Sábado, 01 Marzo 2025 00:00

ICA, qué gran ayer, pero ¿qué pasó con los bancos de germoplasma?

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Los trabajadores y científicos lamentan que la entidad pasó de ser un instituto fuerte en investigación a un avalador de importaciones y exportaciones, una medida deplorable y absurda.

Colombia lleva en su AND la agricultura y es una herencia Chibcha o Muisca, pero también de otras familias indígenas que supieron bien-tratar y sembrar en las entrañas de la madre tierra unas semillas nativas de muy buenos rendimientos para la época. Eran, los de labranza, unos sitios de sembradío de donde brotaron frutas, maíz, tubérculos como la papa y la batata, igualmente arracacha, yuca, cubios, ibias, ullucos, aguacates, hortalizas, cacao, frijol, ahuyama y todo tipo de productos del trópico que alimentaron las naciones aborígenes gracias a unas técnicas admirables de cultivo que incluían sistemas de riego y de manera increíble, buenas prácticas agrícolas que ayudaron con la cosecha de algodón, tabaco, quinoa y plantas medicinales. Lo anterior dice que no es fortuito la pasión de padres y abuelos por las activades agrarias en vista que los ancestros sacaron adelante pueblos enteros en donde la buena nutrición y el respeto por el entorno marcaron un hito en las plantaciones y obtención de alimentos.

Con la conquista y la colonia llegaron nuevos productos verbigracia, ganado, equinos, cerdos, ovejas, trigo y muchas otras especies de explotación, un complemento ideal para las carnes obtenidas del monte y la pesca, más adelante, en 1730 de la mano de la comunidad Jesuita, hace su arribo el café, el que se afianzaría como cultivo estrella para el caso puntual de Colombia.

Los bienes del campo fueron siempre el primer renglón de la economía precolombina la cual se combinó con la minería, extracción de sal, captura de peces y caza de animales para el suministro de carne. La agricultura estuvo desde tiempos inmemoriales en las venas de cada colombiano y por ello en 1962 a través del Decreto 1562 del 15 de junio, el presidente Alberto Lleras Camargo creó el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA. una institución con musculo y con las herramientas adecuadas para investigar, hacer mejoramiento, pero avanzar en nuevas variedades para el caso de las siembras y lograr óptimos rendimientos en vacunos, aves de corral y especies menores, Su primer Gerente fue Fernando Peñaranda Canal.

Para ese tiempo la misión del ICA fue coordinar e intensificar las labores de investigación, enseñanza y extensión de las ciencias agropecuarias para el desarrollo de todas las actividades del sector y especialmente para facilitar la reforma social agraria.

 

 

El ICA llega justo en momentos en que la agricultura crecía y miraba más allá de sus fronteras, en la década del sesenta los productos de mayor dinámica fueron algodón, caña de azúcar, trigo y arroz. Es claro que en ese tiempo una de las grandes prioridades de Colombia era el desarrollo rural, tanto así que en 1961 el presidente Alberto Lleras Camargo presentó la primera reforma agraria.

La agricultura empezaba a crecer con el acompañamiento del ICA, en 1962 y ya en la presidencia de Guillermo León Valencia el instituto toma fuerza y deja ver excelentes resultados toda vez que su orientación estaba muy definida hacia la investigación y el desarrollo de las ciencias agropecuarias. En el ocaso del gobierno de Valencia el país firmó un acuerdo entre la Universidad Nacional de Colombia con la Universidad de Nebraska, un convenio hecho bajo las directrices de la Alianza para el progreso impulsada por el presidente Jhon F Kennedy.

Colombia reportó en 1961 el comienzo de un ambicioso plan de enseñanza agrícola y agronómica, en ese propósito un sinnúmero de facultades de Agronomía se articuló con granjas experimentales estatales, trabajo que tuvo el respaldo de importantes fundaciones estadounidenses como Rockefeller, Ford y Kellogg, por Colombia se integró de gran forma la Federación Nacional de Cafeteros.

En esa meta la Universidad Nacional siguió canalizando ayuda internacional y logró nuevos desarrollos. En principio la carrera de medicina veterinaria esencial en el avance agrícola, dio un salto y transformó el modelo inicial que era francés para pasar al norteamericano. Con el Pacto de Nebraska en 1966 medicina veterinaria y zootecnia fueron estipuladas como carreras diferentes. Precisamente en ese periodo visitó a Colombia el acaudalado hombre de negocios John D. Rockefeller con el fin de percatarse de que todo fuera sobre ruedas con el nuevo laboratorio de investigaciones médicas veterinarias, LIMV, dependencia del ICA.

