El campo colombiano sigue desafortunadamente sin encontrar la hoja de ruta para tener en conjunto una consecuente productividad y lograr con ello mejorar los indicadores económicos y sociales que siguen sin levantar y en medio de una terrible incertidumbre por todo lo registrado en el plano local, pero igual por las repercusiones internacionales que desprenden de una geopolítica alborotada y con grandes interrogantes por el devenir en lugares esenciales para el comercio como Europa Oriental y la Franja de Gaza, sin dejar de lado otros 50 diferendos en distintas partes del globo. Hoy volvió la crisis global logística, paulatinamente se notará una inflación, la escasez de productos y todos los líos en el suministro de productos básicos, en síntesis, un caos.
Hay grandes retos, no hay duda, el cambio climático obliga a tomar medidas y a trabajar genéticamente en la oferta de semillas para plantaciones más resistentes a los embates atmosféricos, lo propio se hace y se debe seguir haciendo en ganadería y muchos frentes agrícolas que pueden ser arrasados sino entren por caminos de innovación, tecnología e investigación.
Colombia ha hecho una tarea importante desde el sector privado y por ello lidera cambios en el sector arrocero, así como en café, palma de aceite, ganadería, banano y otras obtenciones extraídas del sector primario. Aparte de los desafíos en investigación, mayor productividad, menores aplicaciones, bajo consumo de agua y lucha contra las plagas, está la urgente articulación entre agricultores con el gobierno con el fin de generar al unísono y sobre el listado de necesidades, una política pública rural que empuje la competitividad y la llegada a los mercados de más y mejores productos colombianos, sin vacilación alguna se puede.
Uno de los sectores afectados por el desdén del ejecutivo es el arrocero que sigue dando noticias más allá de lo sucedido en los últimos meses cuando fue interrumpido el incentivo al almacenamiento, un instrumento vital para garantizar abastecimiento y reservas del esencial cereal.
En charla con Diariolaeconomia.com, el Gerente General de la Federación Nacional de Arroceros, Fedearroz, Rafael Hernández Lozano, dijo que con la cosecha anterior los precios venían con unos niveles normales y expuso que hace como diez días se fue reportado un bajonazo que tumbó el precio en más del diez por ciento, algo increíble porque, aunque el área sembrada ha crecido no hay justificación alguna para que haya bajado el precio.
El dirigente apuntó que debido a que no hay incentivo al almacenamiento, vendrían una mayor producción que posiblemente vendría castigada por los efectos del cambio climático que impactó negativamente los rendimientos, un inconveniente que se junta con el nivel de inventario más bajo de los últimos años, luego si hay rendimientos normales ello por crecimiento del área y una eventual mayor producción compensaría, no el déficit, sino la menor cantidad de inventario disponible porque el semestre se terminó con 278.000 toneladas cuando el año pasado superaron fácilmente las 300.000 toneladas. Dicho de otra forma, aclaró Hernández, es que la mayor cantidad de arroz que pueda salir por el aumento del área compensa la caída en los inventarios.
El país, dijo el directivo, siempre ha tenido inventario para para dos meses y medio, pero en este 2024 se tiene esa relación escasamente para un mes, luego con una cosecha normal y mayor obtención de arroz habrá resarcimiento aun stock venido a menos con corte a 30 de junio. Por eso Fedearroz estima que no tiene sentido que se especule sobre qué puede pasar si hay una buena cosecha arrocera pues si bien debería haber en ese inventario 400.000 toneladas, ello teniendo en cuenta que mensualmente se consumen 250.000 toneladas en términos de paddy seco, es decir que un inventario normal, el de dos meses, debería estar por el orden de las 450.000 toneladas.
