Sábado, 10 Abril 2021 00:56

Cundinamarca, un aporte de calidad, sabor y aroma al mundo del café

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Los productores dicen que el año sigue siendo retador, pero destacaron que hay protocolos y compromiso. Cundinamarca, café para el mundo y desarrollo en la comarca.

Cundinamarca, un departamento geográficamente diverso, ubicado en la región Andina, alojado en zonas altas, medias y bajas de la cordillera oriental, cuenta con climas variados y provincias de características distintas debido a su posición geográfica en donde influye fuertemente la condición de trópico. Un aditivo especial son sus zonas cafeteras y el Valle del Magdalena con sus pisos térmicos cálidos, asimismo el sector de los Llanos Orientales que ofrece pluralidad en temperatura, permitiendo cultivos de calidad y cría de ganado, así como de aves de corral y especies menores.

Este departamento fundado el 17 de julio de 1550 es propietario de una economía robusta, en su mayor parte proveniente de la tierra y logró catapultar un turismo por la multiplicidad de paisajes y opciones culturales. Cundinamarca, tierra Muisca que adoptó su nombre del vocablo quechua Kuntur marka que traduce Nido del Cóndor, fue interpretado por los conquistadores españoles que lo escucharon como Cundirumarca y Cuntinamarca, finalmente optaron por Cundinamarca que en el idioma de la madre patria significa comarca o provincia del cóndor.

Esta provincia, una de las pioneras en la caficultura cuando el eje cafetero estaba en las estribaciones de la cordillera oriental con Norte de Santander, Santander, Boyacá y el Pie de Monte Llanero, goza de una calidad indiscutible en sus granos, excelsos y aromáticos, provenientes de unas variedades arábicas de gran rendimiento y extremadamente excelso.

Los que trajeron el café a Cundinamarca en 1850, sabían que la ganancia sería total porque la semilla finalmente fue acogida por unas tierras de reconocida propiedad que le aportarían al muy rico bebestible, calidad y unas notas gratamente particulares.

La actividad cafetera en el departamento tuvo todos los matices y experimentó momentos amables, pero igual lamentables. Cundinamarca vio florecer la nueva economía, pero igual la contempló derribada y salpicada de pavor con la Guerra de los Mil Días. Ese momento pasó, sin embargo no se quedó allí, los cafeteros debieron asistir al cercano Bogotazo y a unas etapas terriblemente difíciles. De todas maneras hubo resiliencia, compromiso y amor, sentimientos más grandes que el miedo para seguir adelante con una economía que hoy es embajadora de Colombia en el planeta.

Al hablar de café en Cundinamarca se aborda una historia apasionante, empero implica viajar por el tiempo y ver familias enteras en la fiesta de cada cosecha y unos relevos generacionales que marcaron un hito en la bella provincia. La actualidad cafetera sigue siendo amable y hoy la región continúa hablando de exportaciones, pero igual de valor agregado, taza de excelencia, micro lotes y técnicas muy profesionales para entregar al mercado café especial y totalmente diferenciado. De los 116 municipios cundinamarqueses, 69 siembran el magnánimo grano.

Según el Comité de Cafeteros y la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, en Cundinamarca el cultivo del café se encuentra sobre las vertientes de la Cordillera Oriental con alturas entre los 900 y los 2.200 metros sobre el nivel del mar. Hay que decir que 28.577 familias aproximadamente devengan su sustento del cultivo del café en un área de 29.568 hectáreas en promedio. La región suma 32.027 fincas cafeteras y aporta, no solo con un producto y una bebida especial, también con un compendio histórico espectacular y un paisaje cultural cafetero que enamora a propios y extraños, esos visitantes de todas las latitudes que terminan con su corazón prendado de montañas, café y gentes buenas.

En charla con Diariolaeconomia.com, el Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros de Cundinamarca, Marcos Barreto, dijo que las características del café de la región seducen los paladares más exigentes ya que se trata de un café de cuerpo y acidez media, equilibrado, muy dulce, con notas que van desde el caramelo a la panela, totalmente sugestivo y de buen recibo en los mercados internacionales.

