Martes, 26 Febrero 2019 18:29

Café colombiano, ¿adios al mercado de Nueva York?

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Los productores aseguran que no es justo seguir de rodillas ante una industria que llena sus bolsillos de dólares mientras el caficultor se arruina y trata de sobrevivir con unas migajas.

El gremio cafetero amenazó con abandonar el mercado bursátil de Nueva York para intentar recuperar la rentabilidad cafetera que hoy recibe una remuneración por carga de café de tan solo 670.000 pesos, es decir que la venta del grano no cubre ni siquiera los costos de producción.

El Gerente General de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Roberto Vélez Vallejo, explicó que lo anterior querría decir que Colombia y los países productores de café suave lavado buscarían mecanismos diferentes para la cotización de sus bebestibles.

Indicó que el asunto es delicado, motivo por el cual hay que consensuar con la industria que tiene suficiente espacio desde el punto de vista de utilidades como para aguantar los actuales niveles de pago de materia prima. Aclaró que el tema es de pura reflexión que debe ser consultado con los cafeteros que al unísono deben tomar una decisión firme para tomar los nuevos caminos de la comercialización.

La propuesta llegará desde Colombia a todos los países productores de café arábica suave lavado, no solamente de Centroamérica sino incluyendo a los Africanos como Kenia, Tanzania y Etiopía sin dejar por fuera a los caficultores de América del Sur como Perú y Bolivia.

A criterio del dirigente gremial la decisión de algunos caficultores del Huila que tomaron la decisión de tumbar sus matas de café para acondicionar las tierras para otra actividad económica como la ganadería, tiene todo el asidero porque nadie quiere sembrar para perder.

Una salida coherente al problema está por el lado de los microlotes sembrados con cafés especiales que gracias a su alto componente de calidad y valor agregado le están torciendo la tendencia a los que ponen y quitan precios desde la especulación. La idea, precisó el Gerente General, es ajustar el esquema a toda la producción cafetera que debe hacerle el quite a los mercados, a la Bolsa y al mismo precio del dólar.

“Al paso en que vamos, necesitamos decisiones más audaces porque muy seguramente la gente empezará a erradicar café para cambiarlo por otros cultivos. Lo único cierto es que la gente no puede seguir vendiendo café a pérdida al infinito y el horizonte dadas las proyecciones de Brasil ofrece un panorama muy complicado porque la posibilidad de una recuperación de la cotización internacional la vemos muy remota de momento por esas perspectivas de producción del gigante suramericano. Es por ésto que Colombia debe tomar una medida y tratar de sacar a sus cafeteros para ponerlos en un plano distinto y concentrarlos en dos cosas, uno el tema de calidad y dos el tema de cumplimiento para poder aspirar a un pago remunerativo que cubra los costos de los productores”, expuso el señor Vélez Vallejo.

Desligar el café colombiano y los granos suaves de otras latitudes del mercado neoyorquino es una propuesta audaz y consecuente por la actual dinámica de la caficultura colombiana ya que el costo de producción está por encima de los precios que está reconociendo la industria ante la cotización del mercado en la Bolsa de Nueva York.

Anotó que es importante que quienes fijen precios calculen los costos de producción y la tasa de cambio porque no es justo vender café colombiano por debajo de los elevados valores de producción, y el tema, sostuvo Vélez, no está muy lejano, porque no se trata que le paguen al café colombiano cinco dólares por libra sino cubrir ese costo de producir buen café más algo de rentabilidad lo cual en términos de divisa debe estar en 1,50 0 1,60 dólares para que la ecuación sea favorable.

En opinión del gremio, de lograr Colombia y su café salir del mercado de valores de Nueva York, los compradores tendrían que pagar el precio que publicara a diario la Federación, dejando de lado esa pesadilla en la que se convirtió Nueva York. Un aspecto a tener en cuenta, añadió, es que la Bolsa tiene dos elementos muy importantes, uno el gran peso de lo que implica la cotización del café de Brasil y el mercado del grano de ese país. Como segundo item está el juego de los especuladores metidos en café que hacen plata de cuenta de la sangre y el sudor de los caficultores colombianos y centroamericanos.

