Sábado, 15 Febrero 2025 01:05

Arroceros demandan apoyo, temen perder su patrimonio

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Los agricultores insisten en la necesidad de retomar el incentivo al almacenamiento pues hay precios bajos y amenazas de bancarrota.

Los arroceros colombianos siguen muy preocupados por el precario trato que dicen reciben del gobierno y manifestaron su preocupación porque no quieren repetir la quiebra arrocera de los años 90 que le costó al gobierno 800.000 millones de pesos. Los agricultores que han mostrado grandes avances en agroindustria pidieron el volver con el Incentivo al Almacenamiento para poder sembrar y seguir adelante con el empuje de una política agroalimentaria sólida, y responsable.

En Diariolaeconomia.com, el agricultor y arrocero José Eduardo Velandia dijo que la quiebra del sector arrocero en los años noventa le costó al Estado más de 800.000 millones de pesos, una cifra astronómica si se tiene en cuenta que fue un hecho ocurrido hace más de 30 años. Tan grave fue la caída de los productores de arroz que el gobierno de turno debió crear el Programa Nacional de Reactivación Agropecuario, PRAN, un instrumento de política pública con el que el ejecutivo reavivó los sectores productivos del campo que por distintas razones experimentaron toda serie de inconvenientes que impactaron su desarrollo por cuanto surgió una crisis financiera en los labriegos explicada en la falta de capacidad de pago de sus obligaciones financieras con los bancos y entidades crediticias institucionales, un momento muy complejo porque algunos prestamistas adelantaron procesos de recuperación de activos por medio de medidas judiciales, haciendo uso del Estatuto Financiero Colombiano.

Haciendo algo de retrospectiva, el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario, Finagro, evocó que en esos términos y ante la situación acumulativa presentada en ese momento, embargos a los activos productivos, reportes en las centrales de riesgo, remates de las garantías, que no solamente constituían la fuente del trabajo rural y en muchos casos su sitio de habitación, el gobierno Nacional intervino el sector rural para evitar en primer término el desplazamiento forzoso al quedarse los productores sin vivienda, en segundo término evitar el remate de las fincas y otros activos productivos que constituyen la fuente de su trabajo y de generación de recursos económicos que les permiten satisfacer sus necesidades básicas de subsistencia y generación de empleos adicionales agrícolas, así como normalizar financieramente sus deudas a través de la reestructuración de los pasivos, normalizando la cartera vencida y dando por terminado los procesos judiciales, levantamiento de embargos, actualizando los datos de las centrales de riesgo para volver a los productores nuevamente sujetos de crédito y permitir el ingreso de nuevos recursos financieros a estos colombianos para propender por su reactivación productiva, económica y social.

 

 

Según opinó Velandia el Incentivo al Almacenamiento es tan importante que ha permitido no solo abastecer a la industria y a los hogares colombianos con arroz de gran calidad sino que facilitó la expansión de asistencia técnica, mejoras en investigación y el empuje de unas estructuras industriales y comerciales que hoy tienen al sector como paradigma por todo lo hecho en los Llanos Orientales, Meta y Casanare, Tolima, Huila, Santander, Norte de Santander, Antioquia, Bolívar, Chocó, Córdoba, Sucre, Caquetá, Cauca, Cundinamarca, Nariño, Valle del Cauca, Atlántico, Cesar, Guajira y Magdalena.

Frente a los resultados, el agricultor calificó de injusto el retirar el Incentivo al Almacenamiento porque terminó castigando la eficiencia y el uso adecuado de los recursos por parte de quien hace patria a través de la agricultura.

En su charla Velandia anotó desde Yopal, Casanare, que tristemente al productor del campo, al emprendedor de las zonas rurales, el mismo que apuesta por cultivos lícitos y seguridad alimentaria, lo castigó el gobierno ni justa causa, una medida totalmente ambigua si se tiene en cuenta que se eligió como un mandato social, lo más cercano al campo, pero hoy con muchos agricultores desilusionados porque sienten que el Primer Mandatario les dio la espalda, les quitó un apoyo y le aumentó ayudas a quienes han delinquido o han hecho lo posible por hacer de Colombia un país difícil e insostenible.