“Si tenemos 278.000 toneladas, esa diferencia entre 450.000 y 278.000 frente a mayor área y mayor producción que pudiese haber, todo dependiendo de los rendimientos, se pueden hacer conjeturas amables, pero infortunadamente el cambio climático afectó mucho por altas temperaturas, exceso de lluvias y baja luminosidad, factores que fácilmente impactaron los rendimientos. La cosecha de arroz empezó el 15 de julio con la recolección del Ariari, sin embargo, el fuerte de la cosecha se dará entre los meses de agosto y septiembre y por eso en el último Consejo Nacional de Arroz se le pidió al gobierno que reconsidere el haber suspendido el incentivo al almacenamiento porque definitivamente la única manera de que los precios sean estables es aplicando dicho beneficio porque pagando el almacenamiento, los gastos financieros y el mantenimiento del cereal por tres o cuatro meses el panorama mejorará para el país. La petición se extendió a la industria que necesita el producto para poder seguir dinámica en el mercado”, enfatizó Hernández Lozano.
Explicó que el decreto que ordenó la liquidación del Instituto de Mercadeo Agropecuario, IDEMA, rubricado en 1997 le pasó al Ministerio de Agricultura la responsabilidad de tener un mecanismo que reemplazara las funciones de la extinta entidad y allí fue en donde se originó el incentivo al almacenamiento que evitó compras de arroz y en lugar remuneró a quien lo guardara, teniendo en cuenta costos de almacenaje, valores financieros y el costo de mantenimiento del alimento, todo a cambio de que se reconociera un precio mínimo que establecía el Consejo Nacional del Arroz, un negocio en el que participan industria, gobierno, por medio del Minagricultura, y los agricultores .
Deploró que la exministra de Agricultura Jenifer Mojica Flórez, resolviera suspender el incentivo al almacenamiento porque consideró que este se había diseñado para mejorar la competitividad, algo que en su opinión no se logró, lo cual, expuso Hernández lleva a dos cosas falsas, primero, argumentó, el incentivo fue diseñado para represar y cumplir con las funciones del IDEMA, segundo no era para la competitividad sino para romper la estacionalidad de la cosecha y evitar por esa vía que los precios no se deprimieran, una tarea que cumplió a cabalidad el extinto instituto, guardar el cereal y cuando se necesitaba lo sacaba al mercado, en este caso lo reemplazaba el incentivo al almacenamiento que se pagaba durante cuatro y hasta cinco meses pues si eventualmente el precio llegaba a dispararse porque había menos oferta, simplemente el ejecutivo notificaba que no había más incentivo y el arroz se llevaba al mercado.
“Eso se suspendió, sabíamos y veíamos que pasaría lo que está pasando, una caída en los precios porque no hay en este momento quien regule este mercado porque la única condición que le ponía el gobierno a la industria era dar el incentivo al almacenamiento, pero siempre y cuando los molinos pusieran mínimo un aporte, y al no haber el incentivo no existe razón alguna y menos obligatoriedad por parte de la industria de mantener un precio y entonces dicen que como está aumentando la oferta debe crecer el precio, algo que el país experimenta en este momento y lógicamente una baja de más del diez por ciento le está causando una merma muy importante en el ingreso al agricultor”, declaró el señor Hernández Lozano.
En el Consejo Nacional del Arroz los productores le dijeron a la industria que no había crecimiento pues es bueno tener en cuenta que nadie trabaja para llegar al punto de equilibrio, pues la laboriosidad y la inversión se hacen para ganar dinero algo que no están haciendo los labriegos que, si bien no están perdiendo, tampoco están ganando, su utilidad es nula.
Con la posición de la industria se rompe unilateralmente la ley de la oferta y la demanda ya que hay incrementos en el precio para una parte de la cadena en total desconocimiento de la realidad y el arduo trabajo del productor primario, afectado por el clima como pasó en La Mojana por exceso de agua y en otras regiones en donde la sequía golpeó los rendimientos. A juicio de Hernández, puede haber investigación y buenos resultados de ésta, pero aclaró que todavía no se ha descubierto una fórmula que vuelva el clima favorable y por eso Fedearroz sigue trabajando muy fuerte en investigación buscando variedades resistentes a las altas temperaturas, que no sean tan exigentes en la radiación solar o en la luminosidad, así como en otros aspectos, algo que no se consigue de un año para otro puesto que un estudio puede demandar varios periodos.
