interesante y es famosa por cuidar de especies de fauna y flora.

 

 

El control de broca, señaló Márquez Valderrama, se hace sin ningún producto químico y para esa tarea se utilizan parasitoides que son avispas que ayudan a controlar el también llamado escarabajo barrenador del café. La propiedad firmó un pacto de lealtad y cuidado con el medio ambiente y por ello las cámaras trampa dejan ver todo tipo de especies incluidos felinos y aves, todo porque hay un enorme bosque para que puedan vivir y desarrollarse en el tiempo.

Aparte de los cuidados y blindajes del café en las plantaciones, Fabiola y su esposo se han preocupado por tener un buen perfil de taza lo que lleva a adelantar unos rigurosos procesos de beneficio, así como en la selección del café. En las transformaciones obtienen con las mejores propiedades y pasando el café de la cereza al café pergamino seco, café lavado, Honey y Natural, todos aportando eficazmente con un perfil especial.

En la finca Cocondo se produce variedad Castillo, Tabi, Borbón y variedad Colombia, sin embargo, aclaró Fabiola Márquez, en este momento los granos no se encuentran seleccionados por variedades porque está empezando la cosecha, pero una vez arranque la recolecta se procede a seleccionar y sacar así ediciones especiales por variedad y método de beneficio.

Aunque el cultivo no es muy grande, la gran mayoría de café que produce Cocondo se vende fuera del país y se deja un porcentaje para la marca que se mueve a nivel nacional y el otro porcentaje de despacha a República Checa, Países Bajos, Alemania y Austria, países en donde están los clientes constantes de la finca.

 

 

De momento no se contempla un plan de expansión en materia de exportaciones y nuevos destinos porque habría que sembrar nuevas matas y hoy la propiedad tiene 60.000 árboles de café, un volumen que manejan con todo tino. La finca tiene 24 hectáreas, pero apenas 14 están sembradas en café, las otras diez hacen parte de un bosque.

Agregó que el gobierno debe darse cuenta que hace falta más apoyo en el campo y unas políticas agrarias interesantes, aunque reconoció que hay un respaldo importante de la Federación Nacional de Cafeteros, FNC, pero comentó que hay momentos en que los productores se sienten desprotegidos, hay temores por una granizada súbita o la llegada de un verano intenso, no se puede ocultar, manifestó, el miedo que produce el cambio climático porque ante sus embates no hay nada que hacer.

Hoy reina la dicha en las zonas cafeteras porque volvieron las lluvias, empero recordaron que la última vez que arribó el invierno duró tres años un tiempo en el que le fue muy mal al café, aunque igual está pasando con los veranos, aparecen con mucha fuerza y se extienden en el tiempo afectando los cultivos. Este año hay optimismo, enfatizó la caficultora, y confió en la llegada de una mejor cosecha en donde habrá, si Dios quiere, volumen y calidad.

Fabiola Márquez Valderrama nació en Ciudad Bolívar, Antioquia, también en zona cafetera, con el tiempo llegó a Medellín en donde estudió nutrición y administración de empresas, carrera muy estratégica porque hoy administra con su esposo Luis Emilio Vélez la eficiente finca.

Esta diligente dama de la ruralidad tiene vena cafetera, en el árbol genealógico están bisabuelos, abuelos, tíos, sus padres y ahora ella, todos metidos de lleno en el café y con el corazón lleno de amor y agradecimiento por ese especial y emblemático cultivo.

 

“Continuamos con la tradición cafetera y como esto es una pasión seguimos optimizando la calidad de nuestro grano. Todos los días hacemos procesos, mejorando fermentación y haciendo todo lo que perfeccione la taza, ese es nuestro objetivo. Repito, hacemos continuamente ensayos de fermentación, de tiempo de secado, igual trabajamos en control de temperatura, presión, temperatura interna del café, temperatura del medio para poder tener un adecuado proceso de secado”, explicó la muy gentil Fabiola Márquez Valderrama.

 

Otra pata que le sale al gato en materia cafetera es la migración a otros cultivos o actividades agropecuarias pues muchos se fueron para el aguacate Hass, cultivo que se ha extendido en muchas zonas de Antioquia, toda la preocupación porque esa es una siembra muy exigente en químicos, en agua y se torna amenazante porque no está bajo bosque. Cuando Fabiola y Luis Emilio siembran café no están de acuerdo con la libre exposición, todos sus cafetos están cubiertos de boscaje porque desde tiempos antiguos, precisó, los cafeteros le han hecho mucho daño al medio ambiente, han tumbado bosque para sembrar café y por eso los productores están cultivando bosque y café en simultánea para proteger el terreno que tienen y dejarlo en perfectas condiciones en favor de la fauna silvestre.

Analizando sus procedimientos y compromisos, la administradora de la finca Cocondo dijo con desparpajo que la marca y el predio están preparados para ese tema pues quienes les compran café saben que en Cocondo protegen el bosque, el medio ambiente, adelantan los procesos de beneficio con el mínimo de agua, caso opuesto sus administradores cosechan agua y tienen paneles solares luego están cumpliendo con todo lo atinente a la normatividad europea.