 

 

El arrocero deploró el actual escenario matizado por la arrogancia y la distancia del gobierno con el campo y afirmó que resulta muy frustrante en medio de la crisis en los campos, que viene con dificultad para conseguir mano de obra y con serios apuros en relevo generacional, la posición del ejecutivo en vista que acaba con los pocos ánimos de los jóvenes por seguir con la actividad familiar en un sector tan respetable como la agricultura.

 

“A la gente que echas para adelante no la apoyan con nada y si alguien merece ese apoyo estatal retirado inexplicablemente somos nosotros”, declaró el señor José Eduardo Velandia.

 

La crisis agropecuaria y arrocera, enfatizó el productor, fue un enorme problema pues en ese tiempo tuvo amigos que debieron refinanciarse con el PRAN y duraron una década pagando sus acreencias, algo increíble y de alto costo para quien produce alimentos.

Hoy el sector arrocero muestra los mejores resultados, hace visible una administración impecable y tristemente, acentuó Velandia, el gobierno niega 25.000 o 30.000 millones de pesos que siendo una cifra baja ayuda mucho, pero que no tenerla significa la quiebra de un sector, no solo por tener que ayudar en refinanciación sino en lo que se deja de producir con el respectivo impacto social en las regiones.

 

 

Nadie niega que hay dificultades por los bajos precios y por el inesperado retiro del Incentivo al Almacenamiento, una situación que pone en peligro el patrimonio de las familias arroceras.

El agricultor dijo que si se hace necesario entregar el Incentivo al Almacenamiento en la próxima cosecha hay que hacerlo para salvar el sector agropecuario y dejó claro que por su puesto se hace necesario bajar las hectáreas sembradas para poder tener un inventario razonable para que no haya efectos negativos.

Dijo que el riesgo de quebrar y perder un patrimonio es latente porque los agricultores que siembran arroz estarían abocados a entregar unos activos construidos a la banca y a la misma industria, unas pertenencias y dominios logrados con esfuerzo y mucho trabajo para los hijos, por eso subrayó, no es capricho insistir en que los arroceros hicieron carrera para merecer el respaldo del Estado y de todo un país.

 

“Estados Unidos protege a los agricultores y les ayuda a exportar, algo que debe hacerse en Colombia y otras naciones, aunque tristemente este gobierno fue el único que nos quitó el Incentivo al Almacenamiento, pero aún hay tiempo para rectificar y darle una mano a los agricultores para que salgan adelante, los apoyos todavía pueden llegar pues los necesitamos porque ya vemos muy serios problemas”, comentó el plantador.

 

Según el agricultor el incentivo se necesita para seguir haciendo grandes cosas, pero deploró que detrás de la negativa hay enemigos del progreso y hacen hasta lo imposible para que el sector arrocero no reciba esos recursos, algunos convencieron al Ministerio de Agricultura de lo que no era cierto y ahí están los resultados, algo absurdo porque no se necesita más que recorrer el país y ver que los arroceros agrupados en Fedearroz han hecho una labor encomiable expresada en laboratorios, almacenamiento, industrialización y mejoramiento de las variedades. Hoy, remachó, el sector arrocero no tiene el respaldo del gobierno y por eso los productores sienten que los dejaron solos pasando las verdes y las maduras, en medio de una gran amargura.

 

 

Los arroceros dicen con extrañeza que no encuentran una respuesta a lo que sucede habida cuenta que el gobierno que habló del campo como un sector esencial para reactivar la economía sobre pilares de productividad para hacer una seria y sostenible sustitución de importaciones, hoy propenda por una quiebra económica y social de los agricultores, un tremendo escenario y una manera de pasar facturas a quienes de verdad trabajan para que el país coma.

Hizo un llamado al ejecutivo para que logre acercamientos con los arroceros a quienes no se les dio nada, caso opuesto se les quitó un apoyo, para evitar que sigan creciendo las pérdidas pues si bien fueron recibidos algunos viceministros, no hubo eco en la sentida petición.

Velandia entendió que si bien la industria no hace uso del Incentivo al Almacenamiento, algo muy respetable, los agricultores sí lo necesitan por la dinámica que demanda el campo lo cual incluye apalancamientos financieros.