 

 

No sobra decir que la Alianza para el Progreso tenía como foco principal impulsar un plan de ayuda financiera, agraria, tributaria, administrativa con extensiones a sectores endebles como educación, salud y otros. Es importante citar que en 1950 fue creada la Oficina de Investigaciones Especiales que impulso la Fundación Rockefeller, finalmente el inicio del ICA, ente que avanzó significativamente en mejoramiento genético de plantas destinadas a la dieta local, igual en fertilidad animal, eso sí muy notable en genética de punta para café, algodón y caña de azúcar.

En fin, hablar del ICA genera todo tipo de sensaciones, la entidad creció a niveles impresionantes y logró afianzar con exploración científica grandes avances y mejoras, trabajos que siguieron con la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica, una división del ICA que tenía bajo su custodia los bancos de germoplasma hoy motivo de preguntas y debates pues todo parece indicar que al país le hicieron conejo con ese gran activo, el material genético acopiado durante décadas para seguir promoviendo productividad y seguridad alimentaria.

El ICA y Corpoica le dieron relieve a la agricultura colombiana, sus profesionales fueron enviados al exterior para optimizar sus conocimientos, los colaboradores trabajaron más que por un sueldo por una pasión, en los viejos tiempos ser técnico o trabajador del ICA representaba un orgullo y una posición especial que todos anhelaban en la ruralidad.

En 1992 sobre la base de modernización del Estado, justo en el arranque de la cuestionada apertura económica, el ejecutivo decidió reestructurar el ICA argumentando igualmente que eran necesarias al interior de la entidad nuevas disposiciones científicas y tecnológicas, es así como el gobierno de turno opta por meterle la mano al ICA con el fin de especializar institucional y administrativamente las labores de protección sanitaria y regulación en la entidad, por otra parte las tareas de investigación y transferencia pasarían a manos de Corpoica erigida en 1993.

 

 

En opinión de muchos, la reestructuración tiene dos lecturas, una, el Estado se equivocó y dos, todo lo adelantó sistemáticamente para facilitar el despojo de los bancos de germoplasma y dejar al país en alto grado de vulnerabilidad por falta de investigación ya que hoy los activos de Corpoica terriblemente rebautizado Agrosavia, están en el completo abandono, deteriorados y con algunas tierras de buenas condiciones en arriendo, Santo Padre, de no creer.

Viene la pregunta, ¿en qué está la investigación agropecuaria en Colombia, quien tiene o en dónde están los bancos de germoplasma?, ¿fue irresponsable hacer una reestructuración para abandonar la exploración científica en tiempos difíciles y con amenazas climáticas y sanitarias por aparecer?, caramba, tremendo coco en el país del Divino Niño.

El ICA es visto hoy como una melancólica quimera, muchos de sus extrabajadores y científicos aún recuerdan los logros de la entidad por cuanto la entidad en sus buenos años logró materializar centros de investigación de gran trascendencia, es por eso que aún se habla de sendas sedes como Tibaitatá en Cundinamarca, la de Palmira en el Valle del Cauca, Tulio Ospina en Antioquia, Turipaná en Córdoba y Nataima en el Tolima, todas para mostrar y sacar pecho.

Hay mucho por evocar como el fruto de esos primeros pasos y los resultados registrados entre 1970 y 1975 cuando la producción agrícola creció en 5.1 por ciento, al igual que las exportaciones que tuvieron un índice de crecimiento en ese quinquenio del 13.8 por ciento. En ese tiempo se logró una nueva variedad de maíz que permitió entregar 300 toneladas de semillas básicas. Esos tiempos, caminando con aliados norteamericanos no se pueden dejar en el cuarto de San Alejo, ahí que seguir, honrar el impulso de investigación genética sobre teorías acordes con la Alianza para el Progreso.