Los cafés de Cocondo manejan tostión media y por ello es fácil detectar en la bebida sabores a chocolate, miel, vainilla y frutos rojos.

 

Infraestructura, una deuda que no se paga

 

 

En agricultura son demasiadas las deudas que existen, muchas veces se lanzan críticas contra los campesinos, pero pocos saben que no han logrado hacerse con los necesarios bienes públicos, hoy en pleno siglo XXI en el año 2024 hay fincas que siguen sacando café a lomo de mula y lo más tenaz a lomo de hombre. Las vías terciarias no se ven y salvo algunos casos algunos caficultores consecuentes y disciplinados invierten en placa-huella.

Para el caso de Café Cocondo el café ya no sale a lomo de mula, pero en 30 años a la carretera de acceso a la finca no se le hizo absolutamente nada, a duras penas el año anterior se lograron cuatro kilómetros de placa-huella, de todas maneras, en tres décadas la carretera del municipio la pasó y las sigue pasando mal.

La salida es la placa-huella, pero lo cierto es que está muy quedada la vía de acceso a las veredas, un talón de Aquiles en competitividad porque cuando llegan inviernos muy fuertes lo que estaba mal termina terrible.

 

La geopolítica espanta, pero no hay tiempo de llorar

Un tema que tiene al mundo pensando y con mucho temor es la geopolítica pues hay guerras y algunas escalando, haciendo prever que podría darse una Tercera Guerra Mundial, una mala noticia, si se da, porque automáticamente se afecta el transporte, se impacta la logística y sufre el suministro, todo con un igual, desabastecimiento e inflación.

 

 

Ante semejante escenario Fabiola Márquez afirmó que el asunto pone a pensar a más de uno, pero también anotó que a la edad que se encuentra ella y otros cafeteros, lo único que debe pasar por la mente es hacer las cosas bien, cuidar el medio ambiente que se tiene, propender por la agro-sostenibilidad, no decaer, seguir adelante porque esa es la única salida a una coyuntura apremiante.

Recalcó que ni el café ni la agricultura deben seguir con unas siembras saturadas de químicos, de un lado porque impactan la salud humana y de otro lado porque matan especies, envenenan el agua y atentan contra el derecho a vivir.

Al mundo, aseveró, le está haciendo falta sentarse a tomar café especial de Colombia para acelerar el anhelado proceso de paz ya que la vida está en riesgo y en un conflicto los que ponen las víctimas son las familias inocentes, luego la apuesta si es tomar café y hacer amigos.

La señora Fabiola tiene 70 años, pero luce mucho más joven, hoy con su esposo y sus dos hijos tan solo quiere serle útil a la vida, al planeta y a la caficultura porque se puede ser el mejor con cualquier producto del campo sin necesidad de extraer alimentos de suelos adictivos, totalmente frágiles y afectados porque con fórmulas de laboratorio les quitaron la vida, muchos pasaron por alto la microbiología y las salidas orgánicas y biológicas.

En 33 años trabajándole al café, Fabiola espera que pronto se reactive el campo y crezca sobre pilares de buenas prácticas agrícolas y ganaderas. Los terrenos utilizados para siembra son nutridos con abonos hechos en la misma finca y por eso cuando llegó la crisis logística y el desabastecimiento, Cocondo no lo sintió porque elabora abonos propios tanto líquidos como sólidos.

La marca celebra que el café esté por encima de los dos millones de pesos por carga, pero la comercialización que hace Café Cocondo es muy diferente y por eso logra valores mucho más altos puesto que los compradores remuneran la calidad y premian un trabajo muy bien hecho.

Un tema en el que insistió la empresaria es en no hacer caficultura a pleno sol, recomendó bajar el uso de químicos hasta tenerlos en cero así como todos aquellos agroinsumos tóxicos, un tremendo lío porque no solamente afectan la salud sino las ventas de café.

 

“Si queremos vender café tenemos que producirlo sin síntesis química o venenos, el mundo ya no quiere productos de alto riesgo, tóxicos que por razones obvias afecta el mercado internacional del excelso grano. Muchos hablan de enfermedades causadas por la química en la agricultura como el cáncer, es por ello que la gente debe buscar y tomar cafés de origen, orgánicos y totalmente confiables. Hay además tostiones muy altas como las del café industrial que afectan duramente al organismo, en fin tomar café es un asunto que demanda responsabilidad y por ello hay que buscar el que dé garantías en salud, sencillamente el de origen”, concluyó la administradora y propietaria de Finca Cocondo Fabiola Márquez Valderrama.

 

 

Sembrar debe alimentar y no matar

 

 

El caficultor de Titiribí, Antioquia, Luis Emilio Vélez nació en Andes, Antioquia, es cuarta generación de productores de café, pero paradójicamente consideró importante hablar antes que, de café, de apicultura, un tema sensible porque por los tóxicos aplicados en la tierra cultivable están muriendo abejas, colibríes y otros polinizadores, tan elemental como que están acabando con los responsables de que haya alimentos y otros productos del campo.