Los problemas, añadió el arrocero, son todos pues la gente de riego está perdiendo cualquier cantidad de dinero pues él particularmente sembró con ese mecanismo conocido como el más habitual y eficiente de plantar arroz, de todas maneras en el ejercicio perdió plata y no poca.

Hay preocupación porque el campo y el arroz puntualmente necesitan ayudas para seguir con la acostumbrada dinámica, pero si hay problemas, hay deudas y fácilmente pueden llegar quiebras y con ellas embargos.

 

 

 

“Se dice que podrían haber unas exportaciones, pero conociendo los procesos en Colombia el tema no es tan rápido y lo que necesita el agricultor es flujo de caja y capital de trabajo, razón por la cual sería oportuno un subsidio para poder aguantar un golpe que resultó demasiado duro”, precisó el agricultor y arrocero José Eduardo Velandia.

 

Un asunto que preocupa es que si no hay atención del gobierno, el sector perfectamente se puede reventar en la próxima cosecha más si se pagan unos precios de miseria como los actuales, unos valores que siguen bajando y que pueden conducir a la ruina.

Por fortuna, aclaró Velandia, no hay importaciones porque las que se tenían pendientes se hicieron con la subasta del cereal de Estados Unidos con las que se compraron cerca de 17.000 toneladas en paddy seco y por este año no habrá más ingreso de arroz.

Hoy el mundo está inmerso en la perplejidad, todo es incertidumbre y no hay reglas de juego claras ante la ruptura del libre comercio que pasó a mejor vida con la imposición de aranceles a los países firmantes de los famosos TLC.
Tan enorme es el lío que muchos países decidieron volver a la agricultura, no para exportar sino para tener reservas ante cualquier eventualidad, una guerra, un castigo arancelario o efectos climáticos, llámese sequía, exceso de lluvias o enfermedades que aparecen súbitamente arrasando cosechas enteras, esa situación obliga a blindar la economía rural y a incentivar a los productores porque tener alimentos es sinónimo de tranquilidad, la que Colombia denodadamente está poniendo en olimpos de riesgo.

 

 

Como los demás países Colombia urge tener reservas y campos cultivados, no hay seguridad de nada y cualquier evento puede llegar, un argumento que desprende del sentido común y que incita a cultivar y cosechar en abundancia, ojalá generando sinergias y entendimiento con el gobierno que igual sabe que los alimentos como nunca se van a necesitar ante el oscuro panorama geopolítico.

No sobra decir que otra inversión importante con los recursos de la cuota de fomento es la hecha con el servicio climático que busca determinar e identificar las épocas en los cuales los rendimientos de las variedades de Fedearroz pueden tener el mejor desarrollo posible lo que incluye mejores cosechas y muy buenos rendimientos.

Estos recursos fueron determinantes en la adopción de tecnologías para lograr leer e interpretar el clima y sus efectos en las plantas, igualmente Fedearroz se propuso explorar prácticas eficaces para mitigar los entornos atmosféricos y por esa vía permitirle al agricultor una adaptación a las condiciones climáticas que siguen cada vez más cambiantes a nivel global.

 

 

Asimismo en la búsqueda de mayor competitividad y un a productividad rentable y sostenible, Fedearroz por medio de sus desarrollos tecnológicos logró dar soluciones para que el productor realice un mejor manejo de la siembra, reduciendo la aplicación de fertilizantes inorgánicos y agroquímicos, haciendo menor uso del agua y del suelo para la conservación de los mismos.

A la fecha la implementación del modelo de Adopción Masiva de Tecnología, AMTEC, sigue siendo esencial en competitividad, pero además logró que el agricultor diera pasos agigantados en la búsqueda de la sostenibilidad económica, social y ambiental.

Finalmente con AMTEC el cultivo de arroz tiene la tecnología ineludible para poder ser sostenible. Igual se ha demostrado que cuando se produce el cereal con los parámetros de AMTEC, el agricultor utiliza menos agua, pero también investigando y validando nuevos métodos de riego para alcanzar un uso eficiente del valioso y esencial recurso. Todo muestra que el arroz en más 61 años ha hecho una labor juiciosa y de alto impacto en la agricultura, utilizando los recursos para crecer y mejorar.

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