 

 

El ICA debe retomar sus derroteros, quedar en las manos adecuadas, en las del Estado y propender por la sinergia que se tuvo, pues a su esencia, un espíritu investigador debe dársele tranquilidad con la tarea de vigilancia sanitaria para ponerle cerco a problemas y patologías, en fin, volver a un ICA grande con ese Corpoica científico y custodio de la genética, es consecuente, igual debe hacerse posible evitar malos manejos y poder así inyectar recursos en nuevas tecnologías para la evolución agropecuaria. Pretender privatizarlo como se denunció en un tiempo hubiese sido una propuesta estúpida, hoy el tema es unir lo que ilógicamente se dividió y para eso ya hay propuestas, se podría hacer con voluntad política y aplicando la simple lógica.

Para los sectores productivos con investigación como es el caso de café, palma, ganado, arroz, papa y otros, tener un aliado potente y dedicado a la investigación sería la mejor noticia, por cuanto habría más conocimiento al servicio del progreso en la ruralidad en donde más de uno se cansó de cargar inoficiosamente un fúsil, son seres humanos que anhelan el terruño, el de las fincas, las parcelas y los cultivos.

 

 

En charla con Diariolaeconomia.com, el asesor de gerencia del ICA Ricardo Antonio Venegas Suarez dijo que el Instituto Colombiano Agropecuario fue una entidad que aportó significativamente al desarrollo agropecuario y rural de Colombia por más de seis décadas. En la actualidad, expuso, el ICA hace una función muy importante basada en la sanidad agropecuaria del país.

Lo más importante que tuvo el ICA, anotó Venegas Suarez, fue un potencial técnico científico que lamentablemente se perdió, se trataba de gente muy idónea formada en las mejores universidades agropecuarias, científicas y tecnológicas del mundo que regresaban a Colombia a desarrollar múltiples procesos en los centros de investigación lo que condujo a la obtención de muchas especies y variedades nativas mejoradas que infortunadamente a la fecha no se producen pues no hay una actividad investigativa que muestre eficiencia y resultados.

Los cambios en el ICA, expresó el también sindicalista, fueron la consecuencia de una política macro y aperturista que llevó a enarbolar un modelo de importación de alimentos, algo absurdo porque Colombia tiene las bondades del agua, el sol y de unos suelos de gran atributo.

 

“No se puede en defensa de una política neoliberal adoptar medidas de tremenda envergadura para dañar toda una institucionalidad dejando el país a merced del comercio internacional en donde los precios varían, suben o bajan, lo malo de todo es que ese afán de globalización y prácticas cuestionables dejaron al país con sendas dudas en materia de soberanía y seguridad alimentaria, algo que so leyeron en el pasado, asunto gravísimo porque no hay manera de reestablecer el sector agropecuario pues no hay plata y menos personas técnico-científico, tan solo buenas intenciones, pero no los instrumentos adecuados, algo que hace pensar en la urgencia de una política de Estado y del alto gobierno en donde se defienda la seguridad alimentaria de los colombianos retomando una institucionalidad fuerte, estructurada, integrada y complementaria, de lo contrario apague y vámonos”, declaró el señor Venegas Suarez.

 

 

 

Los trabajadores e investigadores del ICA se dieron a la tarea de trazar una hoja de ruta para salvar el instituto como ente de investigación, una propuesta para que el gobierno la analice, la evalúe y si es del caso le dé vía libre para reavivar el agro que se necesita hoy más que nunca por todo el entorno geopolítico, de hostilidad, amenazas, guerras económicas, aranceles, clima, eventualidades sísmicas y otras. Hoy dijo el experto, no hay nada seguro, cualquier cosa puede pasar y Colombia que no está blindada, que no investiga desde el aparato estatal y que tiene refundidos los bancos de germoplasma podría estar enfrentando una hambruna o algo parecido por la irresponsabilidad de quienes defendieron intereses particulares, de muy baja probidad para poner la genética agropecuaria colombiana en manos de privados dentro y fuera del país.

Para el asesor, si hubiese una catástrofe o un terremoto de grandes dimensiones, Bogotá estaría en serios problemas pues al estar aislada de las regiones, la capacidad de reserva de alimentos no alcanzaría para 15 días, es decir habría desabastecimiento y dificultad para repoblar agropecuariamente las regiones ricas en todo con opciones múltiples de siembra y cosechas, pero que necesita condiciones, infraestructura y bienes públicos para hablar tranquilamente de seguridad alimentaria fija y estable.

Agregó que la población mundial crecerá y no escondió su preocupación por el uso y abuso de síntesis química en la agricultura, factor que tiene suelos completamente arruinados en otros países y produciendo comida en otros lugares con agroinsumos tóxicos y dañinos para la salud animal y humana, un fenómeno que explica el creciente número de casos de cáncer en mujeres, hombres y niños.