Expuso que en medio de la pandemia, la caficultura sigue dando ejemplo porque no pierde dinámica y continúa con el ánimo arriba por cuanto el trabajo hecho con los productores es grandioso, a tal punto que el cafetero ha estado trabajando de manera permanente, muy en línea con el sector rural. Destacó que pese a la enfermedad que tiene postrado al mundo, el sector cafetero no disminuye su marcha y sigue muy entusiasmado en términos de renovación y participación en los medios virtuales, todo en aras de apostarle a una caficultura joven, compromiso que se refleja en las elevadas solicitudes de almácigos de café en el departamento.

Un factor transcendental es que el precio está dando una mano importante, puesto que sigue en niveles aceptables y de rentabilidad, habida cuenta que hay elementos esenciales en la economía del café como la cotización en el mercado de Nueva York, la tasa de cambio y las primas que ponen la actividad en una situación un poco más holgada. Aclaró que no se trata de una bonanza y anotó que para poder hablar de semejante escenario habría que tener grano a tres dólares por libra como lo estima el Gerente General de la Federación de Cafeteros de Colombia, Roberto Vélez Vallejo.

De todas maneras, indicó, el precio actual es mucho mejor que el de hace unos meses, un valor que ayudó a reactivar la economía de las zonas cafeteras en donde Cundinamarca no ha sido la excepción. Hoy, dijo, el caficultor está feliz por los resultados de su venta porque si los precios siguen por arriba del millón de pesos, habrá un respiro continuo para los productores en un momento clave de la economía mundial.

Agregó que en términos de participación gremial, se ha hecho uso de la tecnología de la Federación en las zonas cafeteras por parte de los representantes de la entidad en todos los municipios. Las reuniones, si bien se han adelantado, no resultan fáciles porque se caen las llamadas, líos que acompañan otras dificultades en la comunicación.

Saludó generosamente y agradeció la participación de los alcaldes en el departamento que acuden a las reuniones virtuales que permitieron concretar más de 25 convenios en 2020, un poco más que en años anteriores. Hoy la caficultura de Cundinamarca avanza en otros programas que apoya la institucionalidad cafetera.

El año anterior dejó un buen ejercicio en cosecha y por los valores en carga, la remuneración fue buena para el productor que volvió a percibir un precio interno de compra decente y acorde con el esfuerzo que demanda llevar a los mercados, granos de excelsa calidad. El Comité de Cafeteros estimó que durante 2020, el departamento produjo unos 350.000 sacos aproximadamente.

La coyuntura de buenos precios ha tenido un impacto gratificante, no solo en la mejoría de la economía cafetera sino en el ánimo de la ruralidad que redundó en el regreso a la caficultura por parte de quienes habían partido del sector. El Comité pudo detectar que muchas familias divorciadas con el campo decidieron renovar sus votos, retornar y pedir plántulas y colinos para acrecentar la actividad cafetera regional que generalmente viene acompañada de otras labores agrícolas y pecuarias.

 

 

Muchos volvieron, pidieron almácigos y optaron por reactivar sus siembras y componer sus fincas. El precio alto en el café igual jalonó las inversiones y por eso es normal ver nuevos actores en la actividad cafetera. Tenemos que esperar que en primer lugar, nuestros caficultores no se vayan, sobre todo por esa tentación que implica tener a Bogotá tan cerca, un fenómeno que castiga el relevo generacional en el café, pero en buena hora el joven está regresando y ello es visible en diferentes provincias productoras, un retorno positivo y determinante”, declaró el señor Barreto.

 

Otro aspecto que indexa la caficultura cundinamarquesa es que los productores siguen adelante con la siembra, beneficio, tostado y molienda de cafés diferenciados de alto valor agregado, por su calidad mucho más que especiales, lo cual conlleva a mejores precios y a unos ingresos altos que premian la constancia, innovación y dedicación que pide este tipo de producto.