Vélez Vallejo indicó que la producción cafetera de Brasil cerró el año anterior entre 60 y 65 millones de sacos y calculó que la cosecha estimada en 2019 en ese país puede estar por el orden de los 55 y 60 millones de sacos, pero en 2020 dicha cosecha, según algunas voces, podría cerrar en niveles de 62 y 67 millones de sacos.

El dirigente gremial dejó claro que las medidas que buscan los cafeteros no hacen parte de una rebelión sino de ser sinceros y muy consecuentes para que de verdad se puedan tomar medidas estructurales que jalonen la caficultura, hoy postrada por unos precios que nada tienen que ver con el esfuerzo de los productores.

“Este es un año que se inicia nuevamente con un tema complicado por la coyuntura de precios, volvemos nuevamente a septiembre del año pasado cuando el café en Bolsa estaba por debajo de un dólar y con una tasa de cambio que pese a sus niveles igual no es suficiente para compensar caídas de precios que hacen que la caficultura no sea viable en Colombia porque de seguir a esos precios irrisorios, aclarando que al cafetero le descuentan 20.000 pesos adicionales por cooperativa, la actividad no será posible porque no ofrece rentabilidad y sí a cambio unas pérdidas muy altas”, comentó el directivo.

Hay que decir que después de descuentos un productor de café recibe entre 650.000 y 670.000 pesos por carga de 125 kilos del grano, lo cual habla a las claras del lánguido y oscuro panorama que generó la enorme producción cafetera de Brasil que redunda en un superávit mundial de ocho millones de sacos con relación a la demanda lo cual no quiete decir que haya mucho café ni que los inventarios estén por la nubes, tan solo hay que decir que la industria siente que hay suficiente café en el mundo, hablando del año pasado puesto que este año será de cosecha baja.

Un asunto que tiene con angustia a la producción primaria de café es que regresaron al contexto del café los fondos de especulación que llegaron a tener 110.000 contratos cortos, posición que bajaron con el tiempo a 50.000 y hoy el mercado cree que están por el orden de los 80.000 contratos. La perspectiva hace pensar, indicó la Federación Nacional de Cafeteros, que la coyuntura no será de corto plazo que empieza a llamar otro tipo de medidas y es allí en donde se vislumbra la manera de comercializar y visualizar el café en el exterior.

El mercado ha resultado poco solidario toda vez que los contratos para los cafés suaves lavados que clasificaban en Bolsa como contratos “C”, tuvieron que mezclarse con los contratos “B” de los robustas de Brasil, país que le metió presión al negocio, castigando a los productores de café suave. Lo anterior explica por qué la cotización de Nueva York está tan influenciada por la producción cafetera de Brasil.

“Como urge una manera distinta de pensar la caficultura, esa diferencia la hace el desvincular el precio del café colombiano y de los granos centrales de la cotización del mercado, lo cual no es una cosa que se vaya a hacer ya, sino de manera paulatina, pero la idea es percibir precios justos y un escenario en el cual quien quiera calidad paga precios acordes con la producción y la remuneración obvia que esta tiene y quien no quiere pues sencillamente no compra café colombiano”, anotó.

La realidad cafetera, según Vélez, es muy difícil y hace reflexionar que hay que tomar medidas perentorias o dejar que muchos se mueran de hambre, o lo que es peor salir a poner una ponchera para pedirle plata a un gobierno al que le sobra voluntad, pero no dinero. Otra opción es salir del café, asunto que muestra una encrucijada que invita a tomar medidas estructurales es decir o la industria paga los precios de producción más una rentabilidad, o no se le vende café, igual tiene la opción de ir a comprar a otro lado.

Esta medida, que no es una decisión tomada, busca una reflexión por parte de una industria que se está enriqueciendo con la ruina de unos caficultores que no perciben lo que vale producir el café.