Explicó que el café es hermafrodita ya que en un 95 por ciento se auto-fecunda, pero dijo que hay un trabajo de investigación de la Universidad Nacional donde el poli polen, proceso en el que la abeja va y saliva cualquier árbol frutal o en las flores de las plantas alimenticias, tiene impactos en el café ya que si ese poli polen llega a las blancas flores del café, les impregna sabor, es decir que no se necesitan los insectos para polinizar el café, pero sí para mejorar el sabor y hacer más apetecida la taza.

El asunto es bien trascendental porque se trata de un proceso químico natural por medio del cual el café optimiza sus sabores solo con recibir poli polen de árboles frutales o flores con aromas y gustos distintos, pero de alto impacto en la caficultura.

En abejas están las Apis que son las africanizadas y se reportan las Meliponas que no tienen aguijón. Actualmente hay un meliponario o casa de las abejas en el beneficio, un cultivo que recibe el aporte de dos variedades de este insecto social y necesario para la vida.

Un mensaje muy importante, afirmó Vélez, es no utilizar agroquímicos porque mata abejas, mariposas, colibríes, otros insectos, como se diría en la jerga colombiana, mata a Raimundo y todo el mundo y anotó que para poder convivir en el globo es necesario que exista ayuda entre especies, es decir no usar productos químicos para que las abejas y los demás polinizadores puedan vivir y así puedan polinizar para que nos den agricultura, vida y en este caso sabor al café.

Reiteró que las abejas y otros insectos son fundamentales en la agricultura y por ende en la alimentación de los humanos, razón de peso para defender la polinización.

Con los tóxicos que utiliza el agro no solamente mueren polinizadores, mueren arañas, grillos, serpientes y muchos otros animales. En la finca de Luis Emilio Vélez hay convivencia con muchos animales, allí merodean y viven tigrillos, y ocelotes, también comparte territorio el yaguarundí, el armadillo, el perro lobo, el mapache y otras especies, reconoció que el hombre invadió el hábitat de los animales, muchos en vía de extinción.

 

 

Un trabajo de las corporaciones autónomas y del ministerio de Ambiente es mirar de qué manera se restringe o se acaba el uso de venenos y tóxicos, hay avances, reconoció, pero en vista de los escabrosos saldos de muerte por envenenamiento de abejas, otros insectos y fauna, es visible que no es suficiente, que se puede hacer más porque producir orgánicamente es factible y si hay agricultura limpia se garantizan suelos vivos y la presencia de muchos animales silvestres.

El café en Colombia generalmente maneja acidez, media, baja, media-alta y el de Cocondo es media-alta, tiene toques de chocolate, nuez y almendras.

 

“El mejor café es el que a una persona determinada le gusta, no es el que alguien produce, es el que le consiente el gusto a quien lo toma y el método para preparar el café también es el que le guste a quien lo va a consumir, hay muchas formas, pero cada quien escoge la manera de prepararlo, unos piden la máquina expreso, otros la Chemex, habrá quien exija el sifón o la prensa o simplemente está el individuo que utiliza el colador, cada quien escoge el método y el café que le gusta”, expresó Vélez.

 

Una amenaza para la agricultura en general es el cambio climático, a Luis Emilio Vélez hace cinco años lo entrevistaron para una universidad holandesa en donde dijo que el cambio climático no lo había afectado, pero si hoy le reputen la pregunta, sin vacilar dirá que la afectación es muy fuerte.

 

“Otra amenaza muy grande es que la caficultura está en manos de la tercera edad, los jóvenes no se quieren quedar en el campo, se deciden equivocadamente por la ciudad, es decir que hay dos enemigos muy grandes para la agricultura, el cambio climático y la falta de mano de obra por falta de relevo generacional. Hoy hay déficit de recolectores, en Antioquia se necesitan 60.000 para poder coger la cosecha y si no hay gente pues no se recolecta, lo malo es que el café se cae, sobretodo el de variedad amarilla, el rojo dura un poco más, necesitamos más aguaceros porque el grano necesita madurar y mejorar, sin embargo, es urgente que llegue gente a trabajar en las fincas”, puntualizó Vélez.

 

El cambio climático atomizó el régimen de lluvias y las estaciones secas, hoy nadie sabe si lloverá o vendrá una sequía intensa. A juicio del caficultor el cambio climático va a afectar y seguirá afectando.

Un dato de cierre, a Luis Emilio Vélez la fauna silvestre le pasa una factura onerosa, en 15 días los felinos y otros depredadores le han devorado 75 gallinas sin que nadie le reponga un solo peso, por eso hay que comprar la libra de café Cocondo que apenas vale 40.000 pesos, nada por la calidad del producto y por la fauna que se está salvando en esa finca.

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