Para Marcos Barreto, la Federación Nacional de Cafeteros y desde luego los comités departamentales y municipales, adelantan con gran empeño su plan estratégico “Más Agronomía, Más productividad, Más Calidad”, propósito que busca optimizar los cafés, añadiéndoles valor y adicionándoles perfección. En esa iniciativa, Cundinamarca no se queda atrás porque la región sigue inquieta en granos especiales, algo muy notorio por la permanente participación en concursos de taza, a donde se llevan lotes de reconocidos atributos.

El departamento llevó al concurso de calidad hecho el año pasado 104 lotes y en el segundo semestre fueron 17, cafés que avanzaron de manera interesante hasta las finales, una muestra del trabajo, adeudo y apego por la caficultura de gama alta. En el frente de calidad, el departamento sigue adelante con las centrales micro de beneficio, operadas por las asociaciones de caficultores, un modelo que sigue tomando fuerza en Cundinamarca.

Hubo igualmente un respaldo de la Gobernación de Cundinamarca para impulsar las pequeñas centrales beneficiadoras, manera estratégica de apoyar la calidad porque ayuda a reunir una gran masa de café con un manejo unificado y estándar, pero también fundamental a la hora de maniobrar los impactos de forma concentrada, todo un refuerzo para adelantar tareas cafeteras sin afectar el medio ambiente.

 

“Estamos haciendo un trabajo juicioso y este se ve reflejado en la cantidad de café que llega a la ciudad. Así como Bogotá representa un riesgo para la mano de obra cafetera joven, también es una oportunidad para nuestros caficultores que al darle valor agregado al café, seleccionándolo, trillándolo, tostándolo, moliéndolo y empacándolo, lo distribuyen en la urbe con excelentes resultados porque los bogotanos y quienes allí residen están pidiendo café del bueno, nada importado y por el contrario grano excelso de las montañas de Cundinamarca”, aseveró Marcos Barreto.

 

La caficultura de Cundinamarca sabe pagar sus deudas

 

El Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros de Cundinamarca, sostuvo que si algo caracteriza al cafetero de la región es su buen manejo de cartera y su fama de buena paga.

Con los precios por arriba del millón de pesos, comentó, la gente mejoró su calidad de vida, accedió a bienes y servicios, lo cual incluye herramientas para las fincas, pero no dejó de lado sus obligaciones crediticias y se puso al día. Afortunadamente bajó el endeudamiento, las personas, recalcó, no retrasaron su cartera. Los cafeteros de Cundinamarca, agregó, tienen un manejo positivo de su endeudamiento y por ello brindan toda la confiabilidad.

Es indiscutible, los precios están colaborando, pero al igual que en unos sectores de Brasil que producen café arábica, el grano colombiano debería pagarse a razón de tres dólares por libra porque la de Colombia es una caficultura excelente, distinguida y llena de valores agregados.

 

“No veo muy fácil que el café suave colombiano llegué a tres dólares, a duras penas alcanzará los dos dólares por libra. Brasil tiene precios bajos para los granos tipo robusta. Una realidad es que si a Brasil le pagan el café suave a tres dólares, lo obvio es que a los colombianos les llegue igual remuneración. Hoy los productores brasileros están en inmejorables condiciones porque tiene el Real, su moneda, devaluada y al vender en divisa les va muy bien, inclusive con precios inferiores a los reconocidos en Colombia”, apuntó Marcos Barreto.

 

Cundinamarca es café y por ende parte de la Colombia productiva

 

Al enviar su mensaje para la caficultura nacional, el Director Ejecutivo del Comité de Cafeteros de Cundinamarca, expresó que en materia de salubridad no hay que bajar la guardia porque el Covid-19 prevalece, sigue entre los ciudadanos haciendo de las suyas. Alertó por el crecimiento de infectados porque el virus está en todo el país, incluyendo las zonas rurales lo cual obliga a tener al día todas las medidas de bioseguridad. A criterio suyo, cada caficultor debe cuidarse y salvaguardar su salud en un momento tan apremiante y amenazante para la humanidad.

Invitó a los cafeteros del país a recibir la cosecha acatando los protocolos de bioseguridad, atender todas y cada una de las recomendaciones, llamados y recordatorios del servicio de extensión porque la vida del caficultor, del recolector y de todos quienes están en esa cadena se encuentra en juego, luego lo más equivocado es hacer caso omiso.