Desde su punto de vista, el técnico en vigilancia epidemiológica, el problema es más importante y apremiante que lo político e ideológico ya que es perentorio pensar en los ciudadanos y en los productores de todos los tamaños.

 

 

Estimó muy importante trabajar por la paz en los campos y dijo que, si hay tranquilidad como también condiciones para producir en la ruralidad, todo acompañado de instrumentos e institucionalidad sólida a la reforma agraria para que los campesinos retomen el entusiasmo para sembrar con rentabilidad y calidad de vida con sus familias, habrá un buen devenir, eso sí con salud, centros educativos para niños y jóvenes, todo un cúmulo de soluciones que haría de Colombia una nación posible, sin guerrilla ni paramilitares, pero también sin gente miserable en las calles, algo que no se ha entendido porque siguen primado los egoísmos y los intereses particulares que no dejan avanzar.

Dentro de las propuestas de los trabajadores del ICA está la puesta en marcha de la Universidad Campesina, una petición que ha tomado fuerza y que le ha sonado a los entes territoriales que son conscientes de la falta de profesionalización de los trabajos campesinos.

 

“Tenemos las aulas, los sitios, también profesores y alumnos, tan solo resta articular el proyecto y ponerlo a funcionar porque entre otras cosas no demanda mayores recursos porque en las entidades del Estado hay profesionales aún con mucha capacidad y lo mejor, con toda la disposición de transferir conocimientos al campesinado que será certificado por las entidades o el Ministerio de Agricultura en reforma agraria, asistencia técnica o extensión agropecuaria por citar algunas opciones. Nosotros estamos en capacidad de cristalizar ese sueño hoy, si mañana firmaran una resolución creándola, perfectamente a la semana arrancarían las clases, se formarían colombianos de bien para el desarrollo del campo y no para la guerra”, precisó Venegas Suarez.

 

Dijo que quienes en 1991 criticaron la apertura y advirtieron de las consecuencias fatales en productividad fueron tildados de locos, pero sostuvo que hoy se ven los infortunados resultados porque el país se volvió importador de alimentos, algo imperdonable porque si algo le sobra a Colombia es capacidad para cultivar porque sigue siendo amén de la depredación y la minería ilegal un país rico en suelos y agua, pero también en gente trabajadora de vocación agrícola y campesina.

 

 

Las entidades del agro fueron atomizadas, se fueron todas, salvo el Ministerio de Agricultura, pero es imperdonable que los modelos como el Instituto de Mercadeo Agropecuario, IDEMA, que era funcional y útil pasara a mejor vida porque la corrupción lo absorbió cuando lo que tenía que potenciarse era el INPEC para encarcelar corruptos y salvar el esquema, todo un ejemplo del mundo al revés, pero para el vocero, hay mucha debilidad en las entidades estatales al servicio del campo que pueden ayudar si se ponen a funcionar debidamente, con técnicos y profesionales, no con onerosas cuotas políticas o vagabundería.

En su análisis, el sindicalista reconoció que el presidente de la República no alcanzará a hacer todo lo que se necesita, pero apuntó que se pueden dejar unas bases para que, en una propuesta de largo aliento como el Plan Decenal y la reforma agraria, sea factible potenciar una política de Estado con el apoyo de la ciudadanía, de los campesinos y de todos los productores, nada imposible porque en el ICA hay cama para todo el mundo y quien se monte en una iniciativa para mejorar y crecer con seguridad más honestidad, le irá bien, solo si las cosas se hacen al derecho, con seriedad y sin abusar, únicamente pensando en país.

 

Bancos de germoplasma, hay que saber a dónde fueron a parar

Parte de las precarias costumbres que ha hecho carrera en Colombia es apropiarse de lo ajeno, o sencillamente regalar o feriar los activos de la nación sin que nadie se ponga colorado. La corrupción es un cartel muy dañino que no respeta leyes, funcionarios ni nacionales, en medio de su malsana ambición destruye riqueza y condena a muchos a la pobreza, de frente y sin pudor le pone el palo en la rueda al progreso, opera como plaga y acaba con lo que se le atraviese, mejor dicho, la pudrición de cogollo, la aftosa, pulgones, chinches o barrenadores, son dulces criaturas.