El Gerente General de Fedearroz afirmó que es bueno tener en cuenta dos temas, uno debe seguirse con el incentivo para enfrentar la estacionalidad porque al no haber distritos de riego en el llano para poder sembrar en el segundo semestre y equilibrar las áreas en los dos semestres, se seguirá presentando siempre una sobreoferta temporal en los meses de agosto, septiembre y parte de octubre, luego mientras no haya un mecanismo que permita que se distribuyan las áreas mejor lo cual sería viable con los distritos de riego del Meta y Casanare básicamente, departamentos en donde hay un río cada quince kilómetros, pero ninguna solución en riego, entonces, expresó el directivo, si eso se hiciera se rompería la estacionalidad y no habría problema, pero dijo que como no se ha hecho tiene que haber un instrumento que facilite el manejo del excedente temporal en los meses de agosto y septiembre y que esa medida conlleve a guardar el arroz hasta enero o febrero cuando empiece la demanda creciente del primer semestre que la oferta ya que es el periodo en el que se recolecta menos arroz en Colombia y tradicionalmente en esos primeros seis meses, especificó Hernández, reaccionan los precios, pero eso hace que el agricultor venda su arroz barato porque la comercialización del arroz en el país es oligopsónica, hay muchos vendedores y pocos compradores, un problema de siempre.
Cuota de fomento, más de seis décadas de buenos resultados
Por más de sesenta años los arroceros han tenido una eficiente cuota fomento, un periodo de aportes en tecnología y desarrollo de nuevas variedades, más de 51, y 26 años largos de investigación en donde los hallazgos no se han dado de un día para otro, igual hay estaciones meteorológicas y otras apuestas en el desarrollo del sector, producto de la buena utilización de los recursos.
Las bondades de esos recursos hoy son visibles y totalmente palpables, sin exagerar se notan. Hernández Lozano apuntó que hay unos recursos provenientes de las subastas de arroz consecuencia de lo negociado en el TLC con Estados Unidos, una plata en caja que requieren de un visto bueno en el Ministerio de Agricultura para poder ejecutar y lograr mayores avances en el sector pues hay trazados proyectos y nuevos trabajos en investigación.
“A la exministra Jenifer Mojica le presentamos en marzo de 2023 la solicitud y todavía no nos han contestado ni nos han aprobado, nos tocó liquidar a 50 ingenieros agrónomos de asistencia técnica, teniendo la plata en caja para pagarles, pero con la nueva Ministra de Agricultura Martha Carvajalino se nota una tónica muy diferente a la anterior jefe de esa cartera, ojalá sea así y el Director de Cadenas nos manifestó que la Ministra actual está muy interesada en trabajar de la mano con los gremios por lo que quiere concertación y un trato diferente a los productores agropecuarios del país, esperamos que eso sea así”, comentó el Gerente General de Fedearroz.
Los productores de arroz quieren trabajar en equipo, han trabajado por el desarrollo del campo y seguirán comprometidos con ese propósito. Los agricultores siguen necesitando del ejecutivo seguridad, inversión en infraestructura y todos los avales para seguir con la asistencia técnica. Esas respuestas, especificó el dirigente gremial, son las que esperan los arroceros por parte del gobierno porque no encuentran la mínima razón para que se tomara la posición de la ministra saliente a la que cree el gremio, no le caía bien a la funcionaria, un error porque no ayudó a solucionar nada y dejó en veremos la seguridad alimentaria al no proteger la investigación en la producción de alimentos, caso opuesto no recibió a los delegados de Fedearroz y obvió el futuro agrícola del país.
Fedearroz está dispuesto a sacar adelante grandes proyectos con el gobierno, quiere colaborar y generar sinergias para que no solo mejoren las relaciones con el Ministerio sino para alcanzar metas en favor de la agricultura y el suministro oportuno de alimentos no en vano se ha hecho una labor encomiable durante los 77 años de historia que tiene la federación.