Por otra parte, Barreto señaló que el país cafetero debe mantener la calidad del grano porque es lo único que le ofrece la posibilidad al productor de contar con buenos precios. Igual pidió seguir por el camino de la renovación, rejuvenecer la caficultura y recibir del servicio de extensión toda la transferencia de tecnología, un ítem invaluable para optimizar las empresas, los ingresos y el modo de vida.

 

“Colombia tiene en su caficultura enormes beneficios, por ejemplo está el Centro de Investigación del Café, Cenicafé, que aporta nuevas variedades, mayor resistencia a las plagas, tecnología y todo en mejoramiento para mayor calidad en grano, menos plagas y una disminución de costos, un trabajo hecho de la mano con el gremio cafetero que sigue dando respaldos como la garantía de compra, incentivo que parte de la Gerencia Comercial de la Federación Nacional de Cafeteros con el apoyo de Almacafé, gestión vital porque hace que el valor del café sea transferido en el mayor porcentaje posible al caficultor, igual en ese proceso participan, afortunadamente, las cooperativas de caficultores en todo el país”, detalló el Director Ejecutivo.

 

A propósito de la caída en la producción de café en Centroamérica, Barreto precisó que muchas veces las dificultades ajenas se convierten en una oportunidad para otros en el mercado, un tema igual cuando en Colombia hay apuros y otros capitalizan el momento. Hoy con los líos experimentados por los países centroamericanos en su caficultura, la oferta de café suave es menor y eso ayuda considerablemente a los productores colombianos.

 

Aguaceros intensos y lluvia de preocupaciones

 

El intenso invierno que viene golpeando las zonas cafeteras, explicó Barreto, afecta de manera grave porque conlleva a daños que van desde avalanchas y la imposibilidad de usar las pocas vías terciarias hasta impactar el desarrollo normal de la planta.

Al no mermar la temporada húmeda que está llegando con unos niveles muy altos en la pluviometría, el fenómeno afecta la floración de la planta, pues es menos el sol que le llega al árbol para poder cargar grano. En ese orden de ideas podría darse una disminución en la producción cafetera para la vigencia de 2021. Los aguaceros de agosto y septiembre del año anterior, que resultaron intensos, se están reflejando en una baja cosecha en el momento actual.

 

“El invierno está afectando a los caficultores en Cundinamarca, no hay duda, todo en exceso es malo. Necesitamos sol, pues un nivel de estrés en la planta es necesario para que haya una mejor floración, algo que no se dio de manera importante entre agosto y septiembre, razón por la cual hoy la cosecha es baja. Hay que darle tiempo al tiempo, apenas estamos comenzando, pero se espera una recogida no muy alta”, especificó el directivo.

 

Cundinamarca ya está recogiendo cosecha, hay zonas bajas de algunos municipios que lograron terminar, seguramente porque son pocas, pero las otras están en este momento haciendo la recolección de café. Al término de esta colecta, afirmó, vendrá un periodo de uno y dos meses para el manejo y la venta del grano, de todas formas, el departamento se encuentra en plena cosecha principal.

 

Rasgos de la Caficultura en Cundinamarca

Los estudios de la Federación Nacional de Cafeteros y del Comité de Cafeteros de Cundinamarca dejan ver que de las 29.568 hectáreas, en promedio 21.650 hectáreas se encuentran en Tecnificado Joven lo que corresponde al 72%, 6.800 hectáreas en Tecnificado Envejecido, 20 por ciento, y 1.692 hectáreas en café Tradicional, un 12 por ciento.

Al ver las variedades en el departamento es visible que el 87 por ciento, unas 26.362 hectáreas de la caficultura de Cundinamarca se encuentra en variedades resistentes y el 13 por ciento, 3.780 hectáreas, en variedades susceptibles.