 

 

Hoy lo que se reporta con los bancos de germoplasma, esos activos genéticos del país que cumplen una función esencial a futuro en alimentación porque conservan y permiten disponer y usar variedad genética vegetal, animal y también de microorganismos, es sumamente delicado y grave, un contexto que llevará a indagaciones y seguramente a procesos ante los jueces porque se trata, repito, de material exclusivo del país, ni más ni menos que el bordón de la seguridad alimentaria.

Para Ricardo Antonio Venegas, el hoy de los bancos de germoplasma genera una enorme preocupación porque muchos están en manos de privados o por fuera del país, algo grave porque se los quitaron al ICA que fue la entidad desarrolladora de los bancos, un trabajo de décadas en donde el gobierno facilitó los instrumentos técnicos, científicos y presupuestales, pero no se ve una auditoría al respecto, no hay certeza de dónde están los bancos realmente y al servicio de quién, esas son las grandes inquietudes porque no se trata de generar reyertas entre instituciones o investigadores, tan solo se piden respuestas y soluciones.

Hoy el país con los retos que tiene en frente agrícola demanda poca gente, pero idónea, capaz, comprometida, conocedora, que genere una masa crítica y maneje proyectos sobre las nuevas tendencias globales como el cambio climático, delo que el país quiere comer y en lo que se puede ser competitivos frente a otros países. Con una política seria, argumentó Venegas, todos y todas tienen forma de vivir mejor, dentro de la dignidad y el derecho.

Es urgente que se investigue a fondo que pasó con los bancos de germoplasma porque hay de hecho muchas personas comprometidas en el asunto, actualmente son pocos a los que les va muy bien con los activos genéticos del Estado, pero no prosperan pese a su trabajo y esfuerzo pequeños agricultores o ganaderos, hoy no se ve rentabilidad en campesinos o indígenas que utilizan la tierra para alimentar el país.

Hay algunos individuos que tuvieron los bancos bajo su custodia y hoy ocupan cargos destacados a nivel internacional, la pregunta es ¿cómo lo lograron? Si bien es cierto a una minoría le fue muy bien, al país le fue terrible.

 

 

Hoy, añadió el invitado, hay una parafiscalidad que debe ser bien aprovechada e invertida de la mejor manera por parte de los gremios para evitar utilizar recursos estatales pues como dicen, fiscalmente, el palo no está para cucharas.

El asunto es unir país, propender por la despolarización y trabajar al unísono ya que, si diseña conjuntamente un proyecto eficaz para darles soluciones a los pequeños agricultores campesinos en productividad, florecería el campo con alimentos y no con coca. A juicio del técnico muchos campesinos se volcaron a cultivos ilícitos porque la institucionalidad los dejó tirados y abandonados razón por la cual terminaron en grupos armados irregulares, producto, recalcó, de malas decisiones y de quienes se usufructuaron con los recursos del sector agropecuario.

Quienes dicen que con los bancos de germoplasma hubo un despojo, concluyó Venegas, podrían estar en lo cierto porque hoy nadie sabe en dónde están ni para que han servido, pero lo consecuente es averiguar en donde se encuentran las variedades y el resumen genético de la actividad agrícola y pecuaria del país, eso, señaló, hay que hacerlo muy a pesar que el tiempo esté en contra, tan apremiante que hay reformas para el campo que están casi que en el piso, una pésima noticia para la ruralidad que debería ser un escenario de oportunidad económica y social, pero también garantía de producción de alimentos para el país.

En momentos en que se separó la investigación del ICA se fueron 5.800 trabajadores cargados de compromiso y lealtad, básicamente partieron experiencia y conocimiento, después se desaparecieron los bancos de germoplasma.

 

Estado debe tener control sobre sus entidades y beneficios

 

 

Por su parte el Director Técnico de Análisis y Diagnóstico agrícola del ICA, Jorge Evelio Ángel Díaz afirmó que la investigación en el sector agropecuario que está en manos estatales debe seguir allí para que pueda cumplir con el acometido de poder ser una política de Estado y de protección a la producción agrícola y pecuaria que finalmente es la seguridad alimentaria de un país.

Agregó que aprovechando que aún quedan bancos de germoplasma, gente capaz, científicos, recurso humano, suelos apropiados y centros de investigación deberían desarrollarse unos programas de investigación muy fuertes que estén al servicio de la nación y de todos los productores colombianos.

