Lunes, 28 Junio 2021 12:39

Hoy, más que nunca, unidos para servir

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Con perseverancia y mucho amor a la tierra, el caficultor abre sus ojos para comenzar un trabajo arduo que se ve reflejado en el mejor café.

Roberto Vélez Vallejo
Gerente General, Federación Nacional de Cafeteros

Cada 27 de junio celebramos el Día Nacional del Café y también el aniversario de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), una institución que hoy, con mucha humildad, pero también con gran orgullo, dirijo, en una tarea en la que no estoy solo porque me acompaña un gran equipo en beneficio de más de 540 mil familias caficultoras.

Con un trabajo en equipo a lo largo de su historia, esta institución hoy llega a sus 94 años de vida, posicionando al café como un negocio rentable y productivo que es y seguirá siendo motor de desarrollo del país, como lo demuestra incluso con esta pandemia. Además, como producto insignia, el café es nuestra cara más amable ante el mundo, fruto del esfuerzo y compromiso de los productores con la calidad. Porque no desafiamos el destino, pero sí construimos día a día el futuro.

No ha sido un camino fácil: año tras año los caficultores enfrentan grandes desafíos, lo que incluye lluvias excesivas, sequías, altibajos en precios, bloqueos (como los que acabamos de sufrir y de los cuales tardaremos meses en reponernos) y, cómo no decirlo esta situación, desde hace ya más de un año del COVID-19.

Sin embargo, el caficultor colombiano, con perseverancia, tenacidad, resiliencia y mucho amor a la tierra, no deja de abrir sus ojos antes que muchos de nosotros para comenzar un trabajo arduo que después se ve reflejado en cada sorbo de café que disfrutamos los amantes de esta bebida alrededor del mundo.

Además de ese deleite de aroma y sabor, su gran labor ha hecho de la caficultura la columna vertebral de la economía agrícola del país. Basta recordar que, en el 2020, año golpeado por la pandemia del COVID, en nuestro país la producción de café alcanzó 13,9 millones de sacos, las exportaciones, 12,5 millones de sacos de 60 kilos, y el valor de la cosecha ascendió a $9 billones, el mayor en 20 años.

En una época que retó a la humanidad, en muchos municipios el grano fue tabla de salvación para personas de otros sectores que perdieron su fuente de ingreso. Hoy el café genera unos 720 mil empleos.

Y no olvidemos los bienes y servicios públicos que brinda la institucionalidad cafetera, como la compra garantizada del café a los productores, investigación y desarrollo, asistencia técnica, y actividades de promoción y mercadeo, que no sólo representan una importante ventaja competitiva en la industria global, sino un colchón de paz y bienestar para los caficultores.

Pero además para mí el proceso del café es milagroso, porque producir café es casi como tener una familia, se cuida al árbol de café desde que está bebé, con el mismo cariño con que se cuida a un hijo; se corrigen los errores de los árboles cómo se corrigen los errores de los hijos; se obtienen de ellos los frutos benditos, que es el premio que tienen los padres cuando los hijos devuelven todo el cariño que les han dado en forma de bienestar. Todo esto nos motiva a seguir trabajando día a día por elevar la productividad de la caficultura y la rentabilidad del productor. ¡Hoy, más que nunca, unidos para servir!

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