Al mirar la economía cafetera regional, puede observarse que por género la caficultura acopia datos interesantes, puesto que el 30 por ciento la hacen mujeres y un 70 por ciento está en manos de hombres. Un dato nada menor es que al ver la composición cafetera, las cifras revelan que en Cundinamarca el 93 por ciento del área corresponde a Pequeños Caficultores, el cuatro por ciento a medianos y el tres por ciento a grandes productores.

El Comité asegura que el café de Cundinamarca es producido con técnicas sostenibles, artesanales y de mínima intervención industrial, lo que da por resultado un grano de la más óptima calidad, con grandes condiciones de sabor y con total conciencia ambiental. La caficultura, dice la institucionalidad, se produce bajo sombra lo que le confiere a la taza un sabor único, con unas condiciones adicionales de cuerpo y aroma que la hacen totalmente exclusiva.

La tradición cafetera es base y sustento de la alimentación de miles de familias cundinamarquesas, además una oportunidad turística para los entusiastas de la bebida nacional que pueden recorrer a lo largo de siete rutas, 69 Municipios.

 

Las rutas del café en la provincia

La Ruta del Rionegro en la región del mismo nombre, en los límites con Boyacá tiene en su paisaje imponentes cafetales a los que el viajero podrá acceder para disfrutar de uno de los cafés producidos a mayor nivel técnico en el departamento, todo en un entorno de gran belleza.

En esta región producen café los municipios de Caparrapí, El Peñón, La Palma, La Peña, Pacho, Paime, San Cayetano, Topaipí, Villagómez y Yacopí.

Por su parte la ruta del Gualivá, es una de las regiones de mayor arraigo y tecnificación sostenible en la producción de café en el departamento. Los paisajes montañosos de belleza indiscutible sirven de marco para disfrutar de las fincas cafeteras que engalanan la zona.

Después de salir de Bogotá, luego de una hora larga en el recorrido, los cafetales se pueden disfrutar por dos rutas que permiten el turismo contemplativo y otras alternativas. La histórica, la del viejo ferrocarril, bajando por Albán-Sasaima y terminando en la vetusta Villa de Guaduas. La de aventura, sumamente solicitada, bordea el cerro del Tablazo para conducir a San Francisco, Supatá, Vergara y La Vega, terminando en turismo de adrenalina en los rápidos del Rionegro en Tobia. Cabe recordar que esta región, también de alta producción panelera, encuentra en el grano uno de sus mayores rubros económicos.

Los municipios cafeteros del Gualivá son; Albán, Guaduas, La Vega, Nimaima, Nocaima, Quebradanegra, San Francisco, Sasaima, Supatá, Vergara y Villeta.

Muy llamativa resulta la Ruta del Magdalena, esta región cafetera tiene además de su riqueza caficultora, un invaluable tesoro medioambiental. La presencia temporal de miles de aves migratorias que “hacen escala” en su camino hacia Argentina.

El Centro Nacional de Investigaciones del Café, The Nature Conservancy, el Servicio de Extensión del Comité de Cafeteros de Cundinamarca y la Corporación Autónoma Regional, CAR, han trabajado arduamente en el inventario y protección de las más de 100 especies de aves que habitan o transitan el territorio.

En la Ruta del Magdalena, son reconocidos los municipios cafeteros de Beltrán, Bituima, Chaguaní, Guayabal de Síquima, Pulí, Quípile, San Juan de Ríoseco y Vianí.

Imperdible es también la Ruta del Tequendama Norte. En la población de La Mesa, el turista puede disfrutar de las actividades guiadas por la asociación “La Mesa del Buen Café”, embajadores del grano en la región. Además, su cercanía con Bogotá la hace ideal para darse una buena escapada de fin de semana y aprender de primera mano sobre la cultura cafetera cundinamarquesa.

En Tequendama Norte están los municipios Cafeteros de Anolaima, Anapoima, Apulo, Cachipay, Jerusalén, La Mesa, Tena y Zipacón.

 

Por el otro lado está la Ruta del Tequendama Sur, región con gran diversidad en su oferta turística, desde la historia, hasta el ecoturismo hacen parte del portafolio de actividades que se pueden desarrollar. En el municipio de El Colegio los interesados pueden conocer la historia del café en la región. Por su parte en Viotá se pueden disfrutar de caminatas ecológicas y las jornadas temáticas.