El profesional que tuvo la oportunidad de incrementar sus conocimientos en Inglaterra dijo que la ciencia experimenta una dinámica permanente de mejora y cambio lo que dice que Colombia como cualquier otro país debe estar a la vanguardia del desarrollo científico y tecnológico, un reto que ostentan los profesionales, dos elementos fundamentales que deben desplegarse internamente en donde los versados están llamados a ser muy sólidos para dar respuesta a todo lo que asumen y a los mismos requerimientos, pero adicionalmente tomar las partes que han desarrollado otros y que simbolizan un considerable esfuerzo, costo y tiempo para poder mejorar lo que hoy se tiene.

Por todo lo analizado con el ICA, su reestructuración y la lánguida realidad de Corpoica o Agrosavia, Ángel Díaz estimó que el Estado está llamado a tener el control sobre sus entidades y sobre el beneficio que generan las mimas, como se puede decir no solamente en el sector agropecuario sino en otros frentes como el médico, el de salud y educación, inclusive el militar también, luego el aparato estatal tiene que brindar garantías porque al fin y al cabo genera un beneficio que recibe cada individuo en el territorio nacional con una investigación que, subrayó, debe estar en poder del Estado y nunca al amparo de privados.

 

ICA, una institución protagonista

 

 

Frente a las alarmantes circunstancias, opinó Ángel Díaz, el ICA ahora más que nunca necesita ser una de las entidades llamadas a ser fortalecidas en todas sus dimensiones por muchas razones, primero porque en este mismo instante una de las mayores fuentes de ingresos en Colombia está relaciona con los productos agrícolas, también con el tema alimentario y el escenario socioeconómico que le da sostenibilidad al país, pero asimismo otros temas que están inmersos dentro de eso y por eso reiteró el técnico, la entidad llamada a llevar todos esos procesos, a mejorarlos, sustentarlos e innovarlos exactamente es el ICA.

Hoy en agricultura, informó Ángel Díaz, pueden tenerse de manera simultánea cultivos de ciclo largo con los de ciclo corto, algo perfectamente obtenible, pero dijo que las grandes fuentes hídricas que tiene el planeta y cada país deben ser cuidadas al cien por ciento y dentro del manejo agrícola es recomendable destinar algunas áreas del territorio para agricultura, otras para conservación y también regular de alguna manera el crecimiento de la población.

La importancia actual de los bancos de germoplasma tanto vegetales como animales radica en que en ellos están concentrados todos los genes y el potencial que tienen los mismos, Algunas plantas, por citar un ejemplo, apuntó, aparentemente no tienen mucha importancia porque no ofrecen un producto que sea organolépticamente muy agradables, pero sí pueden tener una gran cantidad de genes que generan resistencia a una plaga y que se pueden tomar de esa plaga para meterla en otra y hacer programas de mejoramiento, algo que siempre ha hecho el hombre, primero con programas de mejoramiento tradicional y luego de mejoramiento por ingeniería genética, pero ese, enunció, es el valor real de los bancos de germoplasma, muy valiosos en el trópico.

 

“En Colombia contamos con algo muy grande que no tienen ni los países europeos ni los escandinavos y es una gran biodiversidad genética, la gran riqueza de nuestros países”, manifestó Ángel Díaz.

 

 

Clima, mutaciones y resistencia, otros desafíos

 

 

El Covid-19, enfatizó el versado, es una muestra que con la llegada de un agente patógeno es necesario desarrollar una vacuna, pero mientras esta se descubre mueren muchas personas, una situación que perfectamente se da en cultivos y animales lo cual obliga a los gobiernos a hacerse con toda una estructura que les permita no solamente hacer desarrollos científicos y tecnológicos sino además tener la capacidad de control dentro del territorio.

 

“Si nosotros estamos preparados para el Covid o cualquier otro tipo de enfermedad, si vemos inconvenientes por la resistencia antimicrobiana, la mutación y todo lo que puede desprender del clima, tenemos que seguir en una dinámica de desarrollo científico y tecnológico sin dejar de estar a la vanguardia de todos los avances que se hacen en el mundo”, puntualizó Jorge Evelio Ángel Díaz.

 

De cara a superar apuros en salud humana, animal y vegetal, comentó el profesional, son muchas las estrategias que se deben trabajar y allí puede hablarse de recursos del Estado, pero también dineros del sector privado al igual que externos, eso sí, aclaró, hay que generar estrategias para el manejo del desarrollo científico y tecnológico, pericias que a la postre son las que hacen que una nación sea más fuerte, más autónoma y que pueda dar respuesta a todas las problemáticas que registra.