Todo el tema de precios explica la razón por la cual los peruanos se están yendo del café lo que puede pasar con los mexicanos, guatemaltecos, costarricenses, los hondureños y hasta los colombianos. La situación hace pensar que el mundo, o se queda con los robustas de Brasil y Vietnam o le da valor a los perfiles, a los sabores a las calidades y a las disponibilidades de los cafés suaves como el de Colombia.

“Este sector no puede seguir de rodillas, mirando quién le tira migajas, los caficultores tienen que cobrar por lo que hacen, y nadie está diciendo que vamos a pedirle tres o cinco dólares a la industria, ni más faltaba, lo que pedimos es que tan solo nos cubra los costos de producción más una rentabilidad porque los cafeteros colombianos no pueden seguir siendo unos mendigos para toda la vida, solo porque una industria está enriqueciéndose con su producción”, recalcó Vélez.

La Federación hablará con los tostadores norteamericanos a quienes les dirá cuál es la verdad del café hoy y las intenciones para que nadie se sorprenda el día que se lance una medida como la que se analiza. En Kenia, con ocasión de la cumbre de la Organización Internacional del Café, OIC, habría otra reunión a finales de marzo con productores de Centroamérica y el resto de cafeteros del mundo.

No se descarta la posibilidad de adelantar una cumbre de presidentes de países productores de café en el seno de Naciones Unidas en septiembre, algo que en lo que ha trabajado el gobierno nacional que podría estar expidiendo una declaración presidencial en donde se plasme la angustia de los países productores, hoy impactados negativamente por los muy bajos niveles de precios.

El clima, contrario a lo que se decía, dio una mano y así quedó ratificado con la floración de los cafetos, asunto que hace prever una producción en el primer semestre de 6.1 millones de sacos, muy en línea con los primeros seis meses de 2018. La inmejorable floración en todo el país cafetero hace pensar que la producción anual puede llegar a los 14 millones de sacos en 2019.

Sobre la decisión tomada por algunos caficultores en el sentido de salir del café, el Gerente, especificó que la decisión no debe sorprender y por el contrario la alarma debería encenderse por el lado de la industria y de los consumidores que están haciendo el curso para quedarse sin el excelso grano porque con los precios de hoy mucha gente se va a salir de la caficultura, situación que no depende de la Federación ni del gobierno nacional. En su análisis Vélez reiteró que si el precio café no es corregido, la actividad cafetera terminará muriéndose.

Los precios actuales, lamentablemente, se tornan como un factor adverso para el crecimiento económico porque de la actividad cafetera dependen muchos comercios y varias actividades que en tiempos buenos sacan provecho de una tarea bien remunerada. El escenario de hoy hace pensar que vendrán tiempos muy duros para quienes ofrecen bienes y servicios, pero también para una banca a la que se le adeuda 1.2 billones de pesos y que verá un incumplimiento de las obligaciones, no por querer del cafetero sino porque el ingreso no da ni para cubrir las obligaciones crediticias.

Café colombiano y su calidad a inspección

La Federación Nacional de Cafeteros hizo un llamado a los exportadores particulares de café porque vendrán unas pruebas o muestreos de calidad para determinar si el café nacional corresponde al origen real y no tiene trazas de otros orígenes, situación que obligaría a elevar la correspondiente denuncia ante el ministerio de Comercio por un acto irregular.

El café, dijo, no debe ni puede mezclarse con otras variedades importadas porque se corre el riesgo de poner en el mercado un grano con trazas de químicos que golpearían las ventas tras salir positivo en una prueba de residuos químicos.

“Nosotros como Colombia hemos organizado nuestra caficultura de manera tal que los insumos usados por el productor son los permitidos, pero lo que no sería probo es que alguien revuelva café importado, con químicos, afectando el mercado colombiano, asunto delicado que será abordado con el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, y con otras entidades para evitar ese detrimento”, concluyó Vélez Vallejo.

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