Dignos representantes de esta provincia son los municipios de El Colegio, San Antonio del Tequendama, Tocaima y Viotá.

La Ruta del Sumapaz es, como todas, muy recomendable. Se trata de una región que brinda dos trayectos interesantes saliendo de Bogotá. En el primero, que contempla el recorrido Bogotá-Silvania-Tibacuy-Cumacá-Nilo, el afortunado o afortunada podrá disfrutar de los bellos paisajes de la Región. En Silvania es común encontrar cafés especializados, orgánicos y Rain Forest. Entre Tibacuy y Nilo podrán tomar parte de una caminata ecológica en compañía de guías cafeteros que les relatarán parte de la historia de los antepasados que habitaron la región.

La segunda ruta, que está conformada por el trayecto Bogotá -Silvania-Fusagasugá-Pandi-Venecia, es sugerida para los que gustan de la tranquilidad del campo y la finca cafetera. Se pueden hacer caminatas ecológicas al salto de la Chorrera en Venecia, a Puente Piedra en límites entre Pandi e Icononzo o si lo prefieren los turistas, baño y paseo al Río Sumapaz.

La caficultura la desarrollan atávicamente los municipios de Arbeláez, Cabrera, Fusagasugá, Nilo, Pandi, Pasca, San Bernardo, Silvania, Tibacuy y Venecia.

Finalmente está la ruta Almeidas-Guavio-Oriente. Su ubicación es una de las más favorables por su marcada cercanía a la capital del país. En sus municipios, los interesados pueden conocer la historia de un café producido con los métodos más tradicionales pero apoyados por la tecnificación, además de poder disfrutar de atractivos turísticos como el Parque Nacional Natural de Chingaza, los termales de Santa Mónica en Choachí, la laguna de Ubaque y los termales en Manta.

Las matas de café prosperan en las poblaciones de Macheta, Manta, Tibirita, Gachalá, Gachetá, Gama, Junín, Ubalá, Cáqueza, Choachí, Fómeque, Gutiérrez, Guayabetal, Fosca, Medina, Quetame, Paratebueno y Ubaque.

 

Esta es la caficultura de Cundinamarca, juiciosa y comprometida, al igual que la del resto del país, con restricciones y medidas, enfrentó con arrojo la pandemia. Los caficultores acogieron todas las recomendaciones y por ello nunca pararon, siguieron trabajando y doblando esfuerzos. El sector café le hizo el quite a las excusas y al confort, motivo por el cual adoptó el “Plan Transitorio”, que con el Servicio de Extensión fue desarrollado con disciplina ya que aplicó las reglas trazadas sin paralizar actividades, con tanto éxito, que el modelo fue replicado en Centroamérica.

En Cundinamarca se llevaron a cabo más de 18.000 actividades virtuales, más de 80.000 contactos a través de las redes sociales y comunicaciones telefónicas, en ello participaron los 61 extensionistas, coordinadores, auxiliares y el equipo administrativo, todo bajo un plan o sistema de información que permitió establecer a quién se llamó, cuando se llamó, precisar los temas abordados y cuáles eran las necesidades de la caficultura en ese momento. Hay que subrayarlo, ni los caficultores ni la institucionalidad cafetera pararon, no, le pusieron el pecho a la brisa o al huracán que resultó la pandemia.

Cundinamarca es un Comité histórico e importante, hace parte del selecto grupo de las 540.000 familias cafeteras de Colombia, agrupadas en la Federación Nacional de Cafeteros erigida el 27 de junio de 1927. La comarca es tierra hermosa, de montes y valles, repleta de nacimientos acuíferos y ríos de gran relieve. Territorio de osos de anteojos, dantas, venados, jaguares, pumas, tigrillos, tinguas, monos, perezosos, aves de todos los tipos y colores. El café de Cundinamarca brota generoso de territorios milenarios y con huella aborigen, no en vano un producto excelso, de la Tierra del Cóndor, los Mejores Granos la Mejor Taza.

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