Desde los territorios rurales de Colombia, las mujeres se están consolidando como protagonistas de la transformación social, liderando procesos que fortalecen la vida comunitaria, impulsan la economía familiar y preservan la identidad cultural de sus comunidades. En el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales, se resalta su papel como motor del desarrollo sostenible y su aporte fundamental en la construcción de un campo más equitativo e inclusivo.
Con presencia en diversos territorios del país, la Fundación Alpina impulsa iniciativas productivas sostenibles que fortalecen las capacidades locales y abren nuevos caminos de participación para las mujeres rurales e indígenas. Mediante procesos formativos, acompañamiento integral y espacios de diálogo intercultural, se promueve su autonomía económica y se tejen redes de apoyo que consolidan comunidades más resilientes.
El liderazgo femenino como motor de transformación
Mediante programas con enfoque agroecológico, la Fundación Alpina fortalece el rol de las mujeres rurales como protagonistas del desarrollo local. Entre las acciones concretas se destacan la implementación de huertas familiares, galpones de aves y unidades pecuarias, que han contribuido a mejorar la seguridad alimentaria y diversificar los ingresos de las familias mediante la comercialización de sus productos. Estas iniciativas no solo generan autonomía económica, sino que también fortalecen la voz y la participación de las mujeres en la toma de decisiones comunitarias, ampliando su papel como agentes de cambio en los territorios.
El trabajo en distintos territorios del país ha permitido identificar aprendizajes clave sobre las realidades y desafíos que enfrentan las mujeres rurales e indígenas. Estos procesos evidencian la necesidad de seguir fortaleciendo su participación, autonomía y acceso a oportunidades en condiciones de equidad. Algunas de las principales barreras estructurales identificadas son la baja participación en espacios de decisión comunitaria, sobrecarga de cuidados y trabajo doméstico no remunerado. El 93% de las mujeres rurales asume estas labores frente al 62% de los hombres y dificultades de acceso a servicios básicos y conectividad; en zonas apartadas como Vichada, solo el 10% de los hogares indígenas tiene electricidad y el 9% acueducto.
A pesar de estas barreras, las mujeres rurales e indígenas continúan construyendo caminos de transformación que impactan positivamente a sus familias y comunidades. Sus historias reflejan cómo el fortalecimiento de capacidades, la autonomía económica y el reconocimiento de sus saberes tradicionales se traducen en cambios reales y sostenibles.
Un ejemplo de ello es el de una mujer del resguardo indígena de Kanalitojo (Puerto Carreño, Vichada), quien, gracias a la venta de los productos excedentes de su patio productivo, logró ahorrar y adquirir una máquina de coser. Hoy, además de producir alimentos, confecciona y comercializa ropa dentro de su comunidad, ampliando sus oportunidades económicas y personales.
“El liderazgo de las mujeres rurales es esencial para el desarrollo del campo colombiano. A través de su participación activa, demuestran que la transformación social se construye desde la equidad, el reconocimiento y la fuerza colectiva, impulsando comunidades más justas, sostenibles y resilientes”, destacó Camila Aguilar, Directora Ejecutiva de Fundación Alpina.
La Fundación Alpina reafirma su compromiso con el fortalecimiento del liderazgo de las mujeres rurales, promoviendo su participación activa en la transformación económica, social y cultural de los territorios. Desde su labor en distintos departamentos del país, la Fundación continuará acompañando procesos que fortalezcan sus capacidades, impulsen su autonomía y reconozcan su papel como protagonistas del desarrollo sostenible en Colombia.
La Fundación Alpina fue creada en 2008 para aportar a la solución de la problemática del desarrollo rural en Colombia. Van más allá de la razón de ser de Alpina realizando una labor independiente de sus actividades y actores. Gestionan esquemas de cooperación y alianzas para complementar y articular recursos. Hacen acompañamiento y fortalecen capacidades de agricultores familiares para mejorar sus medios de vida de manera sostenible. Su propósito es impulsar los proyectos de vida de las familias rurales en territorios vulnerables de Colombia, transformando comunidades hacia la resiliencia y la prosperidad en armonía con el entorno. Buscan fortalecer capacidades con las familias, organizaciones y comunidades rurales a través de cuatro líneas: Producción sostenible (agroecológica), prácticas alimentarias saludables, asociatividad productiva y empoderamiento femenino.
