Aún me parece ver su figura imponente y respetable en su oficina de la calle 93 con carrera séptima, Jorge Cárdenas Gutiérrez fue un hombre de pasiones cafeteras y con un enorme conocimiento en temas de caficultura. Al sabor de un espectacular bebestible, el connotado dirigente manejaba con propiedad las vicisitudes del sector cafetero por temas fitosanitarios en tiempos agudos de roya y broca, pero también por entornos difíciles de la economía y momentos muy espinosos como la caída del Pacto Cafetero en 1989.
Don Jorge con su tranquilidad conocida comentaba cada hecho de manera impávida y obsequiaba facetas de la caficultura que iban desde cómo sembrar un árbol hasta cómo crecer en precio e ingresos con la magia del valor agregado. Aferrado a la institucionalidad, Cárdenas defendió a los productores grandes, pequeños y medianos, fue tozudo en asuntos tales como renovación del parque cafetero y una apuesta permanente por la salud de los cafetos.
Es apenas consecuente que se recuerde con mucha tristeza por la lamentable partida, a ese cafetero alto, punzante y crítico, pero igual amigo, consejero, orientador y formador de generaciones cafeteras, todas conscientes de trabajar una caficultura responsable, ecológica, social y sostenible.
El pasado domingo Jorge Cárdenas Gutiérrez cerró sus ojos para siempre, le adiós al complicado mundo de los mortales y se fue a descansar en paz bajo los cafetos celestiales, allá seguramente pedirá por sus cafeteros abnegados y por un país rural totalmente atomizado y alejado de progreso y competitividad, lo único que tuvo Colombia para mostrar fue ese poder cafetero que terminó de construir municipios, que llevó infraestructura a las veredas y que facilitó educación, salud y capacitación a tantas familias que vivieron y siguen dependiendo de la siembra de café.
Ayer nos saludamos y sonreímos con los tantos aconteceres, nos despedimos enérgicos hablando de café, hoy lanzamos con el mayor respeto, rosas, claves, gladiolos, anturios, flores blancas de café y muchas otras florestas ornamentales a su última morada, allá en el Huerto del Señor, Cárdenas Gutiérrez será recordado y colmado de bendiciones porque fue un hombre bueno, sabio, ecuánime y amigo de sus amigos. Asimismo, trabajador incansable, todavía sigue fresca la imagen del “Zar del café” en esas reuniones interminables que empezaban a las dos o tres de la tarde y terminaban a las cinco o seis de la mañana del día siguiente.
Hoy posiblemente Jorge Cárdenas Gutiérrez esté sentado en un grato jardín haciendo remembranzas con Arturo Gómez Jaramillo, el inmarchitable “Cofrade” Alfonso Palacio Rudas o con el inolvidable Mario Gómez Estrada, igual con otros grandes dirigentes y hombres emblemáticos del café que por su capacidad y compromiso seguirán vivos en el contexto del café.
Resulta increíble digerir el hecho, pero el abogado Jorge Cárdenas quien vio la luz de la vida en Medellín, falleció a los 94 años de edad dejando escrita y muy bien rubricada una historia cafetera y un legado gremial que con complejidad se iguala.
En sus comienzos Cárdenas llegó a la Federación Nacional de Cafeteros como gerente Auxiliar, cargo que ocupó entre 1963 y 1983. Sus menesteres quedan como paradigma, en 40 años de labores afianzó una Colombia exportadora con el café como emblema por ser el más dinámico.
Independiente de la caída del Pacto cafetero o Acuerdo de Cuotas, Cárdenas siguió adelante, llevando ánimo y oficio para no dejar desmoronar una caficultura herida que se movía en escenarios por fuera del confort y a merced de fondos de inversión y fenicios indolentes en la bolsa de Nueva York. Bajó su mandato afianzó la marca Café de Colombia, todo un sello de calidad de la deliciosa y espectacular bebida.