En los cálculos de Fedearroz la cosecha arrocera de 2024 podría llegar a los tres millones cien mil de toneladas, muy parecida a la del año anterior, un poco más alta, todo por los impactos favorables del AMTEC, el exitoso modelo de trasferencia de tecnología basado en sostenibilidad y responsabilidad social que busca con todos los soportes alcanzar organización, competitividad y rentabilidad.
Recalcó que la transferencia de tecnología se vio entorpecida por la salida de los 50 agrónomos que tenían siete, ocho y nueve años de experiencia, ahora se hace necesario unos nuevos recién egresados, pero lamentablemente se perderá un año más con su preparación y puesta a punta para hacer una óptima transferencia.
Los daños causados por la anterior Ministra no se la hizo a la federación que tiene vida propia sino al sector, pero con la nueva tónica vendrá un diálogo amable y coherencia en la política rural.
“Notamos un diálogo amable y creemos que las relaciones van a mejorar, ahora es perentorio que nos reciban pues no nos abren las puertas de ese despacho desde marzo de 2023, yo ni sabía dónde quedaba la nueva sede del Ministerio de Agricultura, hoy fui y nos atendieron en un salón con toda la gentileza, no nos alcanzó el tiempo para conocer las instalaciones del Ministerio, aspiro que las cosas cambien con la nueva Ministra”, subrayó Hernández Lozano.
Inseguridad, un asunto serio
El Gerente General de Fedearroz Rafael Hernández manifestó que hay gran preocupación porque la inseguridad en el campo está disparada con un asunto alarmante pues avanza la extorsión, las amenazas de secuestro, los robos y otro tipo de delitos en zonas que están totalmente tomadas por la guerrilla, un asunto serio porque todos han tenido que pagar para que no se les prive de la libertad de manera forzada, hay asesinatos y destierro, sin ir tan lejos se le está haciendo la vida imposible al que produce alimentos para un país que lo necesita.
Todo está complicado, dijo Hernández, no hay una garantía para la vida, la honra y los bienes de todos los productores porque el inconveniente no es solo de los arroceros sino de ganaderos y de todos los que tienen que ver con el campo que hoy como nunca se sienten amenazados. Lamentablemente, añadió, se perdió la institucionalidad tan necesaria en el día a día campesino, un problema que no leyó el Ministerio meses atrás cuando por el contrario se desintitularizaron muchas cosas que había, algo que no se entiende.
Para Hernández, el gobierno se ha dado cuenta de los avances que ha alcanzado la guerrilla y han sucedido cosas incómodas como lo acaecido con los vehículos de la Unidad de Protección en donde fueron encontrados delincuentes con quienes negocian la paz, algo que desanima y deja mucho que desear porque uno ve que hay más condescendencia con ellos que con la gente honesta y trabajadora.
Reforma tributaria, más incertidumbre
No hay duda, Colombia se afianzó como la factoría número uno de reformas tributarias, mal hechas y atiborradas de equivocaciones, pero ahí están, acabando con la clase media, afectando empresarios y trabajadores, todas unas propuestas hechas al amparo del consenso de Washington en donde hay de todo menos corazón.
Es triste, Colombia hace reformas al código tributario no para el desarrollo y la prosperidad sino para apagar los incendios que desprenden de la corrupción y las políticas mal hechas.
Hernández anotó que se necesita una tributaria que apueste por la competitividad y la probidad y no la de siempre, la de tapar huecos.
En el seno de la Asociación Nacional de Empresarios, ANDI, dijo Hernández, se analizó el tema y la conclusión es que el país no resiste una tributaria más, por lo menos el sector primario y la industria, una reforma que saca plata solo para pagar deudas.
El gobierno, señaló Hernández, debe ser audaz y cambiar la fórmula, no se puede seguir más con lo mismo pues están asfixiando la clase media con tantos impuestos. El tema será complicado porque una reforma tributaria mal hecha puede generar recesión, unas medidas que pueden dañar lo que ya está dañado. Hay que pensar en un país más barato, sin exenciones y con más actores queriendo hacer empresa y ofrecer empleo de calidad.