Los entornos por diferentes circunstancias pueden llevar a que surjan amenazas fortuitas para la salud de los cultivos, los animales de cría y los seres humanos, para nadie es un secreto que intempestivamente pueda llegar una nueva patología o agente insalubre que golpee fuertemente vidas o explotaciones agropecuarias, pero a juicio del instruido cada problema hay que enfocarlo caso por caso. Dijo que si se habla por ejemplo de Covid, la respuesta de la ciencia para detener el virus y la cantidad de muertes fue una vacuna, pero manifestó que si hay plagas y enfermedades en siembras entonces es necesario desarrollar variedades resistentes a esos factores nocivos y si se habla de contaminación ambiental es necesario crear los mecanismos para frenar el problema y así sucesivamente cada inconveniente, pero todo, dijo, finalmente esta fundamentado y sostenido sobre algo que se llama desarrollo científico y tecnológico para ser capaces de dar respuestas a cada una de esas dificultades.

 

 

Dentro de las preocupaciones, dijo que evidentemente hoy surge una nueva era, la de la inteligencia artificial, IA, que lleva a miedos y mitos como los que surgieron tras los transgénicos pues la gente pensó que eso redundaría en una gran catástrofe, pero con el tiempo el tema se reguló, los países tomaron sus medidas y algunos desarrollos logrados finalmente sirvieron. Sobre la IA, apuntó, brotan algunas dudas y temores que son poco cimentados porque si son conducidos de manera apropiada probablemente no pasará nada, ahora, exteriorizó Ángel Díaz, se tiene un nuevo desarrollo científico conocido como la Edición Génica, un tema que para los próximos 200 años generará grandes retos, hallazgos y cuidados por lo que debe tener toda la vigilancia de toda la humanidad por lo que se pueda generar allí.

Resulta interesante decir que la edición de genes implica un conjunto de tecnologías que ofrecen a la ciencia la destreza de cambiar el ADN de un organismo. Ese tipo de habilidades facilitan adicionar, restar o alterar material genético en determinados puntos del genoma. Los entendidos dicen que las terapias genéticas serán trascendentales para tratar varias enfermedades, pero su enfoque y novedad puede implicar riesgos potenciales como algunos tipos de cáncer, reacción alérgica o daños en los órganos o tejidos si se administran a través de inyección.

 

La agricultura debe hacerse bien y en pro de la salud de los suelos 

 

 

 Recientemente, expresó el Director Técnico de Análisis y Diagnóstico agrícola del ICA, Jorge Evelio Ángel Díaz, estuvo en una reunión con la Unión Europea sobre el tema de producción agrícola y agroquímica con los efectos conocidos en China e India en donde el daño en los terrenos, otrora destinados para la siembra no son explotables porque perdieron vida y capacidad productiva. Sostuvo que los europeos están muy preocupados porque hablan de los alcances y menoscabos de la erosión del suelo y dicen que en promedio el 80 por ciento de los suelos del Viejo Continente están erosionados por lo que hay que empezar a generar de inmediato unos programas de biorremediación para volver a recuperar los terrenos como se podría hacer con el agua también que está altamente contaminada, un contexto deplorable porque el recurso hídrico es el que sustenta la vida y ya hay muchas fuentes de gran tamaño experimentan agudos líos de contaminación que nos las hace aptas para el consumo humano y menos para agricultura, una decisión, afirmó, que tiene que tomar el hombre que se está ubicando en la línea de extinción por precarios manejos de los recursos.

El tema ambiental, detalló el experto, ya se está viendo y el cambio climático no es cuento y la contaminación de suelos y agua también son problemas de grueso calibre que la humanidad tendrá que morigerar y repensar porque se trata de la existencia en el planeta.

El tema, indicó el científico, no es fácil porque la población mundial sigue creciendo pues para no ir tan lejos la de India superó a China con 1.450 millones de habitantes y para alimentar esas poblaciones tan grandes se necesitarán enormes procesos productivos y por eso dentro de ese gran universo es perentorio repensar la vida en el planeta y el cómo se abordarán esas temáticas para los próximos años.

Finalmente, el contertulio indició que es necesario seguir generando mucho conocimiento porque finalmente es con lo que se puede construir una gran nación.

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