La historia de Cárdenas Gutiérrez es bien interesante, pese a que quedó huérfano de padre a los once años, fue el mayor de seis hermanos de una familia decente y con comodidad económica en la capital antioqueña. Su visión y agudeza no solo le sirvió al café, fue un hombre con mundo y país, estuvo afuera de su terruño por mucho tiempo, pero no dejaba de averiguar por el andamiaje de la hacienda Provenza, una propiedad familiar ubicada en las otrora inmediaciones de Medellín.
El exdirigente, hoy en los terrenos del Señor, se hizo jurista en la Universidad de Antioquia y luego se desempeñó como juez en municipios cercanos a la capital paisa. En Estados Unidos adelantó estudios en Administración Pública como una cuota inicial al gran reto que tendría desde el tejido cafetero.
A Cárdenas lo recuerdan también en el Banco de Bogotá, pero igualmente en la administración de Medellín en donde fue secretario de Hacienda. Bogotá le abrió las puertas ya que arribó para ser nombrado como director del Departamento Administrativo de Servicios Generales de Colombia, ente estatal erigido en tiempos de Alberto Lleras Camargo, una especie de garantía perentoria por el Frente Nacional.
Sus conocimientos, adeudo y sentimiento patriota lo llevaron a Ecopetrol en 1962, empresa estatal en la que firmó como vicepresidente financiero, tras un paso relativamente corto hizo su aparición a sus 32 años en su mundo ideal, el café, un año después lo acogió la Federación Nacional de Cafeteros.
Muy de la mano del ya desaparecido primer “Zar del café” Arturo Gómez Jaramillo, Gerente de la FNC y quien la lideró entre 1958 y 1982, Cárdenas estuvo muy activo en la instauración de verdaderos emblemas del café como el personaje Juan Valdez acompañado por la mula Conchita.
A ser el café una embajada desde la ruralidad colombiana, Cárdenas Gutiérrez hizo de manera encomiable una gestión casi diplomática, Colombia llegó a ser el principal exportador de café suave a nivel global. Es innegable, no se equivocó el presidente Belisario Betancur Cuartas al darle su respaldo para que aterrizara en la Gerencia del gremio cafetero, en ese momento los comités departamentales de cafeteros le dieron su bendición al nuevo Gerente, hubo ánimo y convicción en vista que el país venía de una bonanza cafetera en buena parte de los años 70.
Si bien hubo gloria y momentos inolvidables en Europa gracias a los resultados del Café de Colombia, un fuerte equipo de ciclistas que escribieron otra historia y se matricularon en el recuerdo del duro deporte del pedal. Claro que hubo momentos espectaculares, pero también muchos retos como el marchitamiento del Pacto Cafetero, la caída de los precios, los avances de roya y broca y muchas otras circunstancias que hacían cada vez más dura la competencia con Brasil y Vietnam.
En su administración llegaron momentos muy complejos en donde las cuentas no cuadraban y fue necesario salir de activos importantes como el Banco Cafetero, inclusive los productores de café tuvieron que darse el lapo y aguantar hasta que milagrosamente surgieron salvavidas y estrategias que reavivaron el sector cafetero.
Como buen paisa fue inquieto y al retirarse de la FNC decidió escribir y establecer el gremio de los biocombustibles. Hoy tras su partida, hay luto en la caficultura y lamento en distintas esferas porque Cárdenas como el café fue trascendental en el diseño de un nuevo y próspero país. La Federación Nacional de Cafeteros, en cabeza de su gerente, Germán Bahamón, han deplorado el fallecimiento de Jorge Cárdenas Gutiérrez, un servidor vital en el desarrollo de la caficultura que hereda considerable huella.
Con todo respeto y sentimientos de consideración y afecto enviamos un saludo de pésame a sus hijos Patricia, Jorge Hernán, Mauricio y Eduardo.
Años atrás nos encantó escuchar un tema dominicano que tocó almas colombianas, “que llueva café en el campo”, hoy pedimos que haya cafetos en el cielo para que la dicha de Jorge Cárdenas Gutiérrez sea total, se lo merece. Paz